sábado, 24 de mayo de 2014

ECONOMIA › PANORAMA ECONOMICO Los ricos

Por Alfredo Zaiat
Las elites económicas heredan la riqueza y la concentración del capital es cada vez mayor, porque el retorno de ese patrimonio es superior al crecimiento global de la economía. Este es el postulado central de El capital en el siglo XXI, del economista francés Thomas Piketty, al analizar la evolución del capitalismo en países desarrollados, libro que está provocando un fuerte impacto mundial y fue reseñado hace dos sábados en esta columna. Al siguiente, continuando esa línea analítica para Argentina, se abordó el aspecto de los herederos, el proceso de reproducción de la riqueza y la transformación de las elites económicas en el país a partir de una investigación de Ana Castellani y Gastón Beltrán. Hoy se presenta un estudio sobre Argentina referido a la otra cuestión planteada por Piketty: la participación de los ricos en la distribución del ingreso. Esa investigación tiene la particularidad que forma parte de otra obra de Piketty realizada junto al británico Anthony Barnes Atkinson: Top Incomes. A Global Perspective, publicada por la Universidad de Oxford.
El libro son dos volúmenes y el primero se ocupa de países desarrollados (Francia, Alemania, Países Bajos, Suiza, Australia, Canadá, Irlanda, Nueva Zelanda, Reino Unido y Estados Unidos). El segundo incluye países de Asia y de América latina, sólo representada por Argentina (los autores dicen que hubieran querido incluir a Brasil, pero la información de series estadísticas largas no estaba disponible). Cada capítulo de este último volumen ha sido escrito por una red informal de académicos, estudiantes de doctorado y miembros de institutos de investigación. Son casi 800 páginas que incluyen, además de Argentina, el análisis de los ricos en India, China, Japón, Indonesia, Singapur, Suecia, Finlandia, Noruega, España, Portugal, Italia.
“Los ricos en Argentina en el siglo XX, 1932-2004” es el capítulo del libro de Piketty y Atkinson escrito por Facundo Alvaredo, investigador del Conicet y del Paris School of Economics. En la introducción explica que el uso de la información estadística del impuesto sobre la renta personal –sendero nunca explorado antes en el país, dice–, le permite cubrir un período extenso para llenar un vacío en el análisis de la dinámica a largo plazo de la concentración del ingreso en Argentina. Los muy ricos son el objeto de su investigación. En términos generales, Alvaredo menciona que tradicionalmente Argentina ha sido identificada como una de las economías con menor desigualdad relativa en América latina, a pesar de sus recurrentes crisis económicas. Pero apunta que durante los ochenta y noventa el aumento de la desigualdad en el país ha superado el promedio de América latina.
Las declaraciones del impuesto a los ingresos acumuladas en la administración tributaria son la principal fuente. El impuesto sobre la renta personal se aplicó por primera vez en 1932 (en ese año comienza la investigación con referencias estadísticas de Alvaredo), en respuesta al impacto negativo de la crisis mundial sobre el Presupuesto nacional. Pese a no contar con esa fuente estadística, afirma que entre 1875 y 1914 “fue la época dorada del proceso de desarrollo del país, cuando los ricos propietarios de las grandes estancias de la Pampa construyeron palacios urbanos en Buenos Aires, a imagen y semejanza de aquellos que vieron durante sus viajes a Europa. “Muchos observadores independientes han comentado extensamente sobre la riqueza extrema de los argentinos ricos de comienzos de siglo”, indica. Sin embargo, Alvaredo dice que el origen de la concentración de la riqueza no tiene que ser tratado sólo a partir de la estructura de propiedad de la tierra en la Pampa junto con el favorable patrón de inserción internacional del país, sino que “también fue el resultado de un proceso de construcción no tan pacífica de la nación”. Calcula que “es probable que antes de 1930 la proporción de los ingresos apropiados por los ricos haya sido más alta que el nivel de 1932 (18,7 por ciento para el 1 por ciento de la población) y, probablemente, incluso más alto que el máximo global del 25,9 por ciento en 1943.
El documento precisa que los años de Perón (1946-1955) coinciden con una clara disminución de la participación de los ricos (el grupo del 1 por ciento) en el reparto de la riqueza, que bajó a 15,3 por ciento en 1953. Ese 1 por ciento representa a 119.165 personas. “El gobierno (peronista) se embarcó en una fuerte política redistributiva durante tres años (entre 1946 y 1949), estableciendo las bases para el Estado del Bienestar y el desarrollo de la poderosa clase media que caracterizó al país hasta fines de la década de 1960”, explica. Para agregar que “este es el período en que permaneció en la ‘memoria colectiva’ como la expresión más clara de las políticas económicas del peronismo”. Alvaredo puntualiza que esa mejora no fue provocada por el desarrollo de un sistema de tributación progresivo –“que desempeñó un papel secundario”–, sino que la redistribución fue alcanzada por la ayuda pública directa, la tasa de interés subvencionada, los controles de precios, la política de salario mínimo y el control del comercio exterior.
Alvaredo calculó las pérdidas sufridas por los más ricos durante el peronismo en la participación sobre el ingreso total. El 1 por ciento de la población acomodada bajó de 25,9 a 15,3 por ciento de 1943 a 1953. Los más afectados fueron los más ricos entre los ricos: el 0,1 por ciento superior disminuyó de 11,6 por ciento a 5,1 por ciento y el 0,01 por ciento superior disminuyó del 4,1 por ciento al 1,4 por ciento en el mismo período. También menciona que ese proceso coincidió con una mejora general en términos de distribución del ingreso, como lo indica el hecho de que la participación de los asalariados en el ingreso total aumentó en 8 puntos porcentuales entre 1945 y 1954: la proporción de los salarios sobre el PIB alcanzó un máximo histórico de 50,8 por ciento en 1954, un año antes del golpe militar que depuso a Perón, consigna Alvaredo, tomando como referencia una investigación de la Cepal de Oscar Altimir y Luis Beccaria.
Después de 1955, los ciclos repetidos de expansión y contracción corta, elevada inflación y debilidad institucional fueron lo dominante. En ese período hubo un marcado aumento en la captura del ingreso por parte del top 0,1 por ciento (21.450 personas) y del ultra top 0,01 por ciento (2383 personas) de la población rica. Este último grupo duplicó su participación en la riqueza entre 1953 y 2004.
Entre 1975 y 1980 la desigualdad del ingreso experimentó un fuerte aumento, y esa tendencia creciente continuó, alcanzando un máximo en 1989 (hiperinflación). En términos de crecimiento, Alvaredo define que los ochenta fue la “década perdida”. Para los noventa indica que la política económica de convertibilidad, apertura y privatizaciones no fue neutral en términos de distribución del ingreso. La desigualdad global creció de manera constante en esos años, junto con los niveles de desempleo y pobreza. En ese período, la desigualdad aumentaba durante los años de crecimiento, y aumentaba aún más durante las recesiones, hasta que “la crisis 2001-2002 empujó esos indicadores a niveles sin precedentes”, indica. El 1 por ciento pasó de 12,4 por ciento en 1997 a 16,8 por ciento en 2003, y los muy ricos del 0,01 por ciento duplicaron su participación en el ingreso, al pasar de 1,4 al 2,8 por ciento.
Alvaredo concluye que “la crisis genera una redistribución masiva a favor de los muy ricos, que tienen una parte importante de sus ingresos en moneda extranjera debido a su participación en el comercio internacional”. Siguiendo la guía Piketty, a partir de un ciclo largo de la distribución de la riqueza en Argentina, el estudio de Alvaredo muestra que en los años del primer y segundo peronismo fueron los ricos quienes perdieron participación en el reparto de la torta, lo que permite entender la histórica resistencia de esos sectores a ese movimiento político. Hay que esperar a que Alvaredo extienda la investigación para los años posteriores al 2004 y a partir de ese resultado comprobar si el origen del rechazo de los sectores acomodados al actual ciclo político tiene ese mismo motivo.
azaiat@pagina12.com.ar

EL PAPA RATIFICO LA AUTENTICIDAD DE LA CARTA QUE LE ENVIO A CRISTINA FERNANDEZ DE KIRCHNER Carta certificada por el propio Francisco

Por Washington Uranga
El propio papa Francisco tuvo que expresarse ayer para ratificar la autenticidad de su propia carta, a través de una llamada al embajador argentino en el Vaticano, Juan Pablo Cafiero. El Papa, en diálogo con el representante argentino, dio por tierra con todas las especulaciones que el jueves tejieron periodistas y medios de comunicación para acusar al Gobierno de falsificar una carta del Papa. Todo ello a pesar de la explicación que, oportuna y precisamente, ofrecieron el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, y el secretario de Culto, Guillermo Oliveri.
Si bien la palabra de Francisco resulta la más significativa para quitar toda duda, desde el Vaticano, el propio sacerdote Guillermo Karcher, el cerimoniere convertido insólitamente en vocero, asumió el “error”, pidió disculpas y hasta se excusó por el “exabrupto” utilizado al decir que la presunta falsificación de la carta había sido una jugada de “mala leche”. También en Roma, el director de la sala de prensa del Vaticano, el sacerdote jesuita Federico Lombardi, confirmó sin mayores comentarios la autenticidad de la carta, mientras en Buenos Aires varios medios y periodistas seguían poniendo en tela de juicio la validez del documento.
En Buenos Aires, el nuncio apostólico (embajador de la Santa Sede en Argentina), el obispo suizo Emil Paul Tscherrig, dijo también en declaraciones improvisadas en la puerta de su representación diplomática que en la Nunciatura “nunca” se había dado por falsa la carta. Para el nuncio “es una carta normal, un mensaje normal que se envía de un gobierno a otro gobierno”. De paso, arremetió sin mencionarlo contra Karcher, al señalar que hubo “una confusión, que no viene de esta casa, de esta Nunciatura”. Y en un mensaje dirigido a quienes especularon con enfrentamientos entre el Gobierno argentino y el Vaticano, pidió a los periodistas que “no aumentemos la pelea, porque no hay pelea”.
En su diálogo con el embajador Cafiero, el papa Francisco le aseguró que “es auténtica” y se mostró “molesto” con algunos medios de comunicación que “quisieron sacar agua de la tierra árida para generar conflictos sin tener el rigor de informar con la verdad a la sociedad”. El Papa autorizó a Cafiero a hacer pública la conversación y luego, en Buenos Aires, fue Oscar Parrilli el encargado de darla a conocer públicamente. El secretario general de la Presidencia dijo también que el embajador argentino agradeció a Francisco el “gesto de honestidad y respeto que une a la Santa Sede con la Argentina y que Francisco honra con la verdad”. Frente a estos hechos, dijo Parrilli, “el gobierno argentino no tiene ningún comentario más que realizar”.
Se supo también que el jueves ya avanzada la noche, cuando el nuncio Tscherrig fue contactado por los funcionarios argentinos, no sólo manifestó su sorpresa frente a las afirmaciones de falsedad de la carta, sino que, además de ratificar la autenticidad del documento, no ocultó su indignación por el uso que se hizo de la misiva, coincidiendo en esto con lo que horas después diría el propio Papa.
Tal como lo habían adelantado Parrilli y Oliveri el jueves en conferencia de prensa en la Casa Rosada, la carta transitó por todos los caminos diplomáticos habituales hasta llegar a la Presidenta. Como es costumbre, el mensaje fue transmitido por “cable” desde la oficina del Sustituto de la Secretaría de Estado del Vaticano, a cargo del arzobispo Angelo Be-cciu, encargado de las relaciones internacionales de la Santa Sede. Una vez llegada a Buenos Aires por esa vía, la nota fue transcripta en la Nunciatura –por ese motivo está en papel con membrete de esa representación diplomática– y enviada al Gobierno a través de la Secretaría de Culto, tal como se consignó desde las fuentes oficiales.
Es costumbre del Vaticano enviar mensajes papales a todos los países con los cuales mantiene relaciones diplomáticas cada vez que celebran fiestas nacionales. En el caso particular de Argentina, esto que es habitual y protocolar supera la formalidad dado que el papa Bergoglio le imprime a ese mensaje su estilo propio, que habla también de la relación personal que lo une con la Presidenta.
Al margen de la falta de rigurosidad mostrada por medios y periodistas en el manejo de la información, quedan todavía interrogantes acerca de la actitud asumida por el sacerdote Guillermo Karcher, poniendo en duda la autenticidad de la nota papal. Sobre todo teniendo en cuenta que no es atribución del cerimoniere pontificio, una especie de jefe de protocolo del Papa, ratificar o desmentir lo dicho por Francisco. Y que tampoco lo habilita para ello su condición de argentino.
Si bien en Buenos Aires, por lo menos entre el Gobierno y el Vaticano, la situación quedó totalmente esclarecida, habrá que esperar novedades respecto de las decisiones que se puedan tomar en Roma como consecuencia de los dichos de Karcher que en medios eclesiásticos locales dieron lugar a muchas calificaciones, siendo “imprudencia” la más tenue de las apreciaciones. Mientras tanto, la Iglesia y la jerarquía local se mantuvieron totalmente al margen del episodio y la preocupación que atravesó los pasillos eclesiásticos sólo se limitó a los comentarios –entre enojados y risueños– que siguieron a la sorpresa y al estupor inicial.

Una historia con cabos sueltos

(Sì el cabo Mañeto es uno, y el colimba Rubin es otro)
Como toda buena novela, tuvo sorpresas y un final inesperado. Aunque, en cierta forma, fue un final abierto porque quedan varias incógnitas por responder. Así es la historia de la famosa “carta” del Papa a Cristina Kirchner para saludarla con motivo de la inminente fecha patria y augurar diálogo, pacificación, concordia, solidaridad y justicia.
Una historia que arrancó con el anuncio de la carta por parte de la presidencia de la Nación, el posterior sorprendente desmentido del gran protagonista de esta historia, el argentino monseñor Guillermo Karcher, de ceremonial del Vaticano, y -al día siguiente- la todavía más sorpresiva confirmación por parte del mismo Karcher de que el texto papal existió, pero que “no fue una carta, sino un telegrama”.
El Gobierno seguramente respiró aliviado. No quedó como el autor de un gran papelón. Obviamente, todas las miradas se posaron en Karcher.
La explicación de que fue un telegrama y no una carta no despeja la esencia de la cuestión: el texto papal existió. Y menos aún que inicialmente haya dicho que el Papa estaba muy enfadado por la presunta carta apócrifa, que supuestamente tenía defectos de forma que la hacían inverosímil.
Al día siguiente, también el embajador ante la Santa Sede, Juan Pablo Cafiero, reveló que el Papa lo había llamado a primera hora para decirle que también estaba enojado, pero por todo lo contrario: porque se haya dudado de la autenticidad del texto, que ratificó en un todo, según dijo el diplomático.
Dicho sea de paso: no faltaron quienes desde el oficialismo aprovecharán la ratificación de la autenticidad del texto papal para acusar a los medios independientes de querer dejar mal parado al Gobierno, al hacer eje en el papelón que implicaba difundir una carta que inicialmente surgía como apócrifa.
Como si los periodistas hubieran sido los que cuestionaron su autenticidad y no un funcionario del Vaticano. Es una obviedad, pero hay que decirlo: los análisis de los periodistas que publicaron ayer los diarios independientes se basaron en ese desmentido y no en presunciones. En todo caso, lo objetable es que el Gobierno se agarre de cualquier cosa, aunque no sea cierta, para cargar contra la prensa crítica. Nada nuevo bajo el sol.
Las especulaciones que disparó el episodio sobre los motivos de las marchas y contramarchas del caso son para todos los gustos. E incluso el lector, con su imaginación, podrá agregar nuevas hipótesis.
Pero lo cierto es que fue un hecho lamentable que fastidió al Papa, en el mejor de los casos, una confusión lastimosa (algunos dicen que Karcher interpretó mal un comentario que escuchó en el Vaticano sobre la carta).
Acaso el paso de los días permitirá completar un rompecabezas al que claramente le faltan todavía algunas piezas. O quizá sea uno de esos enigmas que nunca se aclaran totalmente. Y que, a tono con el ámbito vaticano, evocan las imaginarias intrigas que le hicieron ganar millones al escritor de best sellers Dan Brown. Mientras tanto, lo conveniente parece ser no sumar más confusión.
Vaticano. Enviado especial.

De la "mala leche" a la "buena onda"


El ceremoniero papal Guillermo Karcher pasó en pocas horas de advertir sorpresivamente que la carta de Francisco a Cristina era "trucha" y "de mala leche", a que se trata de "un telegrama" protocolar que el Vaticano envía por la fecha patria. Y a desear un 25 de Mayo con "buena onda".
Antes de que el obispo argentino que trabaja desde hace más de 20 años en el Vaticano se desdijera públicamente, los principales diarios nacionales dieron por cierto que la carta era falsa, pese a que el gobierno nacional aseguraba haberla recibido de la nunciatura, en un sobre lacrado, con número de expediente y por la vía normal.
Redactores y editorialistas de Clarín y La Nación se regodearon con un supuesto "escándalo", un "papelón", que enturbiaría nuevamente la relación del gobierno con la Iglesia, en vísperas del anunciado retorno de la presidenta de la Nación al tradicional tedeum de la Catedral metropolitana.
Pero el papelón lo hicieron en realidad Karcher y los medios, además de darle un dolor de cabeza al Papa cuando estaba con un pie en el avión que lo conduciría a Tierra Santa.
El experimentado ceremoniero vaticano no constató correctamente sus sospechas de que la misiva era falsa y los periodistas que colgaron de su sotana tampoco se preocuparon por confirmar la supuesta truchada en la nunciatura local. La paranoia de Karcher fue estimulada por un llamado del ex jefe de prensa del arzobispado de Buenos Aires, Federico Walls, quien le envió la misiva para que constatara su veracidad. Luego Karcher llamaría a Walls para confirmar o desmentir la nota por C5N, donde trabaja ahora el ex prensero.
Sería un tanto inocente suponer impericia en el experimentado funcionario papal y en los comentaristas de los medios más importantes, sino que parecen haber primadolos deseos a la precisión informativa. No se atuvieron a los más mínimos protocolos de sus respectivas actividades, tal vez entusiasmados con la idea de complicar al gobierno.No toleran que el Papa no integre el círculo rojo.
Para descalificar la nota,Karcher llegó a afirmar que el propio Papa le había confirmado que la carta no existía, cuando en realidad parece haberse comunicado apenas con el secretario privado de Francisco, Fabián Pedachio.
Con un pie en el estribo del avión que lo llevaría a Tierra Santa, Francisco se preocupó de aclarar personalmente el entuerto para salvar su relación con la presidenta. Quienes conocen los vericuetos vaticanos admiten la posibilidad de que el Papa ni siquiera haya leído la nota protocolar,que se envía a cada Nación en sus respectivas fechas patrias. Después de todo, el texto –que incluyó la curiosidad de un tuteo a la presidenta y un inusual encabezamiento con su nombre de pila– no es más que una clásica exhortación cristiana a la paz y la convivencia. Francisco llamó al embajador argentino ante la Santa Sede, Juan Pablo Cafiero, a quien le ratificó la veracidad de la misiva, le pidió que se lo comunique a Cristina y que divulgue los términos de la entrevista. 
Fue la segunda vez en dos semanas que debió desarticular una operación de prensa que podía llegar a complicarle la relación con Cristina Fernández, luego del esfuerzo realizado para reencauzar los años de desencuentro con el kirchnerismo, cuando era arzobispo de Buenos Aires.
Aquella relación tormentosa se alimentó con sus críticas al gobierno y con las sospechas acerca de su actuación durante la dictadura. Néstor Kirchner decidió eludir los retos y marchó cada 25 de Mayo hacia una iglesia del interior. Todo se complicó más cuando el vicario castrense, monseñor Antonio Baseotto, propuso tirar al mar "con una piedra en el cuello" al ministro de Salud, Ginés González García, quien apoyaba la legalización del aborto. Kirchner echó al vicario militar, pero Bergogliolo defendió.
El arzobispo porteño tendría una revancha política cuando logró que el obispo jesuita de Iguazú, Joaquín Piña, frenara al gobernador misionero aliado a Kirchner,  Carlos Rovira, quien pretendía instituir la reelección indefinida.
Pero el santacruceño le devolvió el golpe cuando lideró con entusiasmo la aprobación de la Ley de Matrimonio Igualitario.
Cuando Bergoglio se convirtió en Francisco, los medios opositores se frotaron las manos. La presidenta saludó fría y formalmente al nuevo Papa en un discurso pronunciado desde Tecnópolis, frente a militantes de La Cámpora que silbaron al nuevo Papa.
El ex secretario de Comercio, Guillermo Moreno, le anticipó a un amigo que renunciaría porque "estaré loco, pero no tanto como para pelearme con el Papa".       
Sin embargo, el choque que esperaban los opositores no se produjo. Cristina cambió el rumbo y Bergoglio se mostró amplio y generoso. La presidenta viajó a la consagración acompañada por la abogada Alicia OIiveira, que sostiene que Bergoglio actuó correctamente durante la dictadura, contra la posición del presidente del CELS, Horacio Vertbisky, que sostiene lo contrario. El Papa se lo agradeció y nació allí una nueva relación.   
Días atrás, cuando los obispos emitieron el documento que los medios hegemónicos presentaron como una crítica al gobierno porque "la sociedad argentina está enferma de violencia", el Papa le pidió al obispo Joaquín Sucunza que asistiera a la reunión de los prelados encabezados por monseñor José María Arancedo con la presidenta, para explicarle claramente que el documento no tenía la intención de ser una crítica al gobierno. También se atribuye a Francisco el hecho de que el rector de la Universidad Católica Argentina (UCA), monseñor Victor M. Fernández, acusara a los medios opositores de presentar al documento episcopal como una crítica al gobierno, en lugar de interpretarlo como un llamado a la responsabilidad de cada uno de los argentinos. El diario Página 12 publicó una nota de Fernández en la que el obispo señaló "la violencia de no saber leer". 
Presionado también por la interpretación sesgada de los medios opositores, no pocos funcionarios y militantes kirchenristas cayeron en la trampa y repelieron lo que consideraron un ataque de la Iglesia, en lugar de reconocer que, efectivamente, desde el fusilamiento de Dorrego hasta el del padre Mujica, pasando por el bombardeo sobre Plaza de Mayo ejecutado por aviones que llevaban la inscripción Cristo Vence en sus alas, la sociedad argentina es violenta. Y que aquella violencia política ha mutado hoy hacia una microviolencia cotidiana, favorecida por la exclusión generada por las políticas neoliberales y por la droga. Pero es sumamente injusto cargarle al kirchnerismo la responsabilidad exclusiva del delito y la violencia
Con todo, el episodio quedó zanjado luego de las explicaciones de los obispos a Cristina. Pero cuando las aguas se habían aquietado y la presidenta se preparaba para volver a un tedeum en la Catedral metropolitana, tras diez años de faltazos, surgió este desaguisado que fue convertido sin cuidado alguno por los medios en "un escándalo", en "un papelón".
Cuando el Papa dio certeza de que la nota era fidedigna, en el entorno presidencial se interpretó que, en realidad, se intentó evitar el regreso de Cristina a la Catedral, un gesto que en realidad escenifica la nueva relación

Macri contra Macri

or:
Ricardo Ragendorfer
Había que ver a Mauricio Macri con poncho de vicuña, durante su recorrida por los ranchos de Carpintería, una localidad de 850 habitantes situada al pie de la precordillera sanjuanina. El alcalde porteño estaba allí con la intención de mostrarse como candidato presidencial. En ese mismo instante, los integrantes de la Sala I de la Cámara Federal oían los argumentos de su abogado, Ricardo Rosental, antes de definir si él irá o no a juicio oral a raíz de su procesamiento por encabezar una asociación ilícita enquistada en su administración para espiar rivales, enemigos y parientes. Un delito con penas no excarcelables. Para comprender semejante doble estándar de su destino, bien vale reparar en algunos hitos de su prehistoria política.
El 27 de enero de 1995 quebró de modo escandaloso el Banco Extrader, del financista Marcos Gastaldi. Entre los ricos y famosos perjudicados por ello resaltaba don Franco Macri, quien en esa ocasión perdió unos 10 millones de dólares. Lo cierto es que los había depositado por consejo de un amigote del banquero: su propio hijo, Mauricio. Meses después, cuando éste fue elegido presidente de Boca, Franco lo llamó para expresarle sus congratulaciones. Pero lo hizo no sin permitirse una ironía: "Eh, Mauricio, que esto no nos salga tan caro como lo de Gastaldi."
Nadie entonces pudo imaginar que aquel tarambana de personalidad insípida se convertiría con el paso del tiempo en el líder de un partido que lo proyectó como jefe de la metrópoli más importante del país, para desde dicho cargo despejar su camino hacia el sillón de Rivadavia. Y nada menos que bajo la bandera de la denominada "nueva política", cuyo sentido está cifrado en una suerte de rebelión frente a la  dirigencia tradicional.
Sin embargo, casi seis años y medio después, su gestión se puede resumir en los siguientes ejes: el colapso del sistema sanitario y de la educación, la crisis habitacional, dudosas ejecuciones presupuestarias, drásticos ajustes en los planes sociales, casos de corrupción, negociados con el erario público y el endeudamiento de la Ciudad. Es decir, cuestiones que no lo diferencian mucho de sus predecesores más calamitosos, como los menemistas Carlos Grosso, Saúl Bouer y Jorge Domínguez. Pero ningún otro intendente de la Ciudad –ni siquiera su admirado brigadier Osvaldo Cacciatore– tuvo logros criminales equiparables con los suyos; a saber: tres asesinatos durante el desalojo del Parque Indoamericano (con el consiguiente procesamiento de 33 oficiales de la Metropolitana y la citación a indagatoria de su jefe, Eugenio Burzaco); la brutal represión a médicos y pacientes del Hospital Borda (con el consiguiente procesamiento de Macri, junto a la vicejefa de Gobierno, María Eugenia Vidal, el jefe de Gabinete, Horacio Larreta, el ministro de Desarrollo Urbano, Daniel Chaín, y la de Salud, Graciela Reybaud, entre otros) y, desde luego, la causa por las escuchas telefónicas (con el consiguiente procesamiento de Macri, junto al primer jefe de su Mazorca, Jorge Palacios, el espía Ciro James y el ex ministro de Educación, Mariano Narodowski, entre otros).
Es en este último asunto, justamente, donde los camaristas federales tendrán que definir si Macri deberá ir –junto a sus compañeros de causa– al banquillo de los acusados, tras ser apelado un polémico fallo del juez federal Sebastián Casanello, el cual argumenta que "no se agotó la pesquisa como para dar por probada su participación en la red de espionaje".
Tal trama estalló en octubre de 2009, tras un llamado anónimo que advertía la intervención ilegal del teléfono del dirigente de Familiares de AMIA, Sergio Burstein, quien se oponía a la designación de Palacios en la Metropolitana por su vinculación al encubrimiento del atentado a la mutual judía. Días más tarde, cayó el ejecutor de la maniobra, Ciro James, quien desde hacía un año espiaba a políticos y empresarios, además de Néstor Leonardo, un manosanta casado con Sandra Macri, la hermana de Mauricio. Aquella escucha es la que más lo compromete.
Al respecto, las pruebas contra él no son endebles, dado que la investigación ha determinado que James tuvo encuentros personales con Macri en su hogar de Barrio Parque para entregarle las grabaciones de Leonardo, y que por ese servicio el espía habría sido recompensado con un contrato en el Ministerio de Educación. Ello se desprende de las celdas telefónicas en las que se activó el celular del espía. Ahora se sabe que el hecho en sí fue fruto de una pintoresca disputa familiar.
En 2007, Franco resolvió ceder a su sobrino Ángelo Calcaterra las empresas en las que Mauricio era director ejecutivo. Así se desató una feroz batalla entre ambos. Y Mauricio no escatimó recursos para doblegar al hombre que le había dado la vida. Franco se enteró de ello por boca de su propio psicólogo: Mauricio había solicitado al profesional una pericia psiquiátrica para declarar su insania. El patriarca del clan, tras palidecer, balbuceó: "Quieren probar que estoy loco para quedarse con las empresas". A su vez, Mauricio repetía: "Papá está gagá; vamos a perder todo". En dicha puja, el progenitor contaba con la lealtad de sus hijas Florencia y Sandra. Y el espionaje sobre el marido de esta última se produjo porque sus comunicaciones podrían contener detalles de interés.
Cuando Mauricio obtuvo esas grabaciones, no dudó en entregárselas al papá para así pulverizar su vínculo con Sandra. La celada fue exitosa. Franco no tardó en convocar al yerno, y dijo:
– ¿Vos sabés bien a qué viniste?
–Para hablar de Sandra –contestó Leonardo, no sin cierta sorpresa.
En ese instante, el suegro montó en cólera y empezó a bramar:
– ¡Alejate de mi hija!
Y siempre a los gritos, agregó:
–Vos sabés lo que económicamente necesitás. ¿Cuánto querés?
Leonardo, no sin candor, le dijo:
–El amor, Franco, no se compra.
Así concluyó el encuentro.
Sandra creyó que la intervención del celular de Néstor había sido obra de Ackerman Group, la empresa encargada de la seguridad familiar. Esa hipótesis errónea sería luego utilizada por Mauricio para culpar a su padre del asunto y así descomprimir su situación judicial. Ya se sabe que ello no fue así.
Este caso evidencia que, en una primera etapa, la estructura del espionaje macrista fue utilizada para dirimir una interna familiar. Pero con una salvedad: los gastos corrieron por cuenta del gobierno porteño.
Apenas una travesura del hombre que sueña con ser el presidente del país.

Por roly villani Levantarán los polémicos afiches que promocionan una obra teatral

Nota de Tiempo Argentino
Los afiches que promocionaban la obra de teatro Criatura emocional en el Teatro Tabaris generaron una polémica tan fuerte entre quienes no la habían visto que los productores del musical prefirieron levantarla. "¿Qué preferís?, ¿que tu novio te pegue o que nadie te invite a salir?", decía el afiche que más comentarios negativos levantó. El debate se instaló primero en las redes sociales y saltó luego a las tribunas del periodismo de género. El hecho que más irrita parecería ser la interpretación de que la campaña en la vía pública plantea que la única opción a tener una pareja violenta es la soledad.
La autora del guión, Eve Ensler, es una dramaturga feminista estadounidense que alcanzó fama mundial por su obra Los monólogos de la vagina. Ensler contó que esa obra se hizo en base a cientos de testimonios de mujeres víctimas de abusos sexuales en todo el mundo. Entre otras cosas, la autora participó en 2004 de una manifestación para pedir al gobierno de México que reabriera la investigación de los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez. Sin embargo, la campaña de la versión local de su obra encegueció al público, que ni siquiera intentó leer su biografía.
"Levantamos la campaña porque no queremos lastimar ni ofender a nadie –le dijo a Tiempo Argentino el productor de la obra, Pablo del Campo–. Nada hay más contrario al espíritu de este texto teatral que ofender y, aunque sabemos que la obra es incómoda y aunque nos gusta la comunicación provocativa, no queremos que haya grupos que se sientan ofendidos o incomodados."
Del Campo, que fue el adaptador de la obra Casi normales, dijo que le sorprendió el nivel de violencia que tenían algunos mensajes que llegaban a través de las redes. Y eso es fácil de constatar. Por ejemplo, la tuitera @LetiiBenitez dijo: "Es necesario? NO... ES HORRIBLE. RESPETO A TODAS LAS MUJERES VICTIMAS DE VIOLENCIA DE GÉNERO." En el mismo sentido, @NataliaLMonti dijo: "el mensaje q trasmiten en cartel es machista, misogino y repudiable!" Y @barbmatata fue un poco más allá y dio por sentado que los productores de la obra desconocen los efectos de la violencia machista: "hola marketineros de #CriaturaEmocional, tal vez no sepan que una mujer muere cada 30 hs x violencia de género."
En Facebook sucede lo mismo. Con enmarañada sintaxis, Maura NZ escribió en el perfil de la obra: "A ver, no entiendo... o son muy pelotudas, ineptas y viven en una puta burbuja? o son recontra pelotudas? A ver, no existe la opción de preferir que tu novio te pegue, da repulsión escribir esto IDIOTAS!!!!!"
"Me encantaría que los que la critican vean la obra, que básicamente invita a las jóvenes a hablar de temas que habitualmente no se hablan –aseguró del Campo–. Y lo que plantea es una realidad global, al igual que los Monólogos de la vagina, está complementada con clips en vivo que tratan temas que nadie espera, como el trabajo infantil en Asia o la presión social para que las chicas sean flacas, es decir, alguno se puede confundir y pensar que se van a encontrar con Casi ángeles o Aliados, pero es algo muy profundo, con mucho contenido para pensar y polemizar."
El famoso slogan de la disyuntiva entre tener una pareja golpeadora y quedarse sola es en realidad uno de los dilemas que expresan las chicas en la obra. "Las chicas se encuentran con dilemas como ser gorda o que te falte un brazo, salvar a tu padre o a tu madre, es decir, son dilemas que incomodan enormemente", agrega el productor.
En la campaña gráfica para la vía pública, los productores hicieron seis afiches distintos con los seis dilemas ilustrados por una foto de cada una de las actrices. La mayoría de los comentarios surgió a raíz de uno sólo de ellos. "El lío que se arma parte de la cuestión de que no están todos los carteles ni los dilemas juntos", dijo del Campo. "La intención de la obra es sacar estos dilemas de la oscuridad, tratar de que se discutan", remató.
La obra arranca con una voz en off (la de la actriz Gloria Carrá, madre de una de las protagonistas, Ángela Torres) que recita el prologo de la obra de Ensler, que dice, literalmente, "lo que pasa con las criaturas emocionales es que nos asustan". «


"Un recorrido por el universo joven"
Criatura emocional sube a escena en el Teatro Tabarís, Corrientes 829, todos los viernes a las 20, los sábados a las 18 y a las 20, y los domingos a las 17 y a las 19 horas.
La propuesta, según se afirma, "es un recorrido profundo por el universo de los jóvenes alrededor del planeta, narrado a traves de monólogos, clips y canciones que pasan por la intensidad con la que se define una 'foto de perfil' en Facebook en Occidente, hasta cómo se sobrelleva en Asia el trabajo infantil o la trata de personas en Africa".


¿De qué se trata la obra?
La obra original dice en el prólogo: "Me encanta ser una chica. Puedo sentir lo que tú sientes, como te sientes dentro. Soy una criatura emocional. Las cosas no me llegan sólo como teorías intelectuales o ideas duras. Pulsan a través de mis órganos y piernas y queman mis orejas. Oh, yo sé cuando tu novia está realmente enojada, aun cuando parece que ella te da lo que quieres. Sé cuándo se aproxima una tormenta. Puedo sentir las invisibles agitaciones en el aire. Puedo decirte que él no volverá a llamarte.
Es como una vibración que comparto. No me digas que no llore, que me tranquilice, que no sea extrema, que sea razonable. Soy una criatura emocional."
Una de las protagonistas es la encargada de hacer las cabezas de las Barbies en China. Su monólogo es una denuncia contra el trabajo semiesclavo y habla de liberarse ella y liberar a la Barbie. Liberarla de la flacura, de la belleza extrema, de las imposiciones sociales.
Otro monólogo ocurre en el Congo, donde una chica va al monte para comunicarse con su Dios, Engai, para pedirle que no le corten el clítoris.
Hay otro que ocurre en Irán: a la protagonista, a sus 16 años la llevan de regalo a hacerse una cirugía de nariz. Y ella habla de su nariz y de lo que significa su nueva "no nariz".

