jueves, 13 de junio de 2013

“Queremos que Historia sea un contenido obligatorio”

Entrevista con Enrique Vázquez, vicerrector del colegio Nicolás Avellaneda, desde donde partió la propuesta de debatir y proponer una propuesta superadora. “Esto tiene que ver con una concepción, con una cuestión claramente ideológica”. APU: ¿Cuándo se enteran de la propuesta? Enrique Vázquez: Nosotros nos enteramos de este prediseño curricular que llega del Ministerio de Educación del Gobierno de la Ciudad, hace unos 20 días. Fue durante una jornada que hubo en todas las escuelas de la Ciudad, dedicada a discutir el modelo de Nueva Escuela Secundaria que se va a implementar en todas las jurisdicciones del país el año próximo. APU: ¿Cuál es esa propuesta? EV: Lo que nosotros recibimos son curriculares de las 10 orientaciones de bachillerato que va a tener la escuela secundaria, no la escuela técnica, que se maneja de otro modo. En esas diez orientaciones, lo primero que nos llama la atención es que no va a haber más Historia en 5° año, y que va a quedar reducida su enseñanza en 4° año a una materia optativa, que puede ser Historia o Geografía. Por lo tanto toda la Historia se tendría que estudiar entre 1° y 3° año, si es que un colegio decide que en 4° haya Geografía. Eso es lo que advertimos primero con sorpresa, después con preocupación y alarma. Y a partir de ahí empezamos a armar una discusión en nuestra escuela, y tratamos que salga para que la discuta la sociedad. APU: Ayer realizaron un encuentro, con gran convocatoria, para debatir este tema. EV: Fue una reunión histórica, primero porque lo que íbamos a discutir tenía que ver con la Historia, y con la preocupación por la bajada que hizo el Gobierno de la Ciudad en relación a los cambios curriculares. También es histórica porque confluyeron, creo que de manera inédita y en una escuela secundaria, personalidades del mundo académico, de las universidades nacionales (UBA, Quilmes, General Sarmiento, Lujan), vinieron directivos y responsables de carreras del Profesorado Joaquín V. González, de otras escuelas, vinieron padres y alumnos, representantes sindicales. Es inédito que se haya realizado un encuentro de este tipo, y la idea que era hacer un pequeño panel, se transformó en un hecho sorprendente, con más de 300 personas. Marca un punto nuevo en la confluencia de sectores que muchas veces estuvieron separados, que trabajaron la Historia desde la investigación, lo académico, la universidad, el profesorado, y la escuela media donde se trabaja con adolescentes. APU: ¿Cómo se explica esta propuesta? EV: En principio, lo que no tenemos es una explicitación de los fundamentos pedagógicos y académicos; y en el marco de qué proyecto educativo se toman estas decisiones. Lo que uno puede hacer es suponer desde dónde viene esta particular mirada de la necesidad de hacer un recorte tan brutal con la Historia. Y en particular con la Historia Argentina. La pregunta todo el mundo se la hace, me la haces vos, nos la hacemos nosotros, se la hace cualquiera que escucha que va a haber un par de meses de Historia Argentina en la escuela secundaria. Lo que uno puede inferir es que esto tiene que ver con una concepción, con una cuestión claramente ideológica. Quizás ellos creen que no la están sacando, porque la van a dejar en espacios alternativos, en seminarios, en materias opcionales. Creo que en realidad les sale así, porque tienen una concepción que uno puede entender por dónde viene de un hecho decisivo que permite enmarcar ideológicamente a la gestión de Esteban Bullrich. Que es cuando en el 2010 no permite que circulen uno cuadernillos del Bicentenario elaborados por gente que trabaja en el propio Ministerio, y el argumento fue que eran demasiado ideológicos para entrar en las escuelas. Si no quieren ideologías en las escuelas, es lógico que Historia o Geografía Argentina salgan de 5° año, porque son materias que están constituidas ideológicamente, sin ninguna duda, con mas claridad que las ciencias duras. Por otra parte, siempre desde el PRO y el Jefe de Gobierno exhiben que no vienen de la política, como si la política fuera algo negativo o propio de aquel que busca un enriquecimiento personal. Si no quieren a la política, no quieren que entren estas materias que se construyen no desde una, sino desde múltiples perspectivas políticas. Nosotros queremos múltiples ideologías, múltiples perspectivas políticas, por lo tanto queremos más Historia y más Geografía, no menos. Me parece que está sustentado en una ideología que no te la explicitan cuando te bajan los contenidos, pero que vos la podes rastrear en las pocas declaraciones que hace el Ministro de Educación, o en gestos que tienen hacia las escuelas. Que apuntan más a fragmentar, a volver a cierta lógica noventista como la Ley Federal de Educación, que a homogeneizar un sistema que tiene que volver a ser Nacional, como lo fue en la época de esplendor de la Escuela Secundaria Argentina. APU: ¿Cuáles son los pasos a seguir? EV: Esto no es un plan de lucha, lo que quisimos hacer fue poner en agenda la discusión de un tema que no estaba. Nuestra idea es que de todos los que estuvieron allí tienen que salir las propuestas. De los padres, los docentes, los investigadores, los estudiantes secundarios, los gremios que participaron. Ayer estuvieron el Secretario General de UTE y de ADEMYS, y no vinieron a polemizar a ver quien la tiene más clara. Vinieron a aportar juntos para tratar que salga algo de todo este debate. La propuesta es que cada uno tome la posta y aporte propuestas. Si me decís qué es lo que quisiera, sería que podamos elaborar una contra propuesta. Que no nos quedemos en generar discusiones, que no vayamos a una confrontación que derive en tomas de escuelas, en escuelas vacías, y en medios buscando un poco de sangre para generar mala imagen respecto a la escuela pública. Queremos escuelas que funcionen a pleno, y que desde diversos ámbitos podamos construir y presentar proyectos alternativos. El Gobierno de la Ciudad, ante esta iniciativa, nos abrió un camino y dijo vengan al Ministerio, queremos escuchar a los del Avellaneda. Nosotros no queremos que escuchen al Avellaneda, porque podemos en los espacios curriculares que se abren podemos seguir poniendo Historia. Nosotros queremos que Historia sea un contenido obligatorio, que el Estado prescriba que tiene que haber Historia de 1° a 5° año. Un pibe de la secundaria porteña no se puede ir sin tener por lo menos un año intenso de estudio de la historia de su país. Esto tiene que ser obligatorio, no puede quedar al criterio de un directivo o de una escuela que sea más o menos fuerte en la formación humanística. Ese tiene que ser el próximo paso: llevar una propuesta y discutirla. Si ellos tienen la apertura que siempre dicen tener, tienen la voluntad de dialogo que proclaman, tal vez vayamos a una propuesta de consenso, que sería buenísimo para todos. Y si no la hay, se verá cómo sigue la cosa. Pero queremos seguir con más educción, más trabajo y escuelas abiertas y llenas de gente enseñando y aprendiendo. GB

Fallo Servini: ¿Y el Poder Judicial durante las dictaduras?

