CAPITULO VII
El Peronismo y la geografía
austral Bicontinental.
Al asumir el general Juan D. Perón la presidencia en el
año 1946 inició con referencia a esta temática una campaña de concientización
que se extendería hasta su derrocamiento, por medio de un golpe militar, en el
mes de septiembre del año 1955. En efecto, en primer lugar, fue la Argentina en
aquel año de su asunción uno de los pocos Estados a nivel mundial que declaró
la soberanía sobre la plataforma submarina, al tiempo que el Estado proyectó “un
plan antártico para delimitar y ocupar el sector polar''.[1]
Para ello refrendó el Decreto 1.386/44,
mediante el Decreto 14.708/46, sustentado en ambas declaraciones de sus pares presidenciales
de los EE.UU. y México, Harry Truman y Manuel Avila Camacho respectivamente,
quienes afirmaron que: “en el orden internacional se
encuentra taxativamente admitido el derecho de cada país a considerar como
territorio nacional toda la Bicontinentalidad argentina y peronismo en la
Antártida Suramericana extensión del mar epicontinental y el zócalo continental
adyacente.[2]”
El objetivo para
estos presidentes era que el Estado fuera el administrador directo de los
recursos naturales que también se hallaban en el subsuelo marítimo de la
plataforma continental. En tanto que el Decreto 8.944/46, estableció que los
mapas publicados de la República Argentina “que no representen en toda su
extensión la parte continental e insular del territorio de la Nación; que no
incluyan el sector antártico sobre el que el país mantiene soberanía”[3],
debían ser modificados. Estas primeras medidas fueron acompañadas de un proceso
de divulgación a nivel educativo incorporando al concepto de territorio
nacional a la Antártida e islas del Atlántico sur, lo cual tuvo en
cuenta lo terrestre, marítimo y aéreo. Todo ello formó parte además del primer
Plan Quinquenal.
Un tema que el
historiador Ariel Hartlich (Universidad Nacional de Quilmes) rescata y nos
parece oportuno reproducir, forma parte de un mito tendiente a dividir a los
pueblos latinoamericanos y a sus respectivos líderes cuando los conducen por un
mismo camino. Y nos referimos a Chile puntualmente, país que de modo recurrente
se toma como enemigo histórico de la Argentina cuando se trata de explicar la
soberanía en tierras australes. Si bien es cierto que, desde finales del SXIX
hubo diferendos limítrofes a solucionar, los mismos estuvieron al borde de
conflictos bélicos cuando oligarquías y dictaduras cívico-militares de
ideología liberal (alejadas de toda concepción nacional) gobernaban sendos
países.
Estas citas del
período que estamos analizando corroboran nuestra visión, primero la palabra
del presidente de la Comisión Nacional del Antártico, Pascual de la Rosa:
“Parece oportuno
también señalar aquí la estrecha colaboración que en éste, como en otros
asuntos, ha existido siempre entre nuestro Gobierno y el de Chile. Las
expediciones argentinas se han honrado contando en su seno con marinos del país
hermano, que por su parte, retribuye nuestras amistosas demostraciones con
igual cortesía. No se delimitará aún la frontera antártica argentino-chilena,
pero, países de origen común y de aspiraciones e intereses coincidentes, darán
como ya lo han hecho antes- un ejemplo de sano panamericanismo resolviendo este
problema con equidad y justicia. Entonces aparecerán perfeccionados los títulos
de ambas Repúblicas, a sus respectivos sectores y podrán defenderlos en común.”
(CNA, 1947: p 91).[4]
Y a continuación palabras del canciller del
primer gobierno peronista (1946-1949) Dr. Juan Atilio
Bramuglia referidas a una expedición conjunta de ambos países en el año 1943: "nuestras aspiraciones, análogas a la de la república trasandina, hallan
en estos actos nuevas pruebas de una probable y amistosa delimitación de las
jurisdicciones de ambos países en la Antártida" (CNA, 1947, p. 87)[5].
Además, ambos países adoptaron el término “Antártida Sudamericana”, en
declaraciones que abarcaron los años 1941, 1947, 1948, 1964, 1971 y 1991.
