jueves, 25 de julio de 2024

MALVINAS /9

 

CAPITULO X

Malvinas y la Democracia. Entre el reconocimiento y la desmalvinización.

“Federico Lorenz afirma que uno de los tres imaginarios que se construyeron sobre sus participantes al terminar la guerra fue la victimización de los conscriptos. Obligados a combatir con armas de fuego, los colimbas fueron víctimas de sus propios superiores, víctimas del estado, objeto de lástima por parte de la sociedad. A través de la literatura y los medios de comunicación, se conocieron los flagelos a los que fueron sometidos muchos de estos jóvenes”[1]

     A ello se le deben sumar las prácticas violatorias a los Derechos Humanos que formaban parte de la Doctrina militar argentina, como, por ejemplo: “estaqueos” y “submarinos” en las islas, “prácticas que eran reproducción de lo que sucedía en los Centros Clandestinos de Detención en el continente. Así, se comenzó a construir el discurso victimizado de los jóvenes ex combatientes en los 80´. Se clausuraba de esta manera cualquier iniciativa de debate público sobre la experiencia vivida en el Atlántico Sur”. [2]

     El veterano de guerra Fernando Cangiano lo ratificó al decir: “…el excombatiente fue arrojado a una zona de invisibilidad social en tanto sujeto con identidad propia y con un mensaje para transmitir. Pierde la palabra de protagonista activo, sólo se le permite describir el hambre y el frío padecido en el terreno.”[3]

     Hacia finales del mes de agosto del año 1982, se conformó la Coordinadora Nacional de Excombatientes. Federico Lorenz sostiene que “los jóvenes de uniforme pasaron a ser una presencia fuerte en la transición a la democracia”. Y lo hicieron desde un planteo antiimperialista, reivindicando su lucha en las Islas, pero diferenciándose de las Fuerzas Armadas, vistas como victimarias durante la guerra como prolongación de sus métodos represivos durante el Proceso. En el año 1984, en una de las manifestaciones de los excombatientes, apoyados por columnas juveniles de la Juventud Peronista, destruyeron la estatua de George Canning ubicada en Retiro.[4]

     El gobierno de Raúl Alfonsín llegaba al poder con el voto popular del 52% del electorado, permitiéndole a la Unión Cívica Radical, ganar una elección sin proscripciones de opositores o del peronismo, por primera vez, desde el año 1928. No obstante, los problemas eran múltiples, a saber: una deuda externa calculada en 30.107 millones de US, sumado a ello, un aparato productivo destruido, los grupos económicos (Grupo María/Capitanes de la Industria) sumamente favorecidos por la dictadura cívico-militar, renuentes a ceder nada de sus privilegios y el genocidio perpetrado por lxs militares que arrojaba un saldo de 30000 detenidos/as-desaparecidos/as.

     En el ámbito internacional, el eje Norte-Sur, liderado por los EE.UU., con Ronald Reagan como presidente monitoreaba la Guerra Fría que alcanzaba también a América Latina, con la presión militar del imperio, y financiera (Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional), en pleno inicio de la etapa neoliberal del capitalismo global. En el plano local, debía colocar a la Argentina desde la visión democrática “alfonsinista”, como un país confiable por lo tanto pacífico. Para ello se plantea desandar el camino del conflicto bélico no solo en lo referido a las Islas Malvinas, sino también a la temática vinculada con el Canal de Beagle; litigio que teníamos con la hermana república de Chile.

    En este tema, los militares habían rechazado laudos arbitrales en el año 1979, y estuvieron a punto de iniciar una guerra en el año 1977. Por lo tanto, el gobierno radical se aprontaba a dar respuesta a estos puntos de política internacional al tiempo que profundizaba el proceso democrático, y especialmente en el caso del diferendo con Chile desde esta concepción latinoamericanista

 Nuestras relaciones con los países latinoamericanos deben ser muy estrechas. En América Latina debe producirse un cambio cualitativo en el orden político. La región toda debe cobrar conciencia de la necesidad imperiosa de su unión. Esta afirmación no es retórica, y tiene un fundamento práctico: ningún país latinoamericano podrá afrontar solo las condiciones adversas de la actual situación mundial.”[5]

              Y en cuanto al tema que nos ocupa declaró:

