martes, 17 de febrero de 2015

Orígenes del Carnaval en Corrientes

Fragmentos del libro "El Carnaval correntino, pasado y presente de una obra de arte en movimiento".
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Transcribimos fragmentos del libro El Carnaval correntino, pasado y presente de una obra de arte en movimiento. Su autor, Marcelo Daniel Fernández, junto a un equipo de colaboradores brindan una mirada sobre el festejo en la capital de la provincia de Corrientes.
Aunque parezca una contradicción, conviene aclarar, al iniciar esta historia, que una cosa ha sido el “Carnaval en Corrientes” y otra específicamente denominado “Carnaval correntino”. El primero constituyó un acontecimiento que se repitió en toda la provincia desde los albores del siglo XIX de acuerdo a características comunes en la generalidad de comunidades del país, con aggiornamientos propios en el devenir progresista de los años, hasta 1960. El segundo es un fenómeno sociocultural que se produce en la capital provincial a partir de 1961, el cual inaugurará un estilo –el de las grandes agrupaciones o comparsas), con características propias que las diferenciarán de su inocultable origen brasileño– que no sólo se mantendrá en el tiempo y hasta el presente (exceptuando unos años de inactividad en virtud de la crisis económica soportada por el país), sino que extenderá su influencia en el ámbito nacional, fundamentalmente en comunidades vecinas del litoral argentino.
En líneas generales, el Carnaval correntino constituye la consecuencia de diferentes circunstancias externas e internas que determinaron su desarrollo. Entre las primeras habría que computar, fundamentalmente, la influencia del poderosos carnaval brasileño, la cual se introdujo a través de las ciudades del vecino país ubicadas a los largo de la extensa frontera que la separa de la provincia de Corrientes, Río Uruguay mediante (concretamente Paso de los Libres en 1955 y 56, con sus comparsas Carumbé y Zum Zum respectivamente).
Valdría agregar que al intercambio humano que ello generó con nuestro inmenso y superpoblado vecino habría que mencionar entres las consideraciones externas la influencia provocada, durante muchos años, por la desigual participación de los medios masivos de comunicación entre ambas orillas del citado río, con absoluto predominio de las emisoras brasileñas (habida cuenta del desproporcionado tamaño de sus ciudades fronterizas respecto de las correntinas).
A las circunstancias anteriores debe agregarse la condición arrolladora y cautivante del ritmo popular brasileño, el cual ha conmovido a todas las expresiones musicales universales, no habiendo tenido una contrapartida en las idiosincrásicas manifestaciones populares de nuestro país en general y de Corrientes en particular. Es de reconocer al respecto que la persistente carencia de una política argentina de frontera facilitó, tradicionalmente, un proceso de la transculturación en un único sentido en detrimento de las costumbres nacionales.
Ente las circunstancias internas se podrían mencionar la afición natural del pueblo correntino por la danza, en cualquiera de sus manifestaciones, la presencia en la capital provincial de la primera escuela de danzas clásicas local, que fundara y dirigiera la profesora italiana INIT Sigüenza (ex integrante del ballet de la Cala de Milán, cuya vigencia se mantuvo desde los años 40 hasta los 60) con gran participación social, la cual no solo sensibilizó a la población hacia las expresiones balletómanas, sino que tuvo la virtud de formar técnicamente a varias generaciones de bailarines, los cuales naturalmente se fueron incorporando a las grandes comparsas como pasistas y coreógrafos, y la gran influencia que desde el siglo XIX tuvo el Teatro Juan de Vera en la comunidad correntina con el aporte sostenido de los espectáculos que su escenario ofrecía, especialmente los relacionados con óperas, operetas y zarzuelas. Muy requeridos por el público entonces.
Pero seguramente el hecho determinante del nivel artístico que alcanzó el Carnaval correntino constituye la paulatina participación de los mejores creadores locales –bailarines, actores, artistas plásticos, escenógrafos, vestuaristas, artesanos, y hasta gente de letras en la elaboración y tratamiento de los temas a desarrollar en los corsos y posteriormente a los fastuosos shows, representación ésta que lo convirtió en una celebración inédita en el país). Por esta razón la prensa especializada calificó a las grandes agrupaciones carnavalescas de “verdaderas obras de arte en movimiento”.
Marcelo Daniel Fernández
http://compactonea.com.ar/images/noticias1209/2009.jpg

En El Corsito, publicación de divulgación y consulta
sobre el carnaval.

Producción: Centro Cultural Rector Ricardo Rojas

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