LUNES, 28 DE ABRIL DE 2014
¿Qué vas a hacer con ese freezer?
Te fuiste de vacaciones convencido de que a tu regreso ya habría un gobierno provisorio. Volviste y al no poder contener el pánico por el desastre que se avecinaba pelaste la tarjeta y te compraste un freezer gigante a casi al doble de lo que costaba para las fiestas, te fuiste al súper y triplicaste el gasto mensual, cosa de guardarte en tu bunker imaginario con provisiones suficientes hasta que afuera terminara de volar todo en mil pedazos. Algo falló en tus cálculos: los días fueron pasando y nada, che. Para colmo, tanta expectativa te dejó empernado con la tarjeta y encima el freezer bajó de precio a los pocos días... Garpaste un 40 % de más sin sumar la que te saca el banco con los intereses.
Mientras te comías las provisiones, sentías un vacío imposible de llenar cada vez que levantabas la tapa del freezer y recordabas que ahí fue a parar la guitita que con tanto esfuerzo fuiste separando para comprarte esa tele de la hostia y ver el mundial al último grito de la moda. Te consolabas anticipándole a tus compañeros de trabajo, parientes y amigos que entre la inflación y las paritarias el final de Cristina estaba a la vuelta de la esquina. Reforzaste hábitos como el de entrar a los blogs y dejar comentarios anónimos repitiendo los titulares de Clarín y La Nacion. Empezaste a retuitiar a @betovaldez y a seguir la cuenta regresiva con Maxi Motenenegro en la FM a la mañana y en la tele a la noche, pero resulta que la inflación primero se contuvo y luego empezó a bajar lentamente y todos los sindicatos arreglaron sus paritarias.
La bomba no explotaba y el freezer ahí, mirándote cada mañana, cada noche, como un testigo mudo de tus desventuras.
Un buen día los "vecinos" empezaron a cagar a palos a ladronzuelos y fue como un renacer: ahora sí llegarían innumerables puebladas vecinales a sacarla de Casa Rosada. Pero poco a poco el tema se fue desvaneciendo como las provisiones compradas en febrero. Para colmo anunciaron que esos subsidios contra los que militaste como el que más, finalmente eran eliminados. Miraste al cielo mientras sumabas los gastos fijos, el aumento en los servicios sin subsidios y la cuota del freezer. Sentiste la vida como una guerra, te costó dormir esa noche. Todo se confabulaba en tu contra.
Pero como cada mañana es un volver a empezar, ahora no sólo te inyectás de zócalos sino que volvió Lanata, bolú y en un santiamén recuperás aquellos lunes de rompe y raja del año pasado cuando llegabas a la oficina con ese paso firme de los que tienen la posta pero posta de verdad. Ahora la consigna es que hay más pobreza que en 2001. Ya te olvidaste de la corrida, de la falta de precios, de los linchamientos, de las paritarias... Lo único que permanece vivo en tu agenda cotidiana es el zócalo del día y ese freezer, del que te restan todavía 9 cuotas, que te quitó espacio en la cocina y dificulta la apertura de la puerta que va al lavadero.
¿Qué te espera la semana que viene cuando pinte el bajón por no haber podido disfrutar el finde largo en a costa?
¿Mirar al freezer y reputearlo?
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