El banco lavó dinero de carteles mexicanos y facilitó el financiamiento del terrorismo. El método es similar al utilizado en Argentina.
Por Tomás Lukin
La demanda por asociación ilícita y evasión fiscal que la AFIP le acaba de iniciar al Hong Kong and Shanghai Banking Corporation (HSBC) es similar a una acusación reciente que enfrentó ese mismo banco en Estados Unidos. Página/12 accedió al informe del Subcomité Permanente de Investigaciones del Senado estadounidense, donde se detalla cómo el banco diseñó una estrategia destinada a lavar dinero proveniente del narcotráfico y el terrorismo a través de su filial HSBC Bank USA National Association. Las evidencias fueron tan contundentes que la entidad aceptó pagar una multa de 1900 millones de dólares para poner fin al pleito. La hipótesis que sustenta la acusación de la AFIP es que los tres mil millones de dólares fugados por 4040 individuos y grandes empresas requirieron de los servicios activos del mismo HSBC Bank USA National Association y el HSBC Suisse para establecer sociedades fantasma utilizadas para opacar la canalización de los fondos a su destino final en el paraíso fiscal europeo.
El banco HSBC desembarcó en Estados Unidos en 1980 al comprar el 51 por ciento de las acciones del Marine Midland Bank, que operaba en el estado de Nueva York. A través de esa entidad adquirió sucursales en diferentes regiones de ese país, pero conservó el nombre hasta 1998, cuando finalmente adoptó la denominación que hoy utiliza alrededor del mundo: HSBC. La incursión en el sistema bancario estadounidense no apuntó a competir por la captación de depósitos o el negocio de los préstamos personales sino que privilegió el desarrollo de un canal de acceso para los clientes de la entidad alrededor del mundo a la plataforma financiera estadounidense. El HSBC Bank USA National Association se convirtió en un laxo nodo central para operaciones internacionales del holding asiático-británico que facilitaron el lavado de dinero proveniente del narcotráfico y del terrorismo.
A través de su filial HSBC Bank USA National Association, esta multinacional facilitó el ingreso a Estados Unidos de más de siete mil millones de dólares en billetes provenientes de bancos mexicanos vinculados con lavado de dinero del narcotráfico entre 2007 y 2008, permitió la apertura de más de dos mil cuentas a compañías conformadas con acciones al portador, volviendo imposible identificar a sus propietarios, y eludió las sanciones del gobierno estadounidense contra Cuba, Irán y Corea del Norte, entre otros, al canalizar operaciones bancarias provenientes de esos países por 19.700 millones de dólares durante el período 2001-2007. Las diferentes transacciones financieras irregulares que también incluyeron la oferta de servicios al principal banco privado saudí Al
Rajhi Bank, señalado por la CIA como financista de diferentes organizaciones terroristas entre las que figuraba Al Qaida, fueron identificadas y sistematizadas en un informe del Subcomité Permanente de Investigaciones del Senado de Estados Unidos en 2012.
El documento, titulado “Vulnerabilidades de Estados Unidos frente al lavado de dinero, las drogas y el financiamiento de actividades terroristas: el caso del HSBC”, apuntaba a identificar debilidades en los sistemas de supervisión bancaria sobre lavado. El reporte de 339 páginas, complementado con miles de actuaciones de las diferentes autoridades regulatorias, así como reportes internos, mails, transferencias y entrevistas con directivos del banco, fortaleció y legitimó las investigaciones por operaciones irregulares que en ese momento estaban realizando el Departamento de Justicia y distintos organismos de supervisión financiera, como la Oficina del Contralor de la Moneda de ese país. El equipo investigador del Subcomité Permanente de Investigaciones del Senado de Estados Unidos, encabezado por el legislador demócrata Carl Levin, identificó diferentes áreas donde el accionar del HSBC dejaba en evidencia “las vulnerabilidades del sistema bancario” de Estados Unidos.
