sábado, 27 de julio de 2013
El nuevo Evo Por Abraham Nuncio
Hay quienes llevan en el nombre su destino y el destino de muchos otros. Evo significa un tiempo indefinido. Para los humanos, empero, todo es finito así se piense, como en el Medievo, que la eternidad nos es inherente. La ley de los tres estados de Augusto Comte, ya anunciada por Hegel en su filosofía de la historia, suponía dos grandes etapas de la humanidad que concluirían con una tercera y permanente: la etapa positiva, coincidente con el afianzamiento de la sociedad capitalista. Igualmente, los pensadores materialistas identificados con el socialismo dividieron la historia en grandes etapas. A las sociedades ya conocidas –comunitaria, esclavista, feudal y capitalista– faltaba una por inaugurar: la sociedad comunista una vez desaparecido el Estado de la etapa transitoria a la que denominaron socialismo.
Tras la caída del muro de Berlín pareció abrirse un horizonte promisorio. Al socialismo se lo vio como una reliquia súbita a favor de la libertad de poder escoger en el mercado un par de zapatos de entre 5 mil pares de ellos, como diría Andrei Tarkovski por voz del poeta de su film Nostalgia.
Pronto la promesa se tornó en realidades opuestas a la que se pensaba: codicia rabiosa, pobreza, guerras de agresión, hambre, destrucción, absolutismo financiero y militar. Estas realidades han engendrado una antítesis esperanzadora, un nuevo evo que tiene en el presidente boliviano, no por nada, a un hombre que así se llama: Evo. Habla con las palabras de los profetas y rebautiza a las cosas. Su discurso en la reunión de jefes de Estado de la Unión Europea, en Moscú, quedará grabado en el corazón de la historia por tiempo indefinido. Allí les recordó a "los hermanos europeos" del préstamo amistoso que América les hizo hace 300 años. (Reproduzco unos trozos editados).
“Aquí pues yo, descendiente de los que poblaron la América hace 40 mil años, he venido a encontrar a los que la encontraron hace sólo 500 años. Aquí pues, nos encontramos todos. Sabemos lo que somos…
“El hermano leguleyo europeo me explica que toda deuda se paga con intereses aunque sea vendiendo seres humanos y países enteros sin pedirles consentimiento.
“Yo los voy descubriendo. También yo puedo reclamar pagos y también puedo reclamar intereses. Consta en el Archivo de Indias, papel sobre papel, recibo sobre recibo y firma sobre firma, que solamente entre el año 1503 y 1660 llegaron a San Lucas de Barrameda 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata provenientes de América.
“¿Saqueo?... ¿Expoliación?... ¿Genocidio? ¡No! Yo, Evo Morales, prefiero pensar en la menos ofensiva de estas hipótesis.
“Esos 185 mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata deben ser considerados como el primero de muchos otros préstamos amigables de América, destinados al desarrollo de Europa.
“Tan fabulosa exportación de capitales no fue más que el inicio de un plan Marshalltesuma, para garantizar la reconstrucción de la bárbara Europa… Sobre esta base, y aplicando la fórmula europea del interés compuesto, informamos a los descubridores que nos deben, como primer pago de su deuda, una masa de 185 mil kilos de oro y 16 millones de plata, ambas cifras elevadas a la potencia de 300… un número para cuya expresión total, serían necesarias más de 300 cifras (…) Tales cuestiones metafísicas, desde luego, no nos inquietan a los indoamericanos. Pero sí exigimos la firma de una Carta de Intención que discipline a los pueblos deudores del Viejo Continente, y que los obligue a cumplir su compromiso mediante una pronta privatización o reconversión de Europa, que les permita entregárnosla entera, como primer pago de la deuda histórica.”
Así como usualmente me siento subrepresentado por esos vendedores de tarjetas postales, corredores de bienes patrimonio de la nación e informantes de aquellos que los codician, ahora me siento debidamente representado por este indio aymara que a todos, como Juárez, nos aporta dignidad y nos deja saber que con voltear la visión de las cosas se puede encontrar la verdad.
El discurso de Evo Morales fue ocultado por su secuestro –de hecho no lo han difundido los medios tradicionales. Los "hermanos europeos" recurrieron a la vieja figura de la "sospecha punible" inventada por la Inquisición y lo castigaron, no por sospechar que traía consigo a Edward Snowden a bordo de su nave, eso bien lo sabían, sino por haberles dicho la verdad a ellos, obsequiosos jefes menores para con el gobierno de Washington.
Las palabras de Evo son del mismo tono poético y moral que las del jefe piel roja Seathl en su respuesta (1854) al presidente estadunidense Franklin Pierce, que ofreció comprarle sus tierras al pueblo sioux. Dijo el jefe Seathl: "Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestro modo de vida... La tierra no es su hermana, sino su enemiga y, una vez conquistada, sigue su camino dejando atrás la tumba de sus padres sin importarle".
Las palabras del presidente boliviano también son una secuencia de las de aquel verdadero hermano europeo, un fraile llamado Antonio de Montesino, que hizo sentir a Diego Colón, los prelados y nobles de La Española que lo escucharon, lo mismo que sintieron los jefes de Estado europeos con el discurso de Evo. Dijo Montesino el 21 de diciembre de 1511: “… todos estáis en pecado mortal y en él vivís y morís, por la crueldad y tiranía que usáis con estas inocentes gentes. Decid, ¿con qué derecho y con qué justicia tenéis en tan cruel y horrible servidumbre aquestos indios? ¿Con qué autoridad habéis hecho tan detestables guerras a estas gentes que estaban en sus tierras mansas y pacíficas; donde tan infinitas dellas, con muertes y estragos nunca oídos habéis consumido? ¿Cómo los tenéis tan opresos y fatigados, sin dalles de comer ni curallos en sus enfermedades, que de los excesivos trabajos que les dais incurren y se os mueren, y por mejor decir, los matáis, por sacar y adquirir oro cada día?”...
El nuevo Evo empezó hace más de 500 años en América. La lucha por llevarlo a la práctica cotidiana continúa, y por fortuna se extiende.
La Jornada, México
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