 Nuestros esfuerzos deben tender a la incorporación definitiva de   las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur al territorio nacional. Esta es una reivindicación legítima, y en este sentido el desenlace militar no puede cambiar las cosas; de ahí que alentaremos cualquier esfuerzo que tenga por objeto la negociación con el Reino Unido tendiente a cumplir con las resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, en especial la 2.065 (XX) y la 37/9, que invitan a las partes a resolver mediante negociaciones la cuestión de la soberanía sobre las islas.”[6]

     La vía diplomática como eje y la soberanía como “norte”, a sabiendas que esta postura y la posición británica no dejarían margen para esta discusión, ya que el imperio no iba a levantar la zona de exclusión que pesaba sobre las Islas. En esta línea de argumentación tampoco aceptaron una fuerza de paz mediadora en el archipiélago.

    Un día antes (el 17 de julio) de un encuentro pactado entre ambos países, en la ciudad de Berna, Suiza,[7] el gobierno inglés autorizó a los kelpers a ceder la explotación de petróleo a la empresa First Oil and Gas, por lo tanto, las negociaciones naufragaron. En el mes de setiembre de ese año, el presidente argentino ante la Asamblea General de las Naciones Unidas planteó que se utilizar el estatus de negociación para las Islas, que le daría la soberanía a la colonia británica de Hong Kong en el año 1997. La negativa británica se mantuvo.[8]

     El 30 de octubre de 1985, tras una nueva Constitución para los kelpers, estos fueron declarados ciudadanos británicos. A ello se sumaron la construcción de una pista de aterrizaje de envergadura, avances en la explotación pesquera, vuelos regulares con Punta Arenas y Montevideo, Uruguay, y maniobras militares, entre ese año y 1988. Y es precisamente en ese momento que los EE.UU., plantearon el término “paraguas de soberanía”, como un punto desde el cual se dejara de discutir acerca de ella y sí se avanzaran en otros puntos en común que permitiera un acercamiento entre ambos gobiernos.

     Esta nueva propuesta no tuvo eco, básicamente porque en ese año se profundizó el debilitamiento del gobierno de Raúl Alfonsín en materia económica y social. Al tiempo que Margaret Thatcher esperaba una nueva reelección. Todo volvió a fojas cero. El contexto internacional como ya dijimos tampoco ayudaba a un país como la Argentina que al igual que la mayoría de los países de América del Sur salían de dictaduras cívico-militares sin antecedentes en su violencia sobre sus propias poblaciones. Así lo comprendió el presidente quien aseveró:

 …el mundo está hoy drásticamente dividido en países ricos y países pobres, sectores cuyas diferencias tienden a ahondarse. Las potencias centrales se hallan empeñadas en su propio conflicto: el que enfrenta al Este con el Oeste (…) Los países del Tercer Mundo que se dejan utilizar como peones en el conflicto Este- Oeste corren todos los riesgos de ese enfrentamiento, pero no están destinados a participar en ninguna de las ventajas de una eventual victoria. Ninguno de los países ricos que han asumido liderazgos en aquella lucha está interesado en modificar la estructura del sistema internacional y, entre todos, sólo nos prometen la destrucción del mundo o el mantenimiento del statu quo. Se enfrentan por el predominio mundial, pero, en cualquiera de sus esquemas, nosotros formamos parte de los dominados[9]

     Pareciera que la consigna esgrimida por el expresidente Juan D. Perón (Unidos o Dominados) recuperaba en boca de un radical vigencia a mediados de la década de los ‘80. Como ya afirmamos, en plena carrera armamentista soviético-estadounidense, con la que ambos imperios se seguían disputando seres humanos y recursos naturales.

La década menemista: 1989-1999.

    El 1° de julio del año 1990, ante el Congreso de la Nación, el presidente argentino, el Dr. Carlos S. Menem, afirmaba quelos derechos soberanos de las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur son el tema prioritario, la causa más importante de nuestra política exterior”. Desgranando a continuación una serie de conceptos que reivindicaban “el   diálogo constructivo, acuerdo bilateral, amistad, cooperación, paz, negociaciones”, todos ellos de acuerdo a su mirada, fruto de la reunión llevada a cabo en la ciudad de Madrid, los días 14 y 15 de febrero de 1990.[10] A partir de dichos acuerdos (Madrid I y II), el presidente Carlos S. Menem, volvió a destacar la “confianza mutua” que permitió sostener el “paraguas de soberanía”, una definición según él que hacía “irrenunciables los derechos de nuestro país sobre los territorios en disputa”, pero quedaría  “en reserva” hasta que se inicie la búsqueda por parte de  ambos gobiernos “de una solución duradera en esta materia”. Para finalizar esta breve alocución acerca del tema Malvinas, destacando la creación de la provincia de Tierra del Fuego (lo cual se había realizado por la ley nacional 23.775 del mes de abril del año 1990).

