domingo, 21 de julio de 2024

MALVINAS /7

 

CAPITULO VII

El Peronismo y la geografía austral Bicontinental.

     Al asumir el general Juan D. Perón la presidencia en el año 1946 inició con referencia a esta temática una campaña de concientización que se extendería hasta su derrocamiento, por medio de un golpe militar, en el mes de septiembre del año 1955. En efecto, en primer lugar, fue la Argentina en aquel año de su asunción uno de los pocos Estados a nivel mundial que declaró la soberanía sobre la plataforma submarina, al tiempo que el Estado proyectó “un plan antártico para delimitar y ocupar el sector polar''.[1]

     Para ello refrendó el Decreto 1.386/44, mediante el Decreto 14.708/46, sustentado en ambas declaraciones de sus pares presidenciales de los EE.UU. y México, Harry Truman y Manuel Avila Camacho respectivamente, quienes afirmaron que: “en el orden internacional se encuentra taxativamente admitido el derecho de cada país a considerar como territorio nacional toda la Bicontinentalidad argentina y peronismo en la Antártida Suramericana extensión del mar epicontinental y el zócalo continental adyacente.[2]

     El objetivo para estos presidentes era que el Estado fuera el administrador directo de los recursos naturales que también se hallaban en el subsuelo marítimo de la plataforma continental. En tanto que el Decreto 8.944/46, estableció que los mapas publicados de la República Argentina “que no representen en toda su extensión la parte continental e insular del territorio de la Nación; que no incluyan el sector antártico sobre el que el país mantiene soberanía”[3], debían ser modificados. Estas primeras medidas fueron acompañadas de un proceso de divulgación a nivel educativo incorporando al concepto de territorio nacional a la Antártida e islas del Atlántico sur, lo cual tuvo en cuenta lo terrestre, marítimo y aéreo. Todo ello formó parte además del primer Plan Quinquenal.

     Un tema que el historiador Ariel Hartlich (Universidad Nacional de Quilmes) rescata y nos parece oportuno reproducir, forma parte de un mito tendiente a dividir a los pueblos latinoamericanos y a sus respectivos líderes cuando los conducen por un mismo camino. Y nos referimos a Chile puntualmente, país que de modo recurrente se toma como enemigo histórico de la Argentina cuando se trata de explicar la soberanía en tierras australes. Si bien es cierto que, desde finales del SXIX hubo diferendos limítrofes a solucionar, los mismos estuvieron al borde de conflictos bélicos cuando oligarquías y dictaduras cívico-militares de ideología liberal (alejadas de toda concepción nacional) gobernaban sendos países.

     Estas citas del período que estamos analizando corroboran nuestra visión, primero la palabra del presidente de la Comisión Nacional del Antártico, Pascual de la Rosa:

Parece oportuno también señalar aquí la estrecha colaboración que en éste, como en otros asuntos, ha existido siempre entre nuestro Gobierno y el de Chile. Las expediciones argentinas se han honrado contando en su seno con marinos del país hermano, que por su parte, retribuye nuestras amistosas demostraciones con igual cortesía. No se delimitará aún la frontera antártica argentino-chilena, pero, países de origen común y de aspiraciones e intereses coincidentes, darán como ya lo han hecho antes- un ejemplo de sano panamericanismo resolviendo este problema con equidad y justicia. Entonces aparecerán perfeccionados los títulos de ambas Repúblicas, a sus respectivos sectores y podrán defenderlos en común.” (CNA, 1947: p 91).[4]

      Y a continuación palabras del canciller del primer gobierno peronista (1946-1949) Dr. Juan Atilio Bramuglia referidas a una expedición conjunta de ambos países en el año 1943: "nuestras aspiraciones, análogas a la de la república trasandina, hallan en estos actos nuevas pruebas de una probable y amistosa delimitación de las jurisdicciones de ambos países en la Antártida" (CNA, 1947, p. 87)[5]. Además, ambos países adoptaron el término “Antártida Sudamericana”, en declaraciones que abarcaron los años 1941, 1947, 1948, 1964, 1971 y 1991.

     Otro elemento geopolítico a tener en cuenta fue la estampilla de 1 peso, que el peronismo imprimió en el año 1951, donde queda establecida (al igual que en la cartografía de la época) la bicontinentalidad de la Argentina, sintetizando lo jurídico, lo territorial y los histórico. A ello le sumó en base a la ocupación de las Islas Orcadas desde el año 1904 una declaración que reafirmó que “hasta que no se realicen diversos acuerdos internacionales entre las potencias interesadas en el antártico, la República Argentina no podrá reconocer ninguna demanda sobre tierras que la Historia, la Geografía, la Naturaleza y el Derecho justifican como de su exclusiva propiedad" (CNA, 1947: p. 65)[6]. De este modo se produjo

“la difusión de la sobrada acreditación argentina para establecer jurisdicción sobre el sector antártico comprendido entre los meridianos 25º y 74º de longitud oeste de Greenwich y desde el paralelo 60º hasta el Polo Sur, fue priorizada por el gobierno. Se incorporaron sólidos argumentos de irrenunciables fundamentos republicanos, que fueron sustentados con una vasta producción editorial y gráfica que renovó la geo cultura nacional”.[7]

 

     Mientras el Reino Unido de la Gran Bretaña desde la post guerra, también mediante viajes a la zona y producción de estampillas ad hoc, pretendía extender su política imperial colonialista más allá de las Islas Malvinas. De allí también se puede comprender la política conjunta desarrollada entre la Argentina y Chile. 

     Un apartado a destacar merece en el marco de las políticas de difusión del peronismo acerca de la temática austral, que incluye obviamente las Islas Malvinas, es el trabajo realizado en los niveles de educación inicial a instancias del Estado nacional. La tríada geopolítica Patagonia, Antártida y Malvinas, se definía en el año 1952 como “El archipiélago de las Malvinas, capital Puerto Stanley, es una prolongación natural de la zona patagónica, cuyas características geográficas presenta. Lo mismo podría decirse de la región antártica próxima a Tierra del Fuego.”[8]

     No es casual entonces que, en el marco de este ideario, durante los gobiernos peronistas de las décadas de 1940 y de 1950, se crearan el Instituto Antártico Argentino, la instalación entre los años  1946 y 1953 de bases con observatorios meteorológicos y de investigaciones científicas tendientes a la total ocupación del sector, como por ejemplo: Melchior, Decepción, Brown, Esperanza y Cámara; en el mes de septiembre del año 1950 el entonces coronel Hernán Pujato[9] convocado por el Presidente Juan  D. Perón, realizó la primera expedición científica pola y en el año 1954 se concretó la compra del rompehielos General San Martín. Al respecto señalaría el entonces presidente de la Argentina:

Nunca como hoy se ha organizado en forma más científica y ordenada la instalación de bases en el lejano sur. En la Isla Gamma correspondiente al archipiélago de Melchior, nuestro país mantiene desde el año 1947 un observatorio meteorológico. Otra estación meteorológica ha sido instalada en 1948 en la isla Decepción, que pertenece al grupo de la Shetland del Sur. En 1951 fue establecida la base Gral. San Martín en la isla Margarita. Es el establecimiento fijo más austral del mundo”.[10]

 

Creo que esta actividad, que recién comienza para la Antártida Argentina debió haber empezado hace cincuenta años, pero poco hubiéramos hecho con lamentarnos si a nosotros no se nos hubiera ocurrido empezar ahora, para que dentro de cincuenta años otros argentinos tuvieran que lamentarse por lo que nosotros no hemos hecho. Y fieles a nuestro concepto de que mejor que decir es hacer, hemos comenzado por hacer lo que

 

     Una visión estratégica de ocupación territorial de la zona austral, pensada desde una concepción integradora de la nación, alejada de parámetros belicistas y por ende de ratificación de una geografía perteneciente a la Argentina pero que sea aprovechable en sus recursos naturales para redistribuir lo producido en el conjunto de la Comunidad. Pensando en la autonomía de nuestro país en el marco de la Guerra Fría y en la independencia económica desde una postura antimperialista. Por otra parte, la creación del Instituto Antártico Argentino en el año 1951 por decreto Nº 7.338/51, tuvo como objetivo: “continuar asegurando en forma irrenunciable para la Nación Argentina los derechos históricos, geográficos y territoriales que la asisten sobre el sector de la zona antártica que le pertenece”.[11]

     A continuación, reseñamos el trabajo de la autora que venimos citando, vinculado en este tramo con la línea histórico-política que los textos escolares difunden acerca de la soberanía malvinense y con el claro objetivo de construir conocimiento:

