domingo, 2 de febrero de 2014

El teorema de los precios

El secretario de Comercio Augusto Costa, encargado de poner freno a la sobrerreacción.
Imagen: Bernardino Avila

A pesar de lo difundido estos días, la devaluación tiene un impacto diferenciado para cada rama de la economía. Frente a las subas indiscriminadas, Economía calculó la incidencia real y negocia con el sector privado para impedir los abusos. La situación en los bienes de consumo masivo, autos, electrónicos y medicamentos.

Por Javier Lewkowicz

La aceleración en la devaluación generó un impacto inmediato sobre los precios. Ese impacto fue en algunos casos revertido o suspendido luego de acuerdos, amenazas o sanciones del Gobierno, aunque en un vasto grupo de productos la puja sigue abierta. La Secretaría de Comercio que dirige Augusto Costa encabezará las negociaciones con el sector privado para aprobar subas que sostengan el empleo por el lado de las empresas, pero que lesionen lo menos posible el bolsillo de los consumidores. Según el material de análisis que se maneja en la secretaría, el alza del dólar, en función del peso de los componentes importados, debería impactar de manera muy diferencial en los sectores. Si los precios siguieran esa lógica, el resultado sería una ronda de aumentos con avances del 2 al 4 por ciento en alimentos, entre el 4 y 5 por ciento en medicamentos, 8 por ciento en autos y un promedio del 14 por ciento en insumos difundidos. Eso no implica que se trate de aumentos “justos”. El Gobierno advierte que muchas empresas ya descontaban el actual tipo de cambio: para definir sus precios tienen en cuenta un mix entre el dólar oficial y el paralelo. Además, las firmas, en especial las de consumo masivo, venían de aplicar fuertes aumentos en diciembre.

Después del traslado a precios, varias empresas retrotrajeron valores en las cadenas de supermercados y en las listas para proveer a la industria. Sin embargo, el Gobierno tendrá que estar atento porque la situación en muchos casos no mejoró para el consumidor en otros canales de comercialización con menor poder de negociación frente a proveedores y menos controlados por los inspectores de Comercio.

En los últimos días se verificó en buena medida el fenómeno de la profecía autocumplida: el incremento del tipo de cambio, extensamente difundido con profecías catastróficas, alimenta la expectativa de que la inflación crecerá en la misma medida. Entonces empresas de variados tamaños y sectores no pierden el tiempo y remarcan sus precios. El objetivo es protegerse frente al mayor costo de reposición de los stocks. Deberían hacerlo en la medida en la que se encarecen sus propios costos, pero la suba en realidad es mayor previendo que todo aumente. Y eso es lo que termina pasando, precisamente, a raíz del “aumento por las dudas”.

“Se convalidaron en el mercado precios completamente desmedidos en rubros como electrónica, electrodomésticos, insumos básicos para la industria (acero, aluminio y plásticos) e incluso en el Mercado de Hacienda de Liniers”, indican en Comercio. Sostienen que la suba de precios derivada del alza del tipo de cambio puede ser más moderada en función de los acuerdos alcanzados con empresas y un control riguroso sobre los puntos de venta más importantes, como supermercados y retails. El Gobierno también lanzará esta semana el acuerdo de precios para el sector de la construcción.

Consumo masivo

En los productos de consumo masivo, como alimentos, bebidas, artículos de limpieza y perfumería, la incidencia del componente importado es del 10 al 20 por ciento. Eso definiría un aumento “razonable” después de la devaluación del 2 al 4 por ciento, pero varias empresas líderes subieron un promedio del 10 al 20 por ciento. En muchos casos, el insumo importado se reduce al costo de una parte de los envases o a la amortización de algunos bienes de capital necesarios para la producción. Sin embargo, las empresas reaccionaron con fuertes subas de precios, suspensión o restricción de ventas. Esas situaciones no se dieron en forma pareja en todo el mercado. El Gobierno ordenó a los supermercados no aceptar las nuevas listas, pero el panorama es más complicado en los comercios chicos y medianos, donde los precios no fueron retrotraídos por las empresas o no vuelven atrás en el mostrador por decisión del comerciante. Allí el control oficial es mucho menor.

En esos establecimientos, que representan una porción sustantiva del consumo popular, productos de empresas como Arcor, CBSE, Energizer, Fecovita, GlaxoSmithKline, Granix, Kimberly-Clark, Osram, Philips, Peñaflor, Pernod-Ricard muestran aumentos que en general no bajan del 10 por ciento y que en algunos casos superan el 20 por ciento. Algodonera Aconcagua, Alicorp, Molinos, Colgate, Establecimiento Las Marías y Unilever, por ejemplo, suspendieron o restringieron ventas. “Las empresas que tienen posición dominante suben más los precios. Todavía no se negociaron paritarias, no deberían moverse de esta forma los precios”, indicó a este diario Miguel Angel Calvete, de la Federación de Supermercados y Asociaciones Chinas.

