martes, 19 de febrero de 2013
Política y espectáculo Opinión: la obsesión de Macri por la farándula
Por Nicolás Adet Lacher I "Vamos a trabajar en cada rincón del país para que Mauricio Macri sea el próximo presidente de la Argentina. Esperamos sumar a muchas personas que, como Walter, están decididos a trabajar para mejorar la realidad del país".
Las palabras son del Jefe de Gabinete de la ciudad de Buenos Aires, Rodríguez Larreta, y fueron expresadas durante la incorporación del nuevo “valor” del PRO de Mauricio Macri. La Adhesión esta vez, viene de parte del periodista deportivo Walter Queijeiro, y se suma a la ya conocida militancia de Miguel Del Sel, María del Lujan Telpuk, Héctor Baldassi, Leandro Ginobili, Fabricio Oberto, y demás figuras famosas.
La obsesión del PRO por figuras famosas por encima de la relevancia intelectual que puedan tener es llamativa. Da una suerte de reversa hacia lo que era el menemismo en los 90 que se ocupaba de dar lugar a figuras “populares” más que intelectuales, politólogos, filósofos, sociólogos o alguien que tenga una base de conocimiento más asentada. Macri no deja de lado nada, ni a nadie y toma la posta que dejó Carlos Menem de sumar a Daniel Scioli, Reutemann y Palito Ortega en la década neoliberal. Al expresidente riojano no le fue mal, y parecería que a Macri tampoco, ya que, recordemos, Miguel Del Sel quedó a tan solo un 3% de la gobernación de Santa Fe.
No vamos a comparar a Menem con Macri, pese a que los dos tengan una concepción bastante parecida en cuanto a ideología. La ineptitud en cuanto a Gobierno de ambos es evidente, se prioriza la farándula antes que la política, se hace de la política un show, en los discursos se habla en general y no se va a fondo en detalles. Cualquier intervención de Macri que se pueda encontrar tendrá las palabras “consenso”, “diálogo”, “plan”, “gobierno nacional”, “división”. Macri anuncia, pero no dice cómo, hecha culpas pero no dice por qué, quiere diálogo pero cuando se lo conceden no lo acepta, promete planes, pero no los ejecuta. Es el síndrome de la Derecha: la superficialidad de las palabras adornadas por encima del trasfondo real que deberían tener.
El PRO convoca a la farándula por que tiene la concepción de que vale más ser conocido que tener una preparación que justifique el cargo. Lo dijeron ellos mismos, lo reafirman y no se incomodan al pronunciar tales palabras. Esto no es todo, del lado de lo que es la economía, el PRO convocó a Melconian y a Redrado, grandes economistas ortodoxos defensores de las políticas de ajuste.
Al contemplar el panorama uno se pregunta qué pasaría si Mauricio Macri llegara a Presidente. Con un pasado oscuro en cuanto a las empresas de su padre en la dictadura, un manejo deplorable del Correo Argentino, dos procesamientos, más de 150 leyes vetadas, incluso aquellas aprobadas por su propia fuerza política, subtes gestionados sin responsabilidad, represión por parte de la Metropolitana, reducción del presupuesto al Hospital Garrahan, abandono en el Borda...
La falta de gestión, la falta de oratoria y la falta de Observación frente a quien se “recluta” no vislumbra un panorama esperanzador de que el PRO pueda ser algo más que una Oposición que solo se opone. En contraste a lo que se pueda esperar de él gran equipo convocado por Mauricio Macri queda recordar, para refrescar la memoria, las figuras que en su momento contactaron Néstor Kirchner y Cristina para sumarse a un proyecto político que tomaba impulso. Basta nombrar al filósofo José Pablo Feinmann, el cual tuvo una charla con el expresidente Kirchner cuando el mismo lo convocó para que ocupara un cargo. Otro ejemplo fue Mempo Giardinelli, escritor Chaqueño también convocado por Kirchner para ocupar el rol de Embajador en Cuba. Giardinelli en su libro “Cartas a Cristina” lo grafica de la siguiente forma:
“… esa misma tarde me llamo Néstor (…) “Necesito que se haga cargo de nuestra representación en la Habana”. –Señor Presidente – respondí -: Le agradezco el honor pero no puedo aceptar. Y siento el deber de aclararle incluso que yo a usted no lo voté.
–Ah, no se preocupe – dijo en el teléfono riéndose – a mi casi nadie me voto pero aquí estoy.
Al kirchnerismo, entre colaboración y apoyo, se suman grandes emblemas y símbolos de Latinoamérica, Argentina y el Mundo. Desde León Gieco, Gustavo Santaolalla, pasando por Felipe Pigna, Ernesto Laclau, Eduardo Galeano, Mario Rapoport, Horacio Verbitsky, Mario Wainfeld, Víctor Heredia, Oliver Stone, Noam Chomsky, Joseph Stiglitz, Paul Krugman, Ricardo Forster, Norberto Galasso, Estela de Carlotto, Rafael Correa, Perez Esquivel (con reservas), Hugo Chavez, Pepe Mujica, Fidel Castro, Bernardo Klikgsberg, en fin, una gran seguidilla de intelectuales, filósofos y personalidades de las letras, la música y los Derechos Humanos que serían suficiente para amedrentar a cualquier fuerza opositora que intente llamarse progresista o de “Cambio político”.
La convocatoria distingue a la fuerza que la convoca. Allí se ven las prioridades, los fines, el capital humano que va a sustentar ese modelo. Por lo pronto el macrismo no posee nada más que una cascara vacía, en el futuro se sabrá si será una señal de alarma o tranquilidad.
agenciapacourondo.com.ar
GB
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