domingo, 21 de julio de 2024

MALVINAS/ 6

 

CAPITULO VI

Los reclamos de la Argentina.

     A lo largo de los años, la Argentina, más allá de los gobiernos disímiles que tuvo en su historia, no dejó de plantear el derecho soberano sobre el territorio austral. Vale destacar que, bajo la presidencia de Figueroa Alcorta, el 16 de noviembre del año 1904, en las islas Georgias, se estableció la Compañía Argentina de Pesca (CAP), junto a una oficina meteorológica nacional. Con el tiempo se transformó en un centro ballenero construido en conjunto entre argentinos, noruegos y suecos. Además de ser provisto de infraestructura desde Buenos Aires con barcos de bandera argentina, y custodiado por embarcaciones de guerra nacionales. En tanto, el Observatorio Meteorológico y Magnético Argentino, funcionó ininterrumpidamente hasta el año 1950, cuando fue desalojado por una fuerza militar inglesa y su instrumental llevado al Uruguay.

     En el año 1908, la presión británica sobre la Compañía se hizo sentir, obligándola a pagar arrendamiento por las tierras que ocupaba, al tiempo que los invasores instalaron una oficina postal y un puesto militar. El arrendamiento se firmó con el gobernador de Malvinas Sir William L. Allardyce. Con el correr de los años convivieron diversas factorías, y la Argentina abastecía de carbón y petróleo a la CAP; esta empresa construyó un embalse y una central hidroeléctrica, y pequeñas vías férreas para el transporté de materiales relacionados con la caza de ballenas. Dejó de operar en el año 1960, y tras su venta a una empresa japonesa cerró definitivamente cuatro años más tarde[1].

    Al producirse la primera Guerra Mundial o Gran Guerra (1914-1918), el 8 de diciembre del año 1914, una escuadra naval alemana que provenía de un combate vitorioso en las costas chilenas contra los ingleses (la batalla de Coronel), se volvió a enfrentar a ellos frente a Puerto Argentino. En esta oportunidad, la destrucción de la fuerza alemana fue prácticamente total con miles de bajas entre muertos, heridos y prisioneros, mientras que los británicos apenas contabilizaron apenas veinticinco pérdidas humanas entre heridos y fallecidos. Y sin daños considerables en su flota. Se le denominó a esta victoria la batalla de las Islas Malvinas.

     En el año 1947 en la ciudad de Río de Janeiro, a instancias de los EE. UU., y en el marco del inicio de la Guerra Fría con la U.R.S.S., se firmó el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, al cual adhirieron todos los Estados latinoamericanos. El mismo establecía en su artículo 3.1:

“Las Altas Partes Contratantes convienen en que un ataque armado por cualquier Estado contra un Estado Americano será considerado como un ataque contra todos los Estados Americanos, y en consecuencia, cada una de las Partes Contratantes se comprometen a ayudar a hacer frente al ataque, en ejercicio del derecho inmanente de la legítima defensa individual o colectiva que reconoce el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas”[2]

                                             

     Este bloque militar defensivo se conformó contra un supuesto ataque soviético para con los países firmantes. Sin embargo, ya veremos oportunamente, que tal como ocurriera con la Doctrina Monroe del año 1823, no fue utilizado para la defensa del territorio americano (Islas Malvinas entre otros tantos) ante la agresión reiterada, tanto en el SXIX como en las postrimerías del SXX, por parte de un país europeo como en nuestro caso el Reino Unido de la Gran Bretaña[3].

CONTINUA

 



[1] Este lugar cobra suma importancia porque aquí comenzó en el año 1978 el plan de la Armada argentina para invadir y recuperar las Islas Malvinas, el cual se llevó a cabo a partir del mes de diciembre del año 1981.

 

[3] En este caso cabe mencionar las excepciones de países hermanos como Perú, Ecuador y Venezuela que ofrecieron tropas y armamentos a la Argentina. En cambio EE. UU. y la dictadura cívico-militar chilena del general genocida Augusto Pinochet brindaron toda clase de apoyo logístico a la Armada británica. En Hugo Gambini. Crónica documental de las Malvinas, Buenos Aires: STE, 1982. pp. 379-381.

No hay comentarios:

Publicar un comentario