domingo, 13 de abril de 2014

Un fusilamiento que fue “hemorragia aguda Año 7. Edición número 308. Domingo 13 de Abril de 2014 Por Daniel Cecchini y Alberto Elizalde Leal investigacioncnu@gmail.com

El certificado de defunción de una víctima de la Concentración Nacional Universitaria (CNU), asesinada a balazos en abril de 1975, revela que la práctica de tergiversar las causas de muerte de las víctimas del terrorismo de Estado que utilizaron los médicos de la morgue platense de la Policía de la Provincia de Buenos Aires durante la última dictadura cívico-militar no comenzó el 24 de marzo de 1976, sino que se venía aplicando desde antes del golpe.
Luisa Marta Córica fue secuestrada por un grupo de tareas de la CNU la tarde del 6 de abril de 1975 en la Estación de trenes de La Plata, y asesinada a balazos la madrugada del día siguiente en un casi inaccesible paraje de Los Talas, en la vecina localidad de Berisso. Según la información publicada por los diarios de la época y el testimonio de los pescadores que hallaron el cuerpo, éste presentaba numerosos impactos de bala. El vespertino Última Hora, dirigido por Héctor Ricardo García, consultó fuentes de la Policía bonaerense y fue todavía más preciso: “Los autores del hecho habrían disparado no menos de siete veces sobre la infortunada mujer, con escopeta Itaka”, publicó. Sin embargo, todo esto fue omitido en el Acta Nº 105, del 8 de abril de 1975, labrada en Berisso, donde se consigna de manera escueta que la muerte de Córica fue causada por una “hemorragia aguda”. De las balas, ni una palabra. El acta (que se reproduce en esta página) se basaba en un certificado de defunción firmado por el médico Rubén Angel Puppo, presunto encargado de realizar la autopsia de Córica y precisar las causas de su muerte.
Al escribir simplemente “hemorragia aguda” como causa del deceso de Córica y omitir que ésta fue causada por proyectiles, el médico no sólo tergiversó la realidad, sino que evitó dar precisiones sobre qué tipos de proyectiles le dispararon (lo que podría haber permitido identificar las armas en una investigación judicial) ni desde qué direcciones y distancias (dato que podría haber probado judicialmente que se trató de una ejecución). Se trata de una acción similar a la de los policías médicos que –según se puede constatar en el libro de la morgue de 1977 recuperado por Adelina Alaye– describían como “destrucción de masa encefálica por disparos de arma de fuego”, las causas de muerte de prácticamente todos los NN que llegaban a la morgue, sin dar otro tipo de datos que permitieran establecer las circunstancias, para así avalar la versión de “muertos en enfrentamientos” que intentaban instalar los jefes militares.
En agosto de 2011, los autores de la investigación de Miradas al Sur sobre el accionar de los grupos de tareas de la CNU platense relataron las circunstancias en que ocurrieron el secuestro y el asesinato de Córica, militante de la tendencia revolucionaria del peronismo. En aquél artículo –titulado “Bella actriz fue acribillada”, reproduciendo el titular de uno de los diarios que se ocupó en su momento del caso– también se revelaron los nombres de los integrantes de la patota que la secuestró y la mató: Carlos Ernesto Castillo (a) El Indio, Ricardo Walsh (a) Richi, Gastón Ponce Varela, Ricardo Calvo (a) Richard, Juan José Pomares (a) Pipi, Antonio Agustín Jesús (a) Tony, Martín Osvaldo Sánchez (a) Pucho, Gustavo Guillermo Fernández Supera (a) El Misto, Néstor Causa (a) El Chino, y los policías Alfredo Lozano (a) Boxer, Vicente Álvarez y Roberto Storni.
En el curso de la investigación sobre la muerte de Córica, Miradas al Sur intentó comunicarse con el doctor Rubén Ángel Puppo en las oficinas de Universidad Isalud –presidida por el ex ministro de Salud Ginés González García–, de la cual es vicepresidente, de acuerdo a lo que se informa en la página web de la entidad. En dos oportunidades, uno de los autores de la investigación conversó con una colaboradora de Puppo, a quien le dijo que quería consultarlo sobre su firma en un documento relacionado con hechos de violencia ocurridos en la década del ’70. Esta persona aseguró que le transmitiría el mensaje y, además, brindó la dirección de correo electrónico de Puppo. A ese correo electrónico,Miradas al Sur repitió la consulta. Puppo nunca respondió, ni por correo ni por teléfono. La pregunta que todavía sigue sin su respuesta es simple: ¿por qué describió como “hemorragia aguda” la causa de muerte de Luisa Marta Córica, víctima de una ejecución?.

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