El decreto 21.329 de 1976 eliminó los feriados de lunes y martes de carnaval, que se recuperaron en 2010 con un nuevo decreto de la Presidenta. “Teníamos que pedir un permiso en la comisaría para cubrirnos la cara, para disfrazarnos”, recuerda Ricardo Talento, director del Circuito Cultural Barracas, y alma mater de la murga “Los descontrolados de Barracas”.
Por Mariana Iturriza
Según algunos estudiosos de la etimología, carnevale proviene de ‘dejar la carne’, en alusión a la cuaresma de Semana Santa y la prohibición de comer ese alimento. Para otros especialistas, significa el momento último de consumirlo antes de la veda y –haciendo extensivo el significado- entregarse a los placeres de la carne, una fiesta donde todo está permitido, sin importar las edades ni las clases sociales. “Es una ceremonia colectiva, comunitaria: durante un tiempo la gente se junta a compartir algo; y en eso radica quizás la mayor trasgresión del carnaval” explica a Infojus Noticias Ricardo Talento, uno de los referentes obligados para hablar del carnaval porteño. Es el director del Circuito Cultural Barracas, escribe las letras y dirige la dramaturgia de la murga “Los descontrolados de Barracas”.
La tradición del carnaval forma parte de su vida desde siempre. Ricardo nació a fines de los años 40 en un pueblo de la provincia de Buenos Aires llamado Rawson. “Lo importante era la posibilidad de divertirse juntos”, recuerda. Y menciona las carrozas, los juegos con agua, la gente de campo con caretas, el Rey Momo, el muñeco que se quemaba el último día del carnaval, el premio a “la mascarita incógnita”, que recibía quien lograba llegar al final de los festejos sin que descubrieran su identidad, tarea casi imposible en un pueblo tan pequeño. Los disfraces demandaban semanas, cuando no meses de preparación. “Una energía que se gastaba en un juego ceremonial que iba a durar tres días”, reflexiona. “Ahora sería impensable. Por eso qué bueno que exista la murga.”
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