     El bilateralismo más allá de las palabras que pudiera contener ese discurso, anclaba la relación exclusivamente con el Reino Unido, sin apelar a los apoyos tradicionales de las Naciones Unidas y América Latina que se venían reiterando desde el año 1965. A lo cual hubo que sumarle la política exterior concreta desarrollada por el canciller Guido Di Tella, sustentada en lo que él mismo definió como “la seducción de los isleños”, a quienes había que tener en cuenta a la hora de tomar decisiones sobre las Islas Malvinas.[11]

     Para este funcionario, “el 3%” era el tema pendiente (la soberanía) sobre un 100% en la relación con Gran Bretaña, de acuerdo a su particular mirada el 97% restante estaba solucionado.[12] Se producía así un retroceso de cien años en materia de política exterior, regresando a la dependencia extrema de la oligarquía terrateniente de la Generación del ‘80, cuando el ministro de Relaciones Exteriores, Francisco J. Ortiz, en aquél año  afirmó en nota dirigida al embajador británico en Buenos Aires, Edmund Manson, que debería “estar persuadido que el más grande interés de la República es conservar bajo el mejor pie de igualdad las relaciones con Gran Bretaña, sin que pudiera en ningún caso, dar ocasión a que ellas se alteren en una discusión amistosa y razonada, sobre un punto de derecho internacional, como sería el de la soberanía de las referidas islas (Malvinas)”.[13]    

     El 22 de enero del año 1997, se les otorgó el trato de “Héroes nacionales” a los combatientes muertos en acción durante la guerra. En el año 1999, ambos Cancilleres (G. Di Tella y Robert Cook) firmaron un acuerdo (sin hablar de soberanía) que retomó los vuelos comerciales desde Chile, con escala en Río Gallegos, para que los/as argentinos/as visitaran las Islas sin visado, como así también la construcción de un cementerio en Darwin, con inversiones privadas que se finalizó e inauguró en el año 2009, con un viaje especial de alrededor de 400 familiares de los caídos. En 1997, se creó, luego de la ratificación de la III Convención de las Naciones Unidas de Derechos del Mar, la Comisión Nacional del Límite Exterior de la Plataforma Continental (COPLA – Ley 24.815/97)[14].En el año 1998, la ley Nacional 24950/98, declaró “Lugar Histórico Nacional y Tumba de guerra “el sitio donde fue el hundimiento del Crucero “General Belgrano”.

     De todos modos, no se abandonó en la estrategia geopolítica, una mezcla de pragmatismo, pero también de voluntad política e ideológica de insertar a la Argentina fundamentalmente en el orden económico del nuevo mundo de la globalización y el neoliberalismo.

Los acuerdos económicos.

     La “Declaración Conjunta sobre Conservación de Recursos Pesqueros”, fue firmada en el año 1990, tras la celebración de los Acuerdos de Madrid. A partir de esta declaración, Argentina y el Reino Unido establecieron la conformación de la Comisión de Pesca del Atlántico Sur y del Subcomité Científico, dependiente de ésta, para poder avanzar en forma conjunta en materia de explotación pesquera.

     Los objetivos fueron promover acciones conjuntas para poder hacer uso de los recursos de los espacios marinos de las Islas, y generar acciones para preservar el ecosistema marítimo. No obstante, las acciones unilaterales superaron a las cooperativas, y prevalecieron los intereses propios. Lo mismo sucedió con la “Declaración Conjunta referida a la cooperación sobre actividades costa afuera en el Atlántico Sudoccidental” y la consecuente conformación de la Comisión de Hidrocarburos del Atlántico Sur. Las diferencias persistieron también en este rubro a pesar de que el balance nos demuestra un acercamiento de índole comercial y financiero tal como lo veníamos planteando; siempre alejado de toda discusión referida a la soberanía, fundamentalmente en los foros multilaterales y fundada en la resolución 2065 de las Naciones Unidas, privilegiando además la opinión de los kelpers.



