martes, 15 de abril de 2014

Yo voy en trenes

Por Juan Ciucci
Martes a la tarde. La Presidenta inaugura en Tecnópolis el Encuentro Federal de la Palabra. Llegar desde Congreso se complica, más aún con la bicicleta a cuestas. Lo mejor es tomarse el tren en Retiro y bajarse en Miguelete. Estamos sobre el pucho, el tren sale a las 17:11 y a las 18 se supone arranca el acto, muy difícil que llegue a tiempo. En  el furgón del Mitre las bicis no se cuelgan, como en el Urquiza, acá van amuchadas. Rápidamente se arma la montaña, que la buena voluntad de los compañeros de furgón permite no sea un caos. El que sube y el que baja, lo hace con las manos que lo acompañan.
En Retiro sube una banda de pibes, serán unos 10. Mucho agite, muchos chistes, griterío y buena onda con los que viajan. Van vendiendo algunas cosas, trapos, encendedores, etcéteras. Yo estoy enchufado a los auriculares, no escucho mucho más que barullo. En eso uno me toca el hombro, me pide que le preste atención. Ahí me ofrece unas biromes, y me dice “vamos a ver al Indio, es para la comida”.
Ya están viajando, pienso y les digo, yo salgo el viernes en un micro desde Lanús. “Pero vos tenés plata, amigo, nosotros somos humildes”. Ahí les pregunto cómo es el viaje que tienen planificado: se toman el tren hasta Zárate, ahí cruzan el primer puente caminando, y para el segundo hacen dedo. De ahí, sólo les quedan 20 kilómetros, que van a ver cómo los hacen. “El pogo más grande del mundo” me dicen, y claro que vale la pena el esfuerzo.
Charlamos un poco y otro me pregunta por la barba, si fumo y si tengo para fumar. Le digo que no, que cuando ellos prendieron uno los envidié en silencio. “Pero cómo no pidió”, me dice; y le pide a otro flaco que arme. “Todo bien, ya me bajo”, digo con el tren ya llegando. “Bueno, ya sabe, la próxima pida”, reiteran con generosidad. Decimos un  “nos vemos allá” casi como expresión de deseo, ante la certeza de las más de cien mil personas que vamos a ser. Falta casi una semana pero las bandas ya comienzan a viajar, ya se está formando la larga procesión. Por ahora, me voy a ver a Cristina, en este encuentro de la palabra; pensando en el artista capaz de guiar una tribu tan vasta y extraña por los caminos de la Patria.

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