lunes, 10 de junio de 2013

La televisión, por Horacio González

Publicamos la participación de González en el Congreso de Cultura, donde disertó sobre tiempos televisivos, Lanata, justicia mediática, y nuevos golpismos, entre tantas otras cosas. ¿Qué es la televisión? Yo no conocía este texto de Raymond Williams (La Televisión), que es un gran crítico marxista. En realidad, en Argentina estos textos de Raymond Williams –no éste-, sobre todo los de crítica literaria son muy consultados en todas las carreras de Letras. Este párrafo que acaba de leer Romero es muy avanzado para la reflexión de los años '70 en relación a qué hace la televisión con la lengua, con el ejercicio de la política, con la voluntad cognitiva sin más, con la voluntad cognitiva del humano. ¿Qué viene a ser la televisión? ¿Qué tipo de organismo cultural, visual, estético, político, lingüístico puede condensar la televisión? Porque todas esas dimensiones están en ella. Cuando hablamos, sentimos que la televisión habla como nosotros, cuando tenemos un horizonte de sentimientos de los más diversos y los más oscuros, sentimos que la televisión también los tiene. Sentimos y no sentimos que la televisión es algo que pertenece al rango de lo humano, al rango de lo pensable humano. Puesto que es una realización de las más altas tecnologías de la época, no la consideramos participe eminente del mundo humano. Pero como es una continuación de la lengua tenemos la incomodidad de definir qué es este aparato de las grandes tecnologías que también supone una continuidad con el mundo humano. La televisión ha sido muy criticada, la seguimos criticando quienes la vemos, no es habitual entregarse totalmente a la lógica de la televisión, cualquiera que ésta sea. Si podemos intentaremos definirla, porque así como sospechamos que la televisión es una continuación de lo humano lingüístico, tal vez sospechamos que nuestra vida pertenece a una esfera de la libertades y autonomías que no necesariamente está en la televisión. Por eso la vemos, somos televisivos, somos de algún modo personajes de la tecnología televisiva contemporánea pero al mismo tiempo no estamos entregados a ella. Este tipo de crítica, a partir de la de Raymond Williams, tuvo muchas otras expresiones importantes en la crítica a las culturas dominantes. En realidad provenían de pensamientos avanzados de centro izquierda, pensamientos de vanguardia, pensamientos culturales que diría de la intranquilidad de la época, que pensaban que la televisión era un fuerte aparato de confiscación de las experiencias y de los relatos que tienen la pertinencia de ser relatos y experiencias personales. En este caso, también se pensaba que era una mala heredera del cine, que no era la continuidad del cine, que podía convivir con el cine y con la radio, pero que no era la superación ni del cine ni de la radio. Hay una crítica de Pierre Bourdieu que yo sigo con placer y se llama igual a la de Raymond Williams: La televisión. La crítica la hace en un programa de televisión, lo invitan especialmente a realizar esa crítica, en dos programas de una hora cada uno. Es decir, la televisión suponía querer demostrar que la crítica a su modelo de tiempo, a su modelo de tiempo restringido, a su modelo de comprensibilidad, que es un modelo de comprensibilidad sumario y a veces brutal desde el punto de vista de la síntesis o de los agrupamientos cacofónicos que se ve obligada a hacer, precisamente para cumplir con un horizonte de temporalidad muy estricto, es el horizonte del capitalismo. No hay nada más parecido a la plusvalía capitalista que la plusvalía del tiempo televisivo que está representada por miles y miles de trabajadores: cameraman, el que pone el micrófono, el maquillador, etc. Son todas tecnologías que vienen del cine y el teatro, y del circo, la televisión si es heredera de algo es más del circo que de cualquier otra cosa. GB

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