En las cosas humanas hay una marea,
que si se la toma a tiempo conduce a la fortuna;
para quien la deja pasar, el viaje de la vida
se pierde en bajíos y desdichas.
Si estás a punto de perder el equilibrio por un neptuniano, deberías colocar esos versos en el espejo de tu polvera, donde puedas verlos cada vez que te empolvas la nariz. Es posible que de ellos dependa el éxito o fracaso de tu futuro, por no hablar de tu corazón.
Trata de desenmarañar tu rosado estado anímico para asegurarte de que ese muchacho Piscis con quien estás a punto de salir a nadar a la luz de la Luna sabe cuando sube la marea. Si la toma en buen momento, tienes toda la suerte que puede tener una mujer. ¡Adelante, hacia la fama y la fortuna! Pero si por casualidad tu galán Piscis no puede ver la marea porque tiene los ojos llenos de polvo de estrellas, y la deja pasar... bueno, será mejor que te advierta que esos bailes neptunianos pueden desembocar en algunos de los momentos mas angustiosos que te toque vivir.
Un Piscis puede ser todo lo que tú quieres encontrar en un hombre... o todo lo que no quieres encontrar en él. Si hablamos de negocios, la marea es sinónimo de oportunidad; necesita una decisión firme, acción determinada y capacidad para ahogar los viejos sueños empapados que obstruyen el éxito. El problema es que hay hombres Piscis que no reconocerán la marea alta, por más que esté lamiéndoles los pies.
El hombre Piscis no es débil; simplemente, puede demorarse demasiado en una tenue estrellita de plata y perderse el resplandor solar del éxito. No todos ellos son inactivos soñadores, pero mas de los que puedes dispersar arrojando una piedra, si. Sin embargo, hay esperanza; donde hay vida, siempre hay esperanza. Aunque el mundo necesite desesperadamente de su imaginación encantadora, llega un momento en que Piscis tiene que pararse a pensar sobre la forma de ganarse los garbanzos. Una vez que lo hace, le sale bien, porque la intuición neptuniana, unida a su mente despierta, puede orientarle hacia objetivos sensatos que le reporten la fama y el reconocimiento, e incluso la riqueza y la inmortalidad. Y si no es para tanto (ya que no siempre se da en el blanco), por lo menos la respetabilidad y una cómoda seguridad. Esperamos que sea ese el tipo de Pez con el que tú navegas. En esas circunstancias, prácticamente ningún otro signo solar es capaz de frenar su potencial.
Sin embargo, si para los veinticinco años más o menos no ha reconocido la marea en sus negocios, francamente... no pongas muchas esperanzas en su futuro. ¿Te parece injusto? Bueno, digamos entonces a los treinta y cinco, pero ya estás corriendo un riesgo. Cuando he dicho que no pongas muchas esperanzas en su futuro, quería decir contigo, como esposa... con la rutina familiar. Su futuro personal puede ser más o menos satisfactorio. Son muchos los hombres de Piscis que no pueden enterrar sus viejos sueños para descubrir ideas nuevas que les lleven al éxito, pero viven muy satisfechos, ya que lo único que necesitan es ese sueño, por oxidados que tenga los bordes. Agrégale una jarra de vino, una buena hogaza de pan de centeno, y se sentirá tan feliz como la mayoría de nosotros los inadaptados. ¡Ah! Te has dado cuenta de que falta enumerar algo. Es una hogaza de pan de centeno, una jarra de vino y tú... ¿no? Me alegro de que recuerdes los Rubaiyat. Pero, como ves, si me he olvidado de “Tú” ha sido a propósito. Ese artista soñador y sensible que es el Pez puede arreglárselas muy bien con pan y vino... y hasta engordar. Pero con esa dieta no podrá mantener a una mujer, de uno a cinco paquetitos de alegría, y, quien sabe si algunos peces de colores (teniendo en cuenta su signo solar). Vosotros necesitaréis cosas como medias y cosméticos y zapatos y espinacas y dinero para el alquiler y para el apio y la leche y las bombillas de la luz y... bueno, bien sabes tú a que me refiero.
Con ese tipo de Pez no hay más que una forma de salir adelante: que tú tengas herencia. Aunque también hay otra: tener dos trabajos, uno para ti y otro para él, y que tú trabajes en los dos como el demonio mismo.
