La fiscal Viviana Fein dio información contradictoria sobre la recolección de pruebas y la mecánica del disparo que le quitó la vida al fiscal Alberto Nisman. Por qué será clave el trabajo de los peritos de la querella en la investigación.
Palabras más, palabras menos - Fein en sus cotidianas conferencias de prensa, donde se desmiente a sí misma y no da precisiones sobre las claves del expediente - Foto: tiempo argentino
La investigación por la muerte del fiscal Alberto Nisman es una tragedia de enredos con una fiscal, Viviana Fein, que con cada conferencia de prensa televisada confunde todavía más a propios y extraños.
El sábado 24 de enero, la fiscal le dijo al periodista de TN, Ricardo Canaletti, que el disparo de la pistola Bersa calibre 22 que le quitó la vida a Nisman había ingresado por la sien derecha a una distancia no mayor a un centímetro. En el estudio de tevé la estaba escuchando el criminalista Raúl Torre. Ese día el diario Clarín había publicado en tapa que el balazo fue disparado a una distancia de 15 centímetros del cráneo. Luego de desmentir la versión de Clarín de forma categórica, la fiscal Fein, con su particular estilo vecinal, agregó sobre la trayectoria que "fue perpendicular". Poco después sostuvo que el balazo entró por el parietal. Y al rato nombró el hueso temporal. Es decir: en pocos minutos describió huesos distintos de la cabeza humana (ver infografía aparte).
Pero el colmo sucedió el domingo 1 durante el programa de Mirtha Legrand. Allí, el escritor, periodista y ex embajador en Francia durante el gobierno de Carlos Menem, Jorge Asís, soltó que el tiro que mató a Nisman fue efectuado a dos centímetros detrás de la oreja. "Un suicida contorsionista", dijo Asís.
Pasaron los días y la fiscal Fein no corroboró ni negó semejante interpretación del reciente experto en tanatología. Pero el asunto no quedó ahí. En su edición del 3 de febrero, Clarín informó que el disparo que mató al fiscal Nisman no fue en la sien, sino en el parietal temporal derecho, unos dos centímetros por detrás de la oreja. ¿Quién se equivocó? ¿La fiscal que investiga el caso o el escritor, hoy diletante del bisturí?
Una fuente de la investigación confirmó a este cronista que el balazo ingresó en la zona que rodea el pabellón auditivo de Nisman, a la altura de la mitad de la oreja en lo que definió como "el hueso temporal, a dos centímetros del oído".
"La fiscal no sabe lo que dice", contó el informante, preocupado.
Al mismo tiempo, en estas horas de desguace, anduvo circulando en el ambiente del "periodismo servicial" una presunta fotografía del cuerpo de Nisman donde decían que su cabeza estaba intacta, sin rastros de sangre. Al parecer, pretendían instalar que no murió de un tiro en el cráneo. Pero al ser consultado por este diario, un jefe polical aseguró que un oficial a su cargo vio el cadáver de Nisman y lo halló con el cráneo totalmente ensangrentado sobre varios centímetros de sangre.
Ahora bien, ¿es lo mismo un disparo en el parietal (la zona superior del cráneo con que los jugadores de fútbol cabecean la pelota) que un tiro detrás de la oreja? No. "Eso nos ubica ante otra situación. Hay suicidios con ese tipo de orificios de entrada de bala, pero de ninguna forma es lo mismo. Incluso podría potenciar la hipótesis de un supuesto homicidio. De todas maneras, hay que esperar todos los resultados de las pericias pendientes", explica, cauto, Torre.
Sin embargo, ayer trascendieron algunas versiones sobre los resultados del análisis toxicológico de la víctima, que no están confirmadas oficialmente. El análisis de orina y sangre más las vísceras se dará a conocer el 18 de febrero. En ese momento se sabrá si Nisman consumió o no alguna droga que pudo haber alterado su sistema nervioso central.
Otra pericia que aún se desconoce es el segundo análisis de barrido electrónico para hallar algunos de los tres metales que expulsa el arma en la deflagración del disparo. Se hará en Salta, donde tienen el microscopio más moderno del país.
De acuerdo a expertos del CONICET y la CNEA, los científicos buscan lo que llaman una "partícula" o "grano" para identificar plomo, bario y antimonio en la combustión de los átomos. Si Nisman se disparó, debería aparecer alguno de estos tres metales en las muestras extraídas de sus manos con material de carbono que son especiales y adhesivos.
LOS PERSONAJES. El especialista en informática Diego Ángel Lagomarsino, el hombre que le entregó el arma homicida a Nisman, perdió su trabajo en la Fiscalía AMIA. Así lo ordenó la Procuración. Y no sólo él: el abogado Claudio Rabinovich, quien estuvo con Nisman el viernes anterior a su deceso, también dejará su tarea de "asesor especial" con un salario de 33 mil pesos al mes.
La situación de Lagomarsino es al menos sinuosa. Dijo que estuvo dentro del departamento de Nisman dos veces: el sábado a las 15 y a las 20. Pero existiría un registro de la guardia de Le Parc, que lo anotó saliendo recién pasada la medianoche del domingo 19. La franja horaria de la data de muerte de Nisman comienza a las 10:30 y se extiende hasta las 13:30 del domingo. "Para mí, todos los custodios del fiscal Nisman se llamaban Benítez", adujo Lagomarsino en su testimonial televisada.
La referencia no fue en vano: en su segunda entrada a la casa del fiscal el sábado previo a su muerte habría visto a un custodio que no sería ninguno de los tres desafectados de la Policía Federal. Nisman contaba con diez de ellos y los usaba para realizar tareas de mensajería y hasta para llevar las compras del supermercado. ¿Quiénes son los testigos? Un fiscal muerto de un balazo en la cabeza y un hombre que tenía un sueldo de 41.800 pesos y gastos por tarjetas de crédito que superaban los 70 mil, y viajaba con ese mismo fiscal a Chile y otros destinos.
El testimonio de Lagomarsino no es claro teniendo en cuenta que fue quien entregó el arma con que Nisman apareció muerto. El detalle que desgranó sobre la pistola desarmada en tres partes envuelta en un paño, tendría todas las características de una coartada. Si admitiera que le habría entregado la pistola completa y cargada a Nisman sería acusado de un delito más grave: portación de arma, usada en el marco de una muerte dudosa. Además, los peritos no encontraron ADN de contacto de Lagomarsino en la pistola Bersa calibre 22 que él mismo dijo haber manipulado para explicarle a Nisman cómo se usaba de forma "segura".
Otro asunto inexplicable es la actitud de los suboficiales de la Federal Armando Niz y Luis Miño. Tardaron once horas en enterarse de que el fiscal que cuidaban estaba fatalmente muerto adentro del baño de su departamento. Llamaron a la secretaria de Nisman antes que a sus superiores, y encima involucraron a la madre del fiscal en esa escena desopilante con el cerrajero y el viaje de ida y vuelta hasta Núñez.
Ambos agentes, junto al más experimentado custodio de Nisman, Rubén Benítez –que lo conocía hace 15 años y era el único autorizado a entrar a su departamento–, son junto a Lagomarsino las cinco personas que aparecen alrededor del perímetro del hecho, si se cuenta a la madre de la víctima. Digan lo que digan, es así. A no ser que el presunto vecino chino aparezca como un espectro desde el más allá. Y el enigmático Antonio Stiuso revele qué le dijo a Nisman el sábado 17.