El Gobierno lanzó días atrás una dura advertencia a las empresas proveedoras y a los supermercados. “Cualquier otra decisión unilateral de aumentar los precios en virtud de la devaluación y no avisar a la Secretaría de Comercio directamente lo vamos a considerar como un corte en el diálogo”, les dijo el ministro de Economía, Axel Kicillof, a un amplio grupo de compañías de primer nivel. Luego Comercio comenzó a aplicar sanciones por incumplimiento del acuerdo de precios, que en este contexto crece todavía más en importancia. El programa deberá enfrentar tensiones de la cadena. Su continuidad y extensión hacia el interior del país, indican en la Secretaría, son el reflejo de la estabilidad, en bienes masivos, de precios en los supermercados que participan. Por otro lado, en la carne, elemento central de la canasta básica, las últimas subas promedian el 15 por ciento. El viernes, el secretario de Comercio, Augusto Costa, advirtió que podría tomar medidas para intervenir el sector.

Insumos difundidos

Como utilizan listas de precios en dólares, siderúrgicas y petroquímicas subieron un 20 por ciento los precios en un puñado de días. Son sectores donde el contenido importado es alto, pero no todos los costos están en dólares: salarios, impuestos y tarifas de servicios públicos se pagan en pesos. Según la información de Comercio, el peso de los insumos importados en la siderurgia es del 60 al 65 por ciento, mientras que en las petroquímicas, del 75 al 80 por ciento. Eso definiría incrementos de precios del 12/13 por ciento y 15/16 por ciento, respectivamente.

Por el momento, el Gobierno cerró acuerdos con Siderar, Acindar y Aluar, para regular el acero, y con Basf, Dow Chemical y Petrobras, en el caso de los plásticos, para retrotraer precios al 21 de enero. Esas firmas proveen insumos para la metalurgia, el sector automotor y autopartista, electrodomésticos, construcción, envases, artículos de uso doméstico y alimentos, entre otros. Los precios de estos insumos subirán en el corto plazo, pero no en este contexto de inestabilidad.

Las pequeñas y medianas empresas metalúrgicas, que adquieren insumos a las grandes firmas siderúrgicas y del plástico, interpretan la medida como una forma de evitar su desfinanciamiento. Es que las pymes venden en plazos y pagan al contado. Por eso la rápida suba de los insumos amenazó con afectar la cadena de pagos. “Las empresas fabricantes de insumos volvieron los precios a los niveles correspondientes a un tipo de cambio de 6,88. La disminución fue automática y los clientes ya recibieron las nuevas listas de precios”, indicaron a este diario desde el Ministerio de Economía.

Línea blanca y electrónicos

La suba del tipo de cambio provocó la suspensión de ventas y el alza inmediata del 20 por ciento en los precios finales. Son dos sectores con alto contenido importado, a raíz de las partes y piezas que no se producen en el país. El Gobierno les exigió que retrotraigan precios de modo que el aumento desde principios de año no supere el 7,5 por ciento en electrónica y el 5 por ciento en línea blanca, atendiendo al alto contenido importado de esos bienes. Según el análisis de insumo importado, en la electrónica ese porcentaje va del 45 al 60 por ciento del costo total, lo que equivaldría a un aumento de precio, si se tiene en cuenta la devaluación del 20 por ciento, del 9 al 12 por ciento. En Economía marcan que los precios fueron efectivamente retrotraídos por parte de las empresas.

Autos

“Los gravámenes del 35 por ciento a los autos de más de 170 mil pesos y del 50 por ciento a los que superaran los 250 mil abarcaban a un 20 por ciento del mercado. Sin embargo, ahora se armó un cóctel medio letal, porque el cambio del valor del dólar oficial genera modificaciones del 15 al 20 por ciento en los precios de lista, debido a que las terminales tienen insumos importados”, indicó días atrás en declaraciones radiales Alberto Príncipe, presidente de la Cámara de Comercio Automotor.

Más allá del impacto en precios del reciente impuesto automotor, el incremento del 15 al 20 por ciento en los valores de las concesionarias por el efecto de la devaluación es, según los estudios del Gobierno, muy exagerado. El peso del insumo importado en los costos totales del sector es del 40 por ciento, de modo que la suba del dólar debería equivaler a un alza en los precios de los automóviles del 8 por ciento.

Medicamentos

Fuentes del sector en los últimos días dejaron trascender que los aumentos en los medicamentos van del 15 hasta el 40 por ciento, cuando la canasta de “servicios médicos”, elaborada por la Asociación de Clínicas, Sanatorios y Hospitales Privados (Adecra), ya arrojaba para el año pasado un incremento de 31,5 por ciento. En función de los datos de Comercio, la variación normal del precio debería ser entre un 4 y un 5 por ciento, porque el peso del componente importado en esa cadena es del 20 al 25 por ciento.

02/02/14 Página|12
 

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