No, si yo no digo que no vayas a ser feliz en las horas románticas. Romanticismo es, precisamente, lo que jamás le faltará a ningún Piscis que haya nacido en este mundo. Es casi el aire que respira. Lo que pasa es que no sirve para sustituir las espinacas ni los zapatitos del bebé, ni tu salud mental. En su sabiduría, los planetas se ocupan de semejantes complicaciones de la vida dando la mar de oportunidades a este tipo de Pez soñador y mundano, hasta convertirlo en su protegido. Si encuentra quien le patrocine, hombre o mujer (el último caso es mas posible, pero puede ser cualquiera de los dos), puede llegar a convertirse en un gran compositor, un gran pintor, un gran escritor... o por lo menos un gran tipo. Pero, ¿como encontrar quien le patrocine, y menos si es una mujer, teniéndote a ti y a todos los paquetitos de alegría y a los peces de colores y todo lo demás que obstruye la artística simplicidad de su existencia?
Tendrás que admitir que así la cosa no funciona. Mejor que vayas diciéndole adiós desde ahora. Llorarás un poco, y es posible que te duela, y profundamente, incluso. Pero será menos doloroso que estar casada con un sueño andante y parlante, y tener que hacer frente al propietario de la casa sin tener en el bolsillo otra cosa que buenos deseos. Eso si que duele.
Ahora que no nos hemos andado con paños tibios para hablar del Piscis del pan y del vino, podemos ocuparnos del otro, del que ha sabido tomar a tiempo la marea. Es evidente que tiene un atractivo fantástico para cualquier chica; siempre hay la posibilidad de que te resulte un Einstein o un George Washington, que será una maravilla. No podrías pedir mucho mas, aunque me imagino que Einstein debía pasarse los fines de semana un tanto sumergido en sus ecuaciones, y tal vez a George le quedaran pendientes algunos problemas de su despacho, cuando volvía a casa por las noches. Pero no hay que pretender tampoco la perfección. Hasta un Capricornio, tan práctico, o un Aries con su impulso agresivo pueden tener sus pequeños fallos. La cuestión es que un Pez que se esfuerza por remontar la corriente tendrá múltiples oportunidades de poner a sus pies esos dones gemelos de la fortuna y la fama. Y en otros sentidos también, es todo un hombre.
Un hombre Piscis no tiene prejuicios; jamás juzgará a un indio sin haber caminado unos cuantos kilómetros con sus mocasines, ni a un nudista sin haber probado a andar descalzo. E incluso entonces será comprensivo y no exagerará la nota crítica. Piscis escasea en acusaciones frías y abunda en cálida tolerancia. Se esforzará incluso por entender a su suegra, y ¿cuántos son los hombres que lo hacen? El varón de Neptuno posee una rara simpatía de espíritu. Sus amigos confían en él y no se preocupan nunca de que algo pueda escandalizarle; hace falta una bomba de demolición para escandalizar al Pez. Si tú y tu enamorado Piscis estuvierais conmigo en una habitación, y entrara un hombre diciendo que estaba un poco preocupado porque era polígamo y tenia cuatro esposas en cuatro países diferentes, tal vez tú le mirarás con indignación, pensando que merecía ir a la cárcel; yo podría fulminarle con desdén y tratarle de canalla, pero tu amigo Piscis le preguntaría probablemente en que países, y querría saber si estaba enamorado de alguna de ellas. El Pez es curioso, pero totalmente a prueba de escándalos. En su opinión el muchacho necesita primero que le entiendan y se compadezcan de él, y después un abogado competente.
Alguna vez, accidentalmente, puede traicionar un secreto, pero nunca a propósito. En ocasiones, Piscis habla antes de darse cuenta del daño que puede causar con sus palabras; se le hace difícil entender que lo que dice puede tal vez ser interpretado bajo una luz desfavorable por personas mas severas y de actitud menos tolerante. (Por ejemplo, tendría que pensarlo un poco para entender que a la gente como su hermana o tu madre no le preocupen las dificultades domésticas del pobre polígamo.) Sin embargo, si una vez se le pide específicamente que se guarde algo bajo la aleta, el Pez se callará la boca y será de fiar, de modo que puedes confiarle tus secretos más siniestros.
