sábado, 25 de mayo de 2013
Periodismo de mierda parte 4
Hugo Chávez y los envenenados
A la hora de hablar de “periodismo de mierda”, imposible dejar de lado la celebración de episodios como el secuestro de la Fragata Libertad en Ghana.
A esta celebración de los periodistas estelares de los pulpos medios de descomunicación se sumó la celebración cuando el norteamericano juez Thomas Griesa falló en contra del estado argentino, emplazando el pago de 1330 millones de dólares el 15 de diciembre del año 2012. La indisimulada celebración llegó a su apogeo cuando reapareció como posible el abismo del “default técnico”. En medio de esa degustación del presunto fracaso se editorializó una y otra vez invocando la ética, aconsejando “honrar la deuda” reclamada por los buitres.
Mientras el periodismo de los nativos de corbata celebraban al juez que vela por los buitres del mundo, hasta Anne Krueger (aquella mandataria del FMI que entre 2004 y 2007 tuvo tantos round con Néstor Kirchner) declaraba, en el Financial Times de Londres, que el fallo del juez Griesa significaba una bomba de tiempo para el sistema financiero mundial.
A todo esto seguía funcionando la cantinela de la falta de “libertad de expresión”. Paradoja: con qué libertad se niega la existencia de la libre expresión. A propósito: la libertad de expresión, si es un derecho, también es un deber. Si hay libertad para sembrar pus, puede y debe haberla, para el asco. El asco también puede ser una opinión.
Pero salgamos de la coyuntura. Volvamos sobre las voces doctrinales que enarbolaron ese ligero lugar común que nos dice que el gobierno argentino antes que nada y después de todo debe “honrar la deuda”. Se estaban refiriendo a la repugnante “deuda externa” reclamada por los buitres.
Sin duda que al “periodismo de mierda” le importa un pito ese país que ellos entregaron convertido en un agujero con forma de mapa, con una caudalosa cuarta clase social, la de quienes no llegan ni a pobres, la de los desdentados, la de los desgajados; país con la industria aniquilada, con las arterias ferroviarias mutiladas, con Yacimiento Petrolíferos Fiscales convertido en Yacimientos Petrolíferos Fifados; país en el que no quedaron ni los mástiles, desgracia con suerte porque ¿qué bandera hubiésemos usado?
Para los editorialistas de púlpito y de doctrina, esta pregunta: ¿Por qué carajo nunca utilizaron esa velocidad y énfasis con que reclaman para honrar la bendita “deuda externa”, para honrar “la deuda interior”?
¿La deuda interior? ¿Cuál? La de los miles de desaparecidos sin sepultura, la de cientos de secuestrados de cuajo desde la placenta.
Resulta obsceno el reclamo por honrar la “deuda externa buitre”, cuando la impunidad de la desmemoria saltea la “deuda interna” de millones de desgajados y la “deuda interior” de miles de muertos sin sepultura sumados a cientos de criaturas por décadas secuestradas de identidad.
Según el diccionario: “lame culos”
Hay que ver con qué despliegue se manifiesta el periodismo de los pulpos descomunicadores cuando, por ejemplo, se ocupa de algún secuestro de famoso o empresario. Otra vez comparemos el espacio, el tiempo y el centímetraje que se le dedica a estos episodios coyunturales y el espacio, tiempo y centimetraje que se dispone cuando aparece, Abuelas mediante, un Nieto, es decir, un secuestrado de más de tres décadas.
El modo en que se minimiza y se traspapela cada preciosa aparición de Nieto rompe los diques de la obscenidad.
Ciertamente la libertad de expresión incluye hasta la presencia de ese periodismo pornográfico. Pero ojo al piojo, sería un error garrafal (al error lo están esperando para victimizarse) incurrir en cualquier tipo de prohibición.
Este periodismo es de mierda porque en sí mismo es un periodismo buitre. Pese al vómito que reclama ahora mismo nuestro estómago escandalizado, demorémonos en la palabra “buitre”. El diccionario lo designa sustantivo masculino. Se aplica a diversas aves carroñeras falconiformes, de pico fuerte y cuello largo. El diccionario nos avisa además que el buitre negro está en trance de extinción.
No se enteró todavía el diccionario que el buitre financiero está en multiplicación y que aquí, al sur, en un país llamado Argentina, es muy celebrado.
Entre los sinónimos de “buitre” que propone el sufrido diccionario hay uno que sorprende por lo certero. Dice: “Buitre, sinónimo de lame culo”. A no indignarse, gentes educadas, esto lo dicen una punta de diccionarios: “Buitre: sinónimo de lame culo”.
Por favor, no se tome esto como insulto, como una ligera descalificación. Sólo intenta ser descripción a partir del diccionario.
El periodista carroñero no es un monstruo, es un humano. La peor especie de estos criminales no es la que podría representar tipos como el juez Griesa. La peor especie es la que encarnan nuestras señoras muy aseñoradas y señores muy almidonados, celebradores de hazañas como las de ese juez. Esa celebración los pinta, los define. Son usureros de alma. Tienen vocación de caries.
Al lector, a la lectora, le pregunto: ¿usted conoce algún usurero al que le importe el planeta y la democracia, al que le importe la memoria alumbradora, por ejemplo para recuperar los más de 400 secuestrados de identidad en la Argentina desde hace más de un cuarto de siglo?
Les importa un carajo. Eso sí, lo que les importa a estos baluartes de la ética es “honrar la deuda externa” (que ellos supieron conseguir).
No hay caso, definidos por el mismísimo diccionario son, técnicamente hablando, lame culos. Por supuesto que los culos no tienen la culpa de ser visitados por estas lenguas criminales y usureras. Usureras sin asco. Usureras de lesa humanidad.
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