Por Werner Pertot
A veinte años del asesinato del soldado Omar Carrasco, el senador provincial Mario Ishii y el ministro de Seguridad bonaerense, Alejandro Granados, propusieron reabrir el debate sobre el Servicio Militar Obligatorio. “Para quien no trabaja ni estudia y duerme hasta las dos de la tarde, servicio militar”, fue la consigna del ex intendente de José C. Paz. En tanto, el ministro se mostró a favor de una consulta popular sobre el tema. En contra salieron desde el Gobierno el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, y el ministro de Defensa, Agustín Rossi. “No estoy de acuerdo con volver al Servicio Militar Obligatorio”, aclaró Parrilli. En el Frente Renovador, Jesús Cariglino había propuesto ya el retorno al servicio militar, mientras que en el Frente Amplio Unen Julio Cobos plantea un “servicio social” en los cuarteles. En el PRO se oponen.
Todo comenzó con una propuesta del intendente massista Jesús Cariglino, quien consideró que se debía reinstaurar el servicio militar para que “los jóvenes se alineen en sus estudios”. Le siguió el acto en el Luna Park donde Ishii presentó su bloque. Allí el ex intendente llamó a una “consulta popular para que los ciudadanos expongan si quieren o no que se retome el Servicio Militar Obligatorio para los jóvenes que no estudian ni trabajan, los chicos llamados ni-ni”. En entrevistas posteriores, fue más específico: “Para quien no trabaja ni estudia y duerme hasta las 2 de la tarde, servicio militar. El 90 por ciento de la gente acepta esta idea porque no puede contener a sus hijos”. Ishii dijo que busca que “se formen en oficios” y contribuyan en “tareas contra la inseguridad”, aunque éstas son dos cosas que no ocurren en el servicio militar.
El planteo de Ishii no tuvo una recepción muy cálida en Balcarce 50. “Yo lo aprecio a Mario Ishii. Es un buen compañero, pero no estoy de acuerdo con volver al servicio militar. No suma nada para la sociedad ni para los chicos”, destacó Oscar Parrilli. “Hay muchos ni-ni en los sectores altos del poder adquisitivo y nadie los estigmatiza”, advirtió Parrilli.
Luego de que el gobierno nacional lo descartara, el ministro de Seguridad de Daniel Scioli reflotó el tema para darle su apoyo a una consulta popular para reinstalar el Servicio Militar Obligatorio. “Yo creo que sería importante. Una consulta popular siempre es buena para saber lo que piensa la mayoría de la gente”, dijo Granados. “Habría que pensarlo mucho, ver qué función cumpliría. Si las funciones que cumplirían las Fuerzas Armadas en un futuro no muy lejano son colaborar con la seguridad interior, sería bárbaro”, manifestó, pese a que la Ley de Defensa y la Ley de Seguridad Interior prohíben específicamente que las Fuerzas Armadas intervengan en cuestiones de seguridad interior. “Esto es una cosa que ha lanzado Ishii en forma personal y lo importante es saber qué piensa la población. Pero lo importante sería para qué. Que los soldados estén en los cuarteles como estaban antes, eso no sirve”, consideró Granados. Detrás de sus declaraciones, vino la polémica.
Servicio light
El Servicio Militar Obligatorio fue derogado durante el gobierno de Carlos Menem, luego del asesinato de Carrasco en un regimiento de Neuquén. Desde entonces, ha habido algunos tibios intentos de reintroducirlo, pero ninguno tan frontal como el que suscribieron Ishii, Cariglino y Granados.
El ex vicepresidente Julio Cobos implementó un “Servicio Cívico Voluntario” en los cuarteles de Mendoza cuando era gobernador y propuso extenderlo a todo el país. “La experiencia nos demostró que pudimos trabajar juntos gobierno nacional y provincial, Fuerzas Armadas, universidades, profesionales independientes y empresarios en la inserción laboral”, dijo. Sostuvo que estaba pensado para la reinserción laboral de “miles de jóvenes que han abandonado los estudios y no trabajan, expuestos a los peligros del alcohol, las drogas, el delito y la marginalidad”.
Al igual que Ishii, Cobos habló de “capacitación en oficios y educación en valores. Fomenta la cultura del esfuerzo y el trabajo” y sostuvo que el sistema utilizaría las instalaciones ociosas de las Fuerzas Armadas, pero no sería un programa estrictamente militar. Ya en 2010, se trataron proyectos de un servicio cívico voluntario que fueron presentados por el ex ministro de Defensa José Pampuro, el peronista opositor Adolfo Rodríguez Saá, el radical Ernesto Sanz y la ex ministra de Cobos Laura Montero. Fue aprobado en el Senado, pero en Diputados se frenó luego de una consulta a la entonces ministra de Defensa Nilda Garré. En un escrito firmado por el general Luis Alberto Pozzi les recordaba a los legisladores que la tarea de las Fuerzas Armadas “no incluye la enseñanza formal de adolescentes y jóvenes ni la capacitación en oficios”.
En ese momento, desde el Ejército señalaron la mermante eficacia del programa de Cobos en Mendoza: en 2005 ingresaron 254 alumnos y egresaron 111; en 2006 entraron 187 y salieron 103; en 2007, ingresaron 262 y egresaron 137 y en 2008 entraron 113 y solamente lo completaron 58. Pozzi consideró que fue a causa de “la falta de adaptación a las normas de convivencia, al grado de inasistencias, a la no adecuación a los horarios a cumplir y a la disonancia con las expectativas generadas”.
“Es un retroceso hacia el pasado. Hoy tenemos un problema social con los jóvenes diferente que no lo resolvería el servicio militar”, consideró Gerardo Milman, que integra el FA-Unen. El radical Miguel Bazze también se opuso a la iniciativa: “No es ninguna solución”, consideró.
Por estos días, el ex viceministro de Desarrollo Social Daniel Arroyo –que forma parte del Frente Renovador– viene proponiendo un servicio social, que se diferencia del de Cobos por no utilizar los cuarteles, aunque está pensado para la misma población. “Hay que pensar otras políticas para los que no estudian ni trabajan. Ahí está el problema central”, señaló Arroyo. “El servicio militar tiene una función vinculada con la defensa. Es prepararlos para la guerra. Y no es eso lo que hay que generalizar en la Argentina”, explicó a Página/12. “Si uno quiere incluir a los jóvenes, no es ése el mecanismo. Lo que planteo es crear un servicio social: utilizar el plan Progresar y crear una contrapartida con capacitación en oficios”, dijo Arroyo. Pero para Cariglino, el plan Progresar sólo sirve para que “se vayan de gira. Se quedan solos en la casa, empiezan en la esquina a tomar birra y después, quizás a robar un teléfono”. Según el intendente massista, el Servicio Militar Obligatorio debe volver para “contener a los jóvenes como hicieron nuestros padres”.
En el PRO, en cambio, rechazaron el proyecto. La diputada Laura Alonso tuiteó: “Los jóvenes no necesitan ‘cuarteles’ sino escuelas de calidad que potencien sus talentos y habilidades. En cualquier momento, vuelven a la esclavitud. Atrasan”. El electorado del PRO quizá no la acompañe: en la página Legislemos.org, de Diego Santilli y Gabriela Michetti, un proyecto de Servicio Militar Obligatorio está al tope del área “Educación”. Sus organizadores aclararon que lo propone un ciudadano y los senadores PRO no lo comparten.
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