Alguna vez te encontrarás con una victima de la influencia desfavorable de Mercurio, que hable muy rápido, con fluidez y frecuentemente. Pero el neptuniano típico es lento en el hablar, sosegado en el pensar, y trata de no meterse en lo que no le importa, aunque esté continuamente abrumado por los problemas de amigos, parientes y vecinos, que fluyen hacia él atraídos por su don de escuchar. También tu sentirás la tentación de confiarle tus pequeñas preocupaciones: que se te ha roto el secador del pelo, tu padre está con sinusitis y el saldo del banco no te da exacto, pero trata de evitarlo. Si hay algo que un marido o un novio Piscis no necesita, es que lo carguen de más tribulaciones. Ya ha recibido bastantes a lo largo de todo el día. A montones. Cuando está contigo, necesita un alivio. El varón no tiene la intención de abusar del Pez; simplemente, no se dan cuenta de que la naturaleza de Neptuno es tan receptiva que se empapa de todas las vibraciones que hay a su alrededor, buenas o malas, alegres o terribles, oscuras o luminosas. Esa vida de esponja espiritual puede ser psíquicamente agotadora, cualquier místico te lo dirá. (Muchos de ellos son Piscis.) Su sensibilidad significa que percibe vívidamente las emociones de quienes buscan su oído y llegan a su corazón. El varón Piscis suele necesitar largos periodos de descanso. El alma de Neptuno debe estar sola a veces, para que pueda dejarse atravesar por brisas refrescantes que curen las heridas de todos esos problemas vividos a través de otros y la devuelvan a su individualidad serena e impoluta. Por ello, nunca incomodes a un hombre Piscis en sus momentos de silencio, que los necesita como el pan. Si tiene ganas de estar solo o de salir a caminar solo, déjale que vaya. Demasiada soledad de dos puede arruinar la belleza del amor de Piscis, que necesita espacio para crecer sin enmarañarse.
Recuerda que el Pez es sensible y que es fácil herirle. Su timidez se debe a que percibe dolorosamente sus propias limitaciones, sean cuales fueren, y las siente agudamente. Necesita saber que sus virtudes son reconocidas por alguien a quien él admira. Jamás debes de alentarle y estimularle. Es probable que haga incursiones por el yoga y el zen, o que experimente con las ciencias ocultas, y también que se interese por la astrología y la numerología, e incluso por la reencarnación. Como el Escorpio, en él es innata la comprensión de los principios esotéricos, y por lo general esas cosas le hacen bien: le ayudan a mantener la estabilidad de sus emociones y ofrecen un objetivo a su vívida imaginación. Los hombres Piscis se alteran de vez en cuando, pero es raro que su cólera sea violenta o duradera. Cuando ha pasado, las aguas vuelven a su placidez y la vida es tan pacífica como antes. Hay algunos neptunianos que vociferan un poco por la casa, pero son inofensivos. Para el Pez es casi imposible bramar, lo que se dice bramar, como Tauro, por ejemplo. ¿Ves la suerte que tienes?
Aunque a él mismo le resulta difícil sondearse, Piscis no tiene problema para ver con toda claridad las sutilezas ajenas. Engañarle es difícil; con una mirada llega hasta el otro lado. Pero cuando se le ocurra, puede engañarte a ti, con alguna argucia que tiene y que le permite mantener sus asuntos personales al abrigo de escrutinios demasiado curiosos.
Conozco a un hombre de este signo en quien este rasgo llega hasta el punto de que ha podido engañar al gobierno, que no es nada fácil. Durante toda su vida se las arregló para eludir los impuestos. La dirección Impositiva sabe de él tanto como de un nativo de Pago Pago. Consigue librarse porque es escritor. Su teléfono figura con un nombre ficticio, y jamás ha pedido tarjeta de seguridad social ni se ha sacado el permiso de conducir. Le horroriza la idea de un imaginario Hermano Mayor que le convierta en un número y se entere de todos sus secretos.
Es posible que tu Pez no sea tan neurótico al respecto, pero veces habrá en que te diga que había ido a la tintorería aunque en realidad había salido a comprar cigarrillos. ¿Por qué? No lo se, realmente. Ni él tampoco. Es una suerte de engaño leve del cual Piscis, lo mismo que Géminis, disfruta aparentemente. Mientras esté usando tirantes verdes y la gente piense que los lleva amarillos –o que no los lleva– el Pez se siente seguro, de alguna manera. Ya que así se siente feliz, déjale que tenga sus pequeños misterios. ¿Por qué hacer un escándalo por eso? Aunque sepas que no ha estado en la tintorería porque tú misma le has visto entrar en el estanco ya listos los pantalones. Cuando te conteste que el hombre le dijo que no estarían hasta el lunes, coméntale que ese tintorero es un pelma y deja las cosas ahí. Podría tener costumbres mucho peores que una pequeña ficción de vez en cuando, para mantener lubricada la imaginación, de modo que le funcione siempre bien.
