martes, 17 de diciembre de 2013
Los ingleses...siempre.
Argentina había vencido a brasil en Ituzaingo, y faltaba el empujón final. Rivadavia se vería obligado a renunciar por la indignación popular y la salida a luz de los negociados de Rivadavia. Los ingleses tenían otros planes: “la federación del Uruguay”
Dorrego quería concluir con brasil, pero el banco nacional tenía instruciones de "no facilitarle crédito sino por pequeñas sumas para pagos mensuales" (instrucciones de Lord Ponsonby a los accionistas del banco, comerciantes ingleses).
Ponsonby informa a Dudley “es necesario que yo proceda sin un instante de demora y obligue a Dorrego, a despecho de si mismo, a obrar en abierta contradicción con sus compromisos secretos con los conspiradores y que consienta en hacer la paz con el emperador...La mayor diligencia es necesaria...no sea que esta república democrática en la cual por su verdadera esencia no puede existir cosa semejante al honor, suponga que puede ganar en la nefastas intrigas de Dorrego, medios de servir su avaricia y ambición”...(...)...”Mi propósito es conseguir los medios de impugnar a Dorrego si llega a la temeridad de insistir sobre la continuación de la guerra”...”me parece que Dorrego será desposeído de su puesto y poder muy pronto; el partido opuesto a él espera noticias para proceder”
Ponsonby informa a Inglaterra que Dorrego “Esta forzado a la paz por la negativa de la Junta a facilitarle recursos salvo para pagos mensuales de pequeñas sumas” y pretende que se firme una paz sobre la base de la “independencia de la Banda Oriental”. Dorrego en cambio pretende que los uruguayos decidan su destino por propia voluntad:
- “¿Usted habla de una paz bajo la base de que los beligerantes desocupen la Banda Oriental y la dejen libre para elegir su destino, sea independencia o unión con alguno de los beligerantes? – pregunta Ponsonby.
- “Si” – contesta lacónicamente Dorrego.
Como vemos a lo largo de la historia, los representantes ingleses informaban periódica y minuciosamente a su gobierno de todos la pormenores de la política local, participando además en todo tipo de intrigas, negocios y presiones, en las que participan además los unitarios como Del Carril, Díaz Vélez, Juan Cruz Varela y otros, que terminan llenándole la cabeza a Lavalle (La espada sin cabeza) para que derroque a Dorrego y lo fusile “patrióticamente”. Así lo hace el 13 de diciembre en Navarro. A consecuencia de esta muerte injustificable, la sombra de Dorrego perseguirá a Lavalle hasta su trágica derrota y muerte.
“El único que por su audacia y pericia militar podía ocasionar temores era Dorrego, señalado como el adversario más franco y descubierto del gobierno. La ardiente sinceridad de su republicanismo, el brillo de sus ideas y la elocuencia apasionada de sus críticas, lo tenían de punta contra las veleidades monárquicas del Congreso, que con empeño raro insistía en que se recabase el apoyo del rey de Portugal, para colocar uno de los príncipes o princesas de su real casa en el trono de Buenos Aires. En muchos, debiéramos decir en los más, estos trabajos producían una duda inquietante. Pero Dorrego no dudaba. Creía sin vacilar que la invasión portuguesa venía mancomunada con el rey de España y entendida también con la “tenebrosa logia” que tenía en sus manos el gobierno secreto.” (Vicente Fidel López.)
Rosas le advierte claramente a Dorrego: “El ejército nacional llega desmoralizado por esa logia que desde mucho tiempo nos tiene vendidos; logia que en distintas épocas ha avasallado a Buenos Aires, que ha tratado de estancar en su pequeño circulo a la opinión de los pueblos; logia ominosa y funesta, contra la cual está alarmada la nación” (Julio Irazusta. Vida política de J.M. de Rosas a través de su correspondencia)
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