Bestialidad ciudadana Por Ricardo Ragendorfer

Acosar, en el momento mismo del entierro, a la viuda de alguien asesinado durante un asalto para requerir su opinión sobre la pena de muerte es una de las delicias más conspicuas de la patria movilera. Mucho más sinuosa –por la gran complejidad del caso– resulta en estas horas la dirección informativa de ciertas coberturas periodísticas acerca del crimen de Ángeles. Y con un ingenioso andamiaje argumental: puesto que el informe preliminar de la autopsia, efectuada en la morgue judicial, no ha detectado aún las lesiones típicas de una violación, es posible especular con que dicha muerte –producida por estrangulamiento con un lazo en el cuello– haya tenido otro móvil que el de la violencia sexual, como, por ejemplo, el robo de un celular. De modo que se estaría ante un hecho de inseguridad. Lo cierto es que semejante hipótesis entusiasma de sobremanera a una parte del espíritu público. En tal sentido, con carteles y consignas alusivas, algunos vecinos de Colegiales se concentraron ante la casa de la víctima, mientras los reclamos de mano dura explotaban en las redes sociales, con propuestas como: “Hay que colgar a los chorros a los postes de luz y la televisión debe mostrar cómo se desangran” o “Control de la natalidad, ya”. La bestialidad ciudadana nuevamente a la orden del día. Sin soslayar el oportunismo de sus más caros representantes; por caso, la diputada Patricia Bullrich no se privó de estampar en su Twitter: "Es la hora de construir en serio una respuesta a la inseguridad". Pese a que la dialéctica del caso apunta hacia un violador solitario; es decir, hacia un ciudadano común sin vinculaciones con el delito organizado, el sentir de la "parte sana" de la población insiste en recurrir a la construcción de un enemigo externo –y los hacedores de la inseguridad lo son–, tal vez para así mitigar la perturbadora sensación de que un integrante de su comunidad haya podido ser el autor de un crimen tan atroz. 13/06/13 Infonews