Aquel domingo 18, los policías avisaron a las 23:05 a sus jefes que Nisman yacía muerto. La fiscal Fein y el secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, llegaron al lugar alrededor de la 1:30 de la madrugada del lunes. Pero algo sugestivo sucedió media hora después del aviso de los custodios. El ex periodista del Buenos Herald, Damián Patcher –actualmente exiliado en Israel porque dice que tiene miedo de volver a la Argentina– reveló en la red social Twitter los "incidentes" en el domicilio del fiscal a las 23:36. ¿O sea que Patcher estaba mejor informado que el secretario de Seguridad? Lo cierto es que el mentado personaje se alojó primero en Mar del Plata con un hombre de buena llegada a un sector de los servicios de inteligencia locales, y apenas seis días después arribó a Tel Aviv "sano y salvo", según escribió.
Un colega suyo, Meir Margalit, le dijo el 27 de enero a Radio América que Patcher nunca formó parte de la redacción del diario Haaretz y que él no lo conoce.
En tanto, el médico forense Osvaldo Raffo y el ex jefe de la Policía Bonaerense, Daniel Salcedo, fueron nombrados como peritos de parte en representación de las hijas de Nisman, por su ex mujer, la jueza federal de San Isidro, Sandra Arroyo Salgado. En los últimos días, están concentrados en los detalles de la autopsia y en la escena completa del hecho desde la aparición del cadáver de Nisman. Salcedo analiza las llamadas entrantes y salientes de los tres celulares de Nisman y Raffo se concentra en la operación de autopsia que realizaron dos discípulos suyos: los legistas Héctor Di Salvo y Fernando Trezza.
Raffo y su equipo quieren descartar la existencia de una tercera persona y estudian en profundidad si podría tratarse de un potencial homicidio.
En ese sentido, las versiones discordantes entre la madre de Nisman, Sara Garfunkel, y el cerrajero Walter sobre la puerta de servicio del departamento del fiscal, tuvieron ayer otro correlato angustiante. La empleada doméstica de Nisman le contó al diario La Nación que ella solía ver cerrada desde adentro la puerta de servicio.
Un dato que no coincide con lo relatado en sede judicial por la mamá de Nisman, que explicó que fue ella la que abrió esa puerta al menos una hora antes de la llegada del cerrajero. Poco después ingresó al departamento de Nisman el médico de Swiss Medical y el suboficial Niz. Todos al mismo tiempo, a esa hora desesperada. «
El sábado 24 de enero, la fiscal le dijo al periodista de TN, Ricardo Canaletti, que el disparo de la pistola Bersa calibre 22 que le quitó la vida a Nisman había ingresado por la sien derecha a una distancia no mayor a un centímetro. En el estudio de tevé la estaba escuchando el criminalista Raúl Torre. Ese día el diario Clarín había publicado en tapa que el balazo fue disparado a una distancia de 15 centímetros del cráneo. Luego de desmentir la versión de Clarín de forma categórica, la fiscal Fein, con su particular estilo vecinal, agregó sobre la trayectoria que "fue perpendicular". Poco después sostuvo que el balazo entró por el parietal. Y al rato nombró el hueso temporal. Es decir: en pocos minutos describió huesos distintos de la cabeza humana (ver infografía aparte).
Pero el colmo sucedió el domingo 1 durante el programa de Mirtha Legrand. Allí, el escritor, periodista y ex embajador en Francia durante el gobierno de Carlos Menem, Jorge Asís, soltó que el tiro que mató a Nisman fue efectuado a dos centímetros detrás de la oreja. "Un suicida contorsionista", dijo Asís.
Pasaron los días y la fiscal Fein no corroboró ni negó semejante interpretación del reciente experto en tanatología. Pero el asunto no quedó ahí. En su edición del 3 de febrero, Clarín informó que el disparo que mató al fiscal Nisman no fue en la sien, sino en el parietal temporal derecho, unos dos centímetros por detrás de la oreja. ¿Quién se equivocó? ¿La fiscal que investiga el caso o el escritor, hoy diletante del bisturí?
Una fuente de la investigación confirmó a este cronista que el balazo ingresó en la zona que rodea el pabellón auditivo de Nisman, a la altura de la mitad de la oreja en lo que definió como "el hueso temporal, a dos centímetros del oído".
"La fiscal no sabe lo que dice", contó el informante, preocupado.
Al mismo tiempo, en estas horas de desguace, anduvo circulando en el ambiente del "periodismo servicial" una presunta fotografía del cuerpo de Nisman donde decían que su cabeza estaba intacta, sin rastros de sangre. Al parecer, pretendían instalar que no murió de un tiro en el cráneo. Pero al ser consultado por este diario, un jefe polical aseguró que un oficial a su cargo vio el cadáver de Nisman y lo halló con el cráneo totalmente ensangrentado sobre varios centímetros de sangre.
Ahora bien, ¿es lo mismo un disparo en el parietal (la zona superior del cráneo con que los jugadores de fútbol cabecean la pelota) que un tiro detrás de la oreja? No. "Eso nos ubica ante otra situación. Hay suicidios con ese tipo de orificios de entrada de bala, pero de ninguna forma es lo mismo. Incluso podría potenciar la hipótesis de un supuesto homicidio. De todas maneras, hay que esperar todos los resultados de las pericias pendientes", explica, cauto, Torre.
Sin embargo, ayer trascendieron algunas versiones sobre los resultados del análisis toxicológico de la víctima, que no están confirmadas oficialmente. El análisis de orina y sangre más las vísceras se dará a conocer el 18 de febrero. En ese momento se sabrá si Nisman consumió o no alguna droga que pudo haber alterado su sistema nervioso central.
Otra pericia que aún se desconoce es el segundo análisis de barrido electrónico para hallar algunos de los tres metales que expulsa el arma en la deflagración del disparo. Se hará en Salta, donde tienen el microscopio más moderno del país.
De acuerdo a expertos del CONICET y la CNEA, los científicos buscan lo que llaman una "partícula" o "grano" para identificar plomo, bario y antimonio en la combustión de los átomos. Si Nisman se disparó, debería aparecer alguno de estos tres metales en las muestras extraídas de sus manos con material de carbono que son especiales y adhesivos.
LOS PERSONAJES. El especialista en informática Diego Ángel Lagomarsino, el hombre que le entregó el arma homicida a Nisman, perdió su trabajo en la Fiscalía AMIA. Así lo ordenó la Procuración. Y no sólo él: el abogado Claudio Rabinovich, quien estuvo con Nisman el viernes anterior a su deceso, también dejará su tarea de "asesor especial" con un salario de 33 mil pesos al mes.
La situación de Lagomarsino es al menos sinuosa. Dijo que estuvo dentro del departamento de Nisman dos veces: el sábado a las 15 y a las 20. Pero existiría un registro de la guardia de Le Parc, que lo anotó saliendo recién pasada la medianoche del domingo 19. La franja horaria de la data de muerte de Nisman comienza a las 10:30 y se extiende hasta las 13:30 del domingo. "Para mí, todos los custodios del fiscal Nisman se llamaban Benítez", adujo Lagomarsino en su testimonial televisada.
La referencia no fue en vano: en su segunda entrada a la casa del fiscal el sábado previo a su muerte habría visto a un custodio que no sería ninguno de los tres desafectados de la Policía Federal. Nisman contaba con diez de ellos y los usaba para realizar tareas de mensajería y hasta para llevar las compras del supermercado. ¿Quiénes son los testigos? Un fiscal muerto de un balazo en la cabeza y un hombre que tenía un sueldo de 41.800 pesos y gastos por tarjetas de crédito que superaban los 70 mil, y viajaba con ese mismo fiscal a Chile y otros destinos.
El testimonio de Lagomarsino no es claro teniendo en cuenta que fue quien entregó el arma con que Nisman apareció muerto. El detalle que desgranó sobre la pistola desarmada en tres partes envuelta en un paño, tendría todas las características de una coartada. Si admitiera que le habría entregado la pistola completa y cargada a Nisman sería acusado de un delito más grave: portación de arma, usada en el marco de una muerte dudosa. Además, los peritos no encontraron ADN de contacto de Lagomarsino en la pistola Bersa calibre 22 que él mismo dijo haber manipulado para explicarle a Nisman cómo se usaba de forma "segura".
Otro asunto inexplicable es la actitud de los suboficiales de la Federal Armando Niz y Luis Miño. Tardaron once horas en enterarse de que el fiscal que cuidaban estaba fatalmente muerto adentro del baño de su departamento. Llamaron a la secretaria de Nisman antes que a sus superiores, y encima involucraron a la madre del fiscal en esa escena desopilante con el cerrajero y el viaje de ida y vuelta hasta Núñez.
Ambos agentes, junto al más experimentado custodio de Nisman, Rubén Benítez –que lo conocía hace 15 años y era el único autorizado a entrar a su departamento–, son junto a Lagomarsino las cinco personas que aparecen alrededor del perímetro del hecho, si se cuenta a la madre de la víctima. Digan lo que digan, es así. A no ser que el presunto vecino chino aparezca como un espectro desde el más allá. Y el enigmático Antonio Stiuso revele qué le dijo a Nisman el sábado 17.
Aquel domingo 18, los policías avisaron a las 23:05 a sus jefes que Nisman yacía muerto. La fiscal Fein y el secretario de Seguridad de la Nación, Sergio Berni, llegaron al lugar alrededor de la 1:30 de la madrugada del lunes. Pero algo sugestivo sucedió media hora después del aviso de los custodios. El ex periodista del Buenos Herald, Damián Patcher –actualmente exiliado en Israel porque dice que tiene miedo de volver a la Argentina– reveló en la red social Twitter los "incidentes" en el domicilio del fiscal a las 23:36. ¿O sea que Patcher estaba mejor informado que el secretario de Seguridad? Lo cierto es que el mentado personaje se alojó primero en Mar del Plata con un hombre de buena llegada a un sector de los servicios de inteligencia locales, y apenas seis días después arribó a Tel Aviv "sano y salvo", según escribió.
Un colega suyo, Meir Margalit, le dijo el 27 de enero a Radio América que Patcher nunca formó parte de la redacción del diario Haaretz y que él no lo conoce.
En tanto, el médico forense Osvaldo Raffo y el ex jefe de la Policía Bonaerense, Daniel Salcedo, fueron nombrados como peritos de parte en representación de las hijas de Nisman, por su ex mujer, la jueza federal de San Isidro, Sandra Arroyo Salgado. En los últimos días, están concentrados en los detalles de la autopsia y en la escena completa del hecho desde la aparición del cadáver de Nisman. Salcedo analiza las llamadas entrantes y salientes de los tres celulares de Nisman y Raffo se concentra en la operación de autopsia que realizaron dos discípulos suyos: los legistas Héctor Di Salvo y Fernando Trezza.
Raffo y su equipo quieren descartar la existencia de una tercera persona y estudian en profundidad si podría tratarse de un potencial homicidio.
En ese sentido, las versiones discordantes entre la madre de Nisman, Sara Garfunkel, y el cerrajero Walter sobre la puerta de servicio del departamento del fiscal, tuvieron ayer otro correlato angustiante. La empleada doméstica de Nisman le contó al diario La Nación que ella solía ver cerrada desde adentro la puerta de servicio.
Un dato que no coincide con lo relatado en sede judicial por la mamá de Nisman, que explicó que fue ella la que abrió esa puerta al menos una hora antes de la llegada del cerrajero. Poco después ingresó al departamento de Nisman el médico de Swiss Medical y el suboficial Niz. Todos al mismo tiempo, a esa hora desesperada. «
El dato
Los llamados de Stiuso
Tal como publicó Tiempo esta semana, hay al menos tres comunicaciones telefónicas entre el ex jefe de Operaciones y Contrainteligencia de la Secretaría de Inteligencia (SI), Antonio Horacio Stiuso.
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