viernes, 26 de julio de 2013
CUBA RECORDARA HOY EL QUE ES CONSIDERADO EL INICIO DE LA SUBLEVACION QUE LLEVO A FIDEL AL PODER
A seis décadas del asalto al Moncada
El asalto fracasó, la mayoría de los atacantes fueron asesinados y Fidel fue condenado a 15 años de prisión.
Imagen: Télam
En Santiago de Cuba el 26 de julio de hace 60 años tuvo lugar la primera revuelta –aunque fallida– del movimiento que derrocaría a la dictadura de Batista. Su trascendencia marcó una nueva etapa en la historia del país.
La vieja guardia de la Revolución Cubana regresará hoy al lugar donde empezó a escribir su historia. Sesenta años después del fallido asalto al cuartel Moncada, la cúpula del gobierno cubano celebrará en Santiago de Cuba el que es considerado como el inicio de la sublevación que llevó a Fidel Castro al poder. En esa ciudad del extremo oriental de la isla tuvo lugar el 26 de julio de 1953 la primera revuelta del movimiento que derrocaría al régimen dictatorial de Fulgencio Batista.
Seis década atrás, casi 80 hombres salieron en la madrugada del 26 de julio para sorprender mientras dormían a unos 800 soldados en el cuartel Moncada de Santiago. Su líder era el propio Fidel Castro, entonces un joven abogado de 26 años. Con un ataque simultáneo a otra guarnición en la ciudad de Bayamo y la toma del hospital y el Palacio de Justicia de Santiago, los rebeldes esperaban desencadenar un levantamiento popular en todo el país para forzar la caída de Batista.
Los moncadistas fueron casi todos personas de las clases populares, que juraron el Manifiesto del Moncada. Contenido en el alegato de autodefensa de Fidel, La Historia me Absolverá, el Programa proclama sus objetivos políticos, económicos y sociales, los más avanzados en esas materias, encaminados a resolver una serie de problemas de prioridad, entre éstos, los vinculados con la tierra, la industrialización, la vivienda, el desempleo, la educación y la salud del pueblo. El grupo era por Fidel, que dio el paso al frente tras esperar inútilmente una reacción de las fuerzas opositoras contra los golpistas. La mayoría eran jóvenes obreros, empleados, campesinos, trabajadores en oficios diversos o desempleados, y sólo media docena eran estudiantes, tres contadores profesionales y cuatro graduados universitarios.
Ante la situación en que vivía la mayoría de los cubanos, Fidel y sus compañeros asumieron como legítimo oponerse a la segunda dictadura batistiana y cambiar la realidad del país. “Hace falta echar a andar un motor pequeño que ayude a arrancar el motor grande”, dijo por aquellos días Fidel, según recordaba su hermano Raúl Castro. “El motor pequeño sería la toma de la fortaleza del Moncada, la más alejada de la capital, la que, una vez en nuestras manos echaría a andar el motor grande, que sería el pueblo combatiendo.”
Batista estableció su segunda dictadura en junio de 1952, semanas antes de las elecciones presidenciales del 1º de junio, en las que se esperaba el triunfo del partido Ortodoxo, no obstante la muerte de su líder, Eduardo Chibás. En su carácter de abogado, Fidel demandó a Batista ante el Tribunal de Garantías Constitucionales y Sociales, sin éxito alguno. Luego de esperar inútilmente una reacción de las fuerzas opositoras contra los golpistas, Fidel asumió la responsabilidad de llevar adelante la Revolución con gente de pueblo, desconocida. Logró entrenar y organizar en secreto a más de mil hombres, de los que seleccionó poco más de un centenar por la carencia de armas.
El asalto fracasó y la mayoría de los atacantes fueron asesinados y Fidel fue condenado a 15 años de prisión. Dos años más tarde salió en libertad en una amnistía. Después de unos años exiliado en México, volvió a la isla a finales de 1956 para liderar la guerrilla que forzó finalmente la huida de Batista el 1º de enero de 1959.
A pesar del fracaso en el terreno de los asaltos a los cuarteles Moncada, de Santiago de Cuba, y Carlos Manuel de Céspedes, de Bayamo, su trascendencia marcó una nueva etapa en la historia de Cuba. Según el plan militar, los objetivos eran tomar por sorpresa, con el menor derramamiento de sangre posible, la segunda fortaleza militar del país. En su apoyo, también la pequeña guarnición de la ciudad de Bayamo, un punto estratégico, para impedir el paso de refuerzos de las guarniciones de Holguín y de Manzanillo.
La estrategia se completaba con la ocupación del centro de comunicaciones bayamés para interrumpir las líneas telefónicas y telegráficas, la estación de policía y la posterior voladura de los puentes del río Cauto por personal de las Minas de Charco Redondo, comprometido en las acciones.
No se trataba de la búsqueda de un golpe de suerte en el plano militar, sino de una acción política a la que se iba a llamar al pueblo y poner en pie de lucha a amplios sectores de la población, con las armas y municiones a ocupar en el cuartel Moncada.
El ataque a los dos cuarteles comenzó simultáneamente y uno a uno fueron cayendo los edificios que rodean el Moncada. Raúl Castro con siete hombres ocupó el Palacio de Justicia y Abel Santamaría con 21, el hospital civil Saturnino Lora, en apoyo al grupo de Fidel, quien dirigió personalmente el ataque al Cuartel Moncada con 45 combatientes, precedido de ocho que tomaron la posta 3.
Pero circunstancias imprevistas hicieron que fallara el factor sorpresa en la toma de los enclaves militares. En Bayamo los asaltantes tropezaron con un depósito de latas vacías, mientras se arrastraban hacia los muros de la fortaleza, lo cual alertó a la posta y se generalizó el tiroteo antes de tiempo. En ambos casos, los asaltantes tuvieron que retirarse, debido a la superioridad del armamento del ejército.
“Las acciones del 26 de julio despertaron la conciencia nacional en apoyo y simpatía de los moncadistas, unos presos o perseguidos, otros muertos.
Los huesos y la sangre generosa de los caídos cimentaron el martirologio de unos 20 mil cubanos que ofrendaron sus vidas en la lucha contra la tiranía”, explicó la historiadora y periodista Marta Denis Valle a Prensa Latina. Pocos años después llegó la derrota del régimen proestadounidense y el triunfo de la Revolución, el 1º de enero de 1959.
Entre 1959 y 1960 se realizó plenamente el programa de leyes y medidas revolucionarias enunciadas en el Programa del Moncada, luego de lo cual la Revolución Cubana emprendió pasos más avanzados de corte socialista.
26/07/13
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