CAPITULO
IX
El
Tiempo de la Dictadura
El
Operativo Rosario.
En el año 1980
un empresario argentino, de nombre Constantino Davidoff, gestionó la
adquisición de una antigua factoría ballenera, perteneciente a la Compañía
Christian Salvensen de Edimburgo, ubicada en Puerto Leith, Islas Georgias. El
objetivo era desmontarla y embarcarla en naves contratadas por este empresario
con el objetivo de ser vendida como chatarra. El 27 de agosto de 1980 las
autoridades británicas de las Islas Georgias fueron notificadas que la empresa
extranjera autorizaba la operación del empresario argentino. El 17 de marzo
de 1982 el Bahía Buen Suceso, un
buque perteneciente a la Armada, arribó
a Puerto Leith (Isla San Pedro) con la maquinaria y operarios
argentinos para comenzar el desmantelamiento de la factoría. El gobierno inglés
protestó afirmando que el empresario tenía autorización oficial para estos
trabajos y la primera ministra Margaret Thatcher[23],
envió al buque de guerra HMS Endurance
para iniciar el desalojo; al cual sumó además el envío de tres submarinos
atómicos provenientes de diferentes bases británicas alrededor del mundo.
El gobierno militar, respondió movilizando
a las fuerzas previstas para la ocupación de Puerto Stanley el 26 de marzo, y dos días más tarde, la flota de
guerra argentina, al mando del contraalmirante Gualter Allara zarpó para Puerto Argentino.[24] Entre la noche del 1° de abril y la madrugada
del 2, miembros del Regimiento 25 de Infantería, pertenecientes al Ejército,
junto a buzos tácticos de la Armada, desembarcaron en las Islas Malvinas,
tomando la casa del gobernador, y posiciones de fusileros británicos. La
primera baja argentina fue el capitán Pedro Giacchino, y tras casi un siglo y
medio de usurpación, se procedió a izar la bandera argentina.[25]
Una Dictadura que
intentó de este modo unificar al país tras un enemigo común (Gran Bretaña),
ante la crisis económica y social que ya no podía dominar. A poco de producirse este hecho el
dictador, general Leopoldo F. Galtieri organizó su propio acto en la Plaza
de Mayo, donde le dirigió un discurso de fuerte contenido “guerrero” a una
multitud que no era la misma que días antes había sido reprimida.
La Junta Militar
estaba dando un “salto al vacío” al no medir las consecuencias internacionales
(por ejemplo, la relación entre los EE. UU. y el Reino Unido de la Gran
Bretaña, líderes de la OTAN)[26],
además de enfrentar con esta acción al colonialismo imperial de estas
potencias, creyendo así galvanizar al pueblo argentino tras una reivindicación
histórica, como lo era la consigna de la soberanía nacional con recuperación de
las Islas Malvinas. A esto se le sumó la contradicción de contar con el apoyo
inicial de los países No Alineados y de América Latina a pesar de la estrecha
relación con el gobierno de Ronald Reagan a quien siguieron en “su lucha contra
el marxismo internacional”
A continuación, transcribimos este apartado del historiador
Hugo Quiroga, del trabajo más extenso acerca de la dictadura militar[27]
(Capítulo 1, “El tiempo del Proceso”). Aquí observaremos un análisis detallado
de las transformaciones que produjo en el conjunto de la sociedad argentina y
de todas sus instituciones, la recuperación de las Islas Malvinas y el
conflicto que desató con Gran Bretaña:
“El fracaso del proyecto económico, el desprestigio del
gobierno, la débil unidad de las Fuerzas Armadas y el despertar de la sociedad
civil son los elementos principales que rodean la aventura de Malvinas. Esta
cambió favorablemente el escenario político, aunque no por mucho tiempo. El
desembarco argentino del 2 de abril conmovió al país y unificó a todos los
sectores detrás de la histórica reivindicación. El régimen se lanzó en una
operación audaz e irresponsable a la conquista de consenso y al fortalecimiento
de la unidad militar. La adhesión de la sociedad fue total y se produjo un
cambio notable en la relación con los actores primordiales de la sociedad
civil. Dos hechos son reveladores de esta mutación: por un lado, el gobierno
pasó de ser objeto de una reprobación masiva durante el acto de la CGT el 30 de
marzo a recibir el apoyo público en la Plaza de Mayo setenta y dos horas más
tarde y, por otro, la opositora clase política, tanto su ala moderada como la
dura, acortó las distancias que la separaban del régimen militar, cuando
ingresó el viernes 2 de abril a la Casa de Gobierno para exteriorizar su
conformidad por la recuperación de las Malvinas”.
