Grecia trabajó a contra reloj en la lista de reformas que debe presentar hoy a sus socios de la Eurozona para lograr el visto bueno final a la prolongación del plan de ayuda, pero sin traicionar sus promesas electorales. El gobierno izquierdista pudo torcer el brazo de los socios europeos, en particular de Alemania, para ampliar por cuatro meses y en 240 mil millones de euros el programa de ayuda de la Unión Europea; ahora tiene por delante la tarea de aplacar algunas voces disconformes en el interior de Syriza.
Manaolis Glezos, eurodiputado de Syriza y emblema de la izquierda griega, criticó el acuerdo al que llegó el gobierno de Alexis Tsipras con el Eurogrupo. “El cambio de nombre de la troika (Banco Central Europeo, FMI y Comisión Europea) a instituciones, el del memorando por acuerdo y el de prestamistas por socios no cambia la realidad anterior”, aseguró Glezos en un artículo publicado en un blog. Fiel a su estilo e historia, solicitó a “todos los miembros y simpatizantes” de la coalición oficialista que decidan “en reuniones extraordinarias en todos los niveles de la organización” si aceptan la decisión del Ejecutivo.
Con sus 93 años a cuestas, el hombre que a los 19 años descolgó la bandera nazi de la Acrópolis, hoy participa en Syriza a la cabeza de la formación Ciudadanos Activos, grupo independiente de izquierda que, junto a un conglomerado de anarquistas, trotskistas, maoístas, ecologistas y centroizquierdistas, son la amalgama de coalición. Fuentes gubernamentales comentaron que la negociación con los países de la Eurozona está en curso y afirmaron que el eurodiputado Glezos “no tiene una idea clara acerca de las duras negociaciones” con los socios de Atenas.
El premier Tsipras afirmó anteayer que “hemos ganado una batalla, no la guerra”, luego del trabajoso acuerdo al que arribó el viernes con el Eurogrupo, y por el cual Atenas obtuvo un respiro de cuatro meses para extender la ayuda financiera al país. El líder griego destacó que el trato supone la cancelación de los compromisos previos suscritos por los anteriores gobiernos de su país, aunque advirtió a sus conciudadanos que “lo difícil empieza ahora”, y que “la lucha del pueblo griego continúa”.
En tanto, su gobierno trabajó contrar reloj durante todo el fin de semana para preparar la lista de reformas que hoy debe enviar a Bruselas y que es decisiva para que los socios decidan finalmente si extienden cuatro meses la financiación del país. La línea central de las reformas será la lucha contra la evasión fiscal, la corrupción y las reformas del sector público. Atenas no piensa en subidas del IVA ni en recortes de las jubilaciones para no descarrilar aún más la recuperación.
“Los textos europeos siempre tienen una imprecisión creativa”, aseguró Giorgos Katrougalos, ministro griego de la Reforma de la Administración en una radio local. “Hay temas de soberanía que dependen de la política interior y que son innegociables”, avisó por su parte el ministro de Estado Nikos Pappas, mano derecha de Tsipras. De este modo, Atenas intentaba dar una interpretación positiva del difícil compromiso que alcanzó para lograr cuatro meses adicionales de financiación, hasta junio.
“Estamos al principio de una nueva fase”, afirmó Pappas, quien considera que los cuatro próximos meses permitirán que el nuevo gobierno demuestre la credibilidad de sus reformas. Las cuestiones relativas a los derechos y condiciones laborales son temas “de política interior”, insistió Pappas.
En este ámbito, el gobierno se comprometió a restablecer las convenciones colectivas, sustituidas por la regla de los contratos individuales en los últimos años, un sistema que protege menos a los empleados.
Ahora bien, según los términos del actual plan de rescate, Grecia debe acelerar la desregulación del mercado laboral y reformar el derecho sindical. La subida del salario mínimo, de 580 a 751 euros, que forma parte de las promesas de campaña de Syriza, se llevará a cabo de “forma progresiva”, explicó Pappas.
El ministro descartó, asimismo, nuevas rebajas de los salarios de los funcionarios y de las pensiones, a pesar de que el anterior ejecutivo se había comprometido a bajar estas últimas y a suprimir las jubilaciones anticipadas antes de los 62 años. Según el semanario To Vima, las medidas propuestas por Grecia dejarán a un lado el déficit del sistema de seguridad social, ya que el gobierno desea ganar tiempo sobre esta cuestión, que sus acreedores consideran prioritaria. Para que el nuevo plan de financiación sea efectivo, los Parlamentos de varios países, entre ellos Alemania, deberán aprobarlo antes del 28 de febrero.
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