jueves, 9 de mayo de 2013

Un salto del sindicalismo a la arena política Por Ana Vainman

El acto del martes dejó en claro que la intención de Moyano es disputar la identidad peronista con el gobierno. Hugo Moyano se calzó su religiosa campera y partió rumbo al Luna Park para cumplir, por última vez, con una recomendación de Cristina Fernández. La presidenta había dicho que quien no estuviese de acuerdo con su gobierno, debía formar un partido político y ganar las elecciones. El líder camionero, decidido a encabezar la oposición, se dispuso a consumar la primera parte de la premisa y lanzó el martes pasado el Partido de la Cultura, Educación y Trabajo. Cumplir con la segunda parece una empresa más complicada. Ganar las elecciones implicaría conseguir despojar su figura de los prejuicios de la sociedad sobre la dirigencia sindical y lograr sortear la poca permeabilidad de la ciudadanía a votar a un partido laborista. Para ganar también tendría que conseguir que todos los dirigentes que integran la CGT Azopardo se alineen y le perdonen las alianzas que el camionero está dispuesto a hacer. Y como si fuera poco, Moyano tiene el desafío de dar el salto desde el sindicalismo a la política. A los sindicalistas argentinos siempre les costó lograr transformar su capacidad de liderazgo sindical en votos y más si se trata de un partido propio. El sueño del líder camionero que se muestra conciliador con todo el arco opositor es lograr, de mínima, una banca en el Congreso y, de máxima, un pasaje a Balcarce 24 en un futuro no muy lejano. El acto del martes en el Luna Park dejó algunas cosas en claro. En principio, que Moyano reniega y cuestiona brutalmente al gobierno del que fue aliado durante nueve años. Además, mostró que quiere ser el aglutinador de la oposición. Y para eso, reconoció, deberá recurrirse al pragmatismo. Durante su discurso, confesó que en esta nueva etapa tuvo que abrazarse con quienes "tenía diferencias" porque "busca más acuerdos y coincidencias para lograr la unidad nacional". Además del diputado nacional Francisco de Narváez y el ex ministro de Economía Roberto Lavagna –sentados en la primera fila del estadio– el camionero debía estar refiriéndose a la foto que no tantos días atrás se sacó con la ex ministra de Trabajo Patricia Bullrich o a la rosa blanca que intercambió con Mauricio Macri hace unos meses. El acto del martes también dejó en claro que la intención de Moyano es disputar la identidad peronista con el gobierno. Esa pelea por quién reivindica mejor los mandatos de Juan Domingo Perón tuvo su punto más tenso durante la década del ’70 y, por momentos, parecería querer ser replicada por ciertos actores de la política actual. "No somos el PJ disidente. Somos el peronismo", lanzó el líder camionero y comparó sin sonrojarse a Cristina Fernández con Isabel Perón. "Le va a pasar lo mismo que en los '70, cuando intentaron negar a Perón y así les fue", pronosticó. Pero los otros oradores también se refirieron a la identidad peronista. El canillita Omar Plaini, a su turno, sostuvo: "No nos vamos del peronismo, les damos el sello y nos quedamos con los principios" y agregó: "Nos resulta raro tener que estar construyendo un partido propio, han decidido clausurar el debate en el PJ, no hay programa." La liturgia peronista estaba a tope en el Luna. Tanto, que Moyano eligió el 7 de mayo –94° natalicio de Eva Perón– para presentar su partido. Pero no hubo sólo guiños para los peronistas. Había invitados de todos los partidos –que en su mayoría no asistieron– y Moyano mencionó varias anécdotas de acercamientos entre personas de distintos partidos, como el famoso abrazo entre Perón y Ricardo Balbín. Por otro lado, el acto evidenció que la alianza con De Narváez es un factor de conflicto hacia adentro del moyanismo. Si bien Moyano estuvo arriba del escenario sólo con sindicalistas y no quiso repetir la foto del 1° de Mayo en Córdoba (en la que se abrazó con De Narváez, José Manuel de la Sota, Roberto Lavagna y Claudia Rucci), la sola presencia de "El Colorado" generó cruces entre los presentes y cantitos subidos de tono. La resistencia evidente de ciertos integrantes del moyanismo a la alianza con De Narváez se notó ayer en el Luna Park, que por un momento pareció seguir siendo escenario de peleas de box. Por un lado, algunos de los militantes presentes entonaron cantitos insultantes para con “El Colorado”. Pero además, un integrante de la Juventud Sindical twiteó su negativa opinión sobre De Narváez. El titular del gremio de Judiciales Julio Piumato –activo tuitero- leyó las apreciaciones en pleno desarrollo de los discursos y se lo comunicó al camionero. Moyano le recriminó a su hijo Facundo que uno de sus colaboradores más cercanos hubiera estado cuestionando públicamente al político elegido por él para hacer su alianza electoral. Pablo Moyano escuchó que Hugo retaba a Facundo y también intervino en la discusión que, de no haberse dado en un ámbito como ese, probablemente habría terminado de otro modo. Facundo y la Juventud Sindical guardaban la secreta esperanza de que la alianza de Hugo se forjara con el intendente de Tigre Sergio Massa –que aún no se definió de cara a las legislativas de octubre–, pero el líder camionero decidió jugar con un sector más relacionado con la derecha peronista y claramente antikirchnerista. Sin embargo, la presencia de De Narváez no fue la única que levantó polvareda. La asistencia del ex militar carapintada Aldo Rico generó toda clase de cuestionamientos, incluidos los de algunos moyanistas que desconocían que Rico estaba invitado. Desde la CGT oficialista, un dirigente de peso celebró el lanzamiento del partido de Hugo Moyano. "Alguien del movimiento tiene que salir y poner la cara con un proyecto propio", aseguró, pero no tardó en agregar: "De ahí a que haya resultados positivos, hay un trecho." Si bien el dirigente no es de los más afines al gobierno, sus buenos augurios para con el proyecto del camionero sorprenden. "Ojalá que le vaya bien, aunque no creo", afirmó. Eso sí, fue bastante crítico con las alianzas que está tejiendo Moyano: "Está tratando de meterse, y lo hace con quien sea. A mi no me gusta. No somos enemigos acérrimos de los radicales, pero de ahí a hacer alianzas… Y De la Sota, es tiempo pasado, tienen que surgir líderes nuevos." Mientras tanto, las aspiraciones de integrar las listas de legisladores del Frente para la Victoria que tenían los dirigentes de la CGT que conduce Antonio Caló deberán seguir siendo sólo aspiraciones. Desde hace meses esperan que la presidenta los reciba y les dé alguna respuesta a todos los requerimientos que hacen desde octubre pasado. 09/05/13 Tiempo Argentino

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