En este primer
párrafo quedó claro que, el objetivo político de las Fuerzas Armadas fue lo que
guió su accionar, fundamentado en su supervivencia al frente del gobierno que
ya era fuertemente cuestionado.
“Con las esperanzas renovadas, sectores del gobierno y de
las Fuerzas Armadas discutieron la posibilidad de una "concertación"
entre civiles y militares o un "gabinete de coalición" que
consolidara tanto en el plano interno como en el internacional la arriesgada
operación emprendida. Hoy no caben dudas, la expedición
fue lanzada sin ninguna preparación militar y con una apreciación errónea sobre
las posibilidades de apoyo que brindarían los Estados Unidos. El análisis
perdió de vista que el país del Norte tenía que optar entre un buen aliado en
América del Sur y el principal aliado europeo en la OTAN (Organización del
Tratado del Atlántico Norte). La opción no despertaba dudas: Estados Unidos
tomó partido por Inglaterra contra la Argentina, eligió un aliado en lugar de
otro, o una alianza — la OTAN— en lugar de otra —el TIAR— (Tratado
Interamericano de Asistencia Recíproca). El conflicto austral acabó con las
intenciones de Galtieri de eliminar, según su primer discurso presidencial, las
"zonas grises" de la política exterior. Nunca imaginó, y su canciller
mucho menos, el "abrazo" entre Fidel Castro y Costa Méndez, ni el
discurso tercermundista de éste en La Habana, en oportunidad de la reunión de
los No Alineados, como tampoco su participación en una cumbre similar en Nueva
Delhi”.
Al describir el
contexto internacional, el autor no hace más que refrendar la concepción
geopolítica histórica de los militares argentinos, volcada a lo que ellos
definieron desde mediados de la década de 1950 como “el mundo occidental y
cristiano”, aliado a los EE.UU. Esa relación política, ideológica y militar, no
fue suficiente para poner siquiera en duda que, los EE.UU. y el Reino Unido de
la Gran Bretaña, al menos desde 1917 (año en que el país norteamericano entró a
la Gran Guerra del lado de Inglaterra), venían transitando una alianza global
que se profundizó durante el transcurso de la segunda Guerra Mundial
(1939-1945). Y se transformó en “doctrinaria” en el marco de la Guerra Fría
(1947-1991), en pleno desarrollo en el año 1982.
“El día del desembarco, una multitud calculada en diez mil
personas se concentró en la Plaza de Mayo para celebrar la "exitosa
hazaña". La oportunidad fue más que propicia para que el presidente
Galtieri saliera a los balcones de la Casa de Gobierno y, ante el júbilo del público, pronunciara un discurso. En este clima de concordia la dirigencia argentina fue
invitada, junto con la comitiva oficial, a participar del acto de toma de
posesión del gobernador militar de las islas, general Mario Benjamín Menéndez.
Los dirigentes partidarios comprendían que la hora de la transición democrática
se adelantaba en la Argentina. (…) En medio del conflicto, y cuando se presumía
una derrota, las Fuerzas Armadas buscaron —mediante diferentes propuestas de
participación— compartir la responsabilidad de la acción militar emprendida. La
rendición de las fuerzas argentinas el 14 de junio daba por terminada la
aventura del Atlántico Sur. Concluía, de esta manera, el intento de otorgar
legitimidad al régimen militar a través de la guerra. El fracaso, que en buena
medida arrastró a los partidos que se cohesionaron detrás del "objetivo
patriótico", desprestigió aún más a los militares y apresuró la
descomposición del orden autoritario. Las Fuerzas Armadas adicionaban la derrota
militar al fracaso político y económico de seis años de gobierno.”[28]
Finalmente, la demagogia e irresponsablidad del dictador L. F. Galtieri,
ocultó brevemente, la profunda irresponsabilidad de unas Fuerzas Armadas, que lograron
seducir con una causa sensible y arraigada en la mayoría del pueblo argentino,
al conjunto de la sociedad y a sus representantes políticos, que también
vislumbraron una pronta salida electoral. Sin embargo, la guerra terminó
siendo un eslabón más de la trágica cadena del genocidio cultural, económico y
social que cubrió a la Argentina durante los años que gobernó la dictadura
cívico-militar.
