Por David Usborne *
No hay registro de lo que Rahm Emanuel dijo cuando se enteró de que él no había podido ganar el 50 por ciento de los votos que necesitaba para evitar una segunda vuelta en la carrera por su reelección como alcalde de Chicago. Seguramente no fue lindo –es conocido por su florido lenguaje–. Dedicarles un insulto a cada uno de los miles de habitantes de Chicago que lo rechazó –una treta que se dice que cometió cuando un encuestador lo enojó durante sus días como jefe de gabinete del presidente Barack Obama– no es una opción. Estaba de nuevo en las calles ayer a la pesca de votos. La segunda vuelta a principios de abril enfrentará a Emanuel con el comisionado del condado de Cook, Jesús “Chuy” García, quien salió segundo entre cinco candidatos.
La decepcionante cifra del 45 por ciento de Emanuel el martes contra García, que obtuvo el 33 por ciento, es una humillación: él gastó muchísimo más que sus oponentes y la semana pasada Obama fue a Chicago para apoyarlo. Dirigiéndose a los partidarios, Emanuel dijo: “Hemos recorrido un largo camino, y tenemos un poco más que recorrer. Nos pondremos en contacto por ahí hablando con nuestros amigos y familiares y vecinos, ya que hacen una elección crítica acerca de quién tiene la fuerza, quién tiene el liderazgo, quién tiene las ideas para llevar adelante esta gran ciudad”.
En Chicago, la ciudad más importante de Illinois, aunque no su capital, el sistema electoral para alcalde y concejales acepta tener candidatos del mismo partido. Todos los candidatos, sin importar su filiación partidaria, deben obtener el 50 por ciento de los votos más uno para ganar. Si falta amor por el alcalde, en gran parte es por su decisión de cerrar 50 escuelas con dificultades en 2012, lo que provocó una huelga de maestros. Las escuelas estaban en su mayoría en los lados fuertemente afroamericanos del sur y el oeste ya deprimidos. Chicago también está luchando con altas tasas de delitos violentos, a pesar de que los homicidios que aumentaron enormemente en 2013 se redujeron a 407 en 2014, la cifra anual más baja en décadas.
Emanuel fue acusado por la izquierda de trabajar más para el llamado “1 por ciento” que para los más desposeídos. Es una queja basada en parte en su enfoque en atraer nuevas empresas a la ciudad y reforzada por un informe del Chicago Tribune alegando que más de la mitad de sus donantes había recibido algún tipo de beneficios de su administración a cambio. Emanuel gastó más de 10 millones de dólares en su campaña.“Los millones de dólares de Rahm Emanuel no fueron suficientes para limpiar su record de ponerse del lado de los intereses corporativos de mucho dinero por sobre la gente común”, dijo Ilya Sherman, directora ejecutiva del grupo activista progresista MoveOn. “El hecho de que la mayoría de los habitantes de Chicago votara por el cambio es un claro rechazo a sus políticas, que dejaron atrás a demasiada gente.”
Nacido en México, García-Chuy es un nombre coloquial de Jesús –se presenta a sí mismo como el campeón de los más pobres de Chicago–. Tuvo el apoyo en su carrera por el referendo del principal sindicato de maestros de la ciudad y tuvo un fuerte apoyo de los organizadores de la comunidad.
“Tenemos algo que decir, queremos un cambio”, les dijo a sus partidarios la noche del martes. “Esta ciudad merece un alcalde que ponga a la gente en primer lugar, no al mucho dinero, a los intereses especiales. Voy a ser ese alcalde.”
Recientemente bromeó con que su barba tenía diferentes tonos por una razón. “Mi bigote tiene un arco iris de colores que representan la gran diversidad de nuestra ciudad”, dijo. “Hasta Harold Washington (el primer alcalde negro de Chicago a mediados de la década de 1980) no tenía un bigote como yo. El suyo era todo blanco y negro. No podía presumir de tener mechones de color marrón, rojo y blanco y negro en su bigote.”
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12
Traducción: Celita Doyhambéhère.
No hay comentarios:
Publicar un comentario