martes, 7 de mayo de 2013
LA OPO Y SU UTOPIA POR FELIPE YAPUR OPINION
El superyó opositor está de vacaciones
Por Felipe Yapur
Poco después de asumir el gobierno y desenmascarado el verdadero plan de gobierno neoliberal, el entonces presidente Carlos Menem tuvo la desfachatez de reconocer que si decía lo que iba a hacer no lo iban a votar. Lejos de elogiar al riojano, al menos no tuvo la torpeza de la actual oposición que, como el radical Ernesto Sanz, no puede impedir que se le escape el deseo de destruir lo realizado en estos diez años de kirchnerismo y, sin necesidad de confirmarlo, retornar a esos tiempos del predominio neoliberal. La pista más fuerte, además de las declaraciones, está en la búsqueda frenética por concretar un frente que sume a toda la oposición con un solo objetivo: destruir al Frente para la Victoria.
El Superyó opositor está de vacaciones (de alguna manera, por suerte) y la voz del Ello en la oposición tiene varios voceros. Sanz es uno de los más entusiastas y tiene la característica de hacerlo con mayor crudeza. Debutó con su crítica feroz a la Asignación Universal por Hijo (AUH) que, a pesar de lo que presagió, no se fue por la canaleta de la droga y el juego sino más bien fue él quien tiró por la acequia su honra y ética. El radical mendocino, feroz detractor de toda iniciativa oficial, demostró que puede no tener límites. La cercanía de las elecciones hace estragos en su psiquis y se derriban las barreras. Sin medias tintas afirmó que lo mejor que le podría pasar a la oposición es que la economía se derrumbara para así tener mejores chances en octubre.
Si economía fuera sólo un sustantivo, tal vez la oración no haya pasado de ser una frase más de las tantas que lanzan los dirigentes políticos. Pero si se tienen en cuenta las consecuencias reales que ello implica, sólo basta con revisar las crónicas de diciembre de 2001, sirve para conocer lo que en verdad Sanz piensa pero, sobre todo, desea para los hombres y mujeres que integran la sociedad argentina.
Si de voceros se trata, Graciela Ocaña pelea por ese rol. Hace unos días reconoció, en una entrevista concedida a este diario, la necesidad de conformar un frente antiK que contenga a todo el arco opositor. La ex frepasista, ex arista, ex kirchnerista y ex denarvaísta, quiere que también se sume Mauricio Macri a pesar de que ella se autodefina como una crítica a la gestión del PRO. Todo un mensaje.
Esta "bolsa de gatos" opositora no termina allí. También está Patricia Bullrich quien, tras favorecer la reducción del 13 por ciento de los sueldos en el gobierno de la Alianza, se granjeó una enemistad manifiesta con el camionero Hugo Moyano y hoy –en esto de sumar fuerza destructiva– ya no duda en besarse en público con el ex aliado y beneficiado del modelo kirchnerista. No es nada nuevo lo que pergeña la oposición. En el siglo pasado se llamó Unión Democrática, pero en la historia reciente se denominó Grupo A, una coalición parlamentaria que se formó tras el triunfo de los comicios legislativos de 2009. La primera favoreció el golpe del '55, la segunda fracasó en su intento destituyente, tanto que ni siquiera los propios organizadores hoy reconocen haber formado parte de ese proceso.
Hoy buscan organizar algo similar a lo que ocurre en Venezuela con la Mesa de Unidad Democrática (MUD), de hecho, los vínculos son más que fuertes con esa coalición que tiene a Henrique Capriles como el principal referente. En octubre pasado viajó a los comicios una delegación de diputados del PRO y de la derecha peronista. En abril pasado, para las elecciones donde triunfó el chavista Nicolás Maduro, un grupo de asesores del macrismo estuvo haciendo un seguimiento pormenorizado de la estrategia de campaña de Capriles.
La tarea de la oposición venezolana no es muy diferente de lo que ocurre en la Argentina. Se nota la coordinación. Grandes corporaciones mediáticas machacando sin cesar en la sociedad, una oposición que pregona la destrucción de la sociedad, corridas cambiarias y, en el campo parlamentario, impedir el tratamiento de las leyes, cualquiera sea su tenor, incluso a los golpes y sillazos que se propinan entre los opositores para después acusar al chavismo de violento.
En la Argentina hay diferencias de matices. Búsqueda de una unidad antioficialista, respaldo de las corporaciones mediáticas con corridas cambiarias para generar desconcierto y, en lo parlamentario, deslegitimar las iniciativas kirchneristas. El último ejemplo fue la democratización del Poder Judicial, sobre todo cuando se debatió la reforma del Consejo de la Magistratura. Los gritos desaforados de fraude para hacer caer la votación son parte de esa estrategia. Ni siquiera les interesó la posibilidad de introducirle cambios al texto normativo que se le ofreció a la Unión Cívica Radical, tal como reconoció el kirchnerista Carlos Kunkel. No hay lugar para el consenso en la crispada oposición. Tampoco para las corporaciones como la Asociación Empresaria Argentina, que tiene en su directorio al CEO de Clarín, Héctor Magnetto, que le remitió una carta a los legisladores para persuadirlos de que no votaran la reforma al Consejo de la Magistratura y la regulación de la cautelares. Sobre este último punto, el presidente de AEA, Jaime Campos, muy seguro de sí mismo afirmó en un párrafo que el plazo de duración que se les fija a las medidas cautelares "tendrá sólo una efectividad relativa, ya que al vencimiento de ese breve plazo, renacerá automáticamente la pretensión del Estado contra el particular por más ilegal que esta (la cautelar) fuera." No es necesario aclarar.
Los diputados dejaron listo el terreno para nuevas escenas de crispación que deberán desarrollar los senadores en la sesión prevista para el próximo miércoles. El oficialismo cuenta con los votos necesarios para convertirla en ley. Pero como los legisladores de la oposición son conscientes de que la democratización del Poder Judicial es un proceso que recién comienza, ya anunciaron que recurrirán a los jueces amigos para interponer demandas de inconstitucionalidad. La Corte Suprema, en algún momento, deberá tallar en esta disputa y tendrá que demostrar que realmente quiere democratizar el poder estatal que conduce.
06/05/13 Tiempo Argentino
GB
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