Como viene sucediendo desde el inicio de la gestión Maduro, Venezuela vuelve a estar en los titulares de los diarios más importantes (y hegemónicos) del mundo asociado a episodios de crisis económica y de violencia política. El desabastecimiento económico provocado por los principales actores productivos y financieros del país, junto al aumento del desorden social representan las principales pinceladas que el mundo mediático muestra como realidad venezolana. A escasos 10 meses de iniciado su mandato de 6 años, el sucesor de Chávez debió arroparse de virtud para conducir un proceso económico, político y social convulsionado y rodeado de dardos venenosos. Aquí van algunos elementos que permiten comprender el momento político actual del país.
- El 14 de abril del año pasado, Maduro venció por la mínima al candidato opositor Capriles en una contienda en la que se presagiaba una diferencia mucho mayor a la acontecida. Desde el oficialismo, y desde la propia oposición se auguraban ventajas superiores al 10%. El chavismo las necesitaba como el agua para comenzar su gobierno con una amplia legitimidad de origen en la etapa post-Chávez, en tanto el antichavismo intentaba achicar las diferencias con la elección precedente en la que Capriles perdió por más de 11% con el líder bolivariano. Una diferencia inferior al 5% era visualizada casi como una derrota por el oficialismo y en forma inversa, casi como una victoria para la oposición. La exigua ventaja de Maduro sobre Capriles dejó en una situación de debilidad a las fuerzas chavistas y le permitió a la oposición (denuncias de fraude mediante)emerger de la contienda victoriosa y vigilante en el corto plazo.
- Los primeros meses de la gestión Maduro implicaron no sólo la recomposición del gobierno sin la presencia física de su mentor e indiscutible líder político, sino también el comienzo de un gobierno lesionado en su legitimidad en un contexto económico difícil. La devaluación de más del 50% del bolívar en febrero del año anterior, la presión de los bancos y los grupos de poder por aumentar la tajada de sus ganancia presionando sobre el tipo de cambio, el alevosodesabastecimiento de la producción y comercialización, con los faltantes de papel higiénico (con toda la connotación en ese rubro), pero no de toallas de papel y rollos en baños públicos, todos elementos que se enmarcaban en un proceso de erosión de legitimidad gubernamental.
- A su vez, los titubeos del presidente en este contexto aumentaron las críticas (y en algunos casos divisiones) en el interior del chavismo. Las bases “rojo- rojitas”, los movimientos sociales (pilar medular, junto a los militares y el PSUV del poderío chavista) mostraron su disconformismo en esos primeros tiempos de gobierno madurista. El presidente, alerta sobre los ánimos internos, decidió jugar su ficha más fuerte: el pedido de la Ley Habilitante. En su discurso frente a la Asamblea Nacional en octubre le cantó mancha a los actores económicos que jugaba (y juegan) por la desestabilización, puso en marcha una batería de medidas para controlar los precios, penalizando a los comercios y supermercados que especularan con el bolsillo de los venezolanos, y fue crudo en la autocrítica luego de 14 años de Revolución Bolivariana.
- En ese contexto de revitalización gubernamental y con varios éxitos en la política de control de precios, especulación empresarial y desabastecimiento, se realizaron las elecciones regionales de diciembre. La oposición que durante ese tiempo de incertidumbre siguió jugando al juego de la deslegitimación, encontró en esta compulsa la excusa para convertirla en el plebiscito de la administración Maduro.
- La victoria del gobierno, no sólo fortaleció la figura del presidente, sino que también hirió la de Capriles (principal exponente de la teoría del plebiscito y perdedor en la mayoría de los municipios de su Miranda) a la par que emergían nuevos referentes en el interior del antichavismo. Lo que en otro lugar llamamos la descaprilización de Capriles implicó el abandono de la línea ruptura- continuidad en pos de un arribo rápido al poder. Esta línea política es la que se siguió el miércoles 12 de febrero en Venezuela.
- La oposición venezolana llegó al 12 de febrero con el ímpetu del 11 y 12 de abril de 2002. Un breve repaso por el historial opositor nos muestra que esos fueron los años en que el antichavismo buscó denodadamente la caída inconstitucional del gobierno. El 2003 con el lockout patronal de PDVSA, el 2004 (ya legalmente) el referendo revocatorio, en el 2005 con la deslegitimación de la parlamentaria no presentándose a la elección, fueron jalonando los años más duros frente al chavismo. Luego de la única victoria en el referendo reeleccionista de 2007, la estrategia viró hacia lo institucional y, pese a continuar su derrotero en las regionales del 2008 y referendo del 2009, las parlamentarias del 2010 mostraron un avance nítido del antichavismo, esta vez nucleada en la MUD. La emergencia de un candidato taquillero como Capriles dio lugar al juego electoral del 2012- 2013 que parecía llevar las cosas al terreno que la oposición tanto reivindica y que tan poco practica:el democrático
- Sin embargo, la derrota en las regionales de diciembre (y la ausencia de elecciones hasta finales de 2015) permitió la emergencia de quienes dentro de la MUD vienen desde el vamos jugando a favor del golpe. Dirigentes como Leopoldo López y Corina Machado, a quienes se les sumó inexplicablemente en las últimas horas el Alcalde Mayor de Caracas Antonio Ledezma, parece hacer virar el viento de la institucionalidad. El gambeteo de Carpiles (caprilizandose nuevamente) a la violencia desatada el miércoles en el país muestra a las claras la división que aún se mantiene en el interior de las fuerzas antichavistas entre quienes apuestan a una salida rápida de Maduro y quienes mantienen el juego en el interior de la institucionalidad. No es casual que sean dos gobernadores, Capriles y Henry Falcon, de Lara, quienes hayan salido a desmarcarse de los violentos.
- El gobierno actuó sobriamente en estas horas. Maduro llamó a la oposición a condenar a los hechos, mostró vídeos aleccionadores de lo ocurrido y en sus últimas alocuciones reivindicó la paz como principal activo a defender. Convocó a los estudiantes, presentó el “Plan de paz y convivencia” y llamó a una importante movilización para hoy en el país. Una vez más, como sucede cada vez que el gobierno se encuentra amenazado, el chavismo cierra filas y conecta sus fibras más intima de defensa para evitar que la cosa pase a mayores. A pesar de la demanda “de dar leña” de las bases chavistas, el gobierno llamó a la paz y a no responder provocaciones.
Así viene la cosa en Venezuela en estas horas. Habrá que estar atento estos días a lo que sucede en las tierras de Chavez, que hoy brilla, junto a los vaivenes de la economía argentina, en los censores de los centros de poder más importantes a nivel mundial. No es casual que los parecidos entre ambos países vuelvan a reflotarse, como así también la necesidad de ambos gobiernos de avanzar hacia una nueva etapa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario