miércoles, 31 de diciembre de 2014

"Es muy interesante el recorrido de Nell, de Tacuara a Montoneros"

Sebastián Giménez es el autor del libro "El último tren", sobre la vida de José Luis Nell, militante político en los años 60 y 70.
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Agencia Paco Urondo: ¿Por qué un libre sobre José Luis Nell?
Sebastián Giménez: José Luis Nell fue un emblemático militante político de la década del setenta y de tan distintas agrupaciones de esa época: empezó en la derecha militando en Tacuara, después pasa a los cuadros que pertenecían a Montoneros y se iniciaron en Tacuara, tal es el caso de Galimberti y otros casos más. José Luis participa en el asalto al policlínico bancario que es el hecho inaugural de los grupos guerrilleros en la Argentina. Es una novela biográfica que trata su vida pero es una novela porque hay ciertos huecos en la documentación y es un relato emocional que está lejos del objetivismo pero es interesante para retomar esta vida que fue emblemática; fue líder de la Columna Sur de Montoneros, sufre los hechos de Ezeiza, él fue herido y quedó paralítico. Fue muy amigo del padre Carlos Mugica y uno de los fundadores de la Juventud Peronista Lealtad que marca una disidencia interesante que tuvo Montoneros.
APU: ¿Se mete en esa parte de su vida, en JP Lealtad?
SG: La JP Lealtad nace básicamente a partir del asesinato de José Ignacio Rucci, es un hecho repudiado por entre el 30 y el 50% de la militancia montonera, repudian totalmente el hecho. El asesinato de Rucci sucede una semana después del triunfo electoral de Perón y lo que plantean los Montoneros que van a formar parte la JP Lealtad es que había que respetar la democracia que logró el pueblo argentino y no estaban de acuerdo con hacerle un atentado al presidente que habían votado, más allá de las diferencias con Perón. Esa posición también es la de Carlos Mugica. Lo trata mucho en la última parte de su vida. Nell, después de Ezeiza, queda cuadripléjico y era visitado muchas veces por el padre Mujica.
APU: ¿Por qué le interesó el personaje, la época?
SG: Es una época muy rica de compromiso y la vida de José Luis la tomé como un ejemplo de compromiso y de coherencia con la militancia, también es muy interesante su derrotero que empezó en la derecha, después al movimiento revolucionario de Tacuara, el asalto al policlínico bancario. A partir de ese asalto, tiene la mala suerte de intervenir y dispara una ráfaga de ametralladora y mata a dos empleados: a partir de este hecho queda muy nervioso, muy arrepentido, de ahí empieza a priorizar otra parte más política, menos violenta, se integra a Montoneros pero desde la movilización y no desde actos “terroristas”. Por eso repudia el asesinato de Rucci, apostaba más a la movilización popular y no a una violencia que nadie entendía, porque ellos asaltan el policlínico para juntar dinero para su agrupación que quería el retorno de Perón pero nadie lo sabía, no estaban insertos en la sociedad y por eso aparecieron como asaltantes comunes.
APU: Con respecto a que es un relato novelado, le pone voz al personaje...
SG: Sí, lo hago hablar; relato también una discusión entre él y Mario Firmenich. Sabemos que por el documental "Los malditos caminos" que existió una disidencia entre ellos, aunque sabemos qué se dijeron. Intento respetar la posición política de cada personaje, después en qué auto se encontraron o ese tipo de cosas no hay datos fehacientes, en ese sentido es novelado. Se hace hablar a José Luis, pero también a Lucía Cullen, su esposa, trabajadora social que después fue desaparecida.
Nota: Se puede acceder gratuitamente desde: http://www.margen.org/libros.html

lunes, 29 de diciembre de 2014

Los votantes muertos Por Carlos Barragán

Llamaron a indagatoria al fiscal Gonella por difundir el llamado a indagatoria de una jueza cuyo marido está preso por traficar drogas. Es que si usted embarca 3200 kilos de cocaína en cajones de manzanas para mandar a Europa le pueden pasar varias cosas. La primera es que si la policía lo descubre, inmediatamente va a bautizar la operación como –así fue en este caso– Manzanas Blancas. Si usted mandaba la cocaína en latas de palmitos se llamaba Palmitos Blancos, si iba en paquetes de yerba se llamaba Mate Blanco, si iba en hormas de queso: Queso Blanco, y si la mandaba en cajas de zapatos: Zapatitos Blancos. O capaz que para innovar, por una única vez, le ponían Gustavo Béliz, remember Stiusso.
La policía –a la que siempre nos gustaría ponerle límites– parece que para lo único que la limitaron hasta ahora es para la creatividad. (Si usted decide mandar la merca suelta y sin camuflar, la policía llamará a la operación Cocaína Blanca, sin dudarlo). Ahora, si usted mandó 3200 kilos de merca a Europa y lo agarraron y su señora es jueza, podrá acusar al fiscal que investiga el tema. No lo podrá acusar usted, pero sí su señora que es jueza. Entonces los medios más importantes del país –esos que se la pasan diciendo que vivimos en un narcoestado– lo defenderán a usted que es un narcotraficante. No porque los medios trafiquen cocaína –la merca es "droga menor" para ellos que manejan la droga más fuerte de todas que es la tapa del diario– sino por el principio de que los enemigos de mis enemigos son mis amigos. Aunque los amigos terminen siendo los narcos y el enemigo: la ley, que al fin de cuentas siempre es su enemigo. Hasta Elisa Carrió que usa el término "narco" para todo lo que no le gusta (¡Con esta humedad me están matando los narco-callos!) saldrá a defender al traficante si con eso se consigue llevar a la tapa de Clarín a algún funcionario del gobierno. Esa es la campaña presidencial de la oposición: tener en los diarios a la mayor cantidad de funcionarios del gobierno acusados de algo. O sea, que la campaña ya no está a cargo de los creativos de Agulla sino de los creativos de los tribunales que se convirtieron en una especie de Poder Publicitario Judicial, con capacidad de esperar el momento más efectivo en que el fallo-spot debe ser lanzado por los medios. Habrá que ver cómo les resulta a los opositores, si les sale más barato y si la campaña de propaganda judicial es efectiva. Lo que tiene de bueno es que no hace falta poner la cara con una promesa, la cara la ponen los jueces y la promesa siempre es la misma: los kirchneristas son delincuentes. No sé si será muy normal que las campañas políticas estén a cargo de algunos jueces, pero por lo menos se trata de jueces que están vivos, y no como los que votan las leyes de Massa en el Tigre que están muertos. No sé si se enteraron que eso fue lo que pasó esta semana: en el Consejo Deliberante de Massa un muerto votó una suba de impuestos (foto). Y no es que uno discrimine a la gente que se murió, pero la sesión no era en el cementerio donde uno podría aceptar que los muertos voten sus impuestos. La verdad es que preocupa que a Massa lo apoyen los muertos porque a la hora de juntar votantes habría que ver de qué manera sale a conseguir los que le faltan. También es lógico que los muertos lo voten, porque es gente a la que ya no le importa demasiado su futuro, y además porque como muertos se sienten representados por Moyano, Barrionuevo y el Momo Benegas, tres walking-massistas listos para dar el mordiscón. Es que se les está poniendo difícil conseguir el apoyo de la gente que está viva y ahora está en la playa, comprando cosas para el 31, haciendo un asado, preparando las vacaciones, o en un restaurant. Todas señales de que la crisis es tan profunda que ni siquiera hubo el ánimo suficiente como para hacer algún saqueo, y que la depresión es tan grande que ya nadie tiene ganas ni de quemar una goma. Y encima baja el precio de la nafta, y todos los que se dedican a inflar el dólar ya están en Punta del Este tomando sol y champagne, mientras insultan a la dictadura kirchnerista. La cosa está tan brava para la oposición que el diario La Nación publicó el martes una noticia de título: "Ganar la lotería también puede ser un mal regalo de Navidad". Es posta. En donde explican que hacerse millonario no es bueno, puede no durar demasiado tiempo, y tampoco significa encontrar la felicidad. Y uno entiende que si lo que les queda por atacar es el gordo de Navidad, es que están en gravísimos problemas para drogarnos. Esperamos encontrar futuros títulos como "Irse de vacaciones: la desgracia del verano", "El asado con amigos: señal de decadencia social", "Encontrar un trabajo mejor empeora todo" y "Enamorados, felices y con auto O Km: los primeros infartados." Es por eso que descubrieron que los votos opositores los van a tener que salir a buscar entre los muertos. Porque ya son demasiados los que la droga de los diarios no les impide disfrutar de la vida. Y este es el fin de la columna.

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En 2015 también será la política, pavotes Por Fernanda Vallejos

El recorrido por el año económico, nos deja algunas reflexiones y, por supuesto, no menos desafíos.

Este 2014 que vamos dejando fue, sin dudas, un año complejo. Signado, primero, por las tensiones sobre el mercado cambiario. Sacudido, luego, por el fallo pro-buitres de Griesa que convalidó el sistema judicial norteamericano. Pero marcado a fuego, también, por la certeza de que la política puede hacer camino al andar, a contramano de buitres, caranchos y gurúes.