Miércoles 12 de Junio de 2013 Por Abel Córdoba I Elementos del fallo de la jueza María Servini de Cubría declarando inconstitucional la elección popular de los integrantes del Consejo de la Magistratura son reveladores de la necesidad imperiosa de una crítica a la corporación judicial. Esto, en búsqueda de la democratización del Poder Judicial, que ha llegado al punto en que esa corporación explicita los fundamentos de su poder, en qué conceptos –en definitiva, políticos- asienta el fundamento ético del ejercicio de su poder público y la consecuente obligación ciudadana de acatar esos pronunciamientos. Algunos puntos del fallo • Quien inició la demanda, Jorge Rizzo, se declara PROSCRIPTO por la vigencia de la ley que permite la elección popular de integrantes del Consejo de la Magistratura, considerando la Patria el equivalente a una cañonera paraguaya. • La jueza Servini de Cubría ve al pueblo votante como “NUEVO PROTAGONISTA” en un NOVEDOSO Y EXTRAÑO ESQUEMA DE REPRESENTACIÓN TRIANGULAR que lo incluye en un ámbito en el que debería seguir siendo ajeno: la elección de miembros del Consejo. • La jueza descarta cualquier posibilidad de representación entre la voluntad popular y el interés corporativo de jueces. En lugar de preguntarse por las causas de esa ajenidad, considera razón suficiente para descartar el voto ciudadano en la elección de consejeros. • Para impedir la elección por parte de ciudadanos, la jueza dice que si el pueblo votara no habría relación entre representado y representante. Estamos ante un ESQUEMA TRIANGULAR NOVEDOSO, EXTRAÑO, sostiene Servini. • Servini de Cubría se habría salvado de la sorpresa por lo novedoso si hubiera tenido en cuenta que es el mismo esquema por el cual son electos los senadores nacionales que representan a las provincias. De considerar válidos sus propios argumentos, Servini debería declarar también inconstitucional a la elección de senadores nacionales por parte de la ciudadanía, ya que los senadores luego representan no a sus electores, sino a las provincias. • En su escrito, Servini también enumera las posibles malas influencias de un Consejo electo por el pueblo: SECTORIALES, POLÍTICAS Y ECONÓMICAS. A esas malas influencias señaladas por Servini se las conjura con el voto calificado de la corporación judicial, que viviría en el Monte Olimpo y no estaría expuesta a las bajas influencias humanas. La política, por ejemplo. Para Servini de Cubría, el posible origen partidario de un consejero DESNATURALIZARÍA el cuerpo. Existe una vieja sentencia que se burla de esa apoliticidad: el hombre es un animal político; sin la política, queda lo animal. Alude además el fallo que no se han encontrado a nivel local ni latinoamericano antecedentes de elección popular de un Consejo de la Magistratura. ¿Y Santa Cruz? ¿Y Chubut? Con el mismo criterio, si algo es válido o no según se encuentren antecedentes locales o latinos, sería inconstitucional todo avance legislativo. Antecedentes mundiales sí encontró. Pero “son escasos”, dice. Y denuesta lo acotado para sustentar una elección por un número de electores… acotado. Se revela el fondo de la decisión cuando Servini reconoce que “en Bolivia hay un antecedente, pero es tan reciente que resulta imposible SU EVALUACIÓN”. Lo único evaluable es el sentido en que funciona... que es lo que en el fondo preocupa. En una fundamentación donde se extravía hasta el más baqueano dice la jueza que salvar a la elección de magistrados de los avatares políticos se funda en “LA SABIDURÍA QUE OTORGAN VARIOS SIGLOS DE DESARROLLO INSTITUCIONAL”. Conclusión: la sabiduría que otorgan varios siglos de desarrollo institucional... le tocó a los jueces para elegirse entre ellos. También enfatiza el escrito de Servini de Cubría que deben ir por “carriles diferentes los avatares del proceso de selección de Magistrados y las candidaturas políticas”. Y le faltó agregar: a contramano de todo pronunciamiento mediante el voto popular. Explica asimismo que “estamentos que no corresponden a los órganos políticos” no pueden ser sometidos a lo político, que “es circunstancial”. Es decir: lo corporativo es lo permanente y puro. Y lo político, en su fallo, lo sucio y efímero. Por eso se refiere a “sometimiento al proceso electoral”. “El Poder Judicial es el último recurso de los ciudadanos frente a un eventual avance del estado en restricción de derechos individuales”, señala el escrito de Servini de Cubría. ¿Y el Poder Judicial en las dictaduras? ¿Y en los saqueos neoliberales? ¿En 1955? ¿2001? ¿De qué fue garantía el Poder Judicial? Dice Servini que los jueces cuyos nombres figuren en boletas electorales encabezadas con el nombre de un partido político son para abrigar sospechas. Y también sería poco deseable, desde su óptica, que candidatos a jueces deambulen por las sedes partidarias. Nada dice sobre embajadas, ni servicios. Y respecto de la CORPORATIVIZACIÓN, indica: no se ha podido explicar en qué consiste ese fenómeno. Tampoco se ha podido, para la magistrada, saber qué efectos produciría y cómo afectaría la independencia de los jueces... Como un consejo final dice Servini que si lo que se quiere es mejorar el Poder Judicial, “hay que elegir jueces más justos”. Para la jueza, politizar la elección de consejeros sería un gravísimo perjuicio a los ciudadanos que ven a la Justicia “como el último recurso frente a los abusos de poder”. Descarta, por ende, que la actividad política ciudadana pueda ser la garantía frente a abusos del poder, por ejemplo... el judicial. En suma, para Servini de Cubría la República son los jueces, que protegen al pueblo de la influencia nociva de la política, que es en verdad la principal actividad colectiva del pueblo libre. (*) Abel Córdoba es abogado, titular de la Procuraduría contra la Violencia Institucional (PROCUVIN) y uno de los referentes del espacio Justicia Legítima.

