El Pentágono estrena doctrina
Por Eduardo J. Vior. Periodista
internacional@miradasalsur.com
El presidente Barack Obama apuesta a una estrategia militar equidistante entre el aislacionismo y el intervencionismo. Para ello, designó a un ex senador republicano y experto académico como nuevo secretario de Defensa.
Al presidente norteamericano Barack Obama nunca pudo venirle mejor un atentado que la bomba detonada el pasado viernes en la embajada estadounidense en Ankara, Turquía. Simultáneamente, con las audiencias parlamentarias para confirmar al secretario de Defensa designado, Chuck Hagel, el ataque ratificó que en la lucha contra el “terrorismo internacional” el camino adecuado pasa por la estrategia que el teórico militar John Arquilla denomina “del sillón reclinable”: el presidente se reclina y espera el momento para inclinarse hacia adelante y golpear al enemigo.
El primer ministro turco Recep T. Erdogan adjudicó, inmediatamente, el atentado a un grupo izquierdista local, pero el vocero de la Casa Blanca, John Carney, dudó de la versión. Por el atentado fue muerto un guardia turco de la embajada y herida una periodista turca. La autoría política del atentado sigue oscura y ayer sábado ya había desaparecido de las primeras planas.
Por otro lado, a nivel doméstico, los adversarios republicanos ponen todo el mal del mundo en Irán y pivotean la política mundial de EE.UU. sobre la defensa de Israel. Por eso cuestionan al designado nuevo secretario de Defensa Chuck Hagel en las actuales audiencias parlamentarias para su confirmación como “el hachero de Obama” que vendría a desguazar el Pentágono. En principio, todo haría pensar que este profesor de la Universidad de Georgetown, exsenador republicano, no debería tener mayores problemas para ser confirmado, aunque decepcionó en su presentación ante la Comisión de Fuerzas Armadas el pasado jueves. No obstante, los demócratas lo siguen apoyando y será confirmado por el Senado.
Obama quitó a las fuerzas armadas la conducción de la guerra y militarizó la CIA. Ahora, puede reducir el presupuesto militar y la influencia de los “lobbies” sobre Washington. Sin embargo, probablemente deba también devolver a la CIA su función de inteligencia y recostarse aún más sobre las fuerzas especiales. Ésta es la estrategia que John Arquilla denomina “del sillón reclinable”. Arquilla es profesor en la Escuela de Posgrado de la Marina, ha publicado mucho sobre el futuro de la guerra y desde hace años viene insistiendo en la necesidad de transformar a las fuerzas armadas en una red, para poder enfrentar las actuales “amenazas terroristas”. Según él, la organización actual de los grupos islamistas radicales en redes se ajusta a la revolución cibernética, permitiendo una gran efectividad. Las células en red no necesitan autoridades jerárquicas y pueden dispersarse, para atacar en “enjambres” cuando y donde sea preciso.
En un artículo publicado el pasado martes 28 en la revista especializada Foreign Policy, Arquilla presenta la estrategia presidencial como una síntesis de las dos tradiciones de la política exterior norteamericana, la abstencionista y la intervencionista. Mantiene el involucramiento, pero con mucha economía. Ejemplifica la noción del sillón reclinable con la guerra mundial conducida contra Al Qaeda. “En su mayor parte esta campaña es realizada por pequeñas unidades de fuerzas especiales, comandadas por el almirante William McRaven, y usa tanto drones como hombres bien entrenados y casi sin jerarquías”, dice.
“En esencia, reclinarse significa devolver a casa a la mayoría de las fuerzas convencionales, pero desplazar nuestro peso. Al trabajar en red, podemos multiplicar nuestra presencia en el mundo y vincularnos mejor con nuestros aliados. Esta estrategia baja los costos de la política exterior norteamericana, pero aumenta nuestra presencia mundial. Se critica a veces a Obama –concluye– por ser demasiado frío, pero él sabe reclinarse. Un comandante en jefe nunca puede ser demasiado frío.”
Como todo texto de consultor, éste también ajusta la realidad a sus propuestas. Sin embargo, el artículo permite entender al presidente. Obama quiere salvar la hegemonía militar norteamericana con el menor costo posible. Para ello necesita medios cómplices y públicos desinformados que protejan el sigilo de las operaciones, aliados complacientes y una red mundial de pequeñas bases para el despliegue de las unidades especiales. ¿Qué pasa, si alguno de estos factores falla? Entonces el sillón reclinable pierde apoyo y quien esté sentado en él puede caerse.