[1] María Elena Otero Tejeró. Entre balas y soberanía: memorias femeninas de Malvinas. Red Federal de Estudios sobre Malvinas. ReFem. 2065.XIII Congreso Nacional de Ciencia Política. CABA, 2 al 5 de agosto 2017.  p.115. Ultima vez consultado 2 de agosto de 2022.

[2] Ibídem.

[3] Loc. Cit.

[4] Federico Lorenz. Las Guerras por Malvinas.  Buenos Aires: Edhasa. 2006.pp. 217-223. George Canning (1797-1829) fué ministro de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña a inicios del XIX.

[5] G.E.García. La cuestión Malvinas durante el gobierno de Alfonsín. En http//sedici.unlp.edu.ar. 2014. p.10. Ultima vez consultado, 15 de julio de 2022.

[6] op.cit. Ultima vez consultado, 16 de julio de 2022.

[7] La embajada de este país representaba los intereses del Reino Unido en la Argentina.

[8] Al finalizar la “Primer Guerra del Opio” en el año 1842, entre las potencias imperiales occidentales (entre ellas Gran Bretaña) y China, mediante el Tratado de Nanking, este país cedió a perpetuidad esta isla a los inlgeses. En 1984, Margaret Thatcher se comprometió a devolverla a la República Popular China el 1° de julio del año 1997.

[9] op. cit. p. 17. Ultima vez consultado el 15 de julio de 2022.

[10]  “Madrid I”, se llevó a cabo en el 19 de octubre del año 1989, y lo sustancial fue que ambos gobiernos acordaron no discutir el tema “soberanía”. Ver https://www.dipublico.org/4049/acuerdo-de-madrid-i-declaracion-conjunta-de-las-delegaciones-de-la-republica-argentina-y-del-reino-unido-de-gran-bretana-e-irlanda-del-norte/. Ultima vez consultado el 16 de julio de 2022. Cinco meses más tarde, ratificaron el primer acuerdo y Gran Bretaña quitó la zona de protección de Malvinas, se restablecieron las embajadas, y se plantearon una serie de artículos que fortalecerán el intercambio de información sobre pesca, movimientos militares, inversiones privadas y la visita de familiares de lxs caídxs argentinxs al cementerio de las Islas Malvinas. Ver https://www.iri.edu.ar/publicaciones_iri/manual/Malvinas/Madrid%20II.pdf. En www.iri.edu.ar. Ultima vez consultado el 16 de julio de 2022. También ver: http://rephip.unr.edu.ar/xmlui/handle/2133/16730. Marina Mántaras. Ultima vez consultado 16 de julio de 2022.

[11] La Argentina reconoció así a lxs isleñxs como el tercer actor en esta disputa, logrando que participen en la delegación británica en la Declaración conjunta sobre Comunicaciones en el año 1999; habrá que tener en cuenta en palabras del Canciller argentino: “intereses, deseos, temores y aspiraciones de los kelpers”. Mezclando dos posturas contrapuestas: intereses (Argentina) y deseos (Gran Bretaña), siendo que la primera favorecía a los ojos de las Naciones Unidas a nuestro país. En  http://rephip.unr.edu.ar/xmlui/handle/2133/16730. Marina Mántaras.p. 57. Ultima vez consultado 16 de julio de 2022.

[12]  Convencido el Canciller argentino que la seducción debía formar parte de los acuerdos con los ingleses, en la navidad del año 1998, envió 600 libros infantiles a los isleños junto a “ositos Winnie Puh”.

 

[13] op. cit.

[14] La COPLA es una comisión interministerial bajo el mando de la Cancillería Argentina e integrada también por el ministerio de Economía y Producción, y el Servicio de Hidrografía Naval), con el objetivo de delimitar el borde del margen continental, ya que los derechos de soberanía del Estado argentino sólo están limitados a los recursos naturales que se encuentren en el lecho y el subsuelo de las áreas submarinas adyacentes a su mar territorial, lo cual implica que no abarca la superficie del mar ni sus aguas.

CONTINUA

No hay comentarios:

Publicar un comentario