Por Guillermo E. Pintos
El episodio emergió sobre la tormenta mediática de todos los días en forma de sketch “cómico”, con una imitación del jefe de Gabinete que conlleva kilos de maquillaje y la tonta repetición de ciertos tics del personaje. Sobre la pobreza de su contenido, inevitable pensar en un flashback que conduzca a los tiempos de Mario Sapag: pasaron más de 30 años pero la pavada y la mediocridad no saben de calendarios. Esta vez el impacto asegurado estuvo en que detrás (y delante) de cámaras apareció Marcelo Tinelli, el llamado “rey” de la televisión argentina desde los años ’90. El ex periodista deportivo devenido en carismático conductor es, hoy, un personaje central, parte de una peculiar nobleza argentina compuesta por celebridades de vuelo bajo y entre las que revistan deportistas, personajes varios de la televisión, modelos y políticos. En este contexto de farándula de mercado de pulgas Tinelli es muy relevante, onmipresente en los medios que siguen con fervor religioso sus pasos, sus amores, sus tatuajes. Sus hijas fueron convertidas en líderes de tendencia de vaya a saber qué tendencias. Su hijo es sex symbol adolescente. El tipo, cincuentón con aires de juventud impostada, es rey tuerto en una realidad de ciegos en donde Jorge Rial es un periodista incisivo, Alejandro Fantino un riguroso entrevistador y Nelson Castro se prueba el traje de actor cómico compartiendo pantalla con una caricatura de sí mismo. Esta vez avisó en su cuenta de Twitter y luego difundió en su canal de YouTube el citado sketch. Allí se parodia una de las cotidianas conferencias de prensa de Jorge Capitanich. Y él, el Rey Midas (tuerto), oficia de único periodista que pregunta. Por si hacía falta dejar en claro el mensaje se presenta como “Marcelo Tinelli, Canal 13”. Lo que sigue es un aburrido intercambio de estereotipadas líneas de guión (todo indica que escrito a las apuradas, “porque así son los tiempos de la televisión”), en donde Tinelli tira los centros para que el ¿cómico? de turno se luzca. Hay rotura de diarios y revistas, por supuesto, y una monótona repetición de bromas que hablan de Las Toninas, San Clemente y Mar de Ajó. Claro, Tinelli –que se crió en Bolívar, una ciudad cualunque de la provincia de Buenos Aires– ahora pasa sus vacaciones en Punta del Este. En su chacra “Guanahaní”, en la zona conocida como La Boyita, a 5 kilómetros de José Ignacio. Un claro ejemplo de movilidad social argentina.
15/02/15 Miradas al Sur
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