El cimbronazo de la devaluación de enero, inexorablemente, impactó en el derrotero del año económico, afectando el desenvolvimiento de la economía real, en un contexto internacional adverso y con nuestro principal socio retrocediendo en sus compras de nuestras manufacturas, especialmente las de la industria automotriz. Sin embargo, cuando los adalides de la "competitividad"se frotaban las manos convencidos de que este año lograrían su objetivo permanente e inconfesable de licuar el salario de los trabajadores argentinos, el gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner impuso, a destajo, un nivel de iniciativa política que despejó toda duda sobre la firmeza para sostener el norte de la política económica.

En enero mismo, mientras las usinas opositoras anunciaban catástrofes, a la par que los sectores del poder real que representan generaban las condiciones para la devaluación seguida de exigencias de ajuste sobre el salario y el gasto del Estado, el gobierno nacional lanzaba el PROGRESAR que hoy beneficia a 513.214 jóvenes, y que, sumados a los 473.814 nuevos jubilados de la segunda moratoria previsional, permitieron incorporar a un millón de argentinos al sistema de protección social nacional. Un millón de hombres y mujeres que, a pesar de la devaluación, del fallo pro-buitres que golpeó a mitad de año y de los incansables esfuerzos del bloque liberal-opositor –económico, mediático, político y judicial– para desestabilizar la economía, han adquirido un derecho efectivo y son hoy un poco más iguales.

El rechazo contundente a la cantinela del ajuste parió, también, una actualización del 40% para las Asignaciones Familiares y Asignación Universal por Hijo, y la convalidación –marca registrada del ciclo kirchnerista– de las paritarias libres que arrojaron un incremento promedio del 30% que permitió recomponer los salarios reales. Para torcer el devenir de lo que la ortodoxia anunciaba inevitable, se interpuso –nada más, nada menos– la política. La respuesta fue nítida: políticas de ingreso, expansión de la inversión social, afirmación de la inversión pública cristalizada en Atucha II o el Ar-Sat I.

En estas horas de balance, el recorrido por el año económico, nos deja algunas reflexiones y, por supuesto, no menos desafíos. Primero, el reconocimiento de que el gobierno tuvo capacidad de dar respuesta a los interrogantes que planteábamos un año atrás: no sólo se logró la estabilidad en el nivel de reservas sino que las mismas han vuelto a crecer; el Banco Central desplomó la cotización del dólar ilegal, mientras que las diversas cotizaciones –tanto la ilegal como las otras paralelas– achican su brecha con la cotización oficial. Se conjugaron el establecimiento de tasas de interés mínimas para los plazos fijos, frenando la preferencia por el dólar, la liquidación de posiciones en dólares de las aseguradoras, la emisión de bonos ajustados por el dólar oficial y una coordinación estricta en los controles sobre quienes efectuaban la mayor cantidad de las operaciones en esos mercados paralelos y en el ilegal. La activación del swap con el Banco de China por hasta U$S 11 mil millones, el acuerdo con las empresas cerealeras para la liquidación de U$S 5700 millones o los acuerdos de financiamiento suscritos con China por U$S 4714 millones para la construcción de la represa Kirchner-Cepernic, contribuyeron a echar por tierra, de la mano del fortalecimiento de la posición de reservas del BCRA –que se acercan a los U$S 31 mil millones–, las expectativas de una nueva devaluación, en un marco de indiscutible estabilidad cambiaria.

La administración del frente cambiario fue, además, la más importante política antiinflacionaria, toda vez que la devaluación de enero – al inicio de la cadena causal en la evolución de los precios– tuvo un claro impacto reflejado en la medición del IPCNU del 3,7% para ese mes, con tendencia marcadamente declinante hasta el 1,1% en noviembre. Si bien el fin de año económico llega con una inflación todavía elevada, que se proyecta en 24% anual y una actividad económica y nivel de consumo que aún no terminan de recuperarse, estamos tan lejos de los pronósticos de catástrofe o de aquel 40% de inflación que se intentó instalar, como del conflicto social que, como expresión de deseo, vaticinaban los mismos que hasta debieron abortar el paro que fogoneaban frente a la exención de ganancias del medio aguinaldo que decidió la presidenta. Las últimas mediciones del consumo privado arrojan una expansión, en términos constantes, del 12,6% y 4,2%, para supermercados y shoppings, respectivamente; acumulamos dos meses de recuperación de la construcción a octubre (uno de los sectores con floja performance en 2014, junto al automotor) traccionada por (la mano visible de) el Estado con los 130 mil créditos Pro.cre.ar para construcción de viviendas sorteados en junio, y las construcciones petroleras; en diez meses la producción de gas en pozos de YPF acumuló una expansión del 12% y la de petróleo un 8,9 por ciento.

El desempeño de YPF, por su parte, cristaliza, en ejemplo, la agenda estructural que sigue alumbrando los desafíos a futuro: la profundización de un rumbo con desembocadura en la superación de la restricción externa, basada en la soberanía industrial, energética y en materia de deuda externa. En esa clave, mientras los promotores del ajuste insisten con la salida fácil del endeudamiento, justificando su pulsión colonial a arrodillarse frente a los buitres, YPF logró, a partir de su renacionalización, sustituir importaciones por U$S 3695 millones. Es ese el recorrido que la Argentina debe sostener en el nuevo año que se avecina y en los que lo siguen. Junto con el sostenimiento de una buena macroeconomía del desarrollo, en sintonía con la profundización de la política industrial y su planificación estratégica, y la defensa de la política de desendeudamiento frente al acoso de los buitres.

Si somos lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros, este año los argentinos fuimos mejores. La política se abrió paso entre los pronósticos envenenados de los profetas del odio. El diciembre caliente que imaginaban determinado, se cayó como un castillo de naipes frente a esta Nochebuena que transcurrió mansa, apacible, alegre, anunciando un fin de año que nos pone cara a cara con un 2015 que invita a abrigar expectativas alentadoras frente al futuro.

Volverán, ahora, seguramente, con sus cantos de sirena. Dirán que cayó la cláusula vedette y que urge un "acuerdo" que nos ponga ante el beneplácito del "mundo" o, mejor, de los dueños de las finanzas globales. Dirán que el país debe "negociar", no que son los buitres, hasta ahora renuentes, amén de abiertamente hostiles hacia la Nación, los que deben hacerlo. Seguiremos aferrados a los sueños. Como cuando Néstor soñó aquella reestructuración que muchos intentaron ver fracasar y que devino en la más exitosa de la historia. Exitosa para la Argentina. La política tiene esa capacidad de transformar. Como el amor. Ese que reclamó la presidenta en la Plaza de la Democracia. El mismo que –ojalá– desborde la copa de los 40 millones de argentinos el próximo 31, para saludar el camino que debemos seguir andando: el de esta "nueva y gloriosa Nación, la nuestra". ¡Salud!

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FIN DE AñO SIN UN TEMA QUE ARTICULO PODER Y NEGOCIOS DEL MENEMISMO EN EE.UU El bloqueo a Cuba en clave argentina

Además de anacrónicos desde hace mucho tiempo, el enfrentamiento y la falta de relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana se metió en los recovecos de la diplomacia de cada país de América latina. Con Menem, el anticastrismo virulento tuvo un pie en Buenos Aires gracias al pie que ofrecía en Miami.

Por Martín Granovsky

El año termina con un enorme cambio en América latina: por el compromiso de normalización de relaciones entre Wa-shington y La Habana, ya nunca el rechazo a Cuba será una de las condiciones del alineamiento pleno con los Estados Unidos. No será una opción disponible para los gobiernos de América latina ni una opción buscada o forzada por la Casa Blanca. Esta novedad, tan razonable ahora, tensó las relaciones en el continente no solo en los ’60 y los ’70, como fue tan recordado en los últimos 15 días, sino de manera renovada y vigorosa en los ’90, los años de Carlos Menem y Jorge Mas Canosa.

Ya era absurdo, porque en 1991 la Unión Soviética se desplomaba sin remedio, pero la cuestión cubana aún tenía gran valor como símbolo y como realidad dentro de los Estados Unidos.

Los emigrados cubanos más recalcitrantes contra Fidel Castro crearon en esa época la Fundación Cubano Americana en cabeza de Mas Canosa. Su misión fue el lobby, la colecta de votos en Florida y Nueva Jersey, la obtención de fondos incluso en contacto con el narcotráfico y el tejido de lealtades en la región. Para Menem y su sistema de construcción de poder y negocios fue la ocasión de matar dos pájaros de un tiro.

- Por un lado, garantizaba una vía de salida de dinero negro en Miami y una articulación en la Argentina donde fueron piezas del ajedrez económico, por poner dos casos, el jefe de la bancada de diputados y luego ministro del Interior de Menem José Luis Manzano y la ucedeísta Adelina Dalesio de Viola.

- Por otro, Menem se comprometía con los sectores más duros de los Estados Unidos en una prueba de amor que incluía nada menos que a Cuba.

Las rutas de dinero negro fueron parte importante de la inserción internacional del menemismo. Por eso resultó clave no sólo el consulado en Miami, donde los diplomáticos leales eran premiados y los sospechosos eran perseguidos o cambiados de lugar en días, sino la embajada en el Vaticano, el sitio donde por ejemplo Esteban Caselli tejió puentes de planta con el secretario de Estado Angelo Sodano, el mismo que figuró entre los primeros reemplazados por el papa Francisco. En ambos casos los grupos de poder argentino eran proveedores, o sea que figuraban en la escala más alta de un mosaico que se tejía desde 1973, el comienzo de la época de gloria de la organización fascista Propaganda Dos. Menem no hizo más que sumarse a un dispositivo que abarcaba a la banca vaticana y la Agencia Central de Inteligencia. Si se ponen los hechos en el contexto histórico es fácil ver que los mundos no eran cronológicamente distantes.

El tiempo de oro de las operaciones internacionales fue la década de 1980, la última de la Guerra Fría.

La democracia argentina experimentó su transición todavía en plena guerra entre las dos superpotencias, los Estados Unidos y la Unión Soviética. Raúl Alfonsín pagó costos por sus posiciones activamente pacifistas en América Central y respetuosas con Castro, pero no cambió de postura. La política exterior de Néstor y de Cristina Fernández de Kirchner está en la misma línea con la diplomacia de la transición.

Menem, que en 30 años de democracia fue el extremo opuesto junto a Fernando de la Rúa, asumió la presidencia en el mismo año de la caída del Muro de Berlín y la asunción de George Bush padre. Su inclusión en el Plan Brady (títulos de la deuda a cambio de activos de empresas públicas) fue un plan que abrazó apenas llegó al gobierno. El año de la implosión soviética fue el del inicio de la Convertibilidad, con Domingo Cavallo ministro de Economía y Guido Di Tella canciller. De entonces son, también, las relaciones carnales como expresión sintética del mundo que Menem estaba dispuesto a abrazar.

¿Es lógico suponer que tremendo aparato se frenó en seco el día en que la URSS se desmoronó? Si se toma uno de los personajes de esa época todo se entiende aún mejor. Vernon Walters (1917-2002) fue un jefe clave de la inteligencia norteamericana, interlocutor y supervisor de los militares de Sudamérica, contacto entre la CIA y el Vaticano con Juan Pablo II cuando el objetivo era que una Polonia sin legitimidad comunista alguna se cayera velozmente y con estrépito, garante de la Operación Cóndor de colaboración entre los servicios de inteligencia del Cono Sur, soporte de los contras nicaragüenses que peleaban contra el sandinismo, fabricante de los guiños a los altos jefes argentinos en la guerra de Malvinas, embajador de Ronald Reagan en Naciones Unidas y ante la Alemania reunificada y operador de negocios de las grandes corporaciones. ¿Alguien puede pensar que Walters actuaba solo y que de un día para otro el aparato del que formaba parte perdió su relativa autonomía financiera e institucional y se convirtió en un grupo de simpáticos viejitos en retiro ejerciendo la autoayuda mientras contaban historias a sus nietos?

En una entrevista concedida al diario El País que publicó Página/12 en el 2000, Walters contó que cuando llegó a Alemania anunció que el Muro caería.

“Toda mi vida me he dedicado a saber lo que iba a pasar”, relató. “Práctica. Quien no sabe lo que va a pasar es porque cierra los ojos. Muy poco antes de la caída del Muro, comí con el embajador soviético en Alemania Oriental. Me dijo: ‘El Muro durará cien años’. Yo hablo ruso también: le recordé la última estrofa de la Internacional, donde se habla de la erupción final del volcán. ‘Habrá erupción –le dije–, pero no la que tú esperas.’ Los rusos se acababan de ir de Afganistán. Derrotados. Si habían aceptado irse así, no iba a ser, precisamente, para emplear su fuerza en Europa. Rusia estaba vencida.”

Es justo la época de decadencia soviética y falta de suministros de petróleo, más la retracción en la compra de azúcar, en que Cuba vivió el llamado “período especial”. Incluso cubanos muy cariñosos con Fidel dicen hoy que jamás volverán a subirse a una bicicleta. En el período especial usaban la bici para grandes distancias. Autos no había, o había muy pocos, pero tampoco transporte público. Ni siquiera camiones. Esa etapa es la del recrudecimiento de la actividad de los grupos más violentos en Miami y del armado de una red cubana para desbaratarlos en la propia Florida. Fue entonces que cayeron presos los agentes cubanos que quedarían en la historia como Los Cinco. Uno de ellos, el que los lectores de Página/12 conocen por su relato de cómo robó un avión en Cuba para que su historia de emigrado fuese creíble en Miami, y cómo ni siquiera contó los planes a su mujer, que llegó a considerarlo un traidor, es René González, el primero de Los Cinco en ser liberado. No hace mucho: 2013. Los otros tres fueron puestos en libertad recién el mismo 17 de diciembre último, el día en que el presidente cubano Raúl Castro habló en simultáneo con el presidente de los Estados Unidos Barack Obama para anunciar la pronta normalización de relaciones.

Un mismo piolín hilvana las historias de la Guerra Fría plena y las historias de la decadencia. Parecían estar dadas las condiciones para que en cualquier momento cayera de maduro que el embargo no sólo perjudicaba a Cuba sino que era ineficaz y –peor– inconveniente para los Estados Unidos, pero los planetas recién se cruzaron con Francisco como Papa, con Fidel observando pero en retiro de la presidencia y con un presidente norteamericano desahuciado por el Congreso, con poco que negociar y sin otros objetivos que hacerse un lugar en la historia y garantizar la continuidad de la maquinaria electoral demócrata con una sólida base hispana.

Los cálculos, además, ya no chocaban contra los intereses de los cubano-norteamericanos. Una encuesta de junio realizada por la Florida International University mostraba que el 68 por ciento estaba de acuerdo con restablecer los lazos diplomáticos. Entre los jóvenes el número trepaba al 90 por ciento. El 69 por ciento opinaba a favor de aflojar las restricciones para viajar a Cuba. El 53 por ciento decía directamente que probablemente votara por un candidato que propusiera la normalización diplomática. Y el 71 por ciento decía que el embargo no había funcionado bien.

Las encuestas indican una diferenciación clara entre la media de los norteamericanos y las posiciones muy conservadoras típicas de los republicanos más duros. Sin embargo hay un matiz: incluso apoya el fin del anacronismo con Cuba alrededor del 30 por ciento.

Según el sondeo ABC/Langer, apoya la normalización diplomática el 64 por ciento de los norteamericanos. Entre los muy conservadores el apoyo llega al 36 por ciento.

Las cifras de CNN/ORC muestran un respaldo del 63 por ciento (45 por ciento entre los conservadores).

El fin del embargo recibe el apoyo del 68 por ciento del norteamericano promedio y del 42 por ciento de los conservadores según ABC/Langer. Para Reuter/Ipsos los números son del 40 y del 28 por ciento, respectivamente.

Terminar con las restricciones a los viajeros es una medida muy popular. Para ABC/Langer están de acuerdo el 74 por ciento de la media y el 51 por ciento de los conservadores, para la CNN/ORC el 67 y el 58 y para Herald/Bendixen el 47 y el 56 por ciento.

martin.granovsky@gmail.com

29/12/14 Página|12

El Kremlin estrena doctrina militar Por La irresolución del conflicto ucraniano fuerza a Putin a modificar sus objetivos bélicos. Redacción

OTAN. Vladimir Putin advierte que priorizará el posicionamiento de su fuerza en el Este europeo para amortiguar la expansión de Occidente.

El presidente ruso Vladimir Putin firmó esta semana un decreto que reconfigura “la doctrina militar de la Federación de Rusia” para posicionar al país en un contexto geopolítico donde la tensión con las potencias de Occidente va in crescendo por la irresolución del conflicto territorial ucraniano y la expansión militar de la OTAN en el ex anillo soviético europeo.

En principio, la decisión de cambiar la doctrina militar nacional fue tomada el 5 de julio de 2013 por el Consejo de Seguridad de Rusia. Sin embargo, en todo este tiempo, esa resolución carecía de un cuerpo legislativo que le diera sustento. Por ese motivo, la oficialización de la medida vía decreto presidencial pone en marcha lo que será un giro estratégico en la agenda militar del Kremlin. Por ejemplo, tras la firma de Putin, la nueva doctrina considera a la expansión territorial de la OTAN en el Este europeo y a la desestabilización en algunas regiones del mundo como las principales amenazas militares externas para Rusia.

Concretamente, el documento cita como amenazas “el aumento del potencial de fuerza de la OTAN y las funciones globales que se otorgó e implementadas en violación del derecho internacional, y la aproximación de infraestructura militar de los países miembro de la OTAN a las fronteras de Rusia mediante la estrategia, entre otras, de una mayor expansión del bloque”. Por otro lado, el punto 27 de la nueva versión de la hoja militar de Moscú advierte que “la Federación de Rusia se reserva el derecho a utilizar armas nucleares en respuesta a ataques con armas nucleares u otras armas de destrucción masiva en contra de Rusia y/o de sus aliados, así como en el caso de una agresión a la Federación de Rusia con armas convencionales que suponga una amenaza para la existencia del Estado”.

Además, por primera vez, la doctrina militar de Rusia hace referencia al objetivo de “garantizar los intereses nacionales de Rusia en el Ártico”, donde el gigante energético estatal Gazprom desarrolla grandes proyectos de extracción de hidrocarburos convencionales. La mención aparece, concretamente, en la “Estrategia para el desarrollo de la zona ártica de la Federación de Rusia y la garantía de la seguridad nacional para el período hasta 2020”, que fue firmada en 2013, motivo por el cual no figuraba en las doctrinas militares anteriores.

En cuanto a la colaboración internacional de Rusia, además de los socios tradicionales como la CEI, la OTSC, la OSCE y la OCS, el documento eleva el status jerárquico de los países Brics (Brasil, India, China, Sudáfrica) como aliados internacionales; concretamente, el documento menciona “la ampliación de la cooperación con los Estados miembro de los Brics, Brasil, la India, China y Sudáfrica”.

28/12/14 Miradas al Sur

Leyes clave en medio de pronóstico de catástrofe Por Felipe Yapur

El 2014 empezó complicado, pero termina con números económicos florecientes y alto consumo. Un año con vasta labor legislativa.

Enero había comenzado complicado. Una devaluación forzada por bancos y especuladores financieros hacía presagiar el peor de los años con una consabida destrucción paulatina de los logros alcanzados. Algunos, obvio, se restregaban las manos y hacían sus aportes al espectáculo apocalíptico que diarios y canales de TV anticipaban sobre el fin del mundo kirchnerista. Muchos rezaban para que esas esquirlas no los lastimasen demasiado. Pero hubo quienes hicieron, con mucho esfuerzo (y algo de azar), y contuvieron la situación. Los números de la economía fueron mostrando una mejoría y hasta los buitres externos e internos hicieron por ahora mutis por el foro. Tan es así que este diciembre, al que muchos apostaban caluroso, caótico y violento, terminó siendo bucólico y un tanto soso. Sólo dos hechos lograron quebrar esta siesta decembrina: la fractura del tobillo izquierdo de la presidenta y el ruido de la clase media agotando sus límites en las tarjetas de crédito por las fiestas de fin de año. 

No, por supuesto que esto no anticipa un 2015 calmo y aburrido, hay elecciones de cargos nacionales y provinciales, pero sirve para demostrar que por más catastrófico que sea el titular que anticipa el desastre, no implica que ello sea definitivamente cierto y que, sobre todo, la población lo crea.

La crisis con los fondos buitre le dio energía a los que apostaron al derrumbe. Los grandes medios de comunicación abandonaron el escaso prurito que les quedaba y se convirtieron en caja de resonancia de los intereses de esos mal llamados fondos de inversión. El mundillo político de la oposición se plegó, pero elaborando un personaje al uso de película de bajo presupuesto. Se mostraban preocupados por las consecuencias, pero depositando el peso de la responsabilidad en una supuesta habitual errada estrategia oficialista. Al igual que en 2012 (según un presagio maya) el fin del mundo que nunca llegó. Los cataclismos que provocaría la mala negociación con los buitres tampoco se presentaron. 

Mientras tanto, el gobierno de CFK y sus senadores y diputados avanzaron en la sanción, por ejemplo, de la unificación y modernización del Código Civil y Comercial; el nuevo Código Procesal Penal; la ley que crea la agencia nacional de laboratorios públicos; la norma de Promoción del Trabajo Registrado y Prevención del Fraude Laboral; la declaración de obligatoriedad en la educación inicial para niños de cuatro años; la prohibición de indultos, amnistía y conmutación de penas en delitos de lesa humanidad; un paquete de leyes que regula las relaciones de consumo, que incluye la creación del sistema de resolución de conflicto en temas de consumo; la declaración de interés público de la reestructuración de la deuda soberana realizada en los años 2005 y 2010, así como el pago en condiciones justas, equitativas, legales y sustentables al cien por ciento de los tenedores de títulos públicos de la República Argentina. También se sancionó la comisión bicameral investigadora de evasión de activos; la ley de Argentina Digital y la elección democrática y directa de los miembros del Parlasur.

Son muchas más las normas sancionadas, el listado anterior es apenas un repaso a vuelo de pájaro. Incluso hay algunas que todavía esperan una sanción definitiva, como el proyecto de ley que regula la protección de embriones no implantados, aprobado en Diputados en noviembre último y que viene a ser una norma complementaria de la Ley de Fertilización Asistida que, a su vez, perfecciona el articulado sobre este tema en el nuevo Código Civil y Comercial. Es una simple muestra de lo mucho que todavía resta por realizar y que, para calmar la ansiedad de algún precandidato presidencial opositor, hace a los Derechos Humanos actuales.

Muy pocas de las leyes sancionadas cuentan con el respaldo opositor, a pesar de que esas bancadas han expresado o presentado proyectos casi gemelos a los que se aprobaron. Los del Código Civil y de Procedimiento Penal son ejemplos de ello. 

Así fue como llegó diciembre a esta Argentina que se prepara para definir su futuro inmediato. No se produjeron los saqueos, el dólar ilegal no llegó a la altura de los cirros, la inflación no galopó y las prometidas huelgas generales se suspendieron hasta nuevo aviso. Es verdad que hubo otros diciembres problemáticos pero siempre, es válido insistir en ello, instigados por intereses que pugnan por no perder sus privilegios. Las sublevaciones policiales del año pasado no nacieron de una crisis del gobierno nacional. Pero sí aportaron al clima de desestabilización que provocó la devaluación del último enero. 

Un diciembre malo fue el de 1990, cuando un 28 de diciembre el entonces presidente Carlos Menem firmaba los decretos de indultos para los genocidas y algunos dirigentes de la guerrilla vernácula. A pesar de las multitudinarias manifestaciones en todo el país, aquel gobernante le estampaba la firma a los decretos con los que decía pacificaba el país, pero que en realidad confirmaba la teoría de los dos demonios y garantizaba la impunidad para los que aplicaron el plan sistemático del terrorismo de Estado. 

El peor diciembre de todos, sin duda, fue el de 2001. Ese sí que fue caótico y violento. Significó mucho más que la caída del gobierno de Fernando de la Rúa. Ese diciembre se convertía en el comienzo del fin del neoliberalismo que había colonizado la economía, la política y destruía el tejido social de la Argentina.

Este diciembre que termina implica el comienzo del último tramo del gobierno de CFK y el proceso de selección de los que aspiran a sucederla. En el Frente para la Victoria hay más de un candidato, alguno más kirchnerista que otro. El desafío para este sector es definir qué orientación le otorgarán al modelo vigente. No es un tema menor. La oposición, en cambio, tendrá que hacer un esfuerzo monumental para demostrar que no son los representantes de los que provocaron diciembres como el de 1990 o 2001. Para colmo, comienzan el año con una rebaja del cinco por ciento en las naftas, algo que nunca se les pudo haber cruzado por la cabeza. No la tienen fácil.

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El año que no fue Por Eduardo Aliverti

Cuando se trazan balances políticos anuales, puede ocurrir que lo primordial sea remitirse a uno o varios episodios de lo acontecido en el período. Hechos temporalmente alejados que, incluso, hasta parecen de otro año. Pero también puede suceder que lo más significativo consista en la foto del momento, de este final de diciembre, porque la desembocadura y los grandes contrastes sirven para entender al conjunto sin mayor necesidad de ir mes por mes, hecho por hecho, protagonista por protagonista. A juicio personal, para juzgar 2014 sirve más lo segundo.

Fue el 23 de enero cuando la devaluación oficial de la moneda provocó un cimbronazo. Más que por su impacto de coyuntura, esa sacudida condujo a pronósticos terroríficos de los economistas del establishment. Fueron potenciados por su coro mediático, o, en rigor, al revés: los medios crean un clima al que los gurúes se suman. El resto lo hizo la atadura social al dólar. Una conexión cultural, histórica, por cierto que también económica, en tanto el país no logra superar su dependencia de insumos importados cada vez que alcanza picos de crecimiento por cuenta propia. Aun los partícipes y simpatizantes técnicamente más sólidos del kirchnerismo reconocieron que el mercado le torció el brazo al Gobierno, en ese fin de enero. Cualquiera que se tome el trabajo de repasar las predicciones del elenco estable de las patrullas opositoras, para la economía 2014, se encontrará con un blue cercano a 20 pesos y una caída fenomenal de las reservas monetarias, que habrían de hundirse hacia el límite crítico de 20 mil millones de dólares. El primero se desplomó en alrededor de 13, y las segundas sobrepasan los 30 mil millones. El horizonte de catástrofe cambiaria habría de reincendiarse cuando el fallo judicial adverso a la Argentina en la Corte Suprema de los EE.UU., por el caso buitres, que provocó una satisfacción indisimulable en la oposición más bruta. Sin embargo, sólo terminó constatada la corrida que, a comienzos de octubre, desalojó a Juan Carlos Fábrega del Banco Central. Cristina le endilgó, en público, no controlar el mercado cambiario y permitir maniobras financieras. Asumió Alejandro Vanoli, hubo una ofensiva macro y micro sobre los operadores de las cuevas –esto quiere decir sobre la operatoria de los grandes bancos, que son los que las proveen– y el partido del año, o uno de ellos y no precisamente el menor, terminó con el precio del dólar ilegal en tendencia bajista. Lo concreto es que el año arrancó y se retroalimentó con las profecías de un desmadre cambiario, un país acorralado por la Justicia norteamericana y una cantidad de reservas, líquidas, incapaces de aguantar la tormenta perfecta. Junto con eso, o a propósito de especular con eso desde la prédica de sus medios de comunicación asociados, el dichoso sector agropecuario encanutó, literalmente, la mitad de sus granos. Se guardaron liquidar la cosecha en espera de la devaluación autoprofética prometida por sus voceros, y así siguieron esperando mientras se derrumbaba el precio internacional de las materias primas. Entre las frases más sintomáticas del año debería contarse la del tránsfuga Eduardo Buzzi, ahora ex titular de la Federación Agraria, cuando admitió que se habían equivocado en especular. Esos son los muchachos que después se alarman ante el déficit fiscal, los problemas de la balanza comercial y sus sucedáneos. El aspecto indesmentible es que empezaron y anduvieron, buen rato, por esos lares de terremoto cambiario. Y acaban el año hablando de un hotel de Cristina en Santa Cruz. Si despegaron en 2014 con el augurio de un dólar a 20 y terminan centrados en Lázaro Báez, Amado Boudou o el nombramiento de un juez electoral bonaerense, no quepan dudas de que tuvieron, para decirlo suavemente, ciertas equivocaciones espectaculares. U operativos que jamás anclaron en la realidad.

Lo político siguió a pie juntillas esos choques entre lo que es y lo que se inventa que sea. En orden de expectativas publicitarias, éste debió haber sido el año en que Sergio Massa terminaría de comerse crudos a los chicos indecisos del kirchnerismo resentido, ambivalente, calculador. No pasó, ni por asomo. No hubo fuga masiva hacia ¿el massismo? de los alcaldes y gobernadores preocupados por el fin de ciclo kirchnerista. Massa, tal vez, comprobó que seguir disparando frases huecas a favor de la felicidad puede ayudar a conseguir entradas, pero no para asegurar el éxito de la obra. Asumirse como menemista sería su techo. Entró en lo que sus propios encuestadores amigos llaman amesatamiento, y continúa ausente de candidatos en todos los distritos que definen unas elecciones generales como las que se aproximan. Los radicales y socialistas santafesinos, que es lo que quedó de Fauna, sufrieron implosión. Los segundos son un registro meramente distrital. Y los radicales ya se resignaron a ser una murga tricolor, sin ninguna ambición de poder presidencial: se dividieron entre a) negociar rincones con Macri; b) colgarse de lo que fuere, al estilo del senador jujeño Gerardo Morales, y c) mantener algún grado de identidad propia. Carrió les marcó la cancha, simplemente desde su capacidad de influencia mediática escandalosa. Mueve a los radicales como a peleles, gracias al influjo de su carisma rimbombante y a la impunidad que le brinda, por una parte, su juego a favor de la tilingocracia antipolítica. Y además, debido a la inexistencia no ya de líderes o referentes, sino de simples figuritas mediáticas, en la zona que dice querer representar. Lilita tampoco construye nada, pero el año volvió a demostrar que es notable en su volumen destructivo de la organización política del gorilaje. Ahora está de amores con el alcalde porteño, pero quienes votarán a éste no necesitaban, ni necesitan, del dedo indicardor de la chaqueña. Carrió sirve para que la derecha se confirme a sí misma, no para que se suicide votándola. Es un personaje, no una personalidad.

Mauricio Macri y Daniel Scioli son casos aparte. El intendente porteño dispone de toda la artillería de prensa opositora a su favor, con excelentes perspectivas en la Capital más atendibles atracciones en Santa Fe y Córdoba. Pero no tiene con quién afrontar el desafío clave de la provincia de Buenos Aires. Allí, por ahora, no cuenta con nadie capaz de sacar la cabeza de debajo del agua, del mismo modo en que el gobernador tampoco puede desarrollar mayor potencial sin que Cristina lo habilite. Debe volverse al tan cansador como estimulante recordatorio de que todo sigue en disputa. La semblanza no es obvia si se toma nota de que a comienzos de 2014 –según aquellos pronósticos casi unánimes de colegas, prestidigitadores y operadores del flanco brutamente antigubernamental– todo estaba por caerse. Cristina no terminaba su mandato y surgiría vaya a saber qué, a erigir por nunca supieron decir quién. Respecto de la creación de ese clima que se reveló falso, agrandado, ilusorio, cierto grueso de la sociedad, de los llamados medios hegemónicos y de sus comunicadores, también deben hacer su balance. ¿Les interesa reparar en sus errores, o sólo les importa continuar descargándose a la bartola desde un resentimiento de clase más mierda que media? El 2014 no fue un año original en esa materia del catastrofismo. Viene de bastante atrás que ella no podría sin Néstor, que sucumbiría frente a los caudillos distritales del PJ, que terminaría refugiada en sus chicos de La Cámpora, que tarde o temprano el mercado le daría una lección inolvidable, que el mundo se vendría encima para demostrarnos que ya no hay lugar para experimentos populistas, los cacerolazos estarían a la orden del día y que a “la gente” le importará sobremanera si es una corrupta testaferreada. ¿Da la sensación de que haya sido así, o de que vaya a serlo? Hay el desafío de que lo K no cuenta con candidato alguno que asegure ganar las elecciones para mantener el rumbo, pero tiene un piso popular que difícilmente aceptaría desandar el camino. La prueba es que los demás no pueden sincerar su propuesta de retroceso.

A las grandes cosas políticas hay que medirlas en tiempos históricos. Sería una chicana fácil concluir sencillamente en que el año termina con Cristina en altos índices de aceptación popular, que el incendio social de los diciembres argentinos no se dio, que el consumo comercial estuvo a la mejor altura de los grandes momentos clasemedieros. No es esencialmente por eso que esta foto calma del fin de 2014 es lo más representativo. Es porque lo prometido por los conocidos de siempre sería peor que esto, aun en términos de proyecto o pretensiones de una sociedad conservadora. El año que viene, a esta altura, Cristina no estará en Casa Rosada. Pero quien ocupe el puesto de Presidente deberá tomar nota de que hay logros que no tienen vuelta, so pena de grandes conflictos sociales. Ya que estamos: en el Luna, en Ferro, en Argentinos, en Atlanta, el kirchnerismo demostró que es absolutamente la única fuerza con capacidad de movilización.

Por último, vale detenerse un párrafo en la noticia política más popular del año. La más entrañable. La que más y mejor aglutinó a la inmensa mayoría de los argentinos. Estela recuperó al nieto que le faltaba. O el nieto a ella, no entremos en esas disquisiciones. La observación más valiosa es que hay asuntos capaces de juntarnos. Y la percepción, ante 2015, según lo que volvió a explicar 2014, es que también podría juntarnos el imperativo de que es de acá para adelante, nunca para atrás. No es ni romanticismo ni frase hecha. Es dialéctica. Resolución de las contradicciones. Debería bastar con ver a quiénes contradicen lo que hay.

29/12/14 Página|12

A LOS 87 AñOS, MURIO AYER EL MUSICO LEOPOLDO FEDERICO El tango perdió a su mejor trabajador

Bandoneonista, compositor, arreglador, director de orquesta, presidente por años de la asociación que defiende los derechos de los intérpretes, fue uno de los grandes de la historia del género. Con humildad, Federico atribuía su enorme carrera a “la suerte”.

Por Karina Micheletto

Murió Leopoldo Federico, uno de los músicos más importantes de la historia del tango. Murió el músico que hizo el tango en la Argentina, junto a prácticamente todos los grandes que hicieron el tango, en un sorprendente hacer que lo colocó al lado de Troilo, Piazzolla, Grela, Julio Sosa, Mores, Salgán, Stampone, Maderna, Balcarce, Gobbi, Di Sarli, entre una lista que lo hacía definirse con su eterna sonrisa como un tipo de suerte, y un agradecido a la vida. Murió el hombre que logró sostener en alto su orquesta durante 55 años, el que hasta el final de sus 87 se transformaba, literal, físicamente, cuando subía al escenario y abrazaba su bandoneón. El que dedicó gran parte de su vida a defender los derechos de los músicos, el que hablaba ante todo de trabajo cuando se refería al arte que desarrollaba. Lo sobrevive, como suele decirse, una obra, propia y compartida, y en su caso no sólo eso: también sólidas y emprendedoras nuevas generaciones de tangueros, que formó a su manera y con quienes se dejó formar, en esa experiencia única que fue su orquesta: la familia, decía él.

Bandoneonista, compositor, arreglador, director de orquesta, presidente por años de la asociación que defiende los derechos de los intérpretes (AADI), tan fanático del tango como de Racing, al que después de tanto sufrimiento llegó a ver otra vez campeón, Federico tuvo la doble virtud de ser un gran músico y una gran persona, querida y respetada unánimemente por sus colegas. Charlar con él era un placer casi tan grande como escucharlo tocar; era emprender un viaje por la historia y el presente del tango, en el que se acumulaban anécdotas con datos precisos de hitos fundadores del género, narrados con la sencillez que le otorgaba el convencimiento de haber hecho lo que había que hacer, que era básicamente trabajar, y defender lo que quería, que era básicamente el tango, siempre agradecido porque consideraba que todo eso, que era mucho, se lo había regalado la vida. Desde ese convencimiento, Federico podía estar contando sobre la emblemática orquesta de Piazzolla del ’46, o sobre el éxito arrasador que vivió con Julio Sosa, o sobre aquellas giras por Japón, o alguna anécdota con Troilo, para concluir, preocupado: Y vos, nena, ¿cómo hacés con el trabajo y los chicos?

