domingo, 28 de julio de 2013
LOS PELIGROS DEL CULTO A LA PERSONALIDAD DE UN FRANCISCO “SENCILLO” EN MEDIO DE UN GRAN ESPECTACULO “Sabio” y “humilde”, estrella de un megaevento
El Papa da misa en la catedral de San Sebastián durante las Jornadas de la Juventud en Brasil.
Más allá de su evidente popularidad, queda por ver si el mandato de Jorge Bergoglio, el primer pontífice latinoamericano, representa un cambio de fondo para la Iglesia Católica o si no es más que una continuidad bajo formas más amables.
Por Fernando Cibeira
Desde Río de Janeiro
Es la tapa de todos los diarios y revistas, también comentario obligado de los programas de televisión en donde lo adoran (muito legal, dicen de él). En su primer viaje al exterior el papa Francisco viene aprobando con amplitud el test de popularidad en base a sus gestos de cercanía con la gente, queda por ver si el mandato de Jorge Bergoglio, el primer pontífice latinoamericano, representa un cambio de fondo para la Iglesia Católica o si no es más que una continuidad bajo formas más amables. A grandes rasgos, podría decirse que para los jóvenes que participan de la Jornada Mundial de la Juventud –“humilde”, “inspirador”, “sabio”, son los adjetivos que repiten sobre Francisco– ven un cambio real, pero los especialistas locales insisten en que por ahora hay sólo señales y que siguen esperando por un hecho que marque una ruptura en la curia.
Los gestos de austeridad y la sencillez del mensaje sirvieron para cautivar a todos en Brasil. “Benedicto XVI era rígido y cerrado. Francisco es humilde y se abre al pueblo”, dice de él la adolescente chilena María Luisa Oliva, uno entre decenas de testimonios recolectados en el número de ayer de la revista Veja (que lleva dos tapas consecutivas con Francisco) entre los jóvenes que participan de la Jornada, todos más o menos en la misma dirección.
En la repentina popularidad del Papa asumido hace cuatro meses, el reconocido sociólogo brasileño y experto en temas religiosos Luiz Alberto Gómez de Souza encuentra ya la primera contradicción. “Hay un culto a la personalidad espantoso. El se planta desde una posición de ‘hermano’, pero acá aparece como si fuera como un gran líder”, explica a Página/12. El mismo doble discurso ve en la organización del megaevento juvenil. “Es el Francisco ‘sencillo’ en medio de un gran espectáculo, igual al de los papas anteriores. No hay nada de esa Iglesia pobre que prometió. O no quiso o no supo cambiar eso y quedó sumergido”, remarca.
Con todo, reconoce que Francisco también supo dar señales alentadoras. La primera de ellas, en su asunción, al presentarse como obispo de Roma –uno más entre sus pares– y no alentar los títulos cuasi reales como el de Sumo Pontífice. En eso coincide el sociólogo y profesor de Ciencias de la Religión de PUC-Minas, Pedro Ribeiro de Oliveira. “Sus actos sorprenden por la simpatía, simplicidad y alegría. Esas cosas quedan grabadas y por eso son importantes. En el imaginario católico el Papa es visto como ‘el representante de Dios’, es un Dios próximo y simple que él ‘representa’. Está bien, pero sería mejor que el Papa fuese visto apenas como el obispo de Roma y primado de la Iglesia Católica”, explica a este diario.
Un gesto importante para Gómez de Souza fue la visita de Francisco a la isla de Lampedusa a llevar su bendición a los inmigrantes africanos que impiden ingresar a Europa. “Dio misa en una balsa con un cáliz de madera, fue algo fuerte”, recuerda. En cambio, aunque positivo, no le da tanta trascendencia a su paso por la favela Varginha. Ribeiro es aún más enfático. “Otros papas que vinieron a Brasil hicieron lo mismo. En lo que Francisco marcó una diferencia en esta visita fue en el contacto directo con el pueblo en las calles, incluso en los momentos en que la seguridad se desbordó, a él pareció no importarle”, responde.
A propósito de la visita a Varginha, Ribeiro publicó un texto en el que habló de los “tres silencios” que tuvo Francisco durante esa recorrida, momentos en que pudo haber marcado una ruptura y los dejó pasar. Uno, cuando estuvo en la capilla de la favela y no mencionó a las Comunidades Eclesiales de Base. El segundo, cuando habló de solidaridad y no propuso “una economía solidaria”, como receta alternativa al lucro capitalista. El tercero, al omitir una mención a la figura del obispo salvadoreño Oscar Romero, presente en una de las paredes de la cancha de fútbol de la favela desde donde habló. Y ya que estaba en una cancha, Ribeiro consideró que Francisco se perdió de hacer tres goles y prefirió “tocar la bola” en mitad de campo.
Es decir, hay señales, falta un quiebre. “Es un equívoco pensar que Jorge Bergoglio es un ‘anti-Ratzinger’. Nada podría estar más lejos de la realidad”, escribió el jueves en O Globo el columnista Luiz Paulo Horta. Gómez de Souza coincide en que no sólo no hubo ruptura, sino que Benedicto y Francisco firmaron una encíclica juntos. Y una de las definiciones que dejó el Papa en su paso por Río de Janeiro fue su rechazo a la despenalización del consumo de drogas. “Mostró una posición conservadora. Tampoco hay indicios de que se empiece una discusión respecto de cuestiones como la homosexualidad, el celibato, hay como miedo a tratarlos. Además, está claro que hasta ahora tampoco hubo cambios estructurales en la curia romana. Me preocupa la permanencia del cardenal (Tarcisio) Bertone, que se mostró durante este viaje siempre a su lado. Ya venía del anterior papado y es un personaje muy discutido”, enumera Gómez de Souza.
En esa dirección, no ven posible un encuentro con Leonardo Boff ni una reivindicación de la teología de la liberación como se analizó por estos días, luego de que Francisco se interesara por el último libro de Boff. “Un gesto así provocaría una fuerte reacción de los sectores eclesiásticos que más influenciaron en los dos papados anteriores y Francisco viene evitando –hasta el momento por lo menos– favorecer que ellos se refuercen y que impidan reformas en la curia romana”, analiza Ribeiro. “Para mí no es necesario que el Papa tome posición respecto de la teología de la liberación, pero ya está bien que se discuta”, aporta Gómez de Souza.
El papa Francisco concluye hoy, entonces, su primer viaje al exterior con señales y sin rupturas, con su popularidad en alza. ¿Alcanzará para revitalizar la Iglesia de Brasil y de la región? “Por ahora paso de prever las consecuencias, tal vez el impacto de la visita sea percibido más tarde, en caso de las nominaciones episcopales, por ejemplo. De cualquier modo sentí que faltó destacar a la Conferencia Episcopal Brasileña o la Conferencia Latinoamericana (Celam). Si es verdad que el Papa quiere una mayor colegialidad en la Iglesia estaría bien que lo destacara de una manera concreta”, responde Ribeiro. “Son momentos muy fuertes, de mucho entusiasmo, aunque es raro que dejen huellas. Pero, bueno, hay que pensar que los cambios no suelen venir desde arriba, se hacen desde abajo. Lo que planteó el Papa en el encuentro con los argentinos, eso de que vayan a ‘hacer lío’, también es fuerte. Les dice a los jóvenes que son ellos los que van a cambiar la sociedad”, cierra Gómez de Souza.
A esta hora, lejos de las preocupaciones filosóficas, los jóvenes cantan en la costanera de Copacabana con los números musicales que amenizan la espera hasta que llegue Francisco.
28/07/13 Página|12
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