Por Werner Pertot
El gobierno de Mauricio Macri destina actualmente el 2,14 por ciento de todo su presupuesto a Vivienda, mientras que a la partida de seguridad le otorga el 4,46 por ciento. Los dos datos, que marcan una orientación de las políticas del PRO, surgen de un informe de La Fábrica porteña, el observatorio en el que confluyó el kirchnerismo porteño (ver recuadro), y confirman una tendencia que se registra desde el comienzo de la gestión PRO: la subejecución constante de las partidas destinadas a vivienda. El dato funciona como telón de fondo de la represión en Villa Lugano para desalojar a las personas que habían ocupado un terreno. “La Ciudad tendría que orientarse a saldar la deuda estructural que tiene con la vivienda. Macri configura una ciudad donde se echa al ciudadano que tiene menos ingresos”, indicó el diputado kirchnerista Juan Cabandié.
El informe de La Fábrica porteña ratifica esta tendencia de la subejecución, que se comprueba desde 2008: “Durante los dos primeros trimestres los fondos sancionados para Vivienda tuvieron las ejecuciones más pobres –indica el texto–. A pesar de la crisis habitacional, se destinó apenas 2,14 pesos de cada 100 para resolver la problemática, exactamente la mitad de lo estipulado para seguridad”.
En el programa Mejoramiento de Villas, por ejemplo, utilizaron solamente 6 millones de los más de 38 millones que tenían presupuestados. En la Secretaría de Hábitat e Inclusión, la partida de Hábitat tuvo un magro 14 por ciento de ejecución en la primera mitad del año.
De los programas del Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC), el destinado a “reintegración, integración y transformación de villas” tiene para este año un presupuesto bajo: 3 millones de pesos. En la primera mitad del año, no utilizaron prácticamente nada de ese escaso presupuesto: la ejecución fue de 350 mil pesos. En tanto, otro programa llamado Mejor vivir, que financia mejoras edilicias, utilizó el 21 por ciento del dinero que tenían en el presupuesto.
La Fábrica porteña registró en sus informes anteriores adónde fueron a parar estos fondos: el año pasado, 3 millones de pesos fueron transferidos del programa de Intervención Social en Villas de Emergencia y Asentamientos a una partida que tiene, entre sus eventos, los desfiles de moda que organiza con dinero público Julieta Spina, la cuñada del jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta.
A la par de la subejecución en las partidas de Vivienda, la destinada a publicidad tuvo un incremento exponencial: en 2013, gastó 596 millones, el doble de lo que estaba presupuestado. Lo que se había previsto en el presupuesto ya representaba un aumento del ciento por ciento con respecto a 2012. Durante todo el gobierno de Macri la partida de publicidad aumentó un 1000 por ciento, mientras que la de Vivienda llegó este año a su mínimo en la última década con respecto al total: 2,1 por ciento de participación, cuando en los años anteriores superaba el 3 por ciento.
Esto también contrasta con el dinero destinado a otras partidas, como las de las dos empresas de grúas que hegemonizan el negocio en la ciudad de Buenos Aires y se llevan la recaudación por un contrato que data de la época de Carlos Grosso y que deja la historia que protagoniza Ricardo Darín en Relatos salvajes como un cuento de hadas. Como reveló este diario, esas empresas reciben, a través de una partida de la Dirección General de Concesiones, dinero del gobierno porteño: desde 2008, se llevaron otros 122 millones. Actualmente, reclaman otros 120 millones. Ningún funcionario porteño dio explicaciones sobre esto.
La subejecución en Vivienda también se halla en otras áreas sociales, según comprobó La Fábrica porteña: las obras de infraestructura en los hospitales tuvieron una ejecución del 22,2 por ciento, el plan de riesgo hídrico, un ínfimo 6,4 por ciento en las obras del arroyo Maldonado. “Esto hay que entenderlo en un contexto: hay distintas variables en la gestión, una es Vivienda, la otra son los aumentos en ABL, Ingresos Brutos, peajes, etcétera –señaló Cabandié–. La idea que da sustento a la subejecución es más perversa: excluir a los sectores de menos ingresos. Se les hace más difícil vivir a los que tienen menos posibilidades de pagar el ABL, el peaje. El Censo 2010 arrojó que hay 340 mil viviendas vacías. Macri no hizo viviendas, cuando tenía un presupuesto para hacerlo. Y tampoco le cobra más impuestos a las viviendas ociosas.”
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