El bandoneón de Federico atravesó prácticamente todos los hitos del género, desde la orquesta típica hasta la vanguardia del Octeto de Piazzolla, pasando por el descomunal éxito de Julio Sosa, en tiempos de declive para el tango, o aquel Cuarteto San Telmo que formó con Roberto Grela. Tocó con aquella orquesta del ’46 de Astor Piazzolla, con Miguel Caló, y antes con Osmar Maderna, con Emilio Balcarce, Alfredo Gobbi, Héctor “Chupita” Stamponi, y con la orquesta de Mariano Mores, y la de Carlos Di Sarli, entre otras. Esas pertenencias lo hacían repetir que se consideraba “un predestinado”, “un tipo de suerte”, y explicar por qué era un agradecido a la vida: “Parecía que cada orquesta que me gustaba, cada una con la que yo decía: ¡cómo me gustaría tocar ahí!, me terminaba llamando”, decía a esta cronista. “Mi carrera es un cartón de lotería donde hice bingo: llené todo lo que me gustaba”, concluía.

A fines de 1948, Horacio Salgán también lo convocó para integrar su orquesta, aquella en la que fueron “descubiertos” dos cantores: Edmundo Rivero, reclutado a pesar de no encajar en el canon de “galán” que debía cumplir este puesto, y ese otro que dejaría su trabajo de colectivero para tomar esa responsabilidad, Roberto Goyeneche. La de Salgán fue la orquesta en la que Federico pasó más tiempo como primer bandoneón de una formación “ajena”. Tras dejarla, el bandoneonista fundó en 1952 su propia orquesta, junto con Atilio Stampone, para pasar a hacer su música, hasta el final de sus días, en ese espacio consolidado y definido como una familia, además de encarar con entusiasmo otros múltiples proyectos. “Mi destino se empecinó en no dejarme parar”, decía él sobre esta actividad constante, a la que se sumaba la de su diario trabajo en AADI. “Siempre aparece algo nuevo para comprometerme, y siempre está mi orquesta, once compañeros que son tan amigos que no quieren que de-saparezca como institución. Y así van apareciendo compromisos de grabación, proyectos que me tientan. Me engolosino, y a pesar de mis problemas físicos no quiero dejar de hacer algunas cosas. Seguiré hasta que sienta que puedo empezar a pasar papelones.”

Entre esos compañeros que lo “tentaban” para seguir tocando se encuentran el pianista Nicolás Ledesma, el contrabajista Horacio Cabarcos, los violinistas Damián Bolotín, Brigitta Danko o Miguel Angel Bertero, los bandoneonistas Horacio Romo, Carlos Corrales o Federico Pereiro, el cantante Carlos Gari, todos integrantes de la familia de su orquesta. O el guitarrista Hugo Rivas, con quien grabó Sentido único, un disco que remite a aquella experiencia del Cuarteto San Telmo. O Susana Rinaldi, quien fuera su compañera al frente de AADI, y con quien registró Vos y yo (2011, Epsa). Otros discos imprescindibles que protagonizó Federico en sus últimos años: Mi fueye querido, un disco sólo con bandoneón, promovido por la asociación TangoVía (Epsa, 2007), De antología, un registro de su orquesta del año 2000 (Emi), A Piazzolla, en trío con Horacio Malvicino y Adalberto Cevasco, Raras Partituras 6, junto a la orquesta El Arranque (2010), surgido de un proyecto de la Biblioteca Nacional, que rescata obras poco conocidas y composiciones de folklore como “Zamba de la extranjera”, en coautoría con Julio Fontana (el autor de “Zamba para no morir”).

En su estilo compositivo aparecía la vena romántica y el gran melodista: “Cabulero”, “Sentimental y canyengue”, “Capricho otoñal”, “Preludio nocturno”, “Mi fueye querido”, son algunas de sus obras. Más allá de los numerosos discos que grabó y de los cerca de cincuenta temas que compuso, lo que lo “engolosinó” a Leopoldo Federico, y lo que siguió haciendo con felicidad casi hasta el final, fue tocar en vivo, casi siempre con su orquesta. Algo de otro orden –vaya una a saber cuál– operaba cuando Federico, ya achacado por problemas de salud en sus últimos años, con el cuerpo encorvado y ayudando el paso con un bastón, llegaba a un escenario, acomodaba entre sus rodillas su bandoneón, cerraba los ojos y finalmente se lanzaba con su música. Podría decirse que ese hombre renacía, y renacía con él una genealogía tanguera que supo extender hasta el presente, nunca como un mero recuerdo de tiempos que fueron, siempre como una apuesta creativa y colectiva.

Por si todo esto fuera poco, el incansable Federico se preocupaba por defender los derechos de sus colegas, en un trabajo al que se dedicaba tiempo diariamente en AADI. Puso el cuerpo también en reclamos puntuales, se movilizó, por ejemplo, junto a muchos otros colegas para pedir frente a la jefatura porteña, dos años atrás, que Mauricio Macri diera marcha atrás al menos con uno de sus 107 vetos a leyes, el de la ley de Reconocimiento para la Actividad Musical, que otorgaba un subsidio a músicos mayores de 65 años. Le explicó entonces a Hernán Lombardi, que terminó aceptando recibirlo junto a Teresa Parodi y algunos otros artistas, que no estaba pidiendo un beneficio para él, sino para muchos colegas que estaban en situaciones acuciantes. Recibió el no rotundo y descortés del ministro de Cultura, en un episodio que recordaba con tristeza.

Jorge Dimov y Esther Echenbaum escribieron una minuciosa biografía de Federico en la que lo definen con justicia desde el título como El inefable bandoneón del tango (Gourmet Musical Ediciones). “El máximo músico de tango vivo”, “un puente virtuoso entre dos siglos”, “el que tocó con todos y marcó un estilo único”, y también “un ser tan honesto en el plano personal como en el profesional”, se lo definió también en la presentación de ese libro, un festivo encuentro tras el que por supuesto tocó con su orquesta. “Hubiese sido mucho más simple enumerar las orquestas en las que no tocó, pero afortunadamente para nosotros no elegimos ese atajo, y así pasamos tres años disfrutando de sus anécdotas. Vamos a extrañar esos encuentros en AADI”, decía Echenbaum en la presentación de su obra. Algo similar podría decir esta cronista para cerrar la nota que nunca hubiera querido escribir, en el repaso de tantas notas publicadas en este diario, con las que tuvo la fortuna de asomarse a su universo, y segura de que la semblanza final no alcanza a definir a un hombre excepcional. Hasta siempre, y gracias, querido Leopoldo Federico.


El portador de saberes
Por Santiago Giordano

Piazzolla nunca pudo entender por qué Leopoldo Federico no ponía su inmenso talento al servicio de las vanguardias que buscaban sacudirle el entumecimiento al tango. “Nunca olvidaré la orquesta del ’46 y el Octeto, lo que pasa es que si yo tocara así sería uno más (...). Te quiero y admiro y seguí con lo tuyo y si lo amás mejor (...). Que Dios te bendiga y tus manos también. Ya di mi trompada, ahora me largo a llorar”, le escribía Piazzolla en una de las cartas con las que polemizaron durante la década del ’80. Es que para Leopoldo Federico el tango no se dividía entre la vanguardia y el resto. La cosa pasaba por tocar o no.

Para Federico la sublevación fue tocar como tocaba, aunque a menudo apelaba al menos romántico “trabajar” para decirlo, como un sinónimo que resume mejor la mezcla de inspiración y transpiración que ponía sobre el escenario.

Así se formó uno de los grandes bandoneonistas de todas las épocas, seguramente el más solvente, y un director y arreglador que sabía que los pies pueden escuchar y los oídos bailar. En su musicalidad inmensa y en su sonido capaz de dulzuras y reciedumbres retumba el más selecto linaje del género.

Su escuela, que es su nombre, se hizo en el vértigo de los trabajos con las figuras y las agrupaciones más importantes del tango: Juan Carlos Cobián, Alfredo Gobbi, Osmar Maderna, Mariano Mores, Héctor Stamponi, Carlos Di Sarli, Osvaldo Manzi, Lucio Demare, Horacio Salgán, Astor Piazzolla, Atilio Stampone, antes de ponerle con su propia orquesta un traje a medida a la voz y al carisma de Julio Sosa. Después supo tocar con Roberto Grela, hacer un disco de solos de bandoneón del tamaño moral de una enciclopedia y sostener un dúo estremecedor con Susana Rinaldi, entre muchas otras cosas. Y siempre su orquesta, el juego que más le gustaba, lo que lo justificaba como músico íntegro.

Nunca dejó de tocar y dirigir, de trabajar. Era el portador, de primera mano, de muchos de los saberes fundamentales del tango, con los que hizo su síntesis personal. Su legado es el de un clásico, en el sentido más costoso del término.


Una condición natural
Por Atilio Stampone *

Conocí a Leopoldo cuando yo tenía quince años. El era un año menor que yo. Desde ese momento estuvimos tocando juntos, encontrándonos y separándonos, él como bandoneonista y yo como pianista. Lo que nunca perdimos fue nuestra gran amistad. Comenzamos juntos, cuando armamos la Orquesta Stampone-Federico, y luego él pasó a dirigir la Orquesta Estable de Radio Belgrano. Leopoldo tenía una condición natural para el instrumento, lo comprendía a la perfección. El fuerte de Leopoldo no era la composición, él estaba hecho para convertirse en el mejor bandoneonista argentino de todos los tiempos.

* Pianista, arreglador, director y compositor.