Otro elemento
geopolítico a tener en cuenta fue la estampilla de 1 peso, que el peronismo
imprimió en el año 1951, donde queda establecida (al igual que en la
cartografía de la época) la bicontinentalidad de la Argentina, sintetizando lo
jurídico, lo territorial y los histórico. A ello le sumó en base a la ocupación
de las Islas Orcadas desde el año 1904 una declaración que reafirmó que “hasta
que no se realicen diversos acuerdos internacionales entre las potencias
interesadas en el antártico, la República Argentina no podrá reconocer ninguna
demanda sobre tierras que la Historia, la Geografía, la Naturaleza y el Derecho
justifican como de su exclusiva propiedad" (CNA, 1947: p. 65)[6]. De
este modo se produjo
“la difusión de la sobrada acreditación argentina para
establecer jurisdicción sobre el sector antártico comprendido entre los
meridianos 25º y 74º de longitud oeste de Greenwich y desde el paralelo 60º
hasta el Polo Sur, fue priorizada por el gobierno. Se incorporaron sólidos
argumentos de irrenunciables fundamentos republicanos, que fueron sustentados
con una vasta producción editorial y gráfica que renovó la geo cultura
nacional”.[7]
Mientras el Reino
Unido de la Gran Bretaña desde la post guerra, también mediante viajes a la
zona y producción de estampillas ad hoc, pretendía extender su política
imperial colonialista más allá de las Islas Malvinas. De allí también se puede
comprender la política conjunta desarrollada entre la Argentina y Chile.
Un apartado a destacar merece en el marco de las políticas de difusión del peronismo
acerca de la temática austral, que incluye obviamente las Islas Malvinas, es el
trabajo realizado en los niveles de educación inicial a instancias del Estado
nacional. La tríada geopolítica Patagonia, Antártida y Malvinas, se definía en
el año 1952 como “El
archipiélago de las Malvinas, capital Puerto Stanley, es una prolongación
natural de la zona patagónica, cuyas características geográficas presenta. Lo
mismo podría decirse de la región antártica próxima a Tierra del Fuego.”[8]
No es casual
entonces que, en el marco de este ideario, durante los gobiernos peronistas de
las décadas de 1940 y de 1950, se crearan el Instituto Antártico Argentino,
la instalación entre los años 1946 y
1953 de bases con observatorios meteorológicos y de investigaciones científicas
tendientes a la total ocupación del sector, como por ejemplo: Melchior, Decepción, Brown, Esperanza y Cámara; en el mes de septiembre del año 1950 el entonces coronel Hernán
Pujato[9]
convocado por el Presidente Juan D.
Perón, realizó la primera expedición científica pola y en el año 1954 se
concretó la compra del rompehielos General
San Martín. Al respecto señalaría el entonces presidente de la Argentina:
“Nunca como hoy se ha
organizado en forma más científica y ordenada la instalación de bases en el
lejano sur. En la Isla Gamma correspondiente al archipiélago de Melchior,
nuestro país mantiene desde el año 1947 un observatorio meteorológico. Otra
estación meteorológica ha sido instalada en 1948 en la isla Decepción, que
pertenece al grupo de la Shetland del Sur. En 1951 fue establecida la base
Gral. San Martín en la isla Margarita. Es el establecimiento fijo más austral
del mundo”.[10]
“Creo que esta
actividad, que recién comienza para la Antártida Argentina debió haber empezado
hace cincuenta años, pero poco hubiéramos hecho con lamentarnos si a nosotros
no se nos hubiera ocurrido empezar ahora, para que dentro de cincuenta años
otros argentinos tuvieran que lamentarse por lo que nosotros no hemos hecho. Y
fieles a nuestro concepto de que mejor que decir es hacer, hemos comenzado por
hacer lo que
Una
visión estratégica de ocupación territorial de la zona austral, pensada desde
una concepción integradora de la nación, alejada de parámetros belicistas y por
ende de ratificación de una geografía perteneciente a la Argentina pero que sea
aprovechable en sus recursos naturales para redistribuir lo producido en el
conjunto de la Comunidad. Pensando en la autonomía de nuestro país en el marco
de la Guerra Fría y en la independencia económica desde una postura
antimperialista. Por
otra parte, la creación del Instituto Antártico Argentino en el año 1951
por decreto Nº 7.338/51, tuvo como objetivo: “continuar asegurando en forma
irrenunciable para la Nación Argentina los derechos históricos, geográficos y
territoriales que la asisten sobre el sector de la zona antártica que le
pertenece”.[11]
A continuación,
reseñamos el trabajo de la autora que venimos citando, vinculado en este tramo
con la línea histórico-política que los textos escolares difunden acerca de la
soberanía malvinense y con el claro objetivo de construir conocimiento:
“Deben integrar
nuestro territorio por cuatro razones principales: 1) porque pertenecen a la
plataforma continental americana. 2) Porque nuestro país las ha heredado de
España, cuyos derechos a esas islas fueron reconocidos por Francia y Gran
Bretaña. 3) Porque hubo ocupación
efectiva argentina entre 1823-1833. 4) Porque Gran Bretaña no tiene tampoco
derechos basados en el descubrimiento de las Islas Malvinas”.[12]
Las frases que
fundamentan esta postura: “La Patria
jamás renunció ni renunciará a sus derechos”, “Hoy y siempre, los niños de la
nueva Argentina deben decir”” ¡Las Malvinas son nuestras!” (GARCÍA, 1953:
11), “Islas Malvinas, herencia de España,
naturalmente argentina, al delinear tu contorno sobre mi cuaderno escolar, un
deseo hondo llena mi corazón: ¡Qué se acerque la hora feliz de tu justa
recuperación!” (FALCONE, 1952: 102-103), “¡Antártida Argentina! ¡Faro del mar, donde nuestra soberanía vela y
nuestros hombres trabajan en paz para nuestro bienestar y el del mundo!”
(BENAROS, 1955: 25-27), “El sector de la
Antártida es y será siempre argentino y todo argentino celoso de la soberanía
de su patria, debe considerarlas siempre parte del territorio nacional.” (ESTRELLA
GUTIERREZ).
“Y la enseña de la Patria lucirá de
nuevo, algún día, ¡en aquellas tierras que nunca dejaron de pertenecernos!” (GARCÍA, 1955: 132). “En el sur de la Patria, hay un pedazo de
tierra que añora el ondular de nuestra bandera azul y blanca. Son las Islas
Malvinas”. (BENAROS, 1955: 28). Pero, cuando se trata de la Antártida, el
pabellón que allí se despliega afirma la soberanía y es clara manifestación de
dominio: “Allí está la Antártida
Argentina, tierras del sur remoto y helada, donde flamea orgullosa nuestra bandera”
(BENAROS, 195: 25-26).[13]
Como podemos
leer, toda una política estratégica diseñada por el Estado nacional tendiente a
generar conciencia y sentido de pertenencia identitaria desde la niñez,
educando, acerca de territorios alejados geográficamente; y resignificando lo
transmitido en las materias de Historia y Geografía en el ámbito educativo, que
tenía una clara visión porteño-centrista. Pero que el peronismo abordó como un
espacio presente en lo cotidiano y necesario en el desarrollo integrador económico,
social, cultural y educativo de la Argentina.
[1] Ariel Hartlich. Bicontinelidad
Argentina y peronismo en la Antártida suramericana. Universidad de la
Defensa Nacional, UNDEF. Buenos
Aires: 2021 p. 225
[2]
Ibídem.
[3] Op. cit. p. 227.
[4] Op. cit. p. 234.
[5]
Ibídem.
[6] Op. cit.
p. 245.
[7] Ibídem.
[8] La Argentina de Perón, libro de lectura, Buenos Aires: Lasserre,
1954: 80- 82. p.
4. En Amelia Beatriz García. Textos
escolares: Las Malvinas y la Antártida para la "Nueva Argentina" de
Perón Antíteses, vol. 2, núm. 4, julio-diciembre, 2009, pp. 1033-1058
Universidad de Estadual de Londrina Londrina, Brasil. Como antecedente es
importante mencionar que “La información del Boletín Oficial, del 28 noviembre de
1946, detalla los aspectos del decreto nacional Nº 8.944 de 1946, que prohibía
la publicación de mapas escolares de la República Argentina “a) que no
representen en toda su extensión la parte insular del territorio de la Nación;
b) que no incluyan el sector Antártico sobre el que el país mantiene soberanía;
y c) que adolezcan de deficiencias o inexactitudes geográficas, o que falseen
en cualquier forma de la realidad, cualesquiera fueran los fines perseguidos
con tales publicaciones.” (LOIS, 2004). Op. cit. p.15
[9] Hernán
Pujato, general de división, (1904-2003), fue un militar pionero en las
cuestiones relacionadas con la Antártida Argentina, el 12 de febrero del año
1951 lideró la primera expedición
científica a la Antártida continental bajo el mando del capitán de ultramar
Santiago Farrell.
[10]
Manual de Educación V, 1953: 37-41. op. cit. p. 13
[11] Op.cit.
p. 13.
[12] Manual
de Educación. IV, 1953:9. En Op. cit.
p. 14
[13] Op.
cit. pp. 18 y 19.
CONTINUA
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