Malvinas, Antártida y Atlántico Sur

Por Alejandro María Larriera (Universidad Nacional del Sur) Es un lugar común en el estudio de la política internacional argentina respecto a las Islas Malvinas comenzar la historia contemporánea con el debate en el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas, y la Resolución 1514 de 1960, más conocida como el “Estatuto de la Descolonización”. De inmediato se llega a la hoy famosa Resolución 2065 de la Asamblea General de Naciones Unidas, claramente favorable a la Argentina y, en consecuencia, a América del Sur. Pero simultáneamente se silencian y ocultan en los ámbitos académicos los fundamentos de dichas resoluciones. En primer lugar, la actuación argentina en la última centuria y en especial la decisiva y terminante política argentina iniciada ni bien concluyó la II Gran Guerra del siglo pasado. En segundo lugar, la primera visión y propuesta geopolítica contemporánea argentina, que incluyó Malvinas, Antártida y Atlántico Sur y su vigoroso despliegue en innumerables acciones de la más diversa naturaleza. La política argentina sobre el Atlántico Sur y el continente antártico comienza en el año 1946. Sus consecuencias sobre Malvinas Antes de 1946, Argentina no tuvo una política internacional que considerara nuestras perspectivas, derechos y responsabilidades en relación a los gigantescos espacios del Atlántico Sur y la Antártida, abarcando a nuestras Islas Malvinas. Con toda claridad lo recordaba el Gral. J. D. Perón en su ya famosa conferencia del 11 de noviembre de 1953 en la Escuela Nacional de Guerra: “…En 1946, cuando yo me hice cargo del gobierno, la política internacional argentina no tenía ninguna definición. No encontramos allí ningún plan de acción, como no existía tampoco en los ministerios militares ni siquiera una remota hipótesis sobre la cual los militares pudieran basar sus planes de operaciones. Tampoco en el Ministerio de Relaciones Exteriores, en todo su archivo, había un solo plan activo sobre la política internacional que seguía la República Argentina, ni siquiera sobre la orientación, por lo menos, que regía, sus decisiones o designios. Vale decir que nosotros habíamos vivido, en política internacional, respondiendo a las medidas que tomaban los otros con referencia a nosotros, pero sin tener jamás una idea propia que nos pudiese conducir, por lo menos a los largo de los tiempos, con una dirección conforme y congruente. Nos dedicamos a tapar los agujeros que nos hacían las distintas medidas que tomasen los demás países. Nosotros no teníamos iniciativa”. Lo que expresaba Perón significaba llanamente que no había en la Argentina una visión y comprensión global de su situación y por lo tanto de sus necesidades. No había perspectiva geopolítica y por lo tanto no podía haber política internacional propia. No existe ni ha existido en las relaciones internacionales un vacío geopolítico o una ausencia de propuesta geopolítica. Cuando una comunidad o estado no la ha tenido, es simplemente porque se ha adherido o cobijado en el avance geopolítico de una potencia o actor internacional mayor. Y esto que denuncia Perón reflejaba nada más y nada menos que la incorporación de la Argentina a los designios geopolíticos de Gran Bretaña, desde mucho tiempo atrás. Esta incorporación se realizó con tal vehemencia que vació completamente cualquier política de defensa y de proyección hacia los espacios vacíos de nuestro país. Todo cambia en 1946. El 28 de septiembre de 1945 el presidente estadounidense Harry Truman, un mes después de lanzar las bombas atómicas sobre Japón y obtener la rendición de este país, anuncia la Declaración Truman donde establece la soberanía sobre los recursos existentes en la plataforma continental de su país, en una manifestación de soberanía marítima sin precedentes para la época. Era la gran potencia mundial, única nuclear, que ampliaba fuertemente sus recursos marinos. En consonancia con esa posición y rescatando la doctrina Storni de 1916, el presidente Perón dicta el Decreto Nacional 14.708 del 11 de octubre de 1946 donde declara “perteneciente a la soberanía de la Nación el mar epicontinental y el zócalo continental argentino“, siendo el segundo país del hemisferio en proclamarlo. Se evidenció ya aquí, siguiendo la mejor tradición doctrinaria marítima argentina, la importancia que se le comenzó a dar a la proyección hacia los espacios marinos del sur, las Malvinas y la Antártida. Fue una sorpresiva afirmación de poder marítimo, evidenciando una clara visión geopolítica de los inmensos espacios marítimos del sur. Tomando ese decreto nacional como símbolo de una gigantesca tarea de múltiples aspectos que se desarrollará en la década siguiente, dividiremos por razones metodológicas y de estudio, su estudio en cinco aspectos: 1) Elaboración de una concepción geopolítica global y regional; 2) Decisiones de tipo orgánico - normativas; 3) Decisiones operativas sobre el espacio geográfico; 4) Declaraciones y presencia internacional y 5) El indispensable componente emotivo y actitudinal. 1) Elaboración de una concepción geopolítica global y regional Solía comentar Luis Alberto Herrera, líder del Partido Nacional Blanco de Uruguay, que Perón cuarenta y ocho horas después del éxito electoral del 24 de febrero de 1946 que lo llevó a la primera Presidencia, le envió un telegrama que finalizaba con esta frase “Hay que realizar el sueño de Bolívar. Hay que formar los Estados Unidos de Sudamérica”. Nada de lo que ocurrió después fue producto del azar. Perón llegó a la Presidencia con una visión de la situación mundial y del papel de la Argentina y de América del Sur en el mundo muy clara. La conformación de un núcleo duro de aglutinación que pivoteara sobre el triángulo isósceles invertido de Argentina, Brasil y Chile impulsando una política de integración, apoyo y defensa común fue el eje de la primera política internacional explicitada y desarrollada por la Argentina en la época moderna. Todo ello enmarcado en un mundo polarizado por dos sistemas mundiales de dominación, que avanzaba aceleradamente hacia la superpoblación y superindustrialización. Anticipó con meridiana claridad, que las guerras del futuro serían económicas y despiadadas, por el control de los recursos naturales. Se desplegó entonces no solamente una activa política de integración regional, sobre la base del histórico ABC de 1910, que incluyó un sistema de Tratados de Complementación Económica e Industrialización de América del Sur, sino además una Doctrina de Defensa Nacional (DDN) inédita en nuestro país y en todo el continente con excepción de la gran potencia del norte. En conjunto significó, por primera vez en el espacio americano, la elaboración y puesta en marcha de una estrategia continental para el Atlántico Sur. 2) Decisiones de tipo orgánico - normativas Ya en julio de 1946 la Cámara de Diputados de la Nación abordó por primera vez la cuestión Malvinas y aprobó por unanimidad un pedido al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para que resolviera la cuestión de la soberanía sobre las Islas. Ese mismo año Gran Bretaña presenta a la ONU a las Malvinas como “territorio bajo administración británica”. La Argentina respondió presentando una reserva que se repetirá en años posteriores. Entre 1947 y 1963 la Argentina presentó 28 reservas. Desde el comienzo de la gestión presidencial hubo un cambio enérgico y sin precedentes con respecto a los reclamos argentinos sobre Malvinas y los restantes archipiélagos, como así también con la Antártida y espacios circundantes. El Congreso Nacional mantuvo activa la cuestión durante toda la gestión, generándose numerosos organismos gubernamentales, especializados en las nuevas perspectivas geopolíticas. Por Decreto Nacional 17.040 del 9 de junio de 1948 fue creada la División Antártida y Malvinas bajo dependencia del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto. Su función era entender en todo lo relacionado con la defensa de los derechos jurídicos argentinos sobre la Antártida Argentina, las Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur. El año anterior se había creado la Subcomisión Islas Malvinas e Islas Georgias del Sur. En abril de 1951, con fondos del Ministerio de Defensa recientemente creado, se inauguró el Instituto Antártico, fundamental en la futura acción científica, logística y formativa sobre el continente blanco. Posteriormente, en septiembre de 1948 se dictó la ley nacional 12.234 que fue la primera ley de Defensa Nacional del país y que constituyó la pieza jurídica central del primer sistema institucional integrado de Defensa Nacional. Esta ley, increíblemente avanzada para la época, creó el CODENA (Consejo de Defensa Nacional) presidido por el Presidente de la Nación. El CODENA se componía de todos los ministros del Poder Ejecutivo nacional, lo que evidenciaba claramente la concepción global de la defensa nacional que involucraba todo el cuerpo social. Se le reservó entonces al CODENA la responsabilidad institucional máxima en la preparación y coordinación del esfuerzo nacional defensivo, en asistencia al Presidente de la Nación. Como afirma Marcelo F. Sain “todo ello convirtió a la ley 13.234 en una norma precursora en la materia tanto a nivel nacional como regional” (”La construcción de la Nación Argentina” Ministerio de Defensa, 2010, Buenos Aires) Esto se completó el 15 de julio de 1949 con la creación del Ministerio de Defensa mediante la ley 13.529, estableciendo la conducción político - institucional de las fuerzas armadas. 