miércoles, 10 de julio de 2013

PEriodismo Para Todos Lanata- D’ Elía: desmentida en el acto y Clarín sin qué titular

Batió todos los récords. Esta vez, presentó un tape donde se mostraba la supuesta participación de Luis D’ Elía en un entramado de corrupción. Pero en el mismo momento en que se emitía el informe, circulaba por las redes sociales la contundente desmentida. Por Diego Kenis l Ni la tapa del diario Clarín ni los principales títulos de su edición on line dejaron ver este lunes el repique de la nueva denuncia de Jorge Lanata, una práctica habitual en el diario desde la aparición del programa que conduce el ex director de Página/12. Quizá porque, esta vez, no le dieron los tiempos: la mentada denuncia fue desmentida en el mismo momento en que se emitía el programa, cuando las redes sociales comenzaron a reproducir el video grabado dos días antes que ofició como prueba de la operación de prensa. Todo comenzó cuando Lanata anunció el informe central de su programa, que según dijo requirió a su equipo, encabezado por Gabriel Levinas, un semestre de trabajo periodístico. Se refería a la presunta propiedad de Luis D’ Elía en “una empresa de transporte de combustible, que además es proveedora del Estado”. El tape que presentó el programa de Canal 13 se basaba fundamentalmente en el testimonio de Mario Codarín, a quien Lanata calificó como un testaferro de D’ Elía “que se asume como tal”. Dentro del mismo informe, como voz en off, Lanata indicó que “D’ Elía se lo tenía guardado” pero que “algunas huellas quedaron”. “No contaba con que su ex socio se animara a hablar”, largó. Era mucha fortuna El socio habló, y dijo que “la Sociedad Anónima era yo con el 95 por ciento y una persona que no conozco, que me acuerdo que se llamaba Rosa y que vino a firmar el día ese”. Ni la fórmula societaria coincidió dentro del propio informe, que a través de un extracto de un documento cuyo origen o carácter no se especificó, fue presentada como “Transportadora de Combustibles del Sur SRL”, y no SA. Según el informe, en 2010 cambiaría de nombre a “Atalaya SRL”. La voz en off de Lanata narró entonces que D’ Elía montó la compañía con la intención de participar en el transporte de combustibles, pero que colocó al frente a dos testaferros. Uno de ellos, Codarín. “¿Cómo se involucra D’ Elía en el negocio de los camiones?”, le preguntó a Coradín su entrevistador. “Cómo se involucra, no sé. Él me llama un día a mí y me dice ‘Tano, yo de esto no sé nada y quiero transportar combustible’. Yo le dije ‘yo tampoco’. Y me dice ‘tenés sesenta días para aprender’”, respondió el testigo presentado por Lanata. El informe vinculó luego a Atalaya con contratos con la estatal Enarsa, “la empresa de energía que inventó Julio de Vido”. Un breve y parcial pantallazo sobre una carta de Enarsa en respuesta a inquietudes de Levinas pretendió oficiar por prueba, aunque según se aprecia aparecían allí muchas otras empresas. La voz de Codarín aportó entonces detalles técnicos sobre viajes, hojas de ruta, pagos y porcentajes. “Eran millones, yo no me acuerdo”, dijo el testigo cuando se le preguntó por la recaudación mensual. “¿Más de diez?”, insistió el entrevistador. “Y sí… pero era mucha fortuna (sic)”, completó. La participación de Codarín en el informe finalizó explicando los motivos de su ruptura con D’ Elía y, luego, su rol en el viaje de la comitiva argentina a Irán en 2010. “¿Podés creer?” “La realidad es maravillosa, es realmente increíble. Acaban de mostrarme un twitter (sic) de D’ Elía que dice ‘Codarín es el testigo que le planté a Lanata’. ¿Podés creer?”, dijo el bastonero de las noches dominicales de Canal 13 al retornar del tape. Pocos minutos después, las redes sociales se inundaron de posteos que en Facebook y sobre todo en Twitter se acompañaban del enlace de un video de You Tube, en que aparecían Luis D’ Elía y Mario Codarín. Según ambos decían ante las cámaras, la filmación fue realizada pasadas las 13 horas del 5 de julio, minutos antes de que el testigo concurriese a encontrarse con su entrevistador. Una pantalla de televisión lo corroboraba, mostrando el reloj de la señal de cable TN. Sobre la mesa, el diario Clarín del día. Detrás de cámara, una escribana labraba un acta, según dijo D’ Elía al presentar el video. Fue la desmentida más rápida de la historia, porque se produjo antes que la propia mentira y ambas se reprodujeron al mismo tiempo. Una, la mentira, en Canal 13. Otra, la desmentida, en You Tube. El único dato que Lanata arrojó sobre la mesa el domingo por la noche y que Codarín confirmó ante D’ Elía fue el tiempo de trabajo que le llevó a la producción de PPT montar la ficción. “Toda esta historia empieza en el mes de enero, cuando vuelvo de las vacaciones y recibo un llamado de un señor Gabriel Levinas”, abrió el testigo. Luego de esa comunicación telefónica se produjo una primera reunión, donde Levinas acusó a Codarín de ser un testaferro de D’ Elía y le exigió datos. “Ellos necesitaban que yo les confirme datos que me repetían”, narró. “Todas las veces que me vieron me apretaron para sacarme información”, agregó. La situación se repitió varias veces hasta que Codarín decidió no atender a los llamados de la producción de Lanata. “Ahora vino el remate”, adelantó. El 3 de julio, Codarín recibió una nueva llamada. “Mirá, te conviene venir a hablar con nosotros, a vos y a tu familia”, le dijo una voz en el teléfono. La amenaza concreta era involucrar en denuncias de corrupción a los hijos de Codarín, que tienen 22 y 25 años. “Entonces acepté participar, con la condición de que no se metan con mis hijos”, dijo. Esto fue confirmado por el propio Levinas, en diálogo con Lanata en el piso de Canal 13, durante el programa del domingo. Claro que sólo se refirió al pacto, no a la presión que lo precedió. “Estamos a una hora de que vayas a grabar. ¿Qué les vas a decir?”, preguntó D’ Elía a Codarín pasadas las 13, 15 del 5 de julio. “Lo que ellos quieran. Les voy a vender todo el pescado podrido que ellos quieran. Me dijeron que me van a dar un libreto en donde yo voy a contestar lo que específicamente Levinas me va a preguntar”, anticipó. Y así fue.

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