1. Apertura de cuentas de corresponsalía a subsidiarias extranjeras del grupo consideradas de alto riesgo por sus laxos controles internos. Y, por instrucción de la casa matriz en Londres, permitirles operar normalmente sin realizar los chequeos requeridos por la regulación estadounidense.
2. Elusión de las prohibiciones vigentes para las transacciones bancarias dispuestas para bloquear operaciones realizadas por terroristas, narcotraficantes y países sancionados/demonizados por Estados Unidos como Irán o Corea del Norte.
3. Oferta de cuentas bancarias a bancos extranjeros con vínculos al financiamiento del terrorismo.
4. Aceptar y canalizar cientos de millones de dólares en cheques de viajero, a pesar de su origen sospechoso.
5. Permitir la apertura de cuentas de acciones al portador, un mecanismo de opacidad financiera que permite ocultar la identidad del titular de los fondos.
Luego de una negociación, el holding acordó pagar una multa de 1900 millones de dólares por violaciones a la ley de secreto bancario, la legislación que prohíbe “comerciar con el enemigo” y la International Emergency Economic Powers Act. Con ese desembolso record, cuestionado por su “benevolencia”, la compañía logró cerrar el caso, eximiendo a todos sus funcionarios de potenciales causas penales. “Aceptamos la responsabilidad de nuestros errores del pasado. Estamos profundamente apenados por ello. Hoy somos una organización diferente de la que cometió esos errores”, admitió aliviado en 2012 el presidente ejecutivo del HSBC Inc., Stuart Gulliver.
El billete verde cruza la frontera. Frente a las dificultades para colocar directamente las ganancias por la venta de drogas en el sistema bancario estadounidense, un popular mecanismo entre las organizaciones narcotraficantes consistía en contrabandear los billetes hacia México para depositarlos en bancos y casas de cambio como Casa de Cambio Puebla y Sigue Corporation. Al sur del río Grande, la mayor parte de los fondos eran depositados en las cuentas que esos bancos tenían en la subsidiaria mexicana del HSBC. El paso siguiente de la maniobra consistía en transportar los billetes en camiones blindados o aviones hacia una sucursal del holding en Estados Unidos, aprovechando la cuenta de corresponsalía, hasta que finalmente los fondos se depositaban blanqueados en la cuenta deseada y listos para ser utilizados. Si bien otros bancos estadounidenses, como el Wachovia Bank, también fueron denunciados por recurrir a ese mecanismo, el HSBC mexicano se convirtió en uno de los principales exportadores de billetes estadounidenses: trasladó siete mil millones de dólares en papel entre 2007 y 2008. Los mails y reportes que acompañan la investigación evidencian que la operatoria era conocida no sólo por los directivos del banco en México y Estados Unidos sino también por las autoridades regulatorias de ambos países.
Toraberazuchekku (“cheques del viajero”, en japonés). Sin hacer preguntas, entre 2005 y 2008, el HSBC USA cambió 290 millones de dólares en cheques de viajero para el Hokuriku Bank of Japan. La entidad nipona depositaba rutinariamente en el banco estadounidense cheques de viajero de 500 y 1000 dólares a un ritmo de 500 mil dólares por día. Los cheques que llegaban siempre estaban a nombre de una misma persona que poseía una firma prácticamente ilegible. Los beneficiarios de los cheques eran clientes del Hokuriku Bank, pero los papeles eran adquiridos en algún banco en Rusia. En total eran 30 empresas e individuos rusos, siempre vinculados con el negocio automotor, totalmente desconocidos por la entidad japonesa. “El HSBC USA permitió a un número de rusos involucrados en actividades sospechosas utilizar un pequeño banco japonés con pobres controles para hacerse de más de 290 millones de dólares en menos de cuatro años”, lamenta el informe. El Hokuriku Bank admitió desconocer a sus clientes rusos, eludió los pedidos de información de las autoridades estadounidenses y, al menos hasta 2012, seguía pasando cheques de viajero a subsidiarias del HSBC en otros países.