La
Guerra.
“Si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla.”
general Leopoldo F. Galtieri, 10/4/1982.
El 3 de abril, el
Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, por 10 votos contra uno (Panamá),
sin el veto de China y la URSS, ordenó con la Resolución 502: “el retiro de
todas las fuerzas argentinas de las islas”. A continuación, el secretario de
Estado norteamericano, el general Alexander Haig, designado mediador por el
presidente Ronald Reagan, declaró acerca: “de la irracionalidad y la
naturaleza caótica de la conducción argentina.” Tras once días (del 8 al 18
de abril) de intentos por evitar la guerra, regresó a su país.[29]
Al tiempo que la flota británica se desplazaba hacia las Islas Malvinas,
durante ese mes de abril, se trasladaron 10000 soldados en su inmensa mayoría conscriptos,
sin preparación militar adecuada, ni infraestructura en lo concerniente a
abrigos, ropa, armamentos, medicinas.
El 2 de mayo se produjo un hecho
por demás cruel (aún en el marco de la guerra, ya de por sí inhumana), que fue
el hundimiento fuera de la zona de exclusión marítima, esto es, lejos del
teatro de operaciones y retirándose del mismo, del crucero argentino, ARA general Manuel Belgrano, por parte de un
submarino nuclear inglés que lo venía siguiendo. La orden fue dada por la
propia primera ministra Margaret Thatcher, para hacer fracasar las gestiones de
paz del presidente peruano F. Belaúnde Terry.
El 4 de mayo, el destructor
británico Shefield, fue hundido por aviones de nuestra Fuerza Aérea, que
se destacaron en su lucha contra sus pares británicos (aviones Harrier), ya que debían volar entre setecientos
y mil kilómetros al continente para abastecerse de combustible y escasos
misiles Exocet. Los enfrentamientos
fueron favoreciendo a los ingleses: hundieron el transporte, Isla de los Estados y en la Isla
Borbón, destruyeron una cantidad importante de aviones argentinos.
A pesar de evitar a comienzos de mayo el
desembarco de tropas inglesas, finalmente, miles de ellas, lo hicieron el 22
de mayo desde varios buques de guerra entre los que se encontraba el Canberra. Y paracaidistas hicieron lo
propio sobre la zona de San Carlos,
ubicada en el estrecho que separa a las Islas Malvinas (Gran Malvina y
Soledad). Entre esa fecha y el 26 de mayo, una vez más la Fuerza Aérea demostró
su capacidad y valor al lograr hundir varias embarcaciones enemigas: las
fragatas Ardent y Antelope, y el transportador de
helicópteros Atlantic Conveyor. El 8
de junio al hundir a los transportes Sir
Galahad y Sir Tristan, se produjo
la última victoria argentina.
Sin embargo, conducidos por el general Julián
Thompson, miles de soldados ingleses continuaron desembarcando, logrando el día
29 la rendición de más de mil soldados argentinos en Goose Green (pradera del Ganso). Al tiempo que el general de división Jeremy
Moore mediante una maniobra de pinzas,
rodeaba desde el sur (Darwin) y el
norte (San Carlos) a Puerto Argentino, la capital malvinense.
En una sola noche (del 11 al 12 de junio) las tropas británicas
desalojaron los montes Harrier, Dos Hermanas y Longdon. Y los paracaidistas del Reino Unido, hacían lo propio
ocupando los montes Tumbledown, Williams y Sapper, la
mañana del 14 de junio. A las 21 hs. de ese mismo día, los generales
Jeremy Moore y Luciano B. Menéndez, firmaron la rendición incondicional
argentina. En las Islas y en el mar quedaron 649 argentinos (más de 170
conscriptos y 323 pertenecientes al ARA general
Belgrano), y alrededor de mil heridos; las bajas enemigas fueron 255 ingleses
muertos y 777 heridos. Los suicidios posteriores de nuestros soldados llegaron
hasta el día de hoy a 500.
Esta crónica de una derrota anunciada
devino como era de suponer, en la renuncia del dictador Galtieri el 17 de
junio. Varios miles de personas, la noche de la rendición, se habían
manifestado en la Plaza de Mayo al grito de “Galtieri !! borracho!!
mataste a los muchachos!!” y con la consigna que desde hacía al menos
un par de años se venía escuchando en las manifestaciones populares, políticas,
culturales, deportivas: “¡Se va acabar, se va acabar, la dictadura
militar!”.