Apartan a los jefes de una comisaría por la brutal crucifixión de un joven

Nota de Tiempo Argentino
La ciudad cordobesa de San Francisco y la santafesina de Frontera están separadas apenas por una avenida. El límite pasa desapercibido, si no fuera porque de un lado las calles tienen nombre, mientras que del otro llevan números. En las primeras horas del jueves, un hombre fue encontrado con los ojos vendados, golpeado y atado con cinta de embalar a una enorme cruz de madera con un cartel que decía "No robarás". Una vez liberado, el muchacho identificado como Víctor Robledo, de 27 años, contó que la historia comenzó en una comisaría santafesina y terminó del lado cordobés.
Fuentes del Ministerio de Seguridad de Santa Fe confirmaron a Tiempo Argentino que la cúpula de la seccional sexta de la ciudad de Frontera, comandada por el comisario Oscar Flores, fue puesta a disponibilidad de la justicia.
"A los fines de garantizar el normal desenvolvimiento de la investigación judicial, se resolvió el corrimiento de los integrantes de la comisaría. Por el momento, no hay sumarios ni sanciones hasta tanto la fiscal del caso no establezca responsabilidades", aclaró un vocero del ministerio.
La fiscal de instrucción de San Francisco, Leonor Faillá, sostuvo que se está investigado "si, como dijo el joven, fueron entre cuatro y cinco policías santafesinos los que hicieron eso".
Faillá también aclaró que había algunas dudas sobre el caso ya que Robledo relató que fue detenido por agentes santafesinos y que recibió una brutal golpiza en la comisaría de Frontera, pero los médicos del Hospital José Bernardo Iturraspe, donde lo atendieron en Córdoba, no pudieron acreditar la paliza: "No reviste ningún tipo de lesión, por lo que hay contradicción entre los dichos de la víctima y los datos objetivos", subrayó la fiscal.
"Continuamos trabajando en los datos que aportó la víctima, pero también analizamos un ajuste de cuentas, una broma de mal gusto, una cuestión de polleras, como también una privación ilegítima de la libertad o apremios", continuó Faillá que, si bien afirmó que Robledo tenía antecedentes penales en Santa Fe, pidió que se le reste importancia al dato: "Eso es irrelevante, lo que importa es si fue víctima de un delito."
Lo cierto es que los investigadores sospechan que la crucifixión fue realizada entre varias personas. Robledo fue rescatado por la policía cordobesa a las 2:30 del jueves, tras un llamado de un vecino al 101. Los investigadores creen que no hubo intenciones de asesinarlo: es que si bien estaba encintado como una momia, le habían dejado la nariz y la boca descubiertas.
Ayer, el joven –que es oriundo de La Frontera– habló con medios cordobeses, aunque se negó a dar muchas precisiones. "Lo que hicieron no tiene moral ni nada. No sirve. Quiere decir que un ser humano que trabaja no vale de nada para la justicia", se quejó.
En declaraciones a la Radio Cadena 3, Robledo adujo que la policía santafesina lo llevó detenido "por nada, habían dicho que había forcejeado con alguien a la noche. Nada que ver. Yo estaba con mi familia. Me tuvieron todo el día encerrado. Después me sacaron y me dejaron en ese lugar, donde me pegaron", insistió.
La versión de la policía de Santa Fe es que el miércoles, el hombre le tiró un ladrillo a un Peugeot 504 que estaba mal estacionado y lesionó al conductor. Luego fue detenido y más tarde liberado.
Mientras Robledo pide garantías a la justicia, está siendo contenido por una asistente social de la Municipalidad de San Francisco.


Otro caso de abuso policial

Como sucedió con la crucifixión de Víctor Robledo, el 19 de julio de 2012 el país se conmocionó con una filmación lograda con un teléfono celular, en la que se observa cómo un grupo de cinco policías de la Comisaría 11ª de General Güemes, en Salta, somete a salvajes torturas a dos detenidos, Miguel Martínez y Mario Luis Rodríguez, ambos con frondoso prontuario.
En las imágenes se advierte como son sometidos a un submarino seco, un tormento que consiste en colocar sobre la cabeza de la víctima una bolsa de nailon sobre la cabeza y a baldazos de agua fría. A pesar de que se trataba de una fría tarde de mayo, las víctimas se encontraban en calzoncillos.
Por el caso fueron procesados el oficial Matías Cruz, los cabos Marcos Gordillo, Alberto Antonio Ontiveros y Leonardo Serrano, elsargento Héctor Raúl Ramírez y el agente Roberto Augusto Barrionuevo, acusado de realizar la filmación.
El aberrante hecho se descubrió porque meses después, alguien, que todavía no se ha identificado, subió el video a Internet.