Todos fuimos sus alumnos
Por Horacio Cabarcos *

Leopoldo fue el número uno en toda la historia del bandoneón argentino. El más completo. Adentro suyo se reunían Maffia, Troilo y Piazzolla. El se convirtió en un maestro sin dar clases, porque todos fuimos sus alumnos: pianistas, guitarristas, violinistas, contrabajistas, todos aprendimos escuchándolo. Recuerdo una ocasión en la que Piazzolla debía tocar junto a la Filarmónica de Buenos Aires y no podía hacerlo porque estaba en Francia. Desde allá se comunicó para avisar que el único autorizado para reemplazarlo era Leopoldo Federico. A ese nivel estaba. A veces Piazzolla lo llamaba y le decía: “Mirá, Gordo, te paso estos tangos porque el único que puede tocarlos sos vos”. Yo toqué con Leopoldo durante treinta y cinco años y, a pesar su increíble capacidad técnica, lo que me dejó excede lo musical. Nosotros salíamos de gira con él a la cabeza, pero nunca se puso en el rol del tipo que da órdenes. No éramos “sus” músicos, sino que nos hacía sentir como compañeros. La orquesta la manejábamos entre todos. Elegíamos los trabajos. Luego salíamos a comer, recorríamos las ciudades juntos. Una gran felicidad, sentarme junto al mejor de todos los tiempos y que me trate como su par. Leopoldo siempre intentó mantener la orquesta típica de doce miembros. A veces nos salían trabajos como trío, en los que podíamos sacar más dinero, pero él ponía como condición que luego tocase la orquesta entera, porque no quería dejar a ninguno de sus compañeros sin trabajo. Esa manera de entender la vida le permitió seguir tocando hasta sus ochenta y seis años y subirse a un escenario, en el anteúltimo Festival de Tango, junto a jóvenes que recién se estaban iniciando. Esa fue su gran enseñanza, poner su pasión por encima de todo.

* Contrabajista, fue integrante de la orquesta de Leopoldo Federico.

29/12/14 Página|12


La importancia de Cuba en la geopolítica de Estados Unidos

Norberto Emmerich reflexiona sobre la reapertura de relaciones diplomáticas entre los países americanos, luego de medio siglo. ¿Por qué ahora?
Por Norberto Emmerich, Instituto de Altos Estudios Nacionales, Ecuador
Durante el siglo XIX la geopolítica del Atlántico fue un problema para Estados Unidos. Muchos imperios europeos estaban firmemente atrincherados cerca de las costas estadounidenses. Los británicos tenían bases marítimas en Canadá y las Bahamas. Varias potencias europeas tenían colonias en el Caribe, las que mantuvieron un fuerte intercambio comercial con la Confederación durante la Guerra Civil. Aunque expulsados de la península, los españoles seguían firmes en Cuba, Puerto Rico y la mitad oriental de isla La Española (República Dominicana).
Todos ellos significaron un desafío para Estados Unidos, pero Cuba fue el tema más molesto. Si Nueva Orleans es fundamental, porque es el eje de toda la cuenca del Mississippi, Cuba lo es porque supervisa el acceso de Nueva Orleans al resto del mundo desde su posición en el canal de Yucatán y el Estrecho de la Florida. Por supuesto que no es lo suficientemente fuerte como para amenazar a Estados Unidos directamente, pero Cuba podría ser la cabecera de playa de cualquier expedición extra-continental.
En su momento de mayor poderío España controlaba Florida, la península de Yucatán y Cuba, los territorios necesarios para neutralizar a Nueva Orleans. A finales del siglo 19 solo quedaba Cuba. En ese momento España había sido aplastada en las guerras europeas, reducida a una potencia regional de segunda categoría al suroeste de Europa. Fue cuando Washington decidió abordar la cuestión de Cuba.
En 1898 Estados Unidos lanzó su primera guerra expedicionaria, con asaltos anfibios, largas filas de suministro y apoyo naval, un modelo de combate que luego será famoso. En una guerra breve, Estados Unidos capturó todos los territorios insulares extranjeros de España, incluyendo a Cuba. Había varias potencias europeas con bases en el hemisferio occidental que podrían amenazar el territorio continental de Estados Unidos, pero con Cuba en manos de los americanos no era fácil asaltar Nueva Orleans, el sitio que podría hacer peligrar la posición de Estados Unidos. Cuba siguió siendo un territorio de facto de Estados Unidos hasta la Revolución Cubana de 1959. Allí Cuba volvió a ser una base para una potencia extra-continental, la Unión Soviética. En 1963 Estados Unidos estuvo a punto de entrar en una guerra nuclear, con esa gravedad manejó Washington la cuestión cubana. En la postguerra fría Cuba ya no tenía un patrocinador externo y ya no fue un riesgo de seguridad. ¿Este es el motivo por el que Estados Unidos rehace relaciones con Cuba?
El valor estratégico de Cuba
En 1803 el presidente Thomas Jefferson compra Louisiana. Española durante la mayor parte de su historia, Louisiana había sido cedida a Francia hasta que Napoleón la vendió a Estados Unidos para financiar sus guerras europeas. Con lucidez Jefferson vio que Louisiana era esencial para la seguridad nacional de Estados Unidos por dos motivos.
En primer lugar porque la población de Estados Unidos se asienta principalmente al este de los Apalaches en una larga franja que va desde Nueva Inglaterra hasta el límite entre Georgia y Florida. Como lo demostró la guerra de 1812 es una geografía muy vulnerable a una invasión con poco espacio para retirarse. En segundo lugar, Jefferson entendía que la prosperidad estadounidense debía basarse en agricultores dueños de su tierra, que fueran empresarios y no campesinos. Las ricas tierras de Luisiana, en manos de inmigrantes propietarios, podrían generar suficiente capital como para construir el país y además proporcionar la profundidad estratégica necesaria para tornarlo seguro. Allí en Louisiana, en ese momento y con esas decisiones Jefferson creó Estados Unidos.
Louisiana era valiosa por su estructura fluvial, que permitía a los agricultores del Medio Oeste transportar sus productos en barcazas hasta el río Mississippi y luego a Nueva Orleans, donde se embarcaba a Europa. Esta estructura de tráfico comercial hizo posible la Revolución Industrial en Gran Bretaña, porque la importación masiva de alimentos convertía a los agricultores británicos en trabajadores libres, listos para convertirse en obreros de las industrias urbanas.
Estados Unidos necesitaba controlar el complejo fluvial Ohio-Missouri-Mississippi, la desembocadura del Mississippi, el Golfo de México y las salidas al Atlántico que transcurrían entre Cuba y Florida y entre Cuba y México. Una ruptura en esta cadena de suministro tendría consecuencias –globales y nacionales- sustantivas. Aún hoy Nueva Orleans sigue siendo el mayor puerto agrícola de Estados Unidos, por donde salen los cereales a Europa y por donde entra el acero para la industria estadounidense.
Con Louisiana, España frenaba las incursiones de Estados Unidos en México y en sus minas de plata, parte sustancial de la riqueza española, amenazadas cuando Louisiana pasó a manos estadounidenses. Para Estados Unidos, España era una interferencia comercial. Si Florida, Cuba y la península de Yucatán permanecían en manos españolas, el tránsito por el Mississippi estaba en discusión.
El rol del ex presidente Andrew Jackson fue clave en la estrategia jeffersoniana. Había guerreado contra los Seminole en Florida y le arrebató el territorio a los españoles y a los indios, por supuesto. En 1814 defendió Nueva Orleans del ataque británico. Siendo presidente vio que México independiente era la principal amenaza para las pretensiones americanas. La frontera de México con Texas era el río Sabine, a sólo 193 kilómetros (120 millas) del río Mississippi. Jackson alentó la aversión de Texas contra los mexicanos y preparó el escenario para la anexión.
Pero la española isla de Cuba seguía siendo la gran molestia de Estados Unidos. Los pasos de Florida y Yucatán eran muy estrechos y os españoles, incluso debilitados, podrían bloquear las rutas comerciales, aunque los británicos eran la principal preocupación. Con su base en las Bahamas podrían tomar Cuba e imponer un bloqueo perdurable, paralizando la economía de Estados Unidos. Ya que los ingleses dependían del grano estadounidense buscarían controlar las exportaciones de la región central para garantizar su propia seguridad económica. Ese temor al poder británico definió la Guerra Civil y los sucesos de las décadas posteriores.
En manos de una potencia enemiga Cuba era tanto un tapón para el Mississippi como un punto de lanzamiento para la toma de Nueva Orleans. La extrema debilidad de los españoles preocupó a los americanos. Cualquier potencia europea -los británicos o los alemanes después de la guerra franco-prusiana- podría golpear fácilmente a los españoles en la isla y Estados Unidos no podría resolver la situación, en virtud de carecer de una armada poderosa. Allí Cuba se convirtió en un imperativo estratégico para Estados Unidos. Theodore Roosevelt se encargó de convertir a Estados Unidos en una potencia naval importante. Dentro de esa estrategia se aseguró la construcción del Canal de Panamá, como instrumento de una marina de guerra bioceánica y fue el símbolo de la conquista estadounidense de Cuba en la guerra de 1898-1900.
Con la incautación de la isla quedó asegurado el tránsito atlántico de Nueva Orleans.  El control efectivo se mantuvo hasta la revolución de 1959, aunque siguió manifestando una preocupación de seguridad por la isla. Cuba no ponía en peligro las líneas de suministro, pero en manos de un enemigo significativo podría convertirse en una avanzada para hostilizar a Estados Unidos.
Antes de la Segunda Guerra Mundial, ante rumores de una probable influencia alemana en Cuba, Estados Unidos alentó el ascenso de Fulgencio Batista. Siempre que una potencia extranjera mostró interés en Cuba, Estados Unidos reaccionó, hasta que Castro tomó el poder en 1959.
La Cuba postsoviética
Con la disolución de la Unión Soviética, Cuba perdió su garante estratégico y dejó de estar amenazada por Estados Unidos. De allí surgió un compromiso implícito: dado que Cuba ya no era una amenaza para Estados Unidos, Washington no ponía fin a las hostilidades pero no alentaría el derrocamiento del régimen. El gobierno cubano se comprometía a no convertirse en una amenaza estratégica para Estados Unidos. Seguía siendo una molestia pero ya no sería una cabecera de playa.
En un momento en que ninguna potencia puede aprovechar la ubicación geográfica de la isla, Cuba necesita mejores relaciones con Estados Unidos, sobre todo si la situación en Venezuela produjera un corte en la cadena de aprovisionamiento de petróleo. Estados Unidos insiste en un cambio de régimen, lo cual no implica necesariamente un cambio de gobierno ni implica tampoco una crisis política. Los hermanos Castro están viejos y no han logrado armar liderazgos alternativos. La construcción de un sistema de partidos, la convocatoria a elecciones generales y la legitimación liberal de la conducción comunista, sería un formato de cambio de régimen que dejaría satisfecho a ambas partes.

