jueves, 27 de junio de 2013
Regresa la republiqueta del container Por Federico Bernal
Regresa la republiqueta del container
Por Federico Bernal
Promovidos por los medios de comunicación de la semicolonia, vuelven los punteros de mercado.
Denuncian y se escandalizan por bolsos, valijas y bóvedas que jamás demuestran ligazón alguna con actos de corrupción. Lagrimean moralina pura con el blanqueo que pretende traer dólares al país, pero cuando entre 1976 y 2003 la deuda externa pasó de 9738 millones de dólares a 175.800 millones no hicieron sino aprobar, apoyar y celebrar la gran transformación semicolonial de la República y la decadencia de su pueblo. Ese endeudamiento (y la estatización de la deuda por Domingo Cavallo) fue el mayor acto de corrupción de los últimos treinta y siete años. Así que memoria y consciencia pública para consolidar el triunfo popular de octubre primero y 2015 después.
LA REPUBLIQUETA AL ACECHO. Con la sola excepción de los años 89/90, la deuda externa aumentó invariablemente entre Martínez de Hoz y Eduardo Duhalde. La deuda per cápita (siempre se calcula como porcentaje de PBI así que humanicemos), la deuda per cápita en 1983 era de 1612 dólares por cabeza; en 1991 había aumentado a 1769; en 2001 a 4.432 y en 2003 a 4448. ¡Flor de administradores! Los intereses pagados en el lustro 1990/95 promediaron los 4500 millones de dólares y 8500 millones entre 1995 y 1999. Los capitales argentinos en el exterior saltaron de 60.416 millones de dólares a 106.966 entre 1990 y 1999. Asimismo y entre 1992 y 1999, las crecientes ganancias que las filiales argentinas de compañías multinacionales enviaban a sus casas matrices totalizaron unos 13.763 millones.
Indirectamente, el endeudamiento externo representaba la forma de conseguir divisas para permitir el brutal drenaje de fondos. Pero la deuda debía a su vez pagarse religiosamente con mayores intereses y amortizaciones. Sumemos a todo esto la fuga de capitales. La redistribución regresiva del ingreso y las privatizaciones motorizaban a nivel interno la fuga de riqueza desde las clases populares, el patrimonio público y la economía real a las corporaciones y los capitales locales y extranjeros especulativos. En un artículo titulado "Datos sobre la deuda externa de 1989", el candidato PRO Carlos Melconian, ex candidato a ministro de Economía de Menem en 2003, daba cuenta del incremento de la deuda con el FMI, la cual había pasado de 3100 millones en 1989 (5% sobre deuda externa sector público) a 14.592 millones en 2001 (16%). Como se sabe, Melconian es uno de los muchos candidatos reivindicadores de la década del '90. En su indispensable libro Historia económica, política y social de la Argentina 1880-2003, Rapoport calcula que "en las postrimerías de la década [del noventa], la deuda externa pública había adquirido así, gracias al apoyo y consejos del Fondo, contornos explosivos. El pago de los intereses respectivos, entre 1993 y 2001, alcanzó a más de 53 mil millones" (Pág. 819). Carlos Menem era la estrella invitada del acto inaugural de la Asamblea del FMI en 1998. Ese año y según cálculos del economista Mario Rapoport, se fugaban del país unos 100 mil millones de dólares. En el libro del ex lobbista de Repsol Marcelo Bonelli Un país en deuda. La Argentina y su imposible relación con el FMI (2005) se detalla esta visita de Menem al FMI y buena parte de su discurso en el que exhortaba a la comunidad financiera internacional a seguir el modelo argentino como forma para salir de la crisis. Sin duda que éramos un modelo de administración exitosa. Una semicolonia generadora de pingües negocios para sus amos metropolitanos. La sangría de recursos, riquezas y rentas se cargaban en containers con destino Europa y EE UU. Volvíamos a ser una republiqueta como entre 1860 y 1943.
LA NACIÓN Y ALBERTO CAVALLO EN 2001. En abril de 2001, el diario La Nación publicaba el siguiente artículo: "El hijo menor de Cavallo se pone la camiseta de empresario virtual". La voz oficial de la semicolonia anunciaba feliz el lanzamiento de una empresa creada por Alberto Cavallo. Se trataba de Digicuenta, "un sitio para enviar dinero y comprar por la Red". Recordemos que Domingo era, además de su padre, ministro de Economía de la República. Seguidamente se lee: "Para lanzar su compañía online recaudó [¿Alberto o Domingo?] un millón de dólares de inversores privados. Apuesta a captar la atención de las personas que no operan habitualmente con los bancos [el dinero de los pequeños y medianos ahorristas venía huyendo en masa de la banca privada y pública]. Desde ayer, Domingo Cavallo tiene un nuevo incentivo para reactivar la alicaída economía nacional: del éxito de su proyecto ministerial dependerá en gran parte la suerte de su hijo Alberto, de 23 años, que acaba de debutar como empresario al frente de una compañía de Internet llamada Digicuenta". ¡Por dios, increíble! Ahora, menos mal que Alberto tenía un cachito de vergüenza. La nota (léase publicidad) se encargó de incluir un alegato del CEO de Digicuenta: "La empresa se creó en agosto del año pasado y programamos la presentación en sociedad para después de las vacaciones. Cuando lo hicimos ninguno de nosotros podía imaginar el regreso [de su padre] al Ministerio de Economía." Luego, el articulista remata: "Coincidencia o no, lo cierto es que el apellido Cavallo servirá como herramienta de marketing, al menos para despertar la curiosidad." ¡¡Por dios!! El resto de la nota se deshace en loas al joven emprendedor, hoy CEO de PriceStats (ver de este autor "Los IPCs de Cavallo y Macri". Tiempo Argentino - 5/06/13).
