lunes, 16 de diciembre de 2013

CePA: La historia “discontinua”

Un grupo de profesionales que trabajan hace más de diez años para CePA (el organismo de capacitación docente de la Ciudad), denuncia su "discontinuidad" dictando postítulos de formación docente con alto gado de politicidad en esa institución. La denuncia se enmarcada en la lógica de vaciamiento de la educación pública del macrismo. http://www.noticiasurbanas.com.ar/wp-content/uploads/2013/10/Macri-proyecto-educaci%C3%B3n2-e1381958095374.jpg Son más de diez años de transitar las aulas con acciones de formación continua junto a docentes de escuela primaria y media, en el marco de la jurisdicción porteña, más precisamente en la escuela de capacitación docente que depende del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (CePA). Con algunos pocos naipes para varias apuestas: a la educación pública, al trabajo colectivo, al intercambio del conocimiento, y a la intuición de que la historia, la sociedad y la cultura pueden ir de la mano para entender nuestro presente desde la revisión del pasado. Algunos de los integrantes de nuestro equipo académico planificamos y dictamos desde el año 2001 las Cátedras Abiertas de CePA que tuvieron como principal propósito acercar la formación académica y la formación docente. A su vez, todos nosotros dimos cursos de capacitación sobre temáticas del área de Sociedad y Cultura. Por último, elaboramos y sostuvimos integralmente dos Postítulos: primero, Problemas de la sociedad y cultura contemporáneas, y luego, Historia y problemas de la cultura argentina. Y lo hicimos durante cinco cohortes, de dos años de trabajo cada una, en las que se graduaron aproximadamente 500 profesores y maestros. Otros compañeros docentes compartieron este tiempo con nosotros, entre ellos, los integrantes de los equipos de varios Postítulos: el de Literatura Infantil y Juvenil, el de Enseñanza de la Matemática para el nivel Primario, el de América Latina: procesos y problemas de la sociedad y la cultura. A todos ellos, con mayor o menor nivel de conflictividad o cinismo, en estos últimos seis años, CePA les dio por finalizados sus contratos oportunamente, sugiriendo próximas contrataciones a futuro que nunca llegaron. Ahora es nuestro turno. “Razones presupuestarias” fue el argumento. La precarización laboral, los contratos renovables por períodos cortos (de marzo o de abril a diciembre, en los casos más favorables), la infinita postergación de respuestas claras respecto de la continuidad de los equipos de trabajo docente de larga trayectoria, la notable disminución de cursos del área de Sociedad y Cultura, el deterioro de la calidad general de las propuestas de capacitación, son rasgos que caracterizan a la actual gestión. A esta breve descripción podríamos agregar otras cuestiones que exceden a CePA y remiten a una cierta concepción de lo público: el cierre de grados y divisiones, los accidentes de trabajo de obreros de la construcción en horas de clase en las escuelas públicas, el cambio de formato y orientaciones curriculares, el pase a disponibilidad de compañeros docentes, la desastrosa asignación arbitraria de vacantes que supuso la inscripción on line exclusiva, todas cuestiones puntualmente señaladas y denunciadas por estudiantes, padres, profesores, sindicatos y personalidades de la política y la cultura de la ciudad. Con la distancia personal y política que tales decisiones acarreaban para nosotros, mantuvimos igualmente nuestro interés en integrar la oferta de acciones de capacitación docente para la ciudad. Creímos y seguimos creyendo que, aún en esta situación políticamente adversa, debíamos sostener el trabajo que veníamos haciendo desde mucho antes de la llegada de esta gestión y que intuíamos cada vez más necesario. No sin malestar, privilegiamos no abandonar este espacio de trabajo que suponíamos bien ganado en la respuesta y las devoluciones afectuosas de centenares de colegas a cuya formación hemos contribuido, a sabiendas de que nuestro esfuerzo en el dictado de los Postítulos, y mucho de lo que pensábamos en común con los docentes, nada tenía que ver con la política educativa de la ciudad y corría el riesgo de de perder potencia bajo el marco de la concepción de lo público y estatal que proponía el macrismo a los habitantes de la ciudad. En efecto, un Postítulo como el nuestro, que revisa el pasado argentino desde la revolución de mayo a la crisis de 2001 y que pone en entredicho las elementales premisas de la narración conservadora y liberal, es una propuesta que resulta claramente problemática a quienes se presentan como el futuro de una República que según su propio relato necesita dejar atrás los pliegues rugosos del pasado, sobre todo del pasado de creación y lucha de las grandes tradiciones populares. Nuestros contratos cesarán el 30 de diciembre de este año. Entre tanto, se postergaron reuniones con excusas de ocasión, se realizaron otras bajo condiciones difíciles de presentar, se formularon propuestas que no son tales para quienes viven cotidianamente de su trabajo, y se establecieron nuevas prioridades que se traducen en acciones que nos dejan más afuera que nunca de un espacio que día a día angosta las paredes de lo público, amparándose en un triunfo electoral que si no otorga derechos, al menos supuso un impulso para legitimar políticas. Es cierto que perdemos un trabajo muy importante para nosotros. Pero nos queda la libertad de decir, al menos, que este avatar, como la historia, seguirá en otros espacios y por otros medios, junto a los docentes que nos acompañaron todos estos años con la convicción de que el conocimiento y la palabra no se privatizan, porque son, de un modo profundo, la autoinstitución colectiva de lo público a la que no vamos a renunciar por estar, como se dice, “discontinuados”. Equipo del Postítulo Historia y problemas de la cultura argentina: Darío Capelli, Irene Cosoy, Gabriel D’Iorio, Cecilia Flachsland, Guillermo Korn, Mariana Santángelo, Javier Trímboli. Posdata. Queremos hacer público nuestro agradecimiento a Alejandra Birgin, Analía Segal y Graciela Lombardi, quienes nos acompañaron en la creación y consolidación del equipo de trabajo con valiosos aportes para desarrollar y sostener nuestra propuesta. También a quienes formaron parte del equipo en diversos momentos de esta experiencia, a Sergio Frugoni, María Laura Guembe, Mirtha Guervitz, Federico Lorenz y Cristina Oliva. Y, desde ya, a quienes nos acompañaron en calidad de invitados a lo largo de estos años con el dictado de clases, seminarios y conferencias: Gonzalo Aguilar, Carlos Altamirano, Ana Amado, Roberto Amigo, Estanislao Antelo, Gustavo Bombini, José Emilio Burucúa, Juan Carlos Cena, Comisión Provincial por la Memoria, Gabriela Dicker, Gabriel Di Meglio, Grupo Eternautas, Matías Farías, Christian Ferrer, Patricia Funes, Rafael Gagliano, Horacio González, Diego Hurtado de Mendoza, Aníbal Jarkovski, Eduardo Jozami, Pablo Katchadjian, Alejandro Kaufman, Martín Kohan, Diego Lerman, Francisco Liernur, María Pia López, Laura Malosetti Costa, Diana Paladino, Pablo Pineau, Eduardo Rinesi, Pablo Semán, Silvia Schwarzböck, Sandra Sziegler, Diego Sztulwark, Oscar Terán, Gustavo Varela, Fabio Wasserman, Eduardo Wolowelsky, Marcelo Zanelli, Perla Zelmanovich. Sin el aporte de todos ellos, y sin el aporte de los docentes que dispusieron su tiempo, su escucha, su esfuerzo y sus ganas de aprender, esta experiencia no valdría la pena ser narrada.

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