Anonimato garantizado. Durante una década, la subsidiaria estadounidense permitió a dos mil clientes abrir cuentas a nombre de corporaciones estructuradas a través de acciones al portador, un instrumento utilizado para ocultar la identidad de los dueños de las empresas. La oficina de banca privada internacional de Miami llegó a tener 1670 cuentas con activos por 2600 millones de dólares que resultaban en ingresos anuales para el banco por 26 millones de dólares. La documentación recolectada por los organismos de control evidencia que los verdaderos propietarios de los fondos recurrían a esa entidad para que los ayude a ocultar su identidad.
Dos de las cuentas en Florida eran utilizadas por los Cohen, una familia de desarrolladores hoteleros de Miami Beach, que fueron condenados a 10 años de prisión y multas de 17 millones de dólares por evasión fiscal al ocultar 150 millones de dólares en activos a través del HSBC USA. El banco logró cubrirse ya que, obligado, avanzó en un proceso de cierre o registración de esas cuentas. Cuando un directivo de la entidad en Florida le indicó a Cohen que las acciones al portador debían quedar registradas a su nombre, el empresario respondió: “Pero... no puedo poner eso. Si lo hago, ¿tengo que declararlas en Estados Unidos? No puedo hacerlo, no quiero declararlo... Voy a cerrar las cuentas con ustedes e irme a Ginebra”. Una opción difundida entre los argentinos.
tlukin@pagina12.com.ar
COLABORO CON EL GOBIERNO DE EE.UU.
El aporte de Falciani
Por Tomás Lukin
La fuente original de los datos utilizados por la AFIP es Hervé Falciani, un ingeniero en sistemas que mientras trabajó en una sucursal del HSBC en Ginebra extrajo información referida a 130 mil clientes de la sucursal helvética que terminaron en poder de las autoridades tributarias francesas. Desde entonces los galos comenzaron a reclamar los impuestos evadidos y compartieron los datos con sus pares en Italia, España, Bélgica y, recientemente, Argentina. Falciani también colaboró con el Departamento de Justicia de Estados Unidos en la elaboración de la demanda contra el HSBC USA, donde la entidad terminó acordando un pago de 1900 millones de dólares para cerrar el caso.
“El 1o de junio de 2012, un mes antes de llegar a España, comencé a trabajar de nuevo con la Justicia estadounidense desde París. Los americanos me avisaron que el Senado de Estados Unidos iba a lanzar graves acusaciones contra el HSBC por su falta de control sobre el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo. Que el banco iba a ser declarado culpable. Me dijeron que, a partir de entonces, mi vida correría peligro”, narró Falciani al diario español El País. “Tenía dos opciones: iniciar una nueva vida en Estados Unidos o viajar a otro lugar para ganar tiempo. Me dijeron que el único sitio seguro en Europa sería España, que había utilizado con éxito mi información en casos importantes como el de la familia Botín. Creían que sería poco probable que España aprobara mi extradición a Suiza. Así, podría seguir colaborando con la Justicia”, afirmó el ingeniero en sistemas al explicar las razones de su viaje a España, donde fue arrestado.
EL HSBC Y LA EVASION EN FRANCIA, ITALIA Y ESPAñA
En Europa también
El HSBC también fue clave para posibilitar la evasión de ricos y famosos en el Viejo Continente, a partir de los datos suministrados por el informático Falciani.
El HSBC no sólo tuvo un papel clave para facilitar el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo en Estados Unidos, sino que también se consolidó como un instrumento destinado a posibilitar la evasión fiscal en varios países europeos. De hecho, los datos a los que accedió la AFIP de ciudadanos argentinos con cuentas no declaradas en el HSBC de Suiza provienen de la filtración del informático Hervé Falciani, ex empleado del banco, la cual provocó un gran impacto en Francia, España e Italia.
- Francia. En enero de 2009, Hervé Falciani, el informático que sustrajo los datos de 130 mil cuentas de la filial del HSBC en Ginebra, huyó a Francia, donde fue detenido por la policía de ese país. Fue entonces cuando le ofreció al fiscal francés Eric de Montgolfier la información que tenía disponible sobre los clientes del HSBC. A los pocos meses, el ministro de Hacienda del gobierno de Sarkozy, Eric Woerth, anunció estar en posesión de una lista de 3000 cuentas suizas sin aclarar su origen e invitó a sus titulares a acudir voluntariamente ante el fisco para regularizar su situación. Desde entonces, 4200 personas se presentaron ante la inspección fiscal y Francia recuperó 1200 millones de euros en impuestos impagos. Sólo unos pocos nombres trascendieron a la prensa. El más trascendente fue Patrice de Maistre, asesor financiero de Liliane Bettencourt, propietaria del imperio L’Oréal. Entonces se supo que Liliane, de 89 años, heredera del imperio L’Oréal, y su marido André, fallecido en 2007, ocultaron durante décadas al fisco francés la existencia de doce cuentas bancarias domiciliadas en Suiza y Singapur. Junto al gestor de Bettencourt, también trascendieron los nombres de Arlette Ricci, la heredera de la marca de perfumes Nina Ricci, y políticos, como Jean-Charles Marchiani, mano derecha del ex ministro del Interior Charles Pasqua.
- España. Una vez que Falciani le dio los datos a la Justicia francesa, España solicitó la información a Francia, país con el que tiene un acuerdo de cooperación fiscal. De los 1500 nombres que envió Francia, Hacienda identificó a 659 con cuentas no declaradas en el HSBC de Suiza y les envió un requerimiento para que regularicen su situación a 558. Las deudas de los restantes evasores (101) prescribieron. De todos los notificados, 306 presentaron declaraciones complementarias a la Agencia Tributaria, aunque finalmente Hacienda abrió inspecciones a 545 nombres de la lista: a los que no atendieron el requerimiento y a los que dieron explicaciones que no se consideraron satisfactorias. Igual la mayoría evitó la condena por delito fiscal al regularizar sus deudas. Según el fisco español, se lograron recuperar 260 millones de euros. Entre los evasores estaba el entonces titular del Banco Santander, Emilio Botin, su hija Ana Patricia y otros diez miembros de su familia. A su vez, a fines de 2012, el HSBC estuvo involucrado en una investigación de la Fiscalía Anticorrupción y la Audiencia Nacional por blanqueo de capitales y fraude fiscal por parte de empresarios chinos y sus socios españoles, en lo que se denominó como
“Caso Emperador”. Por esta causa terminó procesado el ejecutivo del HSBC Marc Pérez, señalado por los investigadores como “el brazo ejecutor” de la operación.
- Italia. A partir de los datos suministrados por Falciani, se detectaron 6963 cuentas no declaradas en Suiza de ciudadanos italianos por 6900 millones de dólares. Entre quienes tenían sus ahorros en Suiza figuraban la actriz Stefania Sandrelli, el cineasta difunto Sergio Leone, el estilista Valentino Garavani, dos sociedades del joyero Gianni Bulgari y la ex modelo Elisabetta Gregoraci, esposa del ex director deportivo del equipo Renault de Fórmula Uno Flavio Briatore. La Fiscalía de Roma informó que pudieron haberse evadido al fisco italiano a través de esas cuentas bancarias más de 5500 millones de euros.
Otra audiencia con los buitres
La Cámara de Apelaciones del Segundo Circuito de Nueva York llevará adelante pasado mañana una audiencia en la que analizará el pedido de embargo de fondos del Banco Central realizado por los fondos buitre EM y NML, que recurrieron a la figura de “alter ego” del Estado argentino para respaldar su teoría de que la entidad monetaria no sería un ente independiente. La audiencia tendrá lugar a las 10 de la mañana (12 en Argentina), en la sede de la Corte de Apelaciones. Allí, los representantes de los fondos buitre tendrán un total de 10 minutos para realizar su descargo y luego los abogados que representan al Banco Central contarán con 5 minutos para concretar la contraparte, a los que se sumarán otros 5 minutos a cargo de los letrados defensores del país, del estudio Cleary Gottlieb.
08/12/14 Página|12
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