martes, 29 de abril de 2014

El fin de la primavera egipcia

En pocas semanas el malestar se extendió y el 25 de enero de 2011 la Plaza Tahrir (Liberación), de El Cairo, se llenó de jóvenes convocados por las redes sociales en contra de la dictadura de Hosni Mubarak. Tres décadas bajo un régimen férreo y una crisis económica brutal habían colmado el vaso. Mubarak se sostenía en el poder de las bayonetas, pero también en los más de 1500 millones de dólares anuales de "ayuda militar" de EE UU. Herencia de los acuerdos de paz con Israel firmados en 1979 por Anwar el Sadat y Menajem Beguin bajo la mirada aprobadora del presidente Carter.
Las marchas populares recibieron como respuesta una brutal represión que dejó un saldo que la Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navanethem Pillay, estimó en más de 300 muertos. Así y todo, Mubarak tuvo que renunciar en febrero de 2011. 
Los egipcios fueron por primera vez en su historia a elecciones libres en junio del 2102. Pero eligieron al hombre equivocado, el líder de los Hermanos Musulmanes, Mohamed Mursi. Se tornó una amenaza para el diseño de la región establecido en Camp David 33 años antes. En julio de 2013 fue derrocado, apresado,  juzgado y condenado. Lo acusan de haber incitado a la violencia durante las manifestaciones de 2010. Ayer un tribunal condenó a muerte a 682 de sus seguidores y al nuevo jefe de los Hermanos Musulmanes bajo cargos parecidos, a pocas semanas para nuevos comicios donde esa agrupación está proscripta.
Las protestas en la plaza Maidan (de la Independencia), de Kiev, culminaron con la caída del presidente Viktor Yanukovich. Se habló también de la Primavera de Ucrania. En unos días los ucranianos también irán a las urnas. Allí no hay candidatos equivocados, sólo amenaza de guerra.


No hay comentarios:

Publicar un comentario