Por Elena Llorente
Desde Roma
Mientras el primer ministro Matteo Renzi visitaba ayer Bagdad, capital de Irak, y Erbil, capital del Kurdistán iraquí, el Parlamento italiano aprobaba el envío de armas a la milicia kurda peshmerga que en el norte del país lucha contra los jihadistas, los fundamentalistas musulmanes del Estado Islámico. “Italia está lista para entregar armas a los peshmerga kurdos”, dijo ante las comisiones de Defensa y de Asuntos Exteriores de la Cámara de Diputados y del Senado la ministra de Defensa, Roberta Pinotti. Se trata de armas automáticas livianas y municiones “para incrementar las limitada capacidad de autodefensa de la población”. En principio, se trataría de unas 30.000 ametralladoras Kalashnikov y sus municiones, de fabricación ex soviética, que fueron confiscadas durante la guerra de los Balcanes, hace veinte años, y que servirían para la defensa personal y antiaérea o antitanques. Pero Italia no descarta la posibilidad de coordinar con otros países el traslado de más armamento del ex bloque soviético hacia Irak.
En síntesis, no se habla por ahora de armas italianas. Pero algunos más desconfiados no descartan que las dos visitas de Renzi de ayer –que hizo no sólo como primer ministro italiano, sino también en tanto Italia es presidente de turno de la Unión Europea– puedan haber servido para entender mejor la situación seguramente, pero también para estrechar lazos con un país en guerra que necesita y necesitará armas, armas que Italia –que se cuenta entre los diez primeros productores de armamento del mundo– estaría en condiciones de producir. Una producción que, a su vez, beneficiaría de hecho a su maltratada economía. La legislación italiana vigente, sin embargo, prohíbe hacer negocios de armas con países en conflicto o donde se han demostrado violaciones de los derechos humanos o donde los gastos militares son mayores que los sociales. Pero ésta es sólo la teoría. Y en política todo es posible, aunque de Renzi, exponente del principal partido de centroizquierda, el Partido Democrático, muchos esperaban otra cosa.
La canciller Federica Mogherini, que también habló ayer en el Parlamento, dijo que las armas eran “indispensables en el momento actual, pero difícilmente representen la solución a largo plazo”. Para Mogherini, los jihadistas del Estado Islámico representan “una amenaza para Europa y para el mundo entero”. Dos partidos se manifestaron en abierta oposición al envío de armas a Irak. El Movimiento Cinco Estrellas de Beppe Grillo y el Partido Izquierda, Ecología y Libertad. Ambos coincidieron en subrayar la necesidad de enviar más ayuda humanitaria y de una fuerte iniciativa internacional a nivel de la ONU para controlar la situación.
Pero atención, la decisión italiana no ha sido la única en Europa ni la primera. Tal vez estimulados por su eterno socio, Estados Unidos, que está enviando armas y bombardeando el norte de Irak desde hace días, la Unión Europea, la semana pasada, dejó en libertad a sus 28 países miembros para que decidieran individualmente si enviar o no armas a los combatientes kurdos. Suecia, Irlanda, Finlandia y Austria se opusieron firmemente. Francia y Gran Bretaña se dijeron dispuestas inmediatamente y probablemente ya hayan comenzado los envíos. Lo haremos “lo más rápido posible”, dijo ayer por su parte el ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Frank Walter Steinmeier.
Cinco países y en ese orden –EE.UU., Rusia, Alemania, China y Francia– hicieron las tres cuartas partes de las exportaciones internacionales de armas en el mundo en los últimos cinco años, según Sipri, el Instituto de Investigaciones Internacionales sobre la Paz de Estocolmo, un ente independiente sobre la seguridad en el mundo y de gran prestigio. Italia se encuentra en el noveno lugar entre los exportadores, después de Gran Bretaña, España y Ucrania y después claro de los cinco grandes mencionados. Sus principales clientes son India, la Unión Europea y Estados Unidos, aunque en la lista también aparecen Arabia Saudita, Siria, Israel, Emiratos Arabes y Líbano. Italia produce aviones, helicópteros, carros armados, naves de guerra, misiles y armas livianas, entre otros.
Según el Informe del Consejo de la Unión Europea de noviembre de 2013, referido a las armas vendidas en 2012, Italia vendió armas a países de la Unión Europea por valor de casi 1125 millones de euros y a Medio Oriente por valor de casi 600 millones de euros. En esas cifras aparece que la UE fue el principal mercado para Italia, seguido de Medio Oriente, pero eso no significa que no haya vendido también a otras regiones, como América del Sur y América Central y el Caribe, donde se disputa el mercado con Francia y España, principalmente.
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