¡CHE, LANATA, MELCONIAN TE DEBE UN PAR DE RESPUESTAS! A semanas de las elecciones presidenciales de 2003, Jorge Lanata entrevistaba en Día D al Melconian candidato a Economía de Menem. Recordemos que entonces dejaba más dinero al ex periodista denunciar la Argentina saqueada de los noventa y 2001 que el gurkaje desinformativo al que desde algunos años se abocó de lleno. Lanata, pues, pidió explicaciones al economista sobre su patrimonio y cómo había podido sacar del país 2,5 millones pesos (o dólares, porque no se aclara si fue antes o después de la Convertibilidad). Melconian, manifiestamente nervioso y superado, no quiso explicar cómo fugó ese dinero. Apiadándose de él, el entrevistador le dice: "Bueno, contale a la gente cómo vas a solucionar los problemas de la Argentina." El actual candidato PRO responde aliviado: "Bueno, primero tiene que ganar Menem..." ¡¡¡Por dios!!! Lanata en su faceta de gurka desinformativo a sueldo de la barbarie semicolonial lleva dedicadas varias entrevistas a Melconian. ¿Volvió a preguntarle del asunto aludido? ¿Qué tamaño tenía la bóveda de Melconian para guardar 2,5 palos? ¿En cuántas valijas o bolsos se los llevó afuera? Lanata también entrevistó a Sturzenegger, ex funcionario de López Murphy y Cavallo entre marzo y noviembre de 2001. ¿Acaso le preguntó en qué quedó el pedido de procesamiento del fiscal Delgado por su participación en el megacanje?
ELECCIONES: ¿MODELOS DE PAÍS O PROYECTOS POLÍTICOS? Como estos, centenares, miles de ejemplos más. Preguntamos finalmente, ¿cómo retrucarles, cómo responder, cómo desentrañar la verdad y comunicarla a la sociedad? ¿Qué es lo que está en juego? En estas elecciones, como en las pasadas y futuras, no se enfrentan dos "modelos" de país, sino dos proyectos políticos antagónicos: el de la republiqueta semicolonial y el de la nación democrática, justa y soberana. Por la primera, vuelven a escena los técnicos y ex funcionarios representantes del capitalismo financiero y especulador, operadores y responsables locales del saqueo padecido por la Argentina entre 1976 y fines de 2002. Amparados y promovidos por los medios de comunicación de la semicolonia, regresan los punteros de mercado, estibadores del desvalijamiento popular y público mediante mayúsculos e interminables containers atiborrados de nuestros recursos, rentas y riquezas por miles de millones de dólares (los containers también partían al extranjero atestados de miles de desesperados compatriotas que no tenían dónde caerse muertos). Entre 1976 y 2003, como entre 1955 y 1973, como entre 1860 y 1943 no hubo ningún modelo de país en ejecución, sino la ejecución del histórico proyecto de una republiqueta atrofiada, subdesarrollada, atrasada y socialmente decadente, por supuesto y como siempre financiada por el imperialismo.
La republiqueta del container, con su ciudad capital en creciente auge unitarista y separatista, endeudada hasta la médula y con su metrobus a la inglesa (las puertas de los colectivos quedaron del otro lado de los andenes, por tanto irán en sentido inverso al tránsito a uno y otro lado de la 9 de Julio) es la figura, la imagen y el argumento que la revolución democrática reiniciada en 2003 (discontinuada desde 1955), catapultada en 2008 y profundizada en 2011 precisa dar con urgente necesidad. Vuelven Melconian, Sturzenegger, Prat Gay, Domingo Cavallo, López Murphy y Terragno. El socialismo, la izquierda pequeñoburguesa y la ultra de Binner, Solanas y Altamira, que a muchos escandaliza o sorprende tan afín y compañera de la derecha, retoma su mejor tradición antipopular, antinacional, antidemocrática y antiperonista. El sindicalismo de servicios, que queda muy corto ya a esta Argentina, se fusiona con el histórico líder del peronismo histórico Francisco De Narváez. Todo dicho. El mitrismo renacido y renovado, apostándose en el campo de batalla cultural, económico, político y constitucional. La agudización de las contradicciones (de un lado la izquierda y la derecha neoliberales totalmente fusionadas y perfectamente delimitadas en el Litoral y la ciudad-puerto; del otro el país profundo, el verdadero federalismo y la democracia de masas en la Confederación Argentina) indica que nos encontramos en un punto decisivo que habrá de definir el destino argentino y sudamericano durante los próximos cien años.
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