3) Decisiones operativas sobre el espacio geográfico No resulta sencillo relatar la “avalancha” de acciones sobre el inmenso espacio geográfico del Atlántico Sur que comenzaron a realizarse a partir de 1946 y 1947. Fueron importantísimas las fundaciones de bases permanentes y no permanentes, por su tamaño, calidad y cantidad, como así también el crecimiento y modernización de la flota de mar, la adquisición de embarcaciones modernísimas para la época y de gran significación operativa. Esto resulta mas elocuente, teniendo en cuenta las dificultades técnicas de todo tipo para operar sobre la región hace más de 60 años y la competencia con el Reino Unido y E.E.U.U. sobre dichos espacios, potencias absolutamente dominantes para la época. Durante muchísimo tiempo era normal en cualquier manual o texto de las Fuerzas Armadas Argentinas o del Ministerio de Defensa leer la importancia de la fundación del Destacamento Islas Orcadas en el año 1904, ejemplificado como el hito fundamental del avance hacia la inmensidad helada y a continuación un liviano relato atemporal sobre operaciones posteriores. En realidad, primeramente debemos aclarar que en marzo de 1903, la expedición escocesa de William S. Bruce construyó un refugio invernal denominado Ormond House. Al año siguiente fue transferido o donado a la Argentina como Observatorio de las Islas Orcadas, dependiente del Ministerio de Agricultura. De allí que el primer esfuerzo fundacional de nuestro país de instalaciones antárticas y de los espacios circundantes se realizó el 31 de marzo de 1947 con la creación de la Base Melchior, como destacamento naval en la Antártida y Decepción el 25 de enero de 1948, también de la Armada Argentina. El Ejército Argentino se sumó a la campaña, creando la Base de Ejército General Belgrano el 18 de enero de 1950 con el objetivo de asegurar la presencia argentina en el Mar de Wedell y como punto de apoyo para una proyectada expedición al Polo Sur, consagrándose con la más austral del mundo, hasta la fundación poco después de la base estadounidense Amundsen- Scott. Poro después, la misma fuerza, estableció la muy importante Base Gral. San Martin el 21 de marzo de 1951. Esto significó además la creación del Comando Antártico en la misma fuerza, por el entonces Cnel. Hernán Pujato, uno de los grandes emprendedores en los dominios australes. El entonces Presidente Perón no dejó pasar la oportunidad para demostrar claramente la importancia que le adjudicaba a la primera expedición del ejército argentino y la dimensión de la base a crear, despidiendo personalmente con todo su gabinete en el puerto de Buenos Aires, el 12 de febrero de 1951 al grupo fundador. Poco después fue la Armada Argentina la que creó su propio grupo especializado, el Grupo Naval Antártico, comandado en su inicio por el Capitán de Fragata Rodolfo N. Panzarini y la Base Almirante Brown pocos días después, el 8 de abril de 1951. La Armada Argentina estableció la Base Esperanza el 31 de marzo de 1952 y el Ejército, otra con el mismo nombre, el 17 de diciembre de 1952. Esta operación implicó la construcción del Faro Esperanza y establecer en forma permanente la única población civil de la Antártida, aún en el presente, junto a la vecina chilena Las Estrellas. Seguidamente se continuó con la Base Tte. Cámara el 1 de abril de 1953, el Destacamento Jubany el 21 de noviembre de ese año y la nueva Base Gral. Belgrano el 18 de enero de 1955. La mayoría de ellas no se encuentran en actividad hoy, por lo menos en forma permanente. Entre 1950 y 1955 la Argentina batió varias veces sus propias marcas en la exploración y ocupación del territorio nacional antártico: por primera vez se atravesó en tierra el Círculo Polar Antártico, estableciendo además la base de experimentación científica más austral del mundo (8 de marzo de 1951). Por primera vez se atravesó íntegramente el Mar de Wedell, estableciendo una base, que por muchos años fue la más austral del mundo. Por esta época se adquirió el primer rompehielos con el que contara la Patria, el Gral. San Martin, construido en Bremerhaven, Alemania en un plazo record de 9 meses y que resultó excelente, prestando servicios durante 25 años. A fines de 1947 una escuadra de la Armada Argentina inició maniobras en las aguas próximas a Malvinas, que incluyeron desembarcos de personal y equipamientos en varias islas del Atlántico Sur. Esta escuadra en enero de 1948 se constituyó en una verdadera flota, con más de 2.000 hombres embarcados, siendo el encuadramiento naval más importante que ha navegado las aguas al sur de Malvinas, hasta la expedición británica en la Guerra de Malvinas. Estos desembarcos y actos de soberanía, significaron serios enfrentamientos con Gran Bretaña, llegando intercambio de fuego en la zona de Bahía Esperanza. Fue el 1ro. de febrero de 1952, cuando la guarnición argentina del Destacamento Naval Esperanza, a las órdenes del teniente de corbeta Isidoro Paradelo obligó a retirarse con fuego de ametralladora al personal británico del buque inglés John Biscoe. La aviación naval cruzó por primera vez en diciembre de 1947 el Círculo Polar Antártico, hazaña que cumplió el almirante Gregorio Portillo y fue el Ejército Argentino en 1951 el que inició su presencia activa en la Antártida, con la expedición del entonces coronel Hernán Pujato, que abrió en Bahía Margarita, la primera base al sur del Círculo Polar Antártico. En los años 1952 y 1953 se incorporó a la actividad antártica la Fuerza Aérea Argentina, que se había desarrollado fuertemente en los años anteriores, adquiriendo su plena autonomía como arma. En febrero de 1944 se había creado la Escuela Superior de Guerra Aérea, en 1945 la Fuerza Aérea Argentina y la Secretaria de Aeronáutica. Para 1949 la Fuerza Aérea Argentina era la más importante de Latinoamérica. La odisea del Crucero ARA Gral. Belgrano En el año 1951 el gobierno argentino adquirió dos cruceros modernos, botados a fines de 1938 y entrados en servicio en 1939, a los Estados Unidos: el Phoenix y el Boise. El Phoenix, veterano sobreviviente del ataque japonés a Pearl Harbour en diciembre de 1941, rebautizado crucero “17 de octubre” junto con su gemelo rebautizado “9 de julio” fueron parte importante de la flota argentina, para esa época la más importante de Sudamérica. Producido el golpe militar de septiembre de 1955, que derrocó al gobierno justicialista, 6 días después el crucero “Phoenix” fue nuevamente bautizado, ahora con el nombre de “ARA Gral. Belgrano”. Con ese nombre y casi 30 años después llegó a la Guerra de Malvinas. 4) Declaraciones y presencia internacional El 3 de noviembre de 1947 la Argentina introdujo por primera vez en las Naciones Unidas, el debate sobre sus reclamos sobre las Islas Malvinas y sobre cual debería ser su verdadero nombre. En un párrafo de la presentación se afirmaba textualmente: “…La República Argentina no ha reconocido nunca la ocupación de referencia y ha protestado por el acto originario que la determinó (1833), cada vez que las circunstancias así lo permitieron. Tampoco reconoce los actos que cualquier otra potencia pueda realizar en otras islas antárticas, tales como Georgias del Sur, Sandwich del Sur, Orcadas del Sur, Shetlands del Sur, y en otras tierras polares continentales situadas dentro del Sector Antártico Argentino, pues esas islas y tierras pertenecen a la República Argentina por incuestionables derechos históricos, jurídicos y geográficos y por el ejercicio continuado de su soberanía, establecida por intermedio de la primera ocupación efectiva y constantemente”. La creación del TIAR. Malvinas y la posición argentina En el año 1947 se reunió en Petrópolis, Brasil, la conferencia americana para discutir y aprobar un tratado de defensa hemisférico que EE UU impulsaba fuertemente. La delegación argentina estaba presidida por su ministro de RR EE Atilio Bramuglia, ministro muy respetado en su época y la estadounidense por el general George C. Marshall, el mismo que le dio el nombre al plan de asistencia en Europa. O sea, cada uno llevó lo mejor que tenia. La conferencia finalmente aprobó el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR). Como una réplica de la Primera Conferencia Panamericana en Washington de 1899, esta fue acaparada por el fuerte enfrentamiento entre Argentina y EE UU, funcionando muchas veces el resto de los países participantes como simples espectadores. Argentina logró éxito en dos cuestiones muy importantes: las bases militares y la zona de seguridad. En el primer tema, EE UU pretendía que el mecanismo de defensa continental se activará ante cualquier ataque a territorio “americano” en cualquier parte del mundo. Considerando territorio americano, a todas sus bases diseminadas por el mundo, más las que pudiera construir en el futuro, el continente quedaría comprometido en una respuesta armada conjunta, ante cualquier conflicto en todo el orbe. En realidad, no le costó mucho a Argentina contar con el apoyo de la gran mayoría de países latinoamericanos ante la gravedad del compromiso que solicitaba EE UU. El otro punto importante en cuestión, consistía en delimitar la extensión de la zona de seguridad o sea definir porque se entendía como continente americano a los fines de definir el espacio geográfico protegido. EE UU abogada por la masa continental contenida entre el estrecho de Behring en Alaska hasta el Cabo de Hornos. Argentina insistía en considerar parte de la zona de seguridad y por lo tanto del continente americano a las Islas Malvinas, Sandwich y Georgias del Sur. Finalmente, luego de mucha discusión, Argentina logró el apoyo para esta postura, de allí que pudo invocar el funcionamiento del TIAR en 1982 ante el desembarco británico en Malvinas. Y allí también, este tratado mostró sus límites y murió. Poco tiempo después, el 4 de marzo de 1948, e intentando tomar la iniciativa estratégica Perón impulsó y concretó un acuerdo con Chile de protección y defensa jurídica sobre la Antártida y espacios marinos australes, declarando ambas naciones que “en cuyos territorios se reconocen Chile y la República Argentina indiscutibles derechos de soberanía”. Ya estaba planteado y mostrado además como un pensamiento en marcha un acuerdo estratégico con el hermano país para desplegar un bloque de defensa de los espacios y recursos estratégicos del extremo sur. Esto ocurrió hace más de 60 años !! Como diría Luis H. Vignolo mucho después (Revista Nexo, nro. 3, 1984), se plasmaba la “geopolítica de la solidaridad”. ¡A qué distancia sideral se encuentra esta visión, de la esquizofrenia geopolítica de las juntas militares de los años 70 y 80! 5) El indispensable componente emotivo y actitudinal Si bien es un lugar común afirmar que en la política internacional, lo emocional no debe primar sobre la razón, y el análisis inteligente y el cálculo prudente debe guiar cada acción, eso no significa que el estilo de una política exterior deba ser necesariamente frio. Una cuota interesante de emoción y sentimiento, y por qué no también de pasión, vigoriza la posición internacional de un país y le otorga un importante respaldo dentro de su propio pueblo. En este entendimiento en el año 1953 a su regreso de Santiago de Chile luego de un histórico acuerdo de integración con el hermano país hizo público un “Decálogo de Hermandad” obligatorio para todo argentino bien nacido. Allí compromete el “honor nacional” determinando en el artículo 10 que “los pueblos de Argentina y Chile son depositarios absolutos de esta alianza puesta bajo la protección de Dios…” reafirmando que en realidad no hay política internacional sustentable si no la asumen los pueblos como propia. Y en forma conmovedora le pide al pueblo argentino que “cada argentino debe saber que los pueblos de Chile y Argentina, son real y efectivamente pueblos hermanos” (art. 1)..” desde hoy los chilenos serán considerados compatriotas por todos los argentinos, y ésta debe ser una consigna de honor nacional” (art. 2) “cada argentino debe comprometerse a trabajar en su puesto por el acercamiento espiritual y material de los pueblos de Argentina y Chile” (art. 3), finalizando con una exhortación, que es además una rotunda definición geopolítica: “Cada argentino debe estar persuadido de que la vigencia y el desarrollo de esta unión asegurarán la grandeza de América y la felicidad de nuestros pueblos”. AGENDA DE REFLEXION GB