El dictador también debió renunciar a la
comandancia del Ejército, siendo reemplazado por el general Cristino
Nicolaides. La Junta Militar se disolvió, y el Ejército en soledad designó al
general Reynaldo Bignone a cargo del poder ejecutivo; apenas asumió (el 1° de
julio), se apresuró en aclarar que el país se normalizaría institucionalmente,
en el año 1984. Poco después, la presión popular en alza desde el año 1979, los
obligará a adelantar el proceso electoral para el 30 de octubre del año 1983.[30]
[1] Ariel Hartlich. Bicontinelidad
Argentina y peronismo en la Antártida suramericana. Universidad de la
Defensa Nacional, UNDEF. Buenos
Aires: 2021 p. 225
[2]
Ibídem.
[3] Op. cit. p. 227.
[4] Op. cit. p. 234.
[5]
Ibídem.
[6] Op. cit.
p. 245.
[7] Ibídem.
[8] La Argentina de Perón, libro de lectura, Buenos Aires: Lasserre,
1954: 80- 82. p.
4. En Amelia Beatriz García. Textos
escolares: Las Malvinas y la Antártida para la "Nueva Argentina" de
Perón Antíteses, vol. 2, núm. 4, julio-diciembre, 2009, pp. 1033-1058
Universidad de Estadual de Londrina Londrina, Brasil. Como antecedente es
importante mencionar que “La información del Boletín Oficial, del 28 noviembre de
1946, detalla los aspectos del decreto nacional Nº 8.944 de 1946, que prohibía
la publicación de mapas escolares de la República Argentina “a) que no
representen en toda su extensión la parte insular del territorio de la Nación;
b) que no incluyan el sector Antártico sobre el que el país mantiene soberanía;
y c) que adolezcan de deficiencias o inexactitudes geográficas, o que falseen
en cualquier forma de la realidad, cualesquiera fueran los fines perseguidos
con tales publicaciones.” (LOIS, 2004). Op. cit. p.15
[9] Hernán
Pujato, general de división, (1904-2003), fue un militar pionero en las
cuestiones relacionadas con la Antártida Argentina, el 12 de febrero del año
1951 lideró la primera expedición
científica a la Antártida continental bajo el mando del capitán de ultramar
Santiago Farrell.
[10]
Manual de Educación V, 1953: 37-41. op. cit. p. 13
[11] Op.cit.
p. 13.
[12] Manual
de Educación. IV, 1953:9. En Op. cit.
p. 14
[13] Op.
cit. pp. 18 y 19.
[14] Mónica Juliana Revelo Madroñero. ¿ANTÁRTIDA ARGENTINA?: Incidencia
del discurso formal del Instituto Antártico Argentino en la implementación del
discurso práctico peronista durante el período comprendido entre 1945 y 1960.
Universidad Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Facultad de Relaciones
Internacionales Bogotá D.C. 2015. p. 40.
[15] Para
ampliar estos contenidos ver: Bonifacio del Carril. Op. cit.,
pp. 115 – 119. En http://www.lagazeta.com.ar/. Op. cit. Ultima vez consultado el 2 de
agosto de 2022.
[16] Op. cit.
[17]“El gobierno radical creó en el año 1966 el Instituto
Nacional de las Islas Malvinas y Adyacencias presidido por el Dr. Ernesto
Fitte, uno de los grandes defensores de los derechos soberanos y también un
importantísimo historiador argentino. El Instituto aprobó la creación de un
escudo de las islas y la marcha compuesta por Carlos Obligado y José Tieri; fue
disuelto en el año 1969 por la autodenominada Revolución Argentina (dictadura
militar del general Juan C. Onganía) por problemas internos. Para reemplazarlo
se formó el Instituto de las Islas Malvinas y Tierras Australes presidido por
Alfredo Díaz Molino, pero no era oficial sino privado”. Op. cit.
[18] Vice
comodoro ® Horacio Ricciardelli en http://www.lagazeta.com.ar. Op. cit. El antecedente era la Resolución 1514 del 14 de diciembre del año 1960 de las
Naciones Unidas. La misma planteaba la necesidad de un proceso de descolonización
a nivel mundial, terminando con el colonialismo en todas sus formas.
Ultima vez consultado 2 de agosto de 2022.