Deben integrar nuestro territorio por cuatro razones principales: 1) porque pertenecen a la plataforma continental americana. 2) Porque nuestro país las ha heredado de España, cuyos derechos a esas islas fueron reconocidos por Francia y Gran Bretaña. 3) Porque hubo ocupación efectiva argentina entre 1823-1833. 4) Porque Gran Bretaña no tiene tampoco derechos basados en el descubrimiento de las Islas Malvinas”.[12]

 

     Las frases que fundamentan esta postura: “La Patria jamás renunció ni renunciará a sus derechos”, “Hoy y siempre, los niños de la nueva Argentina deben decir”” ¡Las Malvinas son nuestras!” (GARCÍA, 1953: 11), “Islas Malvinas, herencia de España, naturalmente argentina, al delinear tu contorno sobre mi cuaderno escolar, un deseo hondo llena mi corazón: ¡Qué se acerque la hora feliz de tu justa recuperación!” (FALCONE, 1952: 102-103), “¡Antártida Argentina! ¡Faro del mar, donde nuestra soberanía vela y nuestros hombres trabajan en paz para nuestro bienestar y el del mundo!” (BENAROS, 1955: 25-27), “El sector de la Antártida es y será siempre argentino y todo argentino celoso de la soberanía de su patria, debe considerarlas siempre parte del territorio nacional.” (ESTRELLA GUTIERREZ).

“Y la enseña de la Patria lucirá de nuevo, algún día, ¡en aquellas tierras que nunca dejaron de pertenecernos!” (GARCÍA, 1955: 132). “En el sur de la Patria, hay un pedazo de tierra que añora el ondular de nuestra bandera azul y blanca. Son las Islas Malvinas”. (BENAROS, 1955: 28). Pero, cuando se trata de la Antártida, el pabellón que allí se despliega afirma la soberanía y es clara manifestación de dominio: “Allí está la Antártida Argentina, tierras del sur remoto y helada, donde flamea orgullosa nuestra bandera” (BENAROS, 195: 25-26).[13]

     Como podemos leer, toda una política estratégica diseñada por el Estado nacional tendiente a generar conciencia y sentido de pertenencia identitaria desde la niñez, educando, acerca de territorios alejados geográficamente; y resignificando lo transmitido en las materias de Historia y Geografía en el ámbito educativo, que tenía una clara visión porteño-centrista. Pero que el peronismo abordó como un espacio presente en lo cotidiano y necesario en el desarrollo integrador económico, social, cultural y educativo de la Argentina.



[1] Ariel Hartlich. Bicontinelidad Argentina y peronismo en la Antártida suramericana. Universidad de la Defensa Nacional, UNDEF. Buenos Aires: 2021 p. 225

[2] Ibídem.

[3] Op. cit. p. 227.

[4] Op. cit. p. 234.

[5] Ibídem.

[6] Op. cit. p. 245.

[7]  Ibídem.

[8] La Argentina de Perón, libro de lectura, Buenos Aires: Lasserre, 1954: 80- 82. p. 4. En Amelia Beatriz García. Textos escolares: Las Malvinas y la Antártida para la "Nueva Argentina" de Perón Antíteses, vol. 2, núm. 4, julio-diciembre, 2009, pp. 1033-1058 Universidad de Estadual de Londrina Londrina, Brasil. Como antecedente es importante mencionar que “La información del Boletín Oficial, del 28 noviembre de 1946, detalla los aspectos del decreto nacional Nº 8.944 de 1946, que prohibía la publicación de mapas escolares de la República Argentina “a) que no representen en toda su extensión la parte insular del territorio de la Nación; b) que no incluyan el sector Antártico sobre el que el país mantiene soberanía; y c) que adolezcan de deficiencias o inexactitudes geográficas, o que falseen en cualquier forma de la realidad, cualesquiera fueran los fines perseguidos con tales publicaciones.” (LOIS, 2004). Op. cit. p.15

 

 

[9] Hernán Pujato, general de división, (1904-2003), fue un militar pionero en las cuestiones relacionadas con la Antártida Argentina, el 12 de febrero del año 1951 lideró la primera expedición científica a la Antártida continental bajo el mando del capitán de ultramar Santiago Farrell.

[10] Manual de Educación V, 1953: 37-41. op. cit. p. 13

 

[11] Op.cit. p. 13.

[12] Manual de Educación. IV, 1953:9. En Op. cit. p. 14

[13] Op. cit. pp. 18 y 19.

CONTINUA

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