jueves, 19 de febrero de 2015

“Estamos en un contexto de ofensiva, de acumulación de los sectores populares”

El dirigente de Patria Grande y candidato a legislador porteño Itaí Hagman habló de la situación política en el mundo y en nuestro país. Advirtió sobre un “giro a la derecha en el sistema político argentino”.
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Por Matías Bustelo

APU: ¿Cómo definís Patria Grande?
Matías Bustelo: Como una fuerza de izquierda popular; como un intento de unir la tradición de izquierda revolucionaria que busca superar el sistema capitalista de explotación y opresión y vinculada históricamente con la crítica al capitalismo, con lo que han sido las tradiciones populares de lucha en la historia de nuestro pueblo. La izquierda popular para nosotros es la que busca un puente de encuentro entre el pensamiento latinoamericano, antiimperialista, de fuerte reivindicación de lo nacional, de la historia que viene desde los libertadores, desde los primeros patriotas de América Latina, desde los pueblos originarios, desde las luchas populares de los anarquistas, desde el peronismo, desde la lucha de los setentas, con la tradición del pensamiento de lucha de clases. Esta vertiente surge de la unión de distintas experiencias políticas, algunas son del terreno social y algunas se reconocen independientes. Estuvimos en todos estos años desarrollándonos en distintos ámbitos y hemos decidido dar un paso para constituir una herramienta unitaria para enfrentar una etapa que exige la unidad como una de las necesidades del campo popular.
APU: ¿Para las expresiones políticas antiimperialistas, latinoamericanistas y anticapitalistas, los últimos tiempos en Argentina han sido acumulativos?
IH: Sí. Argentina no está al margen del contexto latinoamericano y el triunfo de Chávez en Venezuela fue un punto de inflexión. Y me atrevería a decir, con el mayor de los respetos porque es uno de nuestros mayores puntos de referencia, de mayor importancia que la Revolución Cubana, porque Chávez fue totalmente contra la tendencia del mundo. En el momento en el que el socialismo se había desarticulado, cuando triunfaba el neoliberalismo extremo, en medio del contexto de los noventas surge el proceso venezolano, bien a contratendencia del mundo. Argentina es parte de eso. También Argentina tuvo un punto de inflexión propio en el 2001, cuando el neoliberalismo como proyecto hegemónico en Argentina entró en crisis. Esto no significa que las transformaciones neoliberales hayan quedado revertidas en su totalidad pero, claramente, la hegemonía neoliberal se puso en crisis. Desde ese momento para acá estamos en un contexto de ofensiva, de acumulación de los sectores populares. Y reconocemos que, si bien ciertas políticas públicas de Estado impulsadas por el kirchnerismo favorecieron la acumulación del campo popular, hay que remarcar el 2001 porque si no parece que todo esto ocurrió porque en el 2003 empezó un gobierno distinto al de los noventas, cuando en realidad hubo un hecho de lucha de clases, de movilización popular que generó las condiciones para que eso ocurra. Estos años han sido de acumulación y todas las organizaciones populares han crecido, sea dentro del oficialismo o en la izquierda, en lo sindical, en lo social; eso habla de un contexto favorable. Además del 2001 el otro punto de inflexión que hubo en estos años en Argentina fue el año 2008, cuando se genera la polarización entre el gobierno y otros sectores del Poder y la oposición, lo que también generó una politización o una apertura de otros sectores de la ciudadanía a participar políticamente.
APU: Pero han pasado 14 años desde el 2001, cuando la izquierda argentina no pudo construir un movimiento unitario que la plantara con mayor peso en la vida política nacional y da la impresión de que casi todo lo que siguió se construyó sobre la base de los aparatos políticos tradicionales. En este 2015, año electoral, ¿la izquierda argentina está parada con otras miras ante una situación política claramente distinta a la del 2001?