[19] Ibídem.
[20]Inclusive empresas estatales como Yacimientos
Petrolíferos Fiscales, Gas del Estado, Empresas Marítimas del Estado y
organismos públicos como el ministerio de Salud llegaron a prestar servicios a
los kelpers en” una
política de acercamiento” ideada por aquella
dictadura militar. Loc. Cit.
[21] El 14 de diciembre del año 1973, las Naciones Unidas
reiteraron mediante la Resolución 3160, el reconocimiento a la Argentina de sus
esfuerzos en solucionar vía el diálogo la cuestión de la soberanía, y
volvió a instar a ambas partes a continuar con las negociaciones pacíficas.
[22] El 29 de mayo del año 1974, la presidenta Isabel
Perón, declaró el 10 de junio como día de la “Reafirmación de los derechos
sobre las Islas Malvinas, Sándwich y Georgias del sur y el sector Antártico.”
[23] Margaret Thatcher (1925-2013), primer ministro del Reino Unido entre
los años 1979 y 1990, perteneciente al partido Conservador. Apoyó el inicio de
las políticas económicas neoliberales y fue una fuerte aliada del gobierno
conservador de Ronald Reagan de los EE.UU. La guerra de Malvinas, le permitió
ser reelecta en el año 1983. Por su dureza en la gestión de gobierno fue
bautizada como la Dama de Hierro.
[24] El marino (teniente de navío) Alfredo Astiz, alias
“el ángel rubio”, junto a un
grupo de comandos anfibios, denominados “Los
Lagartos”, unos días antes de esta movilización había desembarcado para
proteger a los obreros argentinos ante la llegada de los ingleses que los iban
a evacuar. Al llegar las tropas enemigas, este militar (acusado y juzgado por
secuestrar, torturar, asesinar y desaparecer personas durante la Dictadura) se
rindió sin disparar un solo tiro.
[25] Se puede establecer, que tanto el dictador Leopoldo
F. Galtieri, al asumir en el mes de diciembre del año 1981, como inclusive el
miembro de la junta militar, el contralmirante Leandro Anaya, ya tenían
preparado un Plan de Operaciones para la invasión de las Islas. Tal es así
que el 2 de marzo, el general Luciano B. Menéndez, fue informado por L. F.
Galtieri que sería el próximo gobernador militar de las Islas. En Félix Luna. Los conflictos armados (De las Invasiones
inglesas a la Guerra de Malvinas). Buenos Aires: 2003. Editorial Planeta.
La Nación. pp. 96-98.
[26] Organización de Tratado del Atlántico Norte, tratado firmado en el año
1949, que incluye países europeos (menos Rusia) y a Canadá y EE.UU. El objetivo
era en aquel año establecer una organización militar occidental que se
defendiera de un supuesto ataque soviético (comunista) a esos países
capitalistas. Actualmente se encuentra activamente involucrada apoyando a
Ucrania en su conflicto con Rusia.
[27] Nos referimos
a la colección de la Nueva Historia Argentina, el tomo 10 dedicado al período
histórico de nuestro país 9abarcó los años 1976 a 1999: Dictadura y
Democracia.
[28]Tomo X, Nueva Historia Argentina. Dictadura y Democracia. Período: Del Proceso de Reorganización Nacional al gobierno de Menem. (1976-1999).
Dirección del Tomo Juan Suriano. Hugo Quiroga. El tiempo del proceso, Capítulo 1. Buenos Aires: Editorial
Sudamericana. 2005. Pp. 76-79.
[29] En esta línea caben destacar también los intentos de
mediación del presidente del Perú, Fernando Belaúnde Terry, y de Javier Pérez
de Cuéllar, presidente de la OEA. Perú inclusive ofreció ayuda militar a
nuestro país.
[30] Para un detallado análisis de las fallas militares,
diplomáticas, de organización, ver” Comisión de Análisis y Evaluación de las
Responsabilidades del Conflicto del Atlántico Sur. Informe Final”, más conocido
como “Informe Rattenbach, en alusión al teniente general (Benjamín Rattenbach)
que lo trabajó con una visión crítica del proceso que desencadenó el conflicto
bélico, y obviamente el análisis de la guerra en sí. En https://www.casarosada.gob.ar/pdf/InformeRattenbach/01-InformeFinal.pdf. Ultima vez consultado 2 de agosto de 2022.
CONTINUA
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