miércoles, 12 de junio de 2013

Por José Steinsleger/I

Por José Steinsleger/I De lo "mero-mero" principal: en Argentina se está dando (uso del gerundio en tanto "proceso") una revolución radical, irreversible y profunda en el llamado "mundo de las mujeres". Y lo esperado: cualesquiera sea su nacionalidad, clase o ideología, muchos hombres miran al costado, o relativizan el fenómeno con inaudibles y concesivos "qué bien", "qué interesante", “uf…”. Aclaración: el opinólogo admite que no es "feminista", y que la noción de "género" lo incomoda. Pero como noblesse obligue, el periodista reconoce que, a pesar de los ingentes esfuerzos de su especie (digamos desde el neolítico), nunca entendió "bien" a las mujeres. Cosa que a ellas, sin duda, les tendrá sin cuidado. ¿O alguien no "para la olla" mientras ellos hacen, teorizan, rehacen y se cuentan los cuentos que ellas "deben" repetir sin chistar? Que algo, geológica y antropológicamente sustantivo, y por momentos inconcebible, empieza a moverse en Argentina. Veamos si no el caso del primer niño que en días pasados fue legalmente registrado con el apellido materno, anteponiéndose al paterno por vía administrativa y sin que medie una orden judicial que invoque la "Ley de Nombres" del Código Civil. Así podrá entenderse, con más precisión, el informe reciente de la Organización Panamericana de la Salud sobre legislaciones contra la "violencia de género", donde se dice que América Latina tiene "mejores leyes" que en otras regiones. Y que Argentina figura a la vanguardia porque su legislación “…incluye elementos poco tomados en cuenta como la violencia institucional, simbólica y mediática”. Una lectura pueril podría concluir que tales avances responden a que en Argentina gobierna una mujer. Sólo que hay mujeres y mujeres. Y la mujer de la que hablamos tiene voz propia, decide, se impone con la fuerza del discurso, y con medidas que ejecutan las jefas del Banco Central, la Procuraduría Federal del Tesoro, el Ministerio de Industrias, la Defensa del Consumidor, el Ministerio de Desarrollo Social, la Procuraduría General, la bancada mayoritaria de los diputados y, hasta hace poco (aunque durante seis años), el Ministerio de Defensa y la Subsecretaría de Seguridad. ¿Será que la confianza de Cristina Fernández de Kirchner en tantas mujeres que en su gobierno ocupan puestos estratégicos, obedece a que finalmente llegó "el turno" de las mujeres en Argentina? Negativo. Al margen de teorías "feministas", parecería que en esa confianza subyace el reconocimiento a la mitad más uno de la sociedad que, históricamente, apuntaló las luchas sociales y emancipadoras del pueblo argentino. Visitemos el Salón Mujeres Argentinas del Bicentenario, lugar abierto al público y ubicado dentro de la Casa Rosada que Cristina suele utilizar para mensajes presidenciales. En la iconografía dedicada a homenajear a mujeres destacadas en distintas disciplinas (y aunque siempre faltará alguna) están todas: peronistas y antiperonistas, socialistas y radicales, "oligarcas", indígenas, proletarias, artistas, luchadoras sociales. Mujeres, en fin, que dejaron huella en Argentina. Y en las afueras, allí donde la estatua del gran almirante que nos "descubrió" permaneció un siglo, se erigirá en su lugar un monumento de 10 metros de altura para evocar a una gran guerrera de la independencia: la ignota Juana Azurduy de Padilla (1780-1862), nacida en Sucre, Bolivia, cuando este país era parte de las "Provincias Unidas del Río de la Plata". Colón se va, y la embajada de Italia en el país frunce el ceño. Conociendo el paño, siento que ningún político argentino se hubiera atrevido a tanto. Pero así es ella. Cuando la visitan gobernantes de otros países, los discursos de Cristina se transmiten en el patio central de la casa, donde gigantescas imágenes del Che, Evita, Allende y Perón, guían sus palabras. Los adalides de la "libertad de expresión", la odian. Previsible y contenidamente, los medios la tratan de "autócrata", "populista", "corrupta", "demagoga". Pero en las calles le dan cuerda a las tropas de la "gente bien": "¡Yegua! ¡Subversiva! ¡Puta! ¡Montonera!" Nada nuevo. Cuando en su agonía Eva Perón se retorcía de dolor, las calles de Buenos Aires amanecían con grafitis que rezaban ¡Viva el cáncer! Cualidad y contribución ético-política con "perfume de mujer": no responder a los insultos, ni a los espots televisivos que la difaman, o alguna portada del "periodismo independiente" que la mostró masturbándose y alcanzando el clímax frente a las masas. Con intuición femenina Cristina sabe que, a la postre, la historia prueba que la violencia termina revirtiéndose sobre los violentos. Así, bailando cumbia para celebrar los 203 años de la emancipación, con pasitos a la izquierda y pasitos a la derecha, CFK ha ido neutralizando y sacando de quicio a los machos de la antipatria. En particular, los de su propia fuerza, el Partido Justicialista que aún vive de la transa y la corruptela institucional. Cristina tiene en qué inspirarse. Néstor Kirchner, en primer lugar. Y, por sobre todo, el alter ego de los hombres y mujeres que, durante 60 años, soñaron en Argentina con serlo de verdad: Evita. La Jornada, México