03/02/13 Miradas al Sur
Por Eduardo J. Vior. Periodista
internacional@miradasalsur.com
El presidente Barack Obama apuesta a una estrategia militar equidistante entre el aislacionismo y el intervencionismo. Para ello, designó a un ex senador republicano y experto académico como nuevo secretario de Defensa.
Al presidente norteamericano Barack Obama nunca pudo venirle mejor un atentado que la bomba detonada el pasado viernes en la embajada estadounidense en Ankara, Turquía. Simultáneamente, con las audiencias parlamentarias para confirmar al secretario de Defensa designado, Chuck Hagel, el ataque ratificó que en la lucha contra el “terrorismo internacional” el camino adecuado pasa por la estrategia que el teórico militar John Arquilla denomina “del sillón reclinable”: el presidente se reclina y espera el momento para inclinarse hacia adelante y golpear al enemigo.
El primer ministro turco Recep T. Erdogan adjudicó, inmediatamente, el atentado a un grupo izquierdista local, pero el vocero de la Casa Blanca, John Carney, dudó de la versión. Por el atentado fue muerto un guardia turco de la embajada y herida una periodista turca. La autoría política del atentado sigue oscura y ayer sábado ya había desaparecido de las primeras planas.
Por otro lado, a nivel doméstico, los adversarios republicanos ponen todo el mal del mundo en Irán y pivotean la política mundial de EE.UU. sobre la defensa de Israel. Por eso cuestionan al designado nuevo secretario de Defensa Chuck Hagel en las actuales audiencias parlamentarias para su confirmación como “el hachero de Obama” que vendría a desguazar el Pentágono. En principio, todo haría pensar que este profesor de la Universidad de Georgetown, exsenador republicano, no debería tener mayores problemas para ser confirmado, aunque decepcionó en su presentación ante la Comisión de Fuerzas Armadas el pasado jueves. No obstante, los demócratas lo siguen apoyando y será confirmado por el Senado.
Obama quitó a las fuerzas armadas la conducción de la guerra y militarizó la CIA. Ahora, puede reducir el presupuesto militar y la influencia de los “lobbies” sobre Washington. Sin embargo, probablemente deba también devolver a la CIA su función de inteligencia y recostarse aún más sobre las fuerzas especiales. Ésta es la estrategia que John Arquilla denomina “del sillón reclinable”. Arquilla es profesor en la Escuela de Posgrado de la Marina, ha publicado mucho sobre el futuro de la guerra y desde hace años viene insistiendo en la necesidad de transformar a las fuerzas armadas en una red, para poder enfrentar las actuales “amenazas terroristas”. Según él, la organización actual de los grupos islamistas radicales en redes se ajusta a la revolución cibernética, permitiendo una gran efectividad. Las células en red no necesitan autoridades jerárquicas y pueden dispersarse, para atacar en “enjambres” cuando y donde sea preciso.
En un artículo publicado el pasado martes 28 en la revista especializada Foreign Policy, Arquilla presenta la estrategia presidencial como una síntesis de las dos tradiciones de la política exterior norteamericana, la abstencionista y la intervencionista. Mantiene el involucramiento, pero con mucha economía. Ejemplifica la noción del sillón reclinable con la guerra mundial conducida contra Al Qaeda. “En su mayor parte esta campaña es realizada por pequeñas unidades de fuerzas especiales, comandadas por el almirante William McRaven, y usa tanto drones como hombres bien entrenados y casi sin jerarquías”, dice.
“En esencia, reclinarse significa devolver a casa a la mayoría de las fuerzas convencionales, pero desplazar nuestro peso. Al trabajar en red, podemos multiplicar nuestra presencia en el mundo y vincularnos mejor con nuestros aliados. Esta estrategia baja los costos de la política exterior norteamericana, pero aumenta nuestra presencia mundial. Se critica a veces a Obama –concluye– por ser demasiado frío, pero él sabe reclinarse. Un comandante en jefe nunca puede ser demasiado frío.”
Como todo texto de consultor, éste también ajusta la realidad a sus propuestas. Sin embargo, el artículo permite entender al presidente. Obama quiere salvar la hegemonía militar norteamericana con el menor costo posible. Para ello necesita medios cómplices y públicos desinformados que protejan el sigilo de las operaciones, aliados complacientes y una red mundial de pequeñas bases para el despliegue de las unidades especiales. ¿Qué pasa, si alguno de estos factores falla? Entonces el sillón reclinable pierde apoyo y quien esté sentado en él puede caerse.
03/02/13 Miradas al Sur
GB
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