sábado, 26 de octubre de 2013

Se mueven las "placas tectónicas" del sistema internacional

En la Iª Conferencia de Estudios Estratégicos que tuvo lugar la semana pasada en Cuba, organizada por el Centro de Investigaciones de Política Internacional, se examinaron con detenimiento las principales manifestaciones de la fase actual caracterizada como de “transición geopolítica”. Uno de esos componentes es este significativo desplazamiento de las “placas tectónicas” económicas del sistema internacional, llamado a tener enormes repercusiones en la política mundial. Nótese como en este estudio cuyos resultados compartimos -hecho por la OECD, un organismo insospechado de poseer un átomo siquiera de marxismo o antiimperialismo- se prevé el descenso de la gravitación económica de Estados Unidos del 22.7 % del PIB mundial al 17.8 % para el año 2030, que en términos histórico-sociales es un lapso sumamente breve. Japón también desciende, al igual que lo hacen otras economías de la OECD y de manera mucho más abrupta las de la zona Euro. Por contraste la China pega un “gran salto adelante” (recordar lo que proponía Mao, que se produjo aunque … ¡no precisamente en la forma que él quería!) y se pronostica que entre el 2011 y el 2030 aquel país pasará de representar del 17 % del PIB mundial a casi el 28 %, al paso que la India ya se situaría en poco más del 11 %. Para ese año, 2030, China y la India combinadas darían cuenta del 39 % del PIB global, y en el 2060 poco menos que la mitad, un 46 %. ¡Impresionante! Si bien es cierto que es preciso manejar estas cifras con mucha cautela porque acontecimientos inesperados –una guerra mundial o de gran importancia para una región del mundo desarrollado, una catástrofe ecológica, procesos revolucionarios, la profundización de la crisis capitalista, el prematuro agotamiento de algún recurso natural estratégico, como el petróleo, etcétera- pueden alterar dramáticamente estas predicciones, las tendencias están firmemente establecidas. Que luego por algún motivo estas se desvíen, estanquen o -¿por qué no?- aceleren no puede ocultar el hecho de que este movimiento ya está en marcha y que ya ha tenido como resultado la ampliación de los márgenes de maniobra y potencial autonomía de los países de Nuestra América. Que países como Venezuela, Ecuador y Bolivia hayan resistido las ofensivas destituyentes del imperio es una prueba de lo que venimos diciendo. Que Cuba haya resistido a más de medio siglo de bloqueo integral es otra. Que las bravuconadas retóricas de Washington no hayan podido detener el programa nuclear de Corea del Norte e Irán demuestran lo mismo. Y, más recientemente, la postergación del ataque a Siria anunciado por la Casa Blanca y la fulminante reaparición de Rusia como un actor de gran peso en el escenario mundial es también un claro indicador de que la “transición geopolítica” ya está en marcha y es harto improbable que algo pueda detenerla. Para concluir, el debilitamiento del poderío global de Estados Unidos –y por lo tanto de su capacidad para imponer su dominación tal como acostumbraba a hacer- y la emergencia de nuevas configuraciones de poder económico y político, eso que Chávez denominaba el "policentrismo", abre las puertas para un orden internacional potencialmente más justo y equitativo. Para que esto se transforme en una realidad, sin embargo, se requerirán muchos esfuerzos de los pueblos y gobiernos que pugnan por emanciparse de los grilletes del imperialismo, mucha inteligencia política y mucha militancia para neutralizar la contraofensiva que el imperio ya ha lanzado, sobre todo en contra de Nuestra América, que como lo dijeran Fidel y el Che, es su área de reserva estratégica fundamental. Atilio Borón Fuente: Long-term Growth Scenarios, OECD Economics Department Working Paper No. 1000, en prensa.

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