La Alianza del Pacífico o el ofensivo retorno del ALCA Por Stella Calloni

La flamante Alianza del Pacífico, junto a la propuesta colombinada para integrar la OTAN, buscan retroceder en la integración regional soberana e independiente alcanzada en la última década. Por el contrario, su único objetivo parece ser profundizar los caminos hacia el decadente neoliberalismo del siglo XXI. La integración sudamericana, que continúa avanzando por sobre las especulaciones de los cuarteles mediáticos y los proyectos geoestratégicos del poder hegemónico imperial, enfrenta en estos momentos otra amenaza, que es necesario analizar desde diversos ángulos: la renovada Alianza del Pacífico. A esto hay que añadir la propuesta colombiana para integrar la Alianza del Atlántico Norte (OTAN en sus siglas en inglés) que se enfrenta al proyecto integrador emancipatorio de América Latina y el Caribe, donde privan ideas básicas: la construcción de un sistema de defensa conjunta en función de las necesidades defensiva de la región, la implementación del Banco del Sur para desestructurar la dependencia, la decisión de los países de la Unión de Naciones Suramericanas de constituir a ésta en un territorio de paz y lograr responder definitivamente y con armas a la desesperada demanda social de nuestros pueblos. Un proyecto antihegemónico que necesita de tiempos y voluntades. La OTAN nada tiene que hacer en nuestra región cuando se ha convetido en un gendarme de intervención mundial que, a su vez, maneja ejércitos privados (mercenarios) para comenzar sus acciones bélicas. Algo realmente grave si se advierte la tragedia del retorno de guerras coloniales que están sacudiendo otras regiones del mundo en estos momentos y que han llevado a Europa a una crisis inconcebible en el siglo XXI, vía gobiernos que deciden a espaldas de sus pueblos, llevando a sus tropas a combatir en guerras ajenas, con gastos millonarios en armamentos y convirtiendo a sus tropas en conquistadores de territorios para otros. Eso es lo que está sucediendo. La VII Cumbre de la Alianza del Pacífico realizada en Cali a principios de junio, con la participación de México, Colombia Chile y Perú, incorporó en este caso a Costa Rica, mientras asisten como observadores España, Canadá, Panamá, Guatemala y Uruguay. La intervención del presidente de Colombia Juan José Santos, si bien no fue del todo sorpresiva porque, de hecho, siempre aparecía en el proceso de integración jugando a dos bandos, aunque más contenido, hablando en este caso sobre el nuevo "motor" de la economía regional, no es sino la decisión de ir a fondo en un proceso enmarcado en lo que fuera el Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA), un proyecto recolonizador por excelencia, dignamente rechazado por los integrantes del Mercado Común del Sur y Venezuela en noviembre de 2005, en Mar del Plata. Lo que la Alianza del Pacífico plantea es profundizar los caminos hacia el decadente neoliberalismo del siglo XXI. Esto implica un enorme retroceso para los pueblos de los países que conforman esa Alianza, que no responde a los intereses estratégicos regionales, sino a los imperiales de turno. Si algunos países pequeños creen encontrar una salida, el espejo del futuro muestra que esto solo puede llevar a resolver asimetrías vía la subordinación de los pequeños, y también de los grandes. Cualquier proyecto emancipatorio queda relegado en estos planes, ya que no se trata de cumplir con la idea de una independencia definitiva, que no solo libera a la región auténticamente, sino que la fortalece en cualquier negociación. Esto sin hablar de las demandas sociales, en las que jamás pensaron los equipos del Libre Mercado, como ya se vio en los años 90, o como se está viendo hoy en la Unión Europea (UE). “La tarea del corto plazo, implica la liberación del 90 por ciento de aranceles en forma poco discriminada, permitiendo crear un 'mercado' de más de 216 millones de personas sin incluir los observadores, con una tendencia a la desregulación estatal en sectores estratégicos de tipo agrícola o en los recursos naturales; un retorno al proceso de reestructuración neoliberal que tomó fuerz desde la década de los 70 a los 90 (época dorada de los Chicago Boys), propuesto como alternativa al cepalismo (Cepal) de (Raúl) Prebisch acusado de ‘proteccionista’ bajo el modelo de industrialización por sustitución de importaciones". Así lo define ATTAC (Asociación por la Tasación de las Transacciones Financieras y por la Acción Ciudadana), en un análisis recientemente publicado. Para esta organización, aquella Cumbre de Cali coincidía con “el papel activo de América Latina, en la agenda económica para el segundo período del gobierno de Barack Obama”. No pueden olvidarse ni las recientes palabras del secretario de Estado John Kerry sugiriendo ante el Congreso de Estados Unidos que América Latina es el patio trasero, ni su aseveración sobre la necesidad de un acercamiento “vigoroso” con la región. Este vigor no es para ayudar a los latinoamericanos, sino para proteger los intereses norteamericanos y establecer un control regional a todas vistas recolonizador. Si hay quienes no pueden festejar esta Alianza del Pacífico son los pueblos de los países que la conforman, por lo menos en nuestra región. ¿Volver a los 90? Una tragedia social, política y económica. La única oferta que está mirando hacia un futuro justo y digno para los pueblos de América Latina y realmente independiente, es la que se plantea desde sus diversos planos la integración como el Alba, el Mercosur, UNASUR y el proyecto más complejo y completo que es la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) que nació como tal en Caracas, bajo la presidencia de Hugo Chávez Frías, el fallecido mandatario, motor de la estrategia liberadora. En este renovado nuevo proyecto recolonizador de Estados Unidos se inscriben las recientes visitas de Barack Obama a México y Centroamérica y otras que se propone en tiempos cercanos. En el libro Inteligencia Estratégica para la Política Mundial Latinoamericana (1949), el escritor Sherman Kent advertía sobre algo que hoy es una realidad: "La guerra no siempre es convencional: en efecto, una gran parte de la guerra, de las remotas y las más próximas, ha sido siempre realizada con armas no convencionales”. Se refería al tipo de guerra en la cual vía la política (en estos días también bajo el virtual terrorismo mediático que se aplica contra nuestros países) y la vía económica, una verdadera guerra actualizada en estos tiempos, en que América Latina toma, o intenta hacerlo, el control real de sus recursos y sus Estados. Es parte de la ofensiva que en este momento despliega Estados Unidos contra Venezuela y la región tratando de fragmentar el verdadero proyecto unitario y aislar a los gobiernos regionales. Es una ofensiva tan guerrera como la que hoy están aplicando sobre Venezuela. Télam

