La policía –a la que siempre nos gustaría ponerle límites– parece que para lo único que la limitaron hasta ahora es para la creatividad. (Si usted decide mandar la merca suelta y sin camuflar, la policía llamará a la operación Cocaína Blanca, sin dudarlo). Ahora, si usted mandó 3200 kilos de merca a Europa y lo agarraron y su señora es jueza, podrá acusar al fiscal que investiga el tema. No lo podrá acusar usted, pero sí su señora que es jueza. Entonces los medios más importantes del país –esos que se la pasan diciendo que vivimos en un narcoestado– lo defenderán a usted que es un narcotraficante. No porque los medios trafiquen cocaína –la merca es "droga menor" para ellos que manejan la droga más fuerte de todas que es la tapa del diario– sino por el principio de que los enemigos de mis enemigos son mis amigos. Aunque los amigos terminen siendo los narcos y el enemigo: la ley, que al fin de cuentas siempre es su enemigo. Hasta Elisa Carrió que usa el término "narco" para todo lo que no le gusta (¡Con esta humedad me están matando los narco-callos!) saldrá a defender al traficante si con eso se consigue llevar a la tapa de Clarín a algún funcionario del gobierno. Esa es la campaña presidencial de la oposición: tener en los diarios a la mayor cantidad de funcionarios del gobierno acusados de algo. O sea, que la campaña ya no está a cargo de los creativos de Agulla sino de los creativos de los tribunales que se convirtieron en una especie de Poder Publicitario Judicial, con capacidad de esperar el momento más efectivo en que el fallo-spot debe ser lanzado por los medios. Habrá que ver cómo les resulta a los opositores, si les sale más barato y si la campaña de propaganda judicial es efectiva. Lo que tiene de bueno es que no hace falta poner la cara con una promesa, la cara la ponen los jueces y la promesa siempre es la misma: los kirchneristas son delincuentes. No sé si será muy normal que las campañas políticas estén a cargo de algunos jueces, pero por lo menos se trata de jueces que están vivos, y no como los que votan las leyes de Massa en el Tigre que están muertos. No sé si se enteraron que eso fue lo que pasó esta semana: en el Consejo Deliberante de Massa un muerto votó una suba de impuestos (foto). Y no es que uno discrimine a la gente que se murió, pero la sesión no era en el cementerio donde uno podría aceptar que los muertos voten sus impuestos. La verdad es que preocupa que a Massa lo apoyen los muertos porque a la hora de juntar votantes habría que ver de qué manera sale a conseguir los que le faltan. También es lógico que los muertos lo voten, porque es gente a la que ya no le importa demasiado su futuro, y además porque como muertos se sienten representados por Moyano, Barrionuevo y el Momo Benegas, tres walking-massistas listos para dar el mordiscón. Es que se les está poniendo difícil conseguir el apoyo de la gente que está viva y ahora está en la playa, comprando cosas para el 31, haciendo un asado, preparando las vacaciones, o en un restaurant. Todas señales de que la crisis es tan profunda que ni siquiera hubo el ánimo suficiente como para hacer algún saqueo, y que la depresión es tan grande que ya nadie tiene ganas ni de quemar una goma. Y encima baja el precio de la nafta, y todos los que se dedican a inflar el dólar ya están en Punta del Este tomando sol y champagne, mientras insultan a la dictadura kirchnerista. La cosa está tan brava para la oposición que el diario La Nación publicó el martes una noticia de título: "Ganar la lotería también puede ser un mal regalo de Navidad". Es posta. En donde explican que hacerse millonario no es bueno, puede no durar demasiado tiempo, y tampoco significa encontrar la felicidad. Y uno entiende que si lo que les queda por atacar es el gordo de Navidad, es que están en gravísimos problemas para drogarnos. Esperamos encontrar futuros títulos como "Irse de vacaciones: la desgracia del verano", "El asado con amigos: señal de decadencia social", "Encontrar un trabajo mejor empeora todo" y "Enamorados, felices y con auto O Km: los primeros infartados." Es por eso que descubrieron que los votos opositores los van a tener que salir a buscar entre los muertos. Porque ya son demasiados los que la droga de los diarios no les impide disfrutar de la vida. Y este es el fin de la columna.
Infonews
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