viernes, 21 de febrero de 2014

El Conventillo en el Colón

Por Fernando Sorrentino
En 1617 Lope de Vega estrenó la comedia La niña de plata. Esta obra, casi olvidada, incluye uno de sus sonetos más célebres, el que comienza:
Un soneto me manda hacer Violante
que en mi vida me he visto en tal aprieto.
Alberto Vacarezza (Buenos Aires, 1888 - íd. 1959) es el autor del más famoso sainete argentino,El conventillo de la Paloma, que la compañía de Pascual Carcavallo estrenó en el Teatro Nacional el 5 de abril de 1929. Algunos de sus actores fueron Tito Lusiardo, Francisco Charmiello, Pierina Dealessi y Libertad Lamarque.
Lejos de toda solemnidad, Vacarezza se tomó el pelo a sí mismo al explicar su receta para componer sainetes. Partiendo del primer verso del soneto de Lope, escribió (Cantos de la vida y de la tierra, 1944):
Un sainete en un soneto
Un soneto me manda hacer Castillo
y yo, para zafarme de tal brete,
en lugar de un soneto haré un sainete,
que para mí es trabajo más sencillo.
La escena representa un conventillo.
Personajes: un grébano amarrete,
un gallego que en todo se entromete,
dos guapos, una paica y un vivillo.
Se levanta el telón. Una disputa
se entabla entre el gallego y el goruta,
de la que saca el vivo su completo.
El guapo que pretende a la garaba
se arremanga al final, viene la biaba
y aquí acaba el sainete y el soneto.
Desde 1929 El conventillo de la Paloma volvió muchas veces a escena y hasta alcanzó una versión fílmica (1936) con dirección de Leopoldo Torres Ríos.
En 1945 Vacarezza redactó un “Prólogo” en octosílabos para la reposición en el Teatro Presidente Alvear. Algunos de los intérpretes: Pedro Maratea, Mario Fortuna, Lalo Malcolm, Ida Delmas…
Y, finalmente, llegó la noche en que El conventillo se representó en el Teatro Colón. Ocurrió el 21 de diciembre de 1953, en una función a la que asistió el presidente Juan Domingo Perón.
El director fue Román Viñoly Barreto, y los actores (con alguna que otra excepción) eran todos de los más renombrados de la época: Tito Lusiardo, Francisco Charmiello, Alberto Bello, Pedro Maratea, Pepita Muñoz, Tita Merello, Leonor Rinaldi, Enrique Serrano, Roberto Escalada, Juan Carlos Mareco, Ubaldo Martínez, Luis Arata, Hugo del Carril, Rolando Chaves, Osvaldo Miranda, Rosa Rosen, Iris Marga, Analía Gadé… Partes musical y coreográfica: Aníbal Troilo, Ástor Piazzolla, Roberto Firpo, los Hermanos Ábalos; escenografía: Mario Vanarelli.
Entonces era habitual que, cuando se necesitaban chicos para participar como figurantes en las óperas, se recurriera a los hijos de los empleados del Colón. Yo “actué” de monaguillo enCavalleria rusticana, de niño del pueblo en La bohème y en El elixir de amor, de vendedor de diarios en Andrea Chénier… El 8 de noviembre de 2012 cumplí setenta años; en 1953 tenía once. En aquella función, yo -como comparsa- fui uno de los niños que “vivían” en el conventillo de la Paloma.
Mi difunto padre trabajó muchos años en el Teatro Colón, hasta jubilarse como inspector del Coro Estable: gracias a tal circunstancia, me cupo la fortuna de vivir esa experiencia que no olvido.
Fernando Sorrentino
El dramaturgo y compositor José González Castillo (1885-1937).
Escrito el soneto en un moderadísimo, aunque arcaico, lunfardo, para el lector argentino más joven será suficiente con aclarar el significado de cuatro vocablos: grébano y goruta (= vesre de‘tarugo’) son términos despectivos que señalan al italiano (sobre todo, al de pocas luces); paica ygaraba constituyen formas afectuosas para ‘muchacha’ (se supone que agraciada).
En cambio, para el hispanohablante no argentino serán útiles algunas aclaraciones léxicas adicionales: amarrete = ‘tacaño’, ‘avaro’; gallego -debido a la mayoritaria inmigración de ese origen- es, por extensión, cualquier español (aunque lo más probable es que el del conventillo sea un genuino gallego); completo = ‘beneficio’; biaba = ‘pelea’ o ‘paliza’.

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