Una reflexión sobre el debate que tiene lugar en México en torno a la regulación de la web y las telecomunicaciones.
Por Norberto Emmerich (IAEN, Ecuador) y Joanna Rubio, (Departamento de Estudios Políticos y Gobierno)
El periodista Jenaro Villamil afirmó en la revista Proceso del 23 de abril que “un día después del fallido intento por darle fast track al predictamen elaborado por el panista Javier Lozano y después de la marcha de cientos de jóvenes contra la censura en internet, el coordinador de la bancada del PRI, Emilio Gamboa Patrón, y el titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), Gerardo Ruiz Esparza, afirmaron que “la iniciativa de telecomunicaciones modificará los elementos de posible censura a internet”.
Y detrás del prestigio de Villamil se reprodujeron las afirmaciones triunfalistas: “Cibernautas doblan al PRI”, tituló El Mañana, de Nuevo Laredo. “Dieron marcha atrás a Ley Mordaza en Internet”, dijo El Mexicano, de Tijuana. “Dan marcha atrás en censura a Internet”, afirmó El Siglo, de Durango. Todos ellos repitiendo el artículo publicado en Proceso.
John Ackerman decía que “el pasado sábado 19 de abril se venció el plazo para la aprobación de las leyes secundarias en materia energética mandatadas por la reforma constitucional del 20 de diciembre de 2013. Son excelentes noticias para la movilización social en contra de la consumación de esta vulgar traición a la patria. Habría que luchar para dejar en letra muerta a todos y cada uno de los otros oscuros artículos “transitorios” de la reforma para que jamás se concrete este histórico atraco al patrimonio nacional”.
Parece sospechoso que en un país donde los gobiernos nunca retroceden y la población nunca avanza, un día de movilizaciones y mucha agitación en las redes sociales hayan “doblado al PRI”.
Al día siguiente, el mismo Villamil daba cuenta de su error. “Sin embargo, en contra de lo declarado por el senador Javier Lozano, presidente de la Comisión de Comunicaciones, su proyecto de dictamen de ley de telecomunicaciones y radiodifusión no elimina por completo las medidas restrictivas a los contenidos a internet, el bloqueo de señales y la geolocalización de dispositivos móviles. Más bien las matiza y las envía a otras leyes secundarias”.
Javier Corral declaró al sitio Revolución 3.0 que “la legislación secundaria en materia de telecomunicaciones privilegia abiertamente los intereses mercantiles de Televisa, incluso por encima de los de otros actores económicos”. La afirmación de Javier Lozano de que se había corregido en “mucho la iniciativa del presidente (…) Fundamentalmente el tema de internet, de la neutralidad que debe haber no sólo tecnológica, sino operativa, la censura previa. Todo eso lo estamos eliminando por completo”, no fue más que un ardid político para hacer parecer que se estaban escuchando las demandas de la ciudadanía que se opone a esta legislación.
Virgilio Caballero argumentó que “lo que posiblemente ha hecho (Lozano) es trasladarlo a otras áreas de la iniciativa, con el tipo de palabrería que suelen acostumbrar para tratar estas cosas. Pero evidentemente era una de las cosas que prometieron como trampa, como argucia para que, eliminándolas, hacer parecer que escuchan a la gente”.
Y los líderes políticos, oponiéndose al proyecto de Ley, ayudaron a su consolidación. Marcelo Ebrard Casaubón, el destacado priísta del PRD, afirmó que “la ley de telecomunicaciones propuesta por el gobierno federal… parte de un principio de desconfianza. El gobierno le tiene miedo al ciudadano, al honesto y al deshonesto, porque no conoce la dinámica de las redes sociales. Éstas no se pueden controlar, sino participar en ellas. No sólo sirven para difundir, sino para responder y escuchar. Las redes sociales y en general el Internet son un espacio de colaboración y creación, de interacción entre pares, donde la información está en constante flujo y donde se ha demostrado que el conocimiento impulsa el crecimiento de la economía. Internet es el vehículo que ha permitido el nacimiento de la sociedad de la información y el conocimiento”.
¿Qué dice Ebrard sobre la Ley de Telecomunicaciones? Nada. Pero al oponerse a la censura de Internet nos cambia el foco de atención, como si la web fuera una especie de socialismo mediático y el PRI no pudiera comprenderlo. Corremos tras la zanahoria y nos olvidamos del carro que nos subyuga.
Las leyes secundarias, como su nombre lo indica, no son el núcleo duro de la legislación de Telecomunicaciones propuesta por el presidente Peña Nieto. Y la “derrota” de Lozano solo fue una ilusión mediática prontamente descubierta.
¿Quiere decir que la “trampa” quedó expuesta?, ¿que el PRI quiso burlar a la movilización popular y fue burlado por ella?, ¿que las leyes secundarias siguen estando pero ahora heridas de muerte?, ¿acaso la Ley de Telecomunicaciones de Peña Nieto es una ley sobre Internet? Nada de eso.
Hasta ahora hubo especial interés en la regulación de internet y la intervención de las comunicaciones. Pero también:
- Se debe modificar la ley a fin acabar con el dominio de Televisa
- Se deben fortalecer las facultades del Instituto Federal de Telecomunicaciones.
- Se debe evitar que la Secretaría de Gobernación vigile los contenidos en los medios de difusión
- Se debe dar certeza de subsistencia a las radios comunitarias.
- Y por supuesto, el tema de género ha brillado por su ausencia.
En el periodo post electoral y en el primer año de gobierno abundaron las propuestas legislativas para ahogar la disidencia en las calles. La reforma al artículo 362 del Código Penal en el DF, la ley antiprotesta y el Código Nacional de Procedimientos Penales en el Congreso Federal, la ley sobre Manifestaciones en Jalisco, la ley Borge en Quintana Roo y la ley de Manifestaciones Públicas en San Luis Potosí.
Esta estrategia priísta tuvo y tiene una cara digital: la detención y tortura de tres activistas digitalesen Puebla, la censura al blog de Maritza Díaz (ex pareja de Peña Nieto), el escándalo por el uso delspyware finfisher, el intento de castigar “la difamación” a políticos en las redes sociales de Nuevo Léon, la prisión del bloguero Gustavo Maldonado, las amenazas a Alberto Escorcia, colaborador de @YoSoyRed, el ataque al portal de Sin Embargo.mx, el acoso a las cuentas de correo de Lydia Cacho[9].
Pero el proyecto de Ley Federal de Telecomunicaciones y Difusión de México no tiene objetivos represivos. Preocupados por la propiedad de los medios de comunicación y no por su uso, los funcionarios buscan que la ley garantice privilegios capitalistas en crisis. Y en el capitalismo contemporáneo el derecho a la propiedad es derecho a la concentración y condena de la competencia. El eje actual de la cuestión no es la concentración material de la propiedad sino la obtención de la rúbrica legal constitucional de lo obtenido. Hace tiempo que el príncipe ganó la batalla, ahora dicta las leyes que escrituran esa victoria.
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