No tendrá grandes arrebatos de celos o, si los tiene, como es por naturaleza un actor excelente (si se le permite que practique) pretenderá haberlos superado. Pero, con toda su cualidad tierna y poética, es un hombre, de manera que, una vez dicho y hecho todo, esperará que le seas técnicamente leal. Sin embargo, es posible que tú tengas que dominar tus celos, porque el Pez tendrá afectuosos amigos de ambos sexos y acudirá a su llamada, a veces a horas insólitas. Es sociable por naturaleza, no puede evitarlo, y es un rasgo peligroso si tú eres del tipo violentamente posesivo. Una chica Aries o Leo haría bien en perseguir algún otro rayo de luna. Piscis admira la belleza y de vez en cuando puede quedarse mirando un par de lindas piernas. Pero con un poco de esfuerzo extra, tú puedes mantener eso dentro de los límites, y tu recompensa será un encanto de marido, a la vez romántico como amante y un perfecto compañero para hablar de cualquier cosa que se te ocurra.
Cuando las rachas de soledad y depresión cubran de nubes el cielo, arroja tu delantal en el rincón, detrás del acuario, ponte un vestido amarillo y una sonrisa dorada, compra algunas entradas para un espectáculo divertido, y arráncale mañosamente de sus garras. Los Piscis son especialmente vulnerables a la sugestión. Puede ser que des unos cuantos tropezones cuando intentes enseñarle a ser económico y cuidadoso con el dinero. La gente de Neptuno, francamente, no se distingue por su buena administración del dinero (a menos que tenga ascendente Capricornio o fuertes influencias planetarias en Tauro, Acuario o Cáncer, por ejemplo). Aprenderá, pero no compliques la situación mostrándote tu dispendiosa, si puedes evitarlo. Con un solo derrochón por familia ya se avanza bastante... en la dirección del asilo de pobres. Él necesita un buen ejemplo, y es sorprendente los buenos resultados que eso da con el carácter de Piscis, de una manera parecida a ese juego que los chicos llaman “seguir al líder”. Claro, siempre que el líder sea alguien próximo a él y a quien el Pez respete. La naturaleza de Piscis es enormemente receptiva a las vibraciones que lo rodean, especialmente cuando la emoción las intensifica.
Los niños encontrarán en él un compañero divertidísimo. Lo más probable es que los lleve a pasear en bote, a nadar y a bucear. Representará con vívida gracia, en colores, a los personajes más pintorescos de las canciones infantiles. Los iniciará en teorías un tanto extrañas, les cantará algunas canciones un poco picantes o les enseñará a hacer la vertical, en el estilo yoga. Ellos le adorarán, y es posible que gracias a su excepcional capacidad para sostener un pajarillo en la mano, sin aplastarlo ni asustarlo, resulten equilibrados y bien adaptados de adultos. Tú ocúpate de las palmadas, que él escuchará sus problemitas; ocúpate de que tengan la ropa y las narices limpias, que él les tendrá mentalmente activos, y así todo funcionará perfectamente.
No desdeñes jamás los sueños de este hombre, porque no lo perdonará ni olvidará. Dale ocasión de que los convierta en realidades, ayudándole a encontrar una estrella clara y firme hacia donde dirigirse, que brille en vez de disiparse en un eclipse de sentido común. Enamorado, Piscis necesita apoyo emocional, es decir, que le brinden renovada tranquilidad y confianza, pero también que tú no busques apoyo en él por males y agravios imaginarios. Sus fervorosas esperanzas necesitan del riego de un afecto comprensivo, de modo que ofrécele el fértil suelo de una vida hogareña feliz. Aparta de las raíces esos mortíferos insectos que se llaman sermoneo y escepticismo, y un día esas esperanzas descabelladas y locas que él tiene dejarán de ser hierbas inútiles para convertirse en árboles robustos que os harán ricos, y tan altos como para poder alcanzar también tus sueños. En el corazón de Piscis la esperanza fluye eternamente. No la frustres, que si la cultivas con ternura puede inundarte de suerte a manos llenas.
Tal vez hayas leído o te hayan dicho que Piscis es el signo de los que se “deshacen” y eso puede haberte puesto nerviosa y en actitud negativa, pero no te dejes asustar. Es verdad que siempre hay en ellos una cierta tendencia en este sentido, pero tú limítate a “volver a hacerlo”, como harías con un paquete que se ha desatado. Si aseguras bien los nudos, no sucederá con frecuencia. Sírvele un sueño para el desayuno, una buena broma para el almuerzo y Chopin para la cena, y Browning para el café. Con eso serás dueña de la situación. No tengas miedo de zambullirte, que el agua está deliciosa.
WILLIAM SHAKESPEARE.
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