Lanata: un provocador superficial Por Hugo Presman

El sábado 8 de junio en su columna en el diario Clarín -que como es habitual lo anuncia en su primera página- Jorge Lanata descendió algunos escalones más en el chiquero en que se revuelca, presumiendo que ejercita un periodismo a secas oponiéndolo al periodismo militante, que sólo es tal en su interpretación pueril cuando se lo hace a favor del gobierno. La nota además está plagada de inexactitudes y de la superficialidad que es un sello en el mejor empleado de Clarín. Tiene como título “Preguntar separa al periodista del militante.” Cualquiera que escuche su programa diario de Radio Mitre, con reportajes a distintos integrantes de la oposición, carentes de repreguntas y en un clima de afinidad propia de una conversación posterior a los postres de un asado, con lo cual se puede deducir que contra lo que el título intenta insinuar falazmente, su comportamiento se inscribe superlativamente en su caracterización como militante Comienza atribuyéndole a Cristina Fernández una interpretación de la historia en la formulación de Billiken. La Presidenta es la primera mandataria, que desde la Casa Rosada, reivindicó el revisionismo histórico llegando a denostar tanto a la Guerra de la Triple Alianza como al que comandó los ejércitos aliados; y que fue precisamente el que escribió la primera versión oficial de la historia y fundó el diario La Nación, creado éste como tribuna militante de los comerciantes del puerto de Buenos Aires y de los propietarios de la pampa húmeda. Lanata, como divulgador histórico, parece en algunos casos no haber leído los libros que presuntamente escribió y algunas de cuyas páginas plagió; y quizás ocupado en filmar documentales omitió registrar cuando la Presidenta honró la Vuelta de Obligado, esa gesta que la historia oficial primero soslayó y luego minimizó. Así dice: “Hace tiempo que sostengo que Cristina se ha creído su propia mentira: cree que está haciendo una Revolución, y actúa en consecuencia. No hace falta más que mirar los datos objetivos para advertir que no hay ninguna Revolución en marcha.” El kirchnerismo, como el peronismo en otro envase, es la continuación de éste, y sus tres gobiernos son los mejores desde los que tuvo a Perón como figura fundamental. Y eso a pesar que el kirchnerismo tiene cierto entripado con el caudillo popular fundador del movimiento y sólo recurre a invocarlo en circunstancias complicadas. Ni el peronismo ni el kirchnerismo fueron revoluciones en el sentido original asignado a la bolchevique o a la cubana: fueron y son procesos de profundas transformaciones; de intentos de desarrollo capitalista con impulso estatal, ante una débil burguesía nacional (la misma que en su ceguera muchas veces se pasó a la vereda de enfrente, atentando contra sus propios intereses), con distribución del ingreso hacia los sectores populares y dignificando a los trabajadores; promoviendo el dictado de leyes a favor de los mismos; con promoción de la industria; estatizando resortes económicos fundamentales; imprimiendo una política exterior soberana con una visión latinoamericana. En el caso del primer peronismo, lo realizado en salud hace 60 años bajo la inspiración de Ramón Carrillo, nada tiene que envidiarle a la actual promocionada política de salud cubana; el deterioro posterior es el resultado, en buena parte, del odio de los gorilas y de las políticas neoliberales practicada por la dictadura y algunos gobiernos elegidos democráticamente. Dichos procesos de transformación fueron tan importantes, que Lanata podría verificarlo con la reacción que produjo en algunos de los sectores del poder económico que llegaron a bombardear Plaza de Mayo, fusilar clandestinamente, o brindar por la muerte de Evita y ahora de Néstor Kirchner. Perón fue proscripto durante 18 años, precisamente por todo lo positivo que hizo y no por sus errores que fueron invocados para derrotarlo. Casi una remake de la situación actual, con descalificaciones soeces e injuriosas, similares a las que hoy son aplicadas sin filtro alguno a Cristina Fernández. Sigue diciendo el asalariado mejor remunerado de Clarín: “En ese imaginario, el gobierno ha cimentado la grieta social en el aparato de propaganda más grande que se ha creado en la Argentina desde los años cincuenta. Los trabajos de Pablo Sirvén (“Perón y los medios de comunicación”) y Silvia Mercado (“El inventor del peronismo”) son indispensables si se quiere analizar aquella época y compararla con ésta.” El primero toma los intereses del diario La Nación como propios, posiblemente porque su sangre pertenezca al mismo grupo y factor que el de la patronal. De ahí que denuesta desde esa “tribuna militante”, la misma que alentó todos los golpes militares, la que se opuso visceralmente a todos los gobiernos populares; la que fue socia del terrorismo de estado al que alentó con entusiasmo; esa cuyas páginas si se las estruja, no derramarán tinta sino sangre. Por su parte, el libro de Silvia Mercado es un canto a la irracionalidad: sostiene que el peronismo es solamente un relato creado por Raúl Apold, Secretario de Prensa y Difusión de Perón. Para ella el pueblo es una gigantesca manada que compró un relato que encubría un vacío de realizaciones. Sólo antiperonistas alienados que terminaron en la comisión de homenaje de la “Revolución Libertadora”, tuvieron una interpretación tan demencial. La biología los fue llevando al lado del Dios en que creían, ese al que adulteraron y desvirtuaron cuando en los aviones criminales inscribieron en sus alas la leyenda “Cristo vence”. Esas son las fuentes elogiadas por el converso fundador de Página 12, el que en 1994 se alejó como director sosteniendo que lo hacía porque Clarín lo había comprado y asegurando que nunca trabajaría en esa empresa. El Borocotó periodístico continúa: “El problema de inventarse un pasado es qué hacer con el que queda abajo: muchos de quienes están hoy al otro lado de la grieta descubrieron –tarde, por lo que se ve– que el Grupo Clarín era su enemigo y el enemigo de la democracia. En el emblemático programa de propaganda “Seis, siete, rocho” hay varios: Carlos Barragán (libretista de Radio Mitre), Jorge Dorio (periodista de Badía y Compañía en Canal 13 y columnista de Convicción, el diario de Massera), Orlando Barone (colaborador de Clarín en los comienzos de la dictadura y entre 1978 y 1981, y luego diez años en La Nación), Sandra Russo (ex co conductora en Radio Mitre en 2006), Cynthia García (productora de María Laura Santillán en Causa Común), Edgardo Mocca (columnista de este diario entre 2003 y 2007).” Lo dice el que fue un denunciador precoz de la empresa a la que hoy sirve con denuedo, lo que revela que su impudicia compite y se complementa con su superficialidad. Cualquiera de los periodistas mencionados se desempeñó como trabajador, sin puestos jerárquicos en Clarín. Acusarlos, es como imputar a un obrero que trabajó en las empresas de Mauricio Macri de corresponsable del delito que lo llevó a su procesamiento por contrabando y luego absuelto por la Suprema Corte menemista, período que el actual Jefe de Gobierno añora y admira. Es cierto, también, que desde programas periodísticos militantes del gobierno, en varias ocasiones se cometió un error similar. La forma sesgada en que actúa Lanata, muy alejado de la más elemental honestidad periodística, lo lleva a omitir que su fuente Pablo Sirvén, trabajó en el diario “Convicción” de Massera y escribió columnas que le darían pudor desde su actual posición “republicana”, lo que demuestra que sus convicciones más profundas lo llevan ser un buen militante del que lo contrata. Nuevamente la caradurez de Lanata lo impulsa a criticar en otros lo que él practica desde que accedió a la televisión. Escribe siguiendo con sus diatribas: “Luciano Galende (se vestía de payaso en Mañanas Informales por Canal Trece entre 2007 y 2008), Nora Veiras y Hernán Brienza (colaboradores de la revista Ñ)….” Es obvio que las responsabilidades e involucramiento con la línea editorial de Clarín, está corporizada en las columnas de Lanata y está muy lejos de ello, aquellos que fueron colaboradores de la revista cultural Ñ del grupo. Acusar a Galende porque se vestía de payaso, cuando el se disfraza de jugador de fútbol o se acostaba en un sofá a dormir, caracterizando el accionar del Presidente Fernando de la Rúa, es claramente la demostración de la impudicia de su distinta vara. Agrega luego a la lista a los periodistas Carlos Ulanovsky, Pedro Brieger, Néstor Restivo, Thelma Luzzani por haber trabajado en algunos de los medios del gigante económico, a los cuales les cabe las mismas apreciaciones ya formuladas en cuanto a su ubicación no relevante. La nota tiene como título “Preguntar separa al periodista del militante.” Cualquiera que escuche su programa diario de Radio Mitre, con reportajes a distintos integrantes de la oposición, carentes de repreguntas y en un clima de afinidad propia de una conversación a los postres de un asado, puede deducir claramente que contra lo que el título intenta insinuar falazmente, su comportamiento se inscribe superlativamente en la dicotomía propuesta como militante. Más adelante se pregunta: “¿Lo harán sólo por dinero y ejercicio del cinismo? ¿Se creerán, como Cristina, su propia mentira?” Lanata ha escriturado a su nombre el trabajo exclusivo por convicción, aunque, obviamente como todo trabajo, es remunerado. Pareciera que todos los demás sólo lo hacen por plata. Los demás son mercenarios que se venden por el vil metal. Pero es Lanata el que cambió, obsesionado por el dinero que ganan otros periodistas y rematando su mejor pasado a cambio del sueldo seguramente más alto de la profesión, recibiendo las mieles de pertenecer al grupo mediático más poderoso y el de estar en el canal de mayor audiencia. Arropado en el calor de los elogios que le brinda justificadamente el establishment, el antiguo joven transgresor se ha convertido en lo que su admirado Juan José Sebreli escribió en 1964, cuando todavía no había cambiado de vereda, y era un intelectual promisorio: en “Buenos Aires, vida cotidiana y alienación”, dijo: “Siempre habrá quien no pudiendo cambiar la sociedad de clase, decide entonces cambiar de clase”. La mención es aplicable al periodista, en la segunda parte, porque siempre fue un tenue progresista en una época propicia como el menemismo y nunca se propuso cambiar la sociedad de clases. Es lógico que Lanata admire a Sebreli, porque ambos han recorrido un camino similar, pero con la diferencia que Lanata lo ha hecho por dinero y por el prestigio que dispensa el poder económico, mientras Sebreli sólo por el reconocimiento académico que generosamente distribuyen los medios dominantes a quienes defienden claramente sus intereses. El hombre que pasó por el Maipo como intérprete de monólogos lamentables, lógicamente puede cambiar de opinión y eso no es lo reprochable. Lo reprobable es que lo niegue, que opere como militante y espada del medio más poderoso, y que enmascare su accionar bajo la figura del periodismo “profesional e independiente” y cubra de improperios a los que le señalan su falsedad. Aunque parezca mentira, un provocador profesional, ejercitado cada vez con más frecuencia en la difamación, ha acaparado la atención de buena parte de la sociedad desde el mes de abril. Salir del chiquero que propone, es una buena alternativa para oxigenarse. Diario Registrado

