lunes, 13 de mayo de 2013
FORJA
Forja, una señera Fuerza de Orientación
Por Eduardo Pérsico
... y en Argentina la llegada del peronismo en 1945 y el retiro de Forja, le menguarían al radicalismo el sustento de su discurso.
El golpe militar del 6 de septiembre del 1930 contra el gobierno de Hipólito Irigoyen - político que de verdad propiciara una mayor participación popular- devino con la asunción presidencial en 1932 de Agustín P. Justo, un emblemático representante de la oligarquía que acrecentó la penetración de intereses de Gran Bretaña sobre nuestro país. Quienes nombraran a la Argentina ‘el granero del mundo’ en un período donde más se extendería la desigualdad social y los momentos de ‘tristeza histórica’, diría el socialista Alfredo Palacios. Y ese proyecto riguroso y reaccionario también traería movidas dentro de misma la sociedad y entre ellas, la aparición de FORJA, Fuerza Radical de Orientación de la Joven Argentina; agrupación que se iniciara con la dirección de Juan B. Fleitas y de Manuel Ortiz Pereyra, con más Homero Manzi, Arturo Jauretche, Luis Dellepiane, Gabriel del Mazo, Atilio García Mellid, Jorge del Río y Darío Alessandro, padre. Se sumarían luego Raúl Scalabrini Ortiz, Leopoldo Marechal, los González Tuñón, Oliverio Girando y Jorge Luis Borges, un Irigoyenista que expresara en Fundación Mítica de Buenos Aires: ‘El primer organito salvaba el horizonte y el corralón, seguro ya opinaba: Yrigoyen. Algún piano mandaba tantos de Saborido’. Aunque pronto y por rencillas internas a su etapa de fundación, no pocos se desvincularan de FORJA, y cuando Homero Manzi les insistiera que volvieran, varios incluído Borges no aceptaron.
FORJA, que en su inicio requería pertenecer a la Unión Cívica Radical, tuvo escasa participación en la vida política partidaria y su actividad consistiría en investigaciones sociopolíticas, publicarlas, ordenar debates en un renombrado sótano de Lavalle 1725, en Buenos Aires, y organizar nutridos actos callejeros. Más alrededor de 1940 se impondría en cierta interna de la organización el grupo liderado por Raúl Scalabrini Ortiz, quien luego delegaría la conducción en Arturo Jauretche toda esta tarea de esclarecimiento proseguiría con el mismo ímpetu. Hasta que en la escena política de los argentinos asomara el peronismo como un verdadero factor de cambio y ese hecho sustancial, tres meses después al 17 de octubre de 1945 y de una movilización de masas que de allí en adelante reeditaría cada tanto el peronismo, FORJA se disolvería. Y según sus principios lo haría con otra inequívoca demostración de su madurez, inédita en la vida política de Argentina, suscribiendo esta declaración: ‘el pensamiento y las finalidades perseguidas al crearse FORJA están cumplidas al definirse un movimiento popular en condiciones políticas y sociales que son la expresión colectiva de una voluntad nacional de realización cuya carencia de sostén político motivó la formación de FORJA ante su abandono por el radicalismo. Y resuelve: la disolución de FORJA dejando en libertad de acción a sus afiliados’, Y de allí años después nos diría un referente radical, que la llegada del peronismo en 1945 y el retiro de FORJA a la vez, le menguarían al radicalismo el sustento de su discurso.
Y sobre lo dicho agregaremos un lúcido fragmento sobre esta organización del sociólogo Juan Godoy, de la Universidad de Buenos Aires. FORJA fue un movimiento profundamente original y nacional. No tomó esquemas realizados para otras latitudes y tampoco basó su ideario ni en el liberalismo, el marxismo o el fascismo. Más bien desde FORJA se procuró un esquema propio de industrialización y dirigir el pensamiento nacional con sus implicancias económicas y culturales propias.
Por lo dicho y volviendo sobre la condición socio político que generara la creación de una organización, su tarea merecería, al menos, el reconocimiento de las agrupaciones gremiales hoy actuantes. No solamente por la ilustración teórica que ellos aportaran al sindicalismo de los argentinos, sino como ayuda memoria al repasar críticamente los perfiles que parecieran envilecer durante décadas ‘la relación obrero patronal’ por estos pagos. Algo que no incluye sólo a los muy veteranos y con frecuencia, inamovibles dirigentes obreros ajenos a toda renovación generacional, que sin aceptarlo al fin proceden aliados a otros intereses. El laburante común necesita que sus dirigentes se desvinculen de otros ajenos programas de acción, y en algunos casos dejen de ambular por los medios de comunicación para explicitar sus logros con una frecuencia innecesaria. En principio porque si la mejora existe ya lo perciben los mismo afiliados; pero por cierta pulcritud conceptual no es edificante repetir tanto televisivo discurso a veces contradictorio. Y con menos exposición eviten que alguna turbia corriente de pensamiento instaure en el inconsciente colectivo que las relaciones laborales siempre encallan en una ‘asociación sindical patronal’. Un entente que jamás aconsejarían desde FORJA, bien sabedores que esos acuerdos siempre dejan litigios de los trabajadores sin resolver. (mayo 2013)
Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina
www.eduardopersico.blogspot.com
--------------------------------------------------------------------------------
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario