domingo, 15 de diciembre de 2013
La segunda es la vencida Por Emiliano Guido internacional@miradasalsur.com
Optimismo. El comando de bachelet apunta a sacar el 60% de los votos en la jornada de hoy.
Todo indica que la líder de Nueva Mayoría, Michelle Bachelet, vencerá con holgura en el ballottage presidencial de hoy a la ex ministra de Trabajo Evelyn Matthei. Por un lado, los candidatos que no llegaron a la segunda ronda electoral, como el conservador independiente Franco Parisi, advirtieron que no votarán por el oficialismo. Además, los intendentes que responden al dirigente progresista Marco Enríquez Ominami, quien resulto tercero en los comicios de noviembre, proclamaron su apoyo a la ex jefa de Estado socialista. Por último, para despegarse de una probable abultada derrota, parlamentarios del gobierno con chances de ser presidenciables en el futuro decidieron jugar para la ex Concertación Democrática.
En Chile el clima social está tan corrido a la izquierda que ha nacido una nueva tribu política: los comunistas de derecha o, como los ha bautizado la revista satírica The Clinic, los “comuniudis” (una palabra identitaria que une al PC con la UDI, uno de los dos partidos conservadores que apoyan a la dirigente Evelyn Matthei en el ballottage presidencial de hoy). En la comuna de Recoleta (un distrito electoral de Santiago), gobernada por un intendente comunista desde hace dos años, abundan los ejemplos de este extraño fenómeno de cambio de camiseta partidaria. “Pedro Barra fue UDI hasta la médula, hizo puerta a puerta por el SÍ (en el plebiscito donde se decidía la continuidad de la dictadura), creció creyendo que los detenidos desaparecidos eran un invento de la izquierda y rompió el chanchito para donar 50 mil pesos –todos sus ahorros– a la vaquita que se le hizo a (Augusto) Pinochet para defenderlo cuando estuvo preso en Londres”, retrata la periodista Macarena Gallo en un artículo titulado “Revolución en Recoleta”.
Pero, ahora, Pedro o su vecina Marcela, hija de un militar retirado, han protagonizado una metamorfosis política copernicana. A punto tal que ambos militaron en su barrio la campaña de la nueva diputada y ex dirigente estudiantil de izquierda Karol Cariola. “Cuando el candidato del PC ganó Recoleta pensé que volvíamos a la época de la Unidad Popular con las largas colas para comprar pan o la falta de nafta. Pero nos equivocamos. Están haciendo una excelente gestión. Además, quien maneja hoy nuestro anterior partido, Jovino Novoa, quiere una UDI chica, una UDI ideológica, una UDI de partido de clase como fue antiguamente el Partido Conservador”, se justifica Pedro, quien votó igualmente no muy convencido un mes atrás a la candidata del presidente Sebastián Piñera pero hoy lo hará por Michelle Bachelet, ex jefa de Estado y cabeza de lista de la coalición progresista Nueva Mayoría.
Por otro lado, Bachelet no sólo está imantando el sufragio de la base social conservadora desencantada con su conducción partidaria, la ex directora de la oficina Mujer de Naciones Unidas ha recibido durante el mes de diciembre adhesiones de casi todo el universo local de la alta dirigencia política. En principio, el candidato conservador y economista mediático Franco Parisi cosechó el 10% de los votos en la primera ronda y fue la gran sorpresa de los comicios porque su lista debutaba en el cuarto oscuro con un sello independiente, no convocó a sus votantes a poner la boleta de Nueva Mayoría en los sobres electorales pero realizó una declaración tan crítica de Matthei que, indirectamente, terminó facturando un enorme favor al centroizquierda trasandino porque contradijo la hipótesis de los analistas que caratulaban a Parisi como una colectora del piñerismo. “Yo no voy a votar en segunda vuelta y ustedes (en referencia a quienes lo votaron) sabrán lo que van a hacer. Pero, recuerden que la señora Mattehi es una persona muy mala”, arremetió falto de sutileza Parisi apenas la Junta Electoral oficializó los números de los comicios de noviembre. Al parecer, el ex vicedecano de la Facultad de Económicas de la Universidad de Chile se sintió “destratado”, según publicó el diario El Mercurio, cuando la hija del general pinochetista minimizó la figura de su competidor, con el objetivo de salir al cruce de los informes periodísticos que registraban el ascenso de Parisi en las encuestas, en la campaña y en los debates presidenciales como “una persona sin formación ni programa político coherente”.
Además, quien resulto tercero en la primera ronda electoral, el máximo referente del PRO (Partido Progresista) chileno, Marco Enríquez Ominami, hijo del mítico guerrillero que lideró el MIR en los setenta, aclaró que si bien “no pensaba firmarle un cheque en blanco a Bachelet” también toleró que los intendentes agrupados en su fuerza política pudieran hacer público su voto por Nueva Mayoría. “Nuestros alcaldes van a ir a votar por su candidatura. Lo han dicho públicamente. Yo tengo la gran esperanza de que Bachelet les gane a los poderes fácticos de su coalición pero, igualmente, lo veo difícil. Como fui parte de esa coalición, conozco las lógicas de poder internas y no voy a firmar un cheque en blanco por un sector que no hizo nada para modificar el bipartidismo post dictadura”, sintetizó el ex diputado del Partido Socialista cuando el matutino La Tercera lo interrogó sobre la diferencia de pareceres entre los jefes distritales del PRO y su postura ante el ballottage.
Pero, los pronunciamientos a favor de Bachelet no se reducen a manifestaciones del arco opositor. Dirigentes políticos del oficialismo con altas chances de ser la próxima carta presidencial de la derecha también migraron políticamente hacia donde calienta más el sol y ya borraron el teléfono de la blonda Matthei en sus agendas personales. Manuel José Ossandón, ex alcalde de Puente Alto, la comuna más poblada de Chile, y vencedor en una interna parlamentaria contra el ascendente ex ministro de Minería Laurence Golborne, que ganó cuotas de poder en La Moneda tras su intervención gubernamental en el famoso rescate de los 33 mineros de Copiapó, sorprendió a todos sus futuros compañeros de bancada en el Congreso cuando aclaró que “tenía muchas coincidencias con Bachelet”. “Por ejemplo, en la gratuidad de la educación. Creo que es un sueño de muchos chilenos y me gustaría ayudar a firmar un pacto transversal a favor de la desprivatización del sistema educativo”, puntualizó Ossandón cuando la prensa trasandina lo interrogó sobre cuáles eran esos denominadores comunes con la candidata de Nueva Mayoría. Pero, el administrador de Puente Alto no ha sido el único cuadro de la derecha en dejar en offside a la ex ministra de Piñera. Antonio Horvath, senador de Renovación Nacional, llegó incluso a reunirse públicamente con el comando de Nueva Mayoría. Tras la cita, Horvath afirmó que, efectivamente, se encontraba más “cerca de las propuestas de la ex mandataria” y no con las proclamas de la candidata de la Alianza Nacional. Añadió, además, que él se identificaba con el centro y que “la derecha se había corrido aún más a la derecha”.
Tendrá razón el legislador conservador Horvath en afirmar que el gobierno de Sebastián Piñera eligió como envase publicitario electoral a un sector de su partido que aún no ha cortado el cordón umbilical con el pinochetismo. ¿Será este factor lo que hace ensanchar la representatividad política de Bachelet? Según un atendible análisis de Pablo Stefanoni, jefe de redacción de la revista latinoamericana Nueva Sociedad y ex director de la edición boliviana del mensuario Le Monde Diplomatique, el modelo 2013 del programa político de Michelle Bachelet “apunta a una serie de transformaciones en un país donde el neoliberalismo logró impactar, como en pocos, en la cultura y los imaginarios de la sociedad. Sus spots de campaña fueron las típicas estratagemas de la emoción generada a través del marketing electoral, pero al lado de su talibán competidora de la derecha, Evelyn Matthei, la moderada Bachelet pareció una mezcla de Rosa Luxemburgo, Clara Zetkin y la guerrillera Tania”.
El jueves por la noche Bachelet y Matthei cerraron sus campañas para cumplir en tiempo y forma con el comienzo de la veda electoral. La hija del general pinochetista realizó su acto en la localidad de Temuco. Habló durante veinte minutos para dos mil personas y apuntó su discurso a reconquistar el corazón de la clase media. La hija del general allendista, en cambio, finalizó su recorrida federal con el “bachemóvil” en el famoso y significativo Estadio Nacional de Santiago. En la primera fila de los asistentes hubo presencias importantes de la política y la cultura. El ex jefe de Estado Ricardo Lagos y el actor Benjamín Vicuña acapararon la mayor cantidad de flashes. Bachelet prometió “construir un Chile para todos”. Los dos eventos tuvieron una peculiar coincidencia. Ambos fueron musicalizados con los hits del popular cantante tropical Leo Rey. Fue el único punto en común, claro está.
La abstención va a las urnas
Hoy habrá dos elecciones en Chile. Un comicio determinará quién es el próximo jefe de Estado. La otra compulsa registrará qué universo tiene más adherentes: si el de los votantes, o el de los abstencionistas. En noviembre, el país vecino estrenó un sistema electoral que, por primera vez, no fija penas ni multas a los ciudadanos que no concurren a los centros de votación. Y los resultados no fueron los esperados por las dos grandes coaliciones políticas chilenas. En definitiva, una de cada dos personas no entró al cuarto oscuro y prefirió quedarse en su casa viendo televisión o jugando con su tablet personal. Además, como el ballottage de este domingo tiene menos suspenso en cuanto a su resultado que la primera ronda de votaciones, se prevé que la participación ciudadana se reduzca aún un poco más. “Esta elección presidencial se vislumbra como una de las más desabridas de la historia contemporánea. Nadie pone en duda que Michelle Bachelet ganará. Pero tampoco el escaso interés que la elección despierta en amplios sectores. Se teme una abstención superior al 52% de la primera vuelta”, editorializó esta semana la revista Punto Final.
Con estos magros números de participación política, los principales analistas y periodistas del vecino país comenzaron a poner en duda el futuro de un patrón de reglas electorales que acaba de ser utilizado por primera vez. En ese sentido, si el largo plazo de la no obligatoriedad del voto depende de las declaraciones políticas más fuertes de estas últimas semanas pareciera que el primer proyecto de ley oficialista de la supuesta era Bachelet corregiría este marco de distensión cívica. “Siempre postulé que el voto voluntario era importante porque obligaba al mundo político a hacer ofertas atractivas. Ahora creo que hay que analizar estas elecciones y mirar cuál ha sido el impacto y el efecto que tiene”, advirtió la cabeza de lista de Nueva Mayoría. Por otro lado, el ex presidente socialista Ricardo Lagos convocó a “replantear” el voto voluntario, mientras que el secretario general de la OEA, el chileno y líder de la ex Concertación Democrática José Miguel Insulza, calificó como un “error” haber modificado el esquema previo de la participación ciudadana en los comicios, donde la inscripción a los padrones era voluntaria pero, una vez inscriptos en las listas, los ciudadanos estaban obligados a sufragar.
Por el contrario, los líderes del oficialismo, si bien comparten la lectura crítica del comportamiento electoral, decidieron no salir públicamente a criticar el gran ausentismo en los comicios para diferenciarse de sus rivales. El principal think tank del gobierno, el instituto Libertad y Desarrollo, salió al cruce de Bachelet y en un comunicado relativizó el abstencionismo y sostuvo que: “La desafección cívica es un asunto mucho más complejo, multivariable y generalizado, tanto en Chile como en el contexto regional y mundial”. Además, el comando de Evelyn Matthei privilegia un dato que, a contramano de todos los estudios previos, marca cómo el abstencionismo fue más fuerte en las barriadas pobres que en las comunas más patricias de Chile. En ese sentido, el relevamiento sociológico del comportamiento del domingo 17 de noviembre desmitifica la idea previa acerca de que la base electoral conservadora era más apática a la hora de ir a las urnas. Todo lo contrario. Por ejemplo, en la comuna santiaguina de Vitacura (una de las más exclusivas de Chile) votó el 70% del electorado, mientras que en el populoso distrito de La Pintana, sólo lo hizo el 40%.
Mientras tanto, el gobierno de Sebastián Piñera, con el sutil apoyo de la coalición Nueva Mayoría, anunció que habrá transporte gratuito público durante todo este domingo para elevar los porcentajes de concurrencia. “Hay que eliminar todas las excusas posibles y elevar la popularidad del ballottage”, se sinceró con criterio marketinero un asesor de Bachelet al matutino La Tercera.
15/12/13 Miradas al Sur
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