lunes, 27 de mayo de 2013
A diez años de un cambio de paradigma Por Jorge Muracciole
Una década no es suficiente para las reformas necesarias que refunden una sociedad más libre e igualitaria. Hay seguramente distintas formas de abordar un balance de los últimos diez años de gobiernos kirchneristas en Argentina. La batería de medidas económicas, de las cuales las más significativas han sido la privatización de las AFJP; la extensión de la cobertura jubilatoria a más de 5 millones de personas con dificultades –por las crisis recurrentes–; la implementación de la Asignación Universal por Hijo; la recuperación de Aerolíneas Argentinas como línea de bandera –luego de la administración fraudulenta de la gestión privada.
Hay seguramente distintas formas de abordar un balance de los últimos diez años de gobiernos kirchneristas en Argentina. La batería de medidas económicas, de las cuales las más significativas han sido la privatización de las AFJP; la extensión de la cobertura jubilatoria a más de 5 millones de personas con dificultades –por las crisis recurrentes–; la implementación de la Asignación Universal por Hijo; la recuperación de Aerolíneas Argentinas como línea de bandera –luego de la administración fraudulenta de la gestión privada–; la expropiación de Yacimientos Petrolíferos Fiscales; la institucionalización y puesta en funcionamiento de las Convenciones Colectivas de Trabajo con los correspondientes aumentos paritarios; son tan sólo una apretada síntesis de un listado extenso de iniciativas que expresan un punto de inflexión en el paradigma dominante del neoliberalismo que tiñó las políticas de los gobiernos de la transición democrática argentina que precedieron al kirchnerismo.
Como afirma el pensador Ernesto Laclau, "estos son los logros de un inmenso camino recorrido en diversos campos desde la afirmación de los Derechos Humanos, hasta la igualdad civil, desde la reconquista de la economía nacional en distintos rubros básicos hasta el avance en una legislación distributiva que nos acerca a una sociedad más participativa e igualitaria".
También es posible abordar los cambios acontecidos a escala micro en las vivencias cotidianas de millones de familias argentinas, atravesadas hace tan sólo diez años por las penurias de la desocupación, la pérdida de sus viviendas por las deudas hipotecarias contraídas en la farsa de la Convertibilidad. Con tan sólo preguntarse sobre la situación particular de cada uno y el contexto social de desocupación estructural, atomización y anomia política se podrá llegar a la conclusión de que, pese a las asignaturas pendientes, puede afirmarse, en contraposición a la década del '90, que desde hace diez años transitamos –aunque con obstáculos– por una década ganada al escepticismo y la degradación social de la crisis a la que nos llevaron los experimentos neoliberales implementados por años desde la dictadura hasta mayo de 2003.
El valor agregado de este proceso político es su articulación con experiencias que han emergido en la última década, con importantes niveles de autonomía con los centros de poder, tanto en Venezuela como Ecuador y Bolivia, que hicieron posible junto a Brasil y Uruguay la Unasur. Desde la confrontación con el ALCA en la histórica cumbre de Mar del Plata, o el marcado fortalecimiento del bloque regional del Mercosur, junto a Brasil con la incorporación estratégica de la República Bolivariana de Venezuela y la futura integración de Ecuador, marcan de alguna manera la proyección del bloque y su posicionamiento ante un mundo donde la hegemonía de los países centrales se va modificando con la emergencia de la multipolaridad.
En ese contexto internacional, la batalla por la democratización de los medios y la ampliación de los canales de participación popular se tornan esenciales para la nueva etapa que se abre. Parafraseando a Cristina Fernández en su alocución del décimo aniversario del primer gobierno del kirchnerismo, "a esta década ganada queremos que le siga otra más". Diez años en la historia de un país que se recupera de la crisis más profunda de su historia económica, política y social no son suficientes para las reformas necesarias que refunden una sociedad más libre e igualitaria.
La oposición mediática como defensora de los intereses corporativos es la expresión más evidente del malestar de los sectores del privilegio ante un gobierno que, a diferencia de sus predecesores, no terminó siendo funcional a sus intereses. Lo que se ha modificado desde mayo de 2003 no ha sido tan sólo un cambio de discurso, ni simplemente la sumatoria de medidas. Lo que se ha alterado es la colonización de lo económico sobre la política. La sustitución de esa lógica donde el dios mercado decidía la vida de la ciudadanía. Un nuevo paradigma de la política sobre lo económico ha posicionado a un Estado presente capaz de priorizar el interés común sobre la puja de los intereses privados. En ese devenir en la dialéctica de lo instituido y lo instituyente navega el proyecto latinoamericanista con el desafío de trascender los obstáculos impuestos por los defensores del statu quo y sumar a los sectores históricamente influenciados por el discurso hegemónico.
27/05/13 Tiempo Argentino
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