IH: En el 2001 no estuvimos a la altura (aunque yo tenía 18 años nomás) como campo popular, como izquierda y por eso, efectivamente, se canalizó a través de las estructuras tradicionales. Y me queda la duda de si estamos a la altura también hoy, porque el 2015 refleja para nosotros una fuerte presión del poder económico para operar un giro conservador en la política argentina. Eso está expresado por los principales candidatos de la oposición y también, dentro del oficialismo, por Daniel Scioli. Los principales referentes que hoy aparecen en todos lados son parte del espectro conservador: Scioli, Massa, Macri, etcétera. Hoy no se ve, lo que debería hacer reflexionar a todo el campo popular, un espacio que sea una contratendencia o un contrapeso a este giro a la derecha del sistema político argentino. Hay que hacer un esfuerzo porque para generar ese espacio de contrapeso deberían confluir todos los sectores que han apoyado al kirchnerismo en estos años como sectores que no, sectores que han optado por espacios progresistas distintos del oficialismo, sectores de la izquierda no partidaria del oficialismo. Deberíamos discutir si el conjunto del campo popular es capaz de parir un proyecto que contrapese. Si nos enmarcamos solamente en la discusión de kirchnerismo o antikirchnerismo o no kirchnerismo, el propio campo popular se divide y no puede construir ese proyecto.
APU: ¿Se puede construir una fuerza unitaria y plural de la izquierda antiimperialista, se vea o no interpelada por el proyecto nacional, con perspectivas de éxito electoral?
IH: Por supuesto que el éxito electoral en una elección presidencial como la del 2015 no se puede plantear que sea ganar o no ganar. Hay que tratar de trascender de esa mirada. Se puede crecer también. Si no caemos siempre en la lógica del mal menor, que es votar al que puede ganar. Es una lógica que a veces es necesaria, pero también es la que llevó a muchos al fracaso. Hay espacio para la izquierda y la izquierda puede ser exitosa. Hay tiempo y sería interesante hacer una experiencia en estas elecciones que en Capital o la provincia de Santa Fe se desdoblan y ver si eso sirve como laboratorio para construir la unidad nacional.
APU: Las elecciones desdobladas en la ciudad de Buenos Aires sirven como test para la derecha, ¿sirven también como test de performance electoral de la izquierda popular?
IH: Pueden ser un test. Hay que construir un espacio lo más amplio posible, porque acá estamos discutiendo cómo hacer un espacio que en el futuro pueda ser alternativa al PRO. Y efectivamente serán un test para ver si a nivel nacional se puede replicar una experiencia de esa naturaleza.
APU: Para construir el frente antiimperialista, latinoamericanista y anticapitalista al cual se integre Patria Grande, ¿con qué fuerzas políticas vislumbrás la construcción?
IH: Con todas las que pueda haber con ese ideario y con la condición de construir un espacio que esté por fuera de las estructuras tradicionales. Todos los que acordemos en superar el horizonte de un proyecto de “capitalismo serio” podemos ser parte de ese espacio. Nuestro proyecto tiene que tener una perspectiva de superación del capitalismo. Teniendo la referencia del proyecto del Socialismo del Siglo XXI en Venezuela y demás tenemos más fuerza. También con el antiimperialismo y el enfrentamiento con los sectores imperialistas en nuestro país, o con el latinoamericanismo entendido no solamente en el sentido de reivindicación de América Latina sino entendiendo que la única manera de resolver los problemas de Argentina es en clave de un proyecto de integración regional, cosa que no se ha logrado incluso teniendo gobiernos afines.
APU: ¿Y cómo ves la CELAC?
IH: Como un avance en términos de que nos brinda una instancia institucional donde los diferentes países de América puedan discutir sin Estados Unidos sus políticas. Pero no es un proyecto de integración regional porque cada país tiene su política, sus relaciones comerciales, sus tratados de inversión. No hay un proyecto regional, no se entiende América Latina como un bloque que sea una potencia.
APU: ¿Qué perspectivas augurás para la izquierda popular y latinoamericanista?
IH: Tenemos el desafío de aportar a la construcción de un espacio que pueda dar pelea. Aunque insisto en que la pelea no consiste solamente en ganar, es poder parar un polo que sirva como contrapeso al giro conservador del sistema político. No pensamos que lo vamos a hacer solas las fuerzas de Patria Grande ni de la izquierda popular: es un desafío del campo popular en su conjunto y nosotros tenemos una vocación de construcción unitaria y queremos aportar a la unidad. Cuanto mayor éxito tengamos mayor potencia electoral puede tener una fuerza así

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