Y CLARIN CONTENTO YA LO PIENSA PARA NUESTRA TV PUBLICA

MUNDO CRISIS ECONÓMICA EN GRECIA Por la crisis, Grecia cierra la televisión pública La decisión del gobierno deja en la calle a más de 2.500 trabajadores, que desde anoche tomaron el edificio y siguen transmitiendo por Internet. Hay paro en los medios en todo el país. crisis económica en Grecia, Grecia, televisión pública 12/06/13 - 08:54 La crisis que castiga a Grecia no tiene fin. Ahora, intempestivamente se anunció el cierre de la televisión pública estatal, pese a la fuerte oposición sindical y bajo la presión de los acreedores de la troika. "La difusión de ERT se detendrá tras el fin de la programación esta noche", anunció a la prensa el portavoz del gobierno, Simos Kedikoglou, que subrayó que ERT, compuesta por tres cadenas que emplean a varios miles de personas, es "un caso de ausencia excepcional de transparencia y de gastos increíbles". La televisión pública, donde se multiplican las huelgas desde hace meses en contra de los planes de reestructuración, reabrirá bajo otro formato y con una plantilla considerablemente reducida, añadió el portavoz. Los trabajadores actuales, 2.656 según los medios griegos, serán indemnizados y autorizados a optar a un empleo en la nueva estructura, precisó. El cierre se anunció por sorpresa al mismo tiempo que visitaba Atenas la troika de acreedores de Grecia conformada por la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional. Mientras tanto, los empleados de los canales públicos seguían emitiendo el esta mañana a través de Internet y de un canal local prestado por el partido comunista, indicó una periodista de la AFP. Este miércoles podía seguirse a través de la web www.ert.gr y del canal local 902 del partido comunista KKE un debate de periodistas sobre el golpe recibido la víspera. El presidente del sindicato de empleados Panayotis Kalfayanis llamó a ocupar el edificio, e indicó que iba a llevar el caso a "la justicia europea y la justicia griega". "Aunque quieran destruir la democracia, las leyes se aplican todavía y voy a pelear", dijo. Los reporteros fueron apoyados por el resto de periodistas del país, que se declararon en huelga. Desde las 06:00 hora local no emite noticias ninguno de los canales ni radios del país.