Arabia Saudita y su petróleo, contra todos

El reino saudí inició una jugada mundial totalmente opuesta a la empleada durante la crisis del petróleo de 1973 y cuyo objetivo desestabilizante son tres potencias: Irán, Rusia y Estados Unidos.
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Por Ezequiel Kopel
La “culpa” fue de China aunque el mundo miró rápidamente a Estados Unidos. Pero en la actualidad el tablero de ajedrez de la economía mundial lo maneja más el país oriental que el “Tío Sam”. Todo empezó con la desaceleración de la economía de la República Popular China, a lo que se sumó que Estados Unidos redujo drásticamente su dependencia en el petróleo extranjero por su creciente uso de energías alternativas y la expansión de su industria de petróleo no convencional, también llamado shale. Y ahí vio su oportunidad  el mayor especulador de los precios del petróleo en las últimas décadas: Arabia Saudita. Los exportadores de la ideología pan-islámica salafista, que el mundo occidental comenzó a descubrir con las tristemente célebres acciones del Estado Islámico, fijaron sus intentos desestabilizantes en tres países: Irán, Rusia y en menor medida Estados Unidos, en ese orden de importancia e intención.
Aprovechando que a principios de diciembre el gobierno de Irak firmó un acuerdo con el Gobierno Regional Kurdo (KRP) por el cual se compromete a enviar 300 mil barriles de petróleo por día a Irak, mientras que se le permite vender independientemente en el mercado internacional 250 mil barriles a través de un oleoducto dirigido a Turquía, Arabia Saudita decidió mantener su sostenida e inmensa producción que, junto a la entrada del barato petróleo kurdo, saturó un mercado ya colmado de ofertas. Asimismo, la entrada de un nuevo actor provocó el interés de numerosas compañías petroleras occidentales de explotar las zonas kurdas, sobrecargando la oferta en un mercado no aliviado por la demanda, lo que ocasionó que el precio del petróleo se sitúe por debajo de los 60 dólares el barril. Luego vino la reunión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) donde naciones como Venezuela e Irán trataron de convencer a Arabia Saudita de que se pusiera un coto a la producción de petróleo (que se encuentra en 30 millones de barriles por día), disminuir el mercado y provocar un alza en el precio. Pero la intransigencia del reino saudí fue terminante y el petróleo bajó aún más. Sus aliados en la jugada fueron Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos, quienes totalizan más de 1,5 trillones de dólares en reservas financieras y le permiten paliar los menores ingresos.
La jugada fue a contraposición de lo hecho hace más de 40 años, cuando durante la crisis de 1973, Arabia Saudita decidió aumentar el precio cuatro veces su valor; aunque la jugada le resultó fallida: los mayores beneficiarios fueron las empresas petroleras privadas (controladoras por ese tiempo del 85% de las reservas del mundo) a las que la movida de la OPEP pretendía perjudicar, permitiéndoles tener un superflujo de dinero para invertir en pozos no convencionales como las costas de Gran Bretaña o África y aumentar sus polos de extracción.
Irán puede sobrevivir con un barril a 40 dólares, según declaraciones de su propio vicepresidente Eshag Jahangiri; sin embargo, el presupuesto que cerraron a fines de este 2014 contempla un precio mínimo de 72 dólares, por lo que cifras por debajo de 60 dólares le exigirán un recorte sin precedentes en ministerios cuasi autónomos que dependen directamente de los ayatolá y que les han permitido posicionamientos geoestratégicos alrededor de Medio Oriente (Siria, Irak, Líbano y Yemen) con millonarias sumas de dinero, producto de los excedentes de petróleo y que, en mayor medida, sostienen a los regímenes que allí reportan . Su mercado interno también ha sido afectado drásticamente como queda en evidencia con, por ejemplo, la decisión del gobierno iraní de aumentar los precios del pan en un 30 por ciento. Por lo tanto, su salvación residiría en un acuerdo sobre su programa nuclear que suprimiría las sanciones internacionales en su contra y que  han disminuido las exportaciones de dos millones de barriles de petróleo a un millón durante este año. La contención y el control internacional de su programa nuclear tranquilizaría los temores de Arabia Saudita de que Irán con una bomba nuclear sería incontenible en sus ambiciones internacionalistas y en la constante guerra sunita- chiíta, donde Arabia Saudita e Irán llevan la voz cantante de sus respectivas denominaciones religiosas, y donde escenarios externos como Irak son los campos de batalla.
Rusia, que produce el 20 por ciento del petróleo de Europa, es otro de los objetivos de la movida, pues el debilitamiento de su economía también es un duro golpe a sus políticas en las regiones que están en clara contraposición a los intereses sauditas. Imitando las acciones del pasado que demostraban que la Unión Soviética trataba de influir en países cuando su petróleo estaba en alza, la aventura en Ucrania, su apoyo irrestricto al régimen de Basher Assad o el espaldarazo a los rebeldes contra el gobierno sunita de Yemen -todos apoyados por Arabia Saudita de una manera u otra- muestran que los sauditas están esperando desde hace tiempo la oportunidad de saldar las cuentas con sus viejos rivales rusos. Rusia tenía gran interés en mantener los precios altos del petróleo ya que ningún país es más dependiente de éstos como factor de recuperación de su economía, mientras intentaba disuadir a los principales países productores de energía de poner en peligro su cuota de mercado en Europa, que ahora con Rusia en retroceso buscará nuevos horizontes. Otra clara consecuencia ha sido la cancelación de la construcción de un gaseoducto que intentaba circunvalar  a Ucrania.
La movida pretende afectar también a un antiguo aliado, pero actual competidor económico, de Arabia Saudita como Estados Unidos.  Mientras numerosos medios periodísticos del mundo intentan describir la baja de los precios en el petróleo con un hecho fait-accompli producido por los norteamericanos, lo cierto es que los mismos, y especialmente sus poderosas petroleras privadas, tienen mucho que perder. Recordando la máxima que dice “nunca confíes demasiado en tus amigos”, las firmas estadounidenses que utilizan la técnica de extracción “fracking” serán extremadamente dañadas si los precios bajos del petróleo se prolongan por un largo periodo de tiempo.  El golpe financiero pondría a estas empresas fuera del mercado pues su negocio actual se basa en una balanza comercial donde el precio del barril supere ampliamente los 100 dólares para financiar una extracción muchísimo más cara que la del petróleo convencional (a Arabia Saudita sólo le cuesta 5 dólares la producción de cada barril).  Sin grandes márgenes acumulados, esas empresas -así como algunos influyentes estados petroleros estadounidenses, particularmente dependientes de la ese tipo de extracción como Wyoming, Oklahoma, Dakota del Norte, Alaska y Texas- estarían en graves problemas. Mientras los precios bajos del petróleo ayudan en el corto plazo al bolsillo de los consumidores estadounidenses (el 70 por ciento del petróleo mundial se usa para automóviles), a la larga esos mismos valores perjudicarán a los productores de energía que dependen exclusivamente la producción y que les ha ayudado a aumentar el empleo y mantener sus presupuestos durante la crisis financiera.  Por ejemplo, la producción de pozo petrolero “shale” de Bakken en Dakota del Norte había incrementado en un 15 por ciento la producción total de Estados Unidos, dándole un superávit presupuestario de más de un billón de dólares sólo a ese estado.  Por lo tanto, la cancelación de pozos “shales” a través del país no es una aventura que Estados Unidos puede permitirse por mucho tiempo.
Con una baja en los precios del petróleo que puede ser a la vez una bendición y un castigo para Estados Unidos, con Rusia e Irán intentando mantener sus intereses internacionales mientras compiten mutuamente por influir en Asia Central -como queda de manifiesto en la puja por la demarcación del Mar Caspio (en efecto el lago más grande del mundo-), sólo  China con un posible aumento de su demanda de petróleo mundial y Arabia Saudita, con una menor producción, tienen la llave para pacificar un mercado de extremo peligro colateral.  Un mercado que contiene a países que pueden actuar en cualquier momento como un perro acorralado: cuanto más amenazado se vea, mayor será el peligro de un ataque inesperado.