martes, 25 de junio de 2013
Massa y la embajada estadounidense
Por Reynaldo Sarraute I En noviembre de 2009, en la intimidad de una cena privada en la casa del empresario inmobiliario Jorge O'Reilly, Sergio Massa le comenta a la embajadora de EEUU en la Argentina, Vilma Socorro Martínez: "Néstor Kirchner es un cobarde, es torpe y perverso".
Fue así, secreteando con la vocera del Tío Sam en nuestro país, para ganarse seguramente su confianza, como Sergio Massa buscó impulsar su carrera política en momentos en que, según él mismo lo aseveró en esa reunión íntima, el kirchnerismo tenía "cero chance de ganar las elecciones en el 2011".
Esta deleznable actitud de sumisión, de quién aspira a convertirse en el brazo político del imperio norteamericano en nuestro suelo patrio (algo así como el Capriles de las Pampas), se pudo conocer gracias a la osadía de Julián Assange, el líder de Wikileaks, que hizo públicas decenas de miles de comunicaciones secretas de la diplomacia norteamericana.
Hoy, siguiendo el destino que aceptó le trazaran, encabeza una lista de candidatos a diputados, opositora al Frente para la Victoria, en la Provincia de Buenos Aires. ¿Cabe alguna duda de que Sergio Massa, además de resultar un miserable traidor, alcahuete de los yanquis, es también un atrevido oportunista de derecha, sólo limitado por su pésimo olfato político?
Allá él y su destino. Cuando las circunstancias históricas ponen a la ciudadanía ante la disyuntiva de elegir entre democracia o corporaciones, Sergio Massa se proyecta como uno de los más promisorios referentes del poder económico conservador. Se suma de manera activa a los que buscan denodadamente ponerle un freno al proceso de democratización actual.
Para nosotros, los kirchneristas, está más claro que nunca la necesidad (y la posibilidad) de seguir avanzando en el rumbo del proyecto nacional y regional en curso. Para consolidar los logros alcanzados en la década ganada. Para continuar construyendo ciudadanía, en un país soberano, con una economía próspera, en una sociedad inclusiva y solidaria, integrada a la Patria Grande.
Por todo lo logrado, y por todo lo que falta, en las primarias y en octubre, hagamos reventar las urnas votando a los candidatos de Cristina Fernández de Kirchner; abramos un ancho cauce electoral a la victoria del amor por el pueblo.
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