miércoles, 26 de junio de 2013
El enorme aparato de inteligencia y vigilancia que Estados Unidos construyó en los últimos 50 años cuesta cerca de 50 000 ... Estulin: “El verdadero enemigo de EEUU somos todos nosotros”
El origen del caso Snowden se remonta a los atentados del 11-S en EE.UU. y es una pieza más en el plan de este país por controlar las mentes de todos los ciudadanos, según aseguró el analista Daniel Estulin en declaraciones a RT.
Según Estulin el objetivo de la reacción de EE.UU. ante el caso Snowden “no es detener a los terroristas, sino más bien detenernos a nosotros”, puesto que “las Leyes que justifican estas tecnologías no fueron redactadas en un arrebato, fueron diseñadas específicamente para dar al Gobierno carta blanca sobre la gente durante el caso y la confusión de la era de la transición que estamos viviendo ahora mismo”.
Para Estulin es crucial comprender que “el enemigo no son futuros Bin Laden o Gadaffi, nunca lo fueron. El enemigo somos todos nosotros, tanto en los aeropuertos, como en las fronteras o en las esquinas de alguna calle. A partir de ahora nos explorará la mente una nueva y asombrosa tecnología desarrollada por la Sección de Factores Humanos de la Dirección de Ciencia y Tecnología del Departamento de Seguridad Nacional de EE.UU. y ese es el objetivo final de lo que estamos viendo ahora mismo”. Es precisamente por eso que “el Gobierno norteamericano está tan cabreado, porque esos secretos suyos están saliendo a la luz”.
“Lo que estamos viendo hoy verdaderamente empezó a partir del 11-S que proporcionó al Gobierno norteamericano la excusa que necesitaba, el pretexto preciso para adoptar nuevas medidas de emergencia y el proyecto de la ley antiterrorista, que unos cuantos meses más tarde, pisando los talones del 11-S, se convirtió en el ‘Homeland Security’”, explicó el analista.
En su opinión, el establecimiento de esta ley “privó a los ciudadanos estadounidenses de la mayor parte de sus derechos constitucionales . Asimismo, “el proyecto de ley antiterrorista, previo a juicios secretos”, contemplaba “la deportación de residentes extranjeros sin seguir el procedimiento reglamentario y la confiscación de los activos de cualquier individuo u organización al que un Gobierno, cada vez más criminal, declare arbitrariamente terrorista”.
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