Por Karina Micheletto
¿A dónde van a parar todas las fotos que la gente saca, las que ha sacado a lo largo de su vida, las que sacaron sus padres y los padres de sus padres? ¿Dónde quedan guardados esos retazos de vida? Hubo un tiempo que fue otro, sin técnica digital de por medio, sin esta zumbona compulsión contemporánea del registro minuto a minuto para su exhibición en redes sociales. Hubo un tiempo en que el papel y el negativo eran soportes que garantizaron alguna trascendencia material a cada click. Tras el rescate de ese tiempo corre ahora Negativos Encontrados, un grupo de Facebook que ya tiene más de 6100 miembros. Allí la gente sube fotos que fue encontrando, tiradas en la calle, por ejemplo. Así fue apareciendo una historia detrás de cada foto, real o imaginada. Hace unos días ocurrió algo sorprendente: en una serie de fotos halladas en una calle de Flores, apareció Luca Prodan tocando la guitarra en un banco de plaza, mientras mira fijamente a un niño muy rubio. Ahora el grupo prepara un evento para celebrar sus dos años de existencia, pero antes, la campaña está lanzada: ¡Encontremos al niño rubio!
La fotógrafa aficionada Jimena Almarza es quien tuvo la idea de abrir este grupo. Todo comenzó cuando compró por MercadoLibre una vieja cámara de fotos y descubrió que venía con un rollo adentro. “Me tentó revelarlo y aparecieron imágenes que me parecieron geniales. Eran fotos de los ’80, de un verano familiar, algunas parecían sacadas por un nene”, recuerda. “Sabía que había gente que hacía este tipo de búsquedas y se me ocurrió abrir un grupo. Se fue sumando gente y empezamos a armar historias con esas fotos. Buscamos a sus protagonistas, pero también les inventamos nombres, situaciones, armamos nuestras propias historias”, cuenta.
¿Qué hay detrás de cada foto, qué historias se guardan? Estas preguntas rondan las reconstrucciones de Negativos Encontrados, y hay otra idea que se repite en los comentarios: “Nunca entendemos por qué las tiran”, sintetiza Almarza, y el lamento, como frente a un tesoro que otros no han sabido ver, se repite en muchos de los comentarios. Artistas como el británico Erik Kessels han hecho de estos hallazgos obras de arte en sí mismas, libros y exposiciones que recopilan fotos encontradas. La diferencia es que se trata de una instancia colectiva de recolección de fotos y negativos, en la que también hay una participación en la posterior reconstrucción de la historia.
Los miembros del grupo comparten datos que los convierten en verdaderos detectives de la imagen. Siguen indicios de época y lugar que se alcanzan a ver en las imágenes, tienen en cuenta la calle en que fueron encontradas o alguna anotación u objeto rescatado junto a esas fotos, buscan números de serie. También la recolección parece alcanzar una instancia conjunta, más allá del espacio virtual en que luego se comparten las imágenes: se ofrecen para escanear negativos de otros o ayuda para salvar alguna foto dañada. Avisan que hay una esquina en las que apareció una montaña de fotos que uno solo no puede levantar: “No puedo llevármelas todas, ¡vengan!”, invitan.
A falta de historia real por contar, está además la imaginación colectiva. Ya hay personajes que cobraron cuerpo y carácter propio entre estas historias inventadas por los miembros del grupo, como Bardo Barato, de lo más noventoso. “Lo buscamos y lo nombramos tanto con una serie de fotos, que el pibe apareció. Pero se asustó por la fama que tenía, quién sabe qué pensó. Y pidió que lo borráramos de todos los posteos”, cuenta Almarza. “Por supuesto, bajamos sus fotos.”
La sorpresa de unos días atrás llegó con una imagen que subió Alejandra Santillán, activa buscadora. Fue un posteo que torcía levemente la primera de las reglas autoimpuestas por el grupo: que las fotos sean estrictamente de gente desconocida. Son cuatro fotos en las que se ve a Luca Prodan en un banco de plaza, en lo que parece ser un concierto dedicado especialmente a un nene muy rubio, sentado a su lado, a upa de una mujer. Fue Andrea Prodan, hermano de Luca –¡que, también es miembro del grupo!– el que confirmó a la “encontradora” que el de la imagen efectivamente era el líder de Sumo, y hasta aportó más fotos (de Luca con pelo, por ejemplo).
Santillán cuenta que las encontró en una esquina de Flores, junto a otras fotos que también han llamado la atención, “hippies ochentosos” a los que se ve junto a sus artesanías, compartiendo una tarde en una plaza. La reconstrucción del grupo ha llevado a la conclusión de que la escena transcurre en Plaza Francia. Se avanzó también sobre la marca y modelo de la guitarra, y hasta alguno comenzó la búsqueda del instrumento por MercadoLibre. La campaña por la aparición del niño rubio está lanzada. “¿Sabrá que Luca cantó alguna vez para él?”, se preguntan en Negativos Encontrados.
Mientras tanto, muchas otras historias continúan circulando, a medida que más gente sigue subiendo fotos. Casamientos, cumpleaños, vacaciones. Poses estandarizadas que las vuelven graciosas. Un viaje al Japón. Una fiesta laboral de fin de año. Una niña subida a una extrañísima fiera embalsamada. Fotos que, así sacadas de contexto, ganan otros sentidos. Fotos cortadas al medio, tachadas, borradas por el sol, intervenidas de alguna extraña forma artística por el paso del tiempo. Fotos de solo un par de décadas atrás, pero que parecen tan distantes, fotos que tienen más de cien años. “Todos en el grupo nos emocionamos mucho con cada hallazgo. Y tenemos más o menos la misma idea: ¿cómo alguien pudo tirar esto, una foto de un nene de jardín, por ejemplo?”, insiste Almarza. “A lo mejor hay cajas enteras con fotos que tiraron los hijos, o los nietos, de gente que murió. Yo no lo haría, no lo entiendo. Pero hay tantas cosas en el mundo que uno no entiende.”
“Uno siente al menos que rescata algo del olvido. Estamos salvando esas historias”, concluye la fotógrafa. Ya son más de 1500 las historias que han sido subidas. Si sus protagonistas aparecen y así lo desean, sus fotos son devueltas. Es una suerte de recompensa para el encontrador. “Se cierra el círculo. Porque uno quiere creer que esa foto no fue tirada a propósito, que fue perdida”, dice Almarza. ¿Aparecerá el niño rubio al que Luca le cantó en Plaza Francia?
Mientras siguen buscando, los miembros de Negativos Encontrados han preparado un encuentro para el viernes 3 de octubre, desde las 19, en el local Lista Ya! de Galería Liceo (Santa Fe 2729, piso 1º, local 33). Allí compartirán –en papel– las fotos encontradas, invitarán a que otros lleven las suyas. “¿Con quién nos encontraremos? Un poco de miedo nos da, al fin y al cabo no debe ser gente muy normal”, se ríe Almarza.
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