La operación instaló la versión de que se avanzaría en la posibilidad de apartar al juez Lijo de la investigación del caso Ciccone.
La operación mediática, política y judicial que instaló la versión de que la Sala I de la Cámara Federal, integrada por los jueces Eduardo Freiler, Jorge Ballestero y Eduardo Farah, avanzaría en la posibilidad de apartar al juez federal Ariel Lijo de la investigación del caso Ciccone, habría tenido origen en una filtración a la prensa de uno de los propios integrantes del tribunal. Con los días se aclaró que el origen del rumor no surgió del juzgado federal del propio Lijo, que horas después del trascendido citó a indagatoria al vicepresidente Amado Boudou.
Fuentes judiciales sostienen que fue el camarista Ballestero quien permitió que la versión se echara andar el miércoles 28 por la noche. Quienes transitan diariamente los pasillos de los tribunales recuerdan las relaciones que entrecruzan a las figuras principales de esta historia.
Ballestero comparte horas en los green de golf con otro ex camarista, Gabriel Cavallo, ex socio de Jorge Lanata en el fallido diario Crítica, y además, hermano de la ex mujer de Lijo, su ex cuñado. Cavallo abandonó la Justicia y devino luego en abogado de la familia Herrera Noble, de Clarín. A esa red de vínculos, también pertenece el letrado Pablo Slomisky, que trabaja en el estudio de Cavallo, y que fue secretario de Ballestero. Este camarista es reconocido en la Justicia, también, porque acostumbra a quedar bien con ambas partes en sus fallos. O al menos lo intenta.
Un ejemplo es su voto en el fallo en que la Sala I dictaminó la inconstitucionalidad del Memorándum de Entendimiento con Irán por la causa AMIA para quedar bien con la comunidad judía, más precisamente con la DAIA. Pero a la vez se opuso a declarar constitucional el juicio en ausencia, para quedar bien con el gobierno nacional. Una de cal. Otra de arena.
La usina de operaciones y presiones judiciales se silenció cuando Lijo hizo público mediante el Centro de Información Judicial el llamado a indagatoria de Boudou el viernes 29 a las 8 de la mañana. La presión había logrado su objetivo.
La trama había incluido a las diputadas opositoras Patricia Bullrich y Laura Alonso como piezas clave en la instalación del tema que de inmediato impulsó Jorge Lanata desde Radio Mitre con su llamado a los compañeros de colegio de los hijos de los camaristas para que repudien el accionar de sus padres. Un escrache que fue repudiado por varios sectores, y al que el propio camarista Freiler calificó de "atroz". Lanata se excusó ante la complicidad de los miembros de ADEPA con una definición auto indulgente: "Tuve un brote psicótico y dije cualquier barbaridad".
Un rumor brutal que puso a Ballestero en el centro de las sospechas dentro de la propia Sala I. Freiler y Farah deberán recordarle a quien echó a rodar la versión, que los votos en la Cámara Federal se protocolizan, que si ya hubiesen estado redactados